Clima apacible favorece toda vida

A veces a uno le cae mal la comida.Ya sea porque comiste en demasía o bebiste demasiado.

Pero también a veces, nuestro mal estar puede venir del como estamos nosotros: no es lo mismo comer tranquilamente que a los apurones. El como estamos nosotros influye en el como recibirá mi cuerpo todo lo que meta en él.

Tranquilidad y moderación harán que normalmente nada me caiga mal.

También tiene mucho que ver el clima que se vive, donde se vive, como uno vive. Un clima armonioso, un clima apacible favorece toda vida.

Si mi hogar se vive un clima de comprensión, de armonía, si todo está presidido por el amor que nos tenemos y nos mostramos, es muy difícil que me caiga mal nada de lo que allí ocurre, incluyendo la comida.

¿Qué es un hogar? Un hogar puede ser la guerra o la paz

Allí se aprende a fraternizar, a renunciar, a compartir, a amar.

En el hogar el que ama es el que da. El que pierde es el que ama más.

Allí se humaniza al hombre y a la mujer.

De allí se sale con la marca de fábrica.

Si no se sabe estar pendiente del otro, no hay hogar.

Si el hombre ama a su mujer al final de cada día el hogar es más rico, sus hijos son más ricos, la Iglesia es más rica, la sociedad toda es más rica..

Desde que Jesús instituyó en una cena lo más importante que nos dejó, debemos creer que la mesa familiar es de un gran valor en la vida.

Casi diríamos, que hoy, es el único momento que la familia puede estar reunida. Hoy, que múltiples obligaciones y aficiones llenan nuestra vida, el momento de la mesa, el momento de sentarse a comer, es propicio para hablarnos, ya que otro momento no nos queda ya para compartir cosas.

O pocos momentos nos quedan para hacerlo.

¿Queréis arreglar algún mal entendido?

¿Queréis saber como va el noviazgo de la nena?

¿Queréis saber que tal el colegio?

¿Queréis saber como va tal o cual cosa?

Armad una comida en familia, que la misma mesa facilitará el hablar del tema.

Ese tema que a veces no encontramos el momento para hablarlo.

La riqueza de la mesa de comer nunca llegaremos a conocerla del todo.

Si Jesús la eligió, por algo será !!!!

La mesa une, la mesa convoca, la mesa aglutina, la mesa hace familia.

La mesa rompe con el individualismo.

Que gran diferencia entre una mesa llena de comensales, que una mesa solitaria, donde una persona come sola.

En la primera hay jolgorio, hay diálogo, hay participación, hay ruido. Hay comunidad.

En la otra, el que come solo, puede haber una gran soledad, que es como decir una gran tristeza .Soledad y tristeza suelen ir juntos.

Lo peor del individualismo, ¿saben qué es?

Es un contra de primera. Está en contra de todo.

Para él, todo son males, para él todo está mal. Es el gran hombre lleno de “peros y contras ”. Está siempre en contra de todo. Nada le cae bien. Nadie le parece bien.

No me gusta aquello, no me gusto lo otro. No hay nada que le venga bien.

Que si la comida está fría, que si el bife está crudo, que si la sopa no tiene gusto. Nada le cae bien. Siempre está en lo negativo.

No participa de nada, no tiene actitudes de participación.

El que no participa es muy difícil que sepa comprender las fallas o los errores propios del que hace.

El que hace, el que participa, el que ayuda a organizar algo en bien del colegio o de la comunidad, sabe y comprende los muchos errores que pueden suceder, por buena voluntad que se tenga. Sabe comprender.

En toda cosa que se organiza siempre hay debilidades y equivocaciones humanas.

El participativo, siempre comprende. Siempre entiende. Siempre sabe situarse.

Siempre es comprensivo.

Gran valor el ser comprensivo.

En el mundo de hoy, hay un gran déficit de personas comprensivas.

No seas uno más en esta larga fila de personas que nunca tienen actitudes de comprensión.

Salvador Casadevall

salvadorcasadevall@yahoo.com.ar