Página 1 de Toni

"La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura.

Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración"

(Juan Pablo II)

18/03/09

EL DERECHO A LA VIDA

05/03/09

Autor: P. Vicente Yanes | Fuente: Catholic.net

Eficacia de la oración

Cuaresma. Él ha prometido que nuestras necesidades quedarán satisfechas,

sólo tenemos que pedir con fe.

Mateo 7, 7-12

«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.

Reflexión

Jesús nos da todas las posibilidades para vivir esta vida como es debido. Él ha prometido que nuestras necesidades quedarán satisfechas.

Sólo tenemos que pedir, con fe, y recibiremos. Cuando no sepamos qué hacer, el nos dará la respuesta. Invocándole en el momento de dificultad, Él nos señalará el camino. No hay límites, ni por el número de peticiones ni por la magnitud de su bondad. Jesús alienta nuestra confianza asegurándonos que actuará como un padre con su hijo, esto es, con amor. Buscará lo mejor.

Como en otros lugares del Evangelio, Cristo no puede hablar del Cielo sin hablar de la tierra. Nos dice que debemos actuar con nuestro prójimo del mismo modo como Dios lo hace con nosotros. Queremos ser amados, amemos. Queremos ser perdonados, perdonemos.

20/02/09

¿VIVIR O SOBREVIVIR?

Un dicho popular reza "La vida dura tres días y dos ya han pasado".

El tiempo pasa tan deprisa a nuestro alrededor que tan sólo nos damos oportunidad de "sobrevivir", somos esclavos de la rutina y pasamos cada uno de nuestros días sumergidos en un mar de problemas y de situaciones triviales que pocos momentos libres nos dejan.

He dedicado algunos instantes a recordar cuándo fue la última vez que estando en alguna reunión o simplemente hablado con alguien, haya escuchado algún comentario que dijera algo tan simple, como "ayer vi un hermoso atardecer", o bien, "vi a un grupo de aves volar hacia el sur", y aún no puedo recordarlo; piénselo bien y estoy seguro de que estará de acuerdo conmigo en que este tipo de comentarios ya no se escuchan fácilmente.

Alguno pensará en estos momentos que esos son comentarios superficiales y de gente que no tiene nada sobre qué hablar, que mucho mejor sería discutir de temas de actualidad como los son las crisis económicas en el mundo o la falta de valores que vive la sociedad, si bien es cierto que estos son temas de interés para todos ya que los vivimos 24 horas al día, todos los días, también es cierto que en el mundo existen muchas cosas más que valen la pena apreciar y de las que, por decisión propia o de la misma sociedad, nos hemos abstraído.

Vivimos en un mundo en el cual es más importante saber a cuánto cerró la bolsa hoy, que cómo amaneció nuestra madre, o bien, enterarnos sobre todos los detalles del caso de moda a preguntar qué tal estará ese amigo que tenemos tiempo sin ver. Con esto quiero decir que hemos puesto a las personas en un segundo plano, que nos hemos vuelto frívolos y egoístas, que sólo nos importa lo que está en "nuestro" mundo y cualquier situación, persona o cosa que no pertenezca a él, no nos importa.

Hemos olvidado que somos las personas las que movemos al mundo y no al revés, hemos olvidado el VIVIR para pasar tan sólo a sobrevivir en un mundo regido por el caos y la complejidad. Cuantificamos nuestro tiempo en dinero, no nos importa pasar algunas horas extras en nuestro trabajo para ganar una mejor posición en la empresa y sentir que así podemos ganar el mundo, pero nunca nos percatamos de que al hacer eso estamos perdiendo cosas tan grandes como: la infancia de nuestros hijos, la oportunidad de disfrutar a nuestros padres, de construir momentos con nuestra pareja o de visitar algún amigo. Lo más irónico de esto es que estas cosas que alimentan y engrandecen al ser humano son gratuitas y tan sólo nos cuestan un poco de nuestro tiempo.

Estoy convencido que nacimos para VIVIR.

Mira a tu alrededor y ante tanta grandeza, responde: ¿Piensas seguir sobreviviendo?