Gianna Beretta Molla - Santa de la Vida-

SANTA GIANNA BERETTA MOLLA-Memoria Libre 28 de abril

Gianna Beretta Molla nace en Magenta (Milán) el 4 de octubre de 1922 de Alberto y María De Micheli, décima de trece hijos. Ya desde la primera juventud acoge con plena adhesión el don de la fe y la educación límpidamente cristiana que recibe de los óptimos padres, que la llevan a considerar la vida como un don maravilloso de Dios, a tener confianza en la Providencia, a estar convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.

La Primera Comunión, a la edad de cinco años y medio, señala en Gianna un momento importante, dando inicio a una asidua frecuencia a la Eucaristía, que llega a ser sostén y luz de su niñez, adolescencia y juventud.

En aquellos años no faltan las dificultades y sufrimientos: cambio de escuela, salud débil, traslados de la familia, enfermedad y muerte de los padres. Esto no produce traumas o desequilibrios en Gianna, dada la riqueza y la profundidad de su vida espiritual, al contrario, afina su sensibilidad y potencia la virtud.

En los años del liceo y de la universidad, mientras se dedica con diligencia a los estudios, traduce su fe en un generoso empeño de apostolado entre las jóvenes de la Acción Católica y de caridad hacia los ancianos y los necesitados en la Conferencia de San Vicente de Paúl.

Doctorada en Medicina y Cirugía en el 1949 en la Universidad de Pavía, abre en 1950 un consultorio médico en Mesero y se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán en el 1952.

Mientras cumple su obra de médico, que considera y practica como una misión, aumenta su empeño generoso en la Acción Católica, y, al mismo tiempo, desahoga con la música, la pintura, el esquí y el alpinismo su grande alegría de vivir y de gozarse del encanto de lo creado.

Gianna se pregunta, rezando y haciendo rezar, sobre su vocación, que considera también un don de Dios. Inicialmente piensa en hacerse misionera laica en Brasil para ayudar a su hermano sacerdote padre Alberto, médico y misionero capuchino en Grajaú.

Leyendo a Santa Teresita del Niño Jesús, a quien considera su Maestra, descubre que su vocación es vivir como laica “haciendo extraordinariamente las cosas ordinarias” y hacerlo con verdadero abandono y confianza en la Divina Providencia.

El Señor la llama a la vocación del matrimonio, y Gianna abraza este estado con todo el entusiasmo y se empeña a donarse totalmente “para formar una familia verdaderamente cristiana”. Se casa con el ingeniero Pietro Molla el 24 de septiembre de 1955, en la Basílica de San Martin en Magenta y es una esposa feliz. En noviembre de 1956, es una mamá más que feliz de Pierluigi; en diciembre de 1957, de Mariolina; en julio de 1959, de Laura. Sabe armonizar, con simplicidad y equilibrio, los deberes madre, de esposa, de médico en Mesero y Puente Nuevo de Magenta, y la gran alegría de vivir.

En septiembre de 1961, hacia el fin del segundo mes de embarazo, llega para ella el sufrimiento y el misterio del dolor: aparece un voluminoso fibroma, tumor benigno, en su útero. Antes de la intervención quirúrgica de extirpación del fibroma, sabiendo bien el riesgo que comportaría continuar con el embarazo, suplica al cirujano que salve la vida que lleva en su seno y se confía a la oración y a la Providencia.

La vida de la criatura es salvada. Gianna agradece al Señor y pasa los siete meses que la separan del alumbramiento con incomparable fuerza de ánimo y con inmutable compromiso de madre y de médico.

Algunos días antes del alumbramiento, confiando siempre en la Providencia, está lista para donar su vida para salvar la de su criatura, y le dice a su esposo Pietro: “Si debéis decidir entre mi y el niño, ninguna vacilación: escoged – y lo exijo- el niño. Salvadlo a él”.

En la mañana del 21 de abril de 1962 da a luz Gianna Emanuela – hoy médica como su madre - por vía cesárea, en el Hospital de Monza.

Después de algunas horas, las condiciones generales de Gianna se agravan: fiebre cada vez más elevada y sufrimientos abdominales atroces por peritonitis séptica. A pesar de todos los cuidados practicados, sus condiciones empeoran día a día.

En la mañana de 28 de abril es trasladada a su casa de Puente Nuevo de Magenta, donde muere a las 8:00 hs. de la mañana.

Es sepultada en el Cementerio de Mesero, mientras rápidamente se difunde la fama de santidad por su vida y por el gesto de amor grande, inconmensurable, que la ha coronado.

Gianna fue proclamada Beata el 24 de abril de 1994 y Santa el 16 de mayo 2004, por Su Santidad Juan Pablo II.

Su Esposo Pietro, ha sido el primer hombre vivo que ve canonizada a su esposa. El Santo Padre Juan Pablo II, al finalizar la ceremonia de Canonización - Santa Gianna fue la última canonización del Siervo de Dios Juan Pablo II - llamó a Pietro y a sus hijos. Les agradeció el ejemplo de fidelidad al Señor y a la Iglesia de cada uno de ellos y recordó que Santa Gianna es el ejemplo de la vida cotidiana vivida en coherencia con el Evangelio en heroica fidelidad al deber de estado.

Su fiesta votiva es el 28 de abril.

ORACION

Dios, que eres nuestro Padre,

te alabamos y te bendecimos

porque en Santa Gianna Beretta Molla

nos has dado y hecho conocer

una mujer testigo del Evangelio

como joven, esposa, madre y médico.

Te agradecemos porque,

también a través del don de su vida,

nos enseñas a acoger y honrar cada criatura humana.

Tú, Señor Jesús,

has sido para ella punto de referencia privilegiado.

Te ha sabido reconocer

en la belleza de la naturaleza.

Mientras se interrogaba sobre su elección de vida,

iba en tu búsqueda y del modo mejor para servirte.

A través del amor conyugal, se hizo signo

de tu amor por la Iglesia y por la humanidad.

Como tú, buen samaritano, se ha quedado

al lado de cada persona enferma, pequeña y débil.

Siguiendo Tu ejemplo y por amor,

se ha dado toda entera, generando nueva vida.

Espíritu Santo, fuente de toda perfección,

danos también sabiduría, inteligencia y coraje para que,

con el ejemplo de Santa Gianna y por su intercesión,

en la vida personal, familiar, profesional,

sepamos ponernos al servicio de todo hombre y mujer

y crecer así en el amor y en la santidad.

Amén