Familia

El arriesgarse es una circunstancia que está en la vida

El hombre a través de la historia fue construyendo distintos tipos de cultura.

Todas ellas tienen algo en común; se basan en un conjunto de valores y creencias.

En el estudio de la historia y de las culturas, cada uno de los filósofos que se ha dedicado al tema ha privilegiado alguno de esos factores.

El mundo occidental se ha formado principalmente sobre valores que emanan de la cultura judeocristiana.

La cultura que nos toca vivir en el comienzo del siglo XXI tiene ingredientes nuevos que derivan principalmente de la gran influencia que tienen los medios de comunicación social en la formación de nuevas costumbres, nuevos conceptos, nuevas actitudes, asimiladas rápidamente por una gran masa de espectadores, que miran y adoptan sin detenerse mayormente a reflexionar.

Lo ven en la televisión y lo aceptan.

Todo se acepta, todo se imita, todo pasa a ser relativo.

Así lo malo pasa por bueno y lo bueno ya no se sabe que es.

La ignorancia de lo que está bien y de lo que está mal, es el peor mal.

Ello hace que, se hagan cosas malas como si estuvieran bien.

Ah, pero......¿al irse a vivir en pareja es malo? No

Entonces ¿es bueno? No, tampoco.

Es simplemente una actitud de vida, cuya consecuencia será hacer de su vida en pareja, una vida más complicada de lo que la vida ya es.

Renuncian a contar con una ayuda, y nada menos que la de Dios, que no es un pajarraco cualquiera.

Asumen en soledad el camino de la vida.

La historia, que es maestra de sabiduría, nos dice que pocos son los que llegan al final del camino.

La razón por la cual Dios decidió ofrecerse para ser compañero de ruta está precisamente en saber cuan difícil es que personas por si mismas puedan ser una, en un caminar juntos.

En el matrimonio los valores humanos dentro de las practicas de la vida diaria, como son el diálogo, la tolerancia y la comprensión, no podemos dejar de proclamar y vivir la única forma de ser feliz.

¿Cómo? Viviendo haciendo feliz al otro.

Nunca al revés. Yo tengo que proponerme hacer feliz a mi mujer.

Hacer que el otro ocupe el primer lugar es una lucha constante contra nuestro egoísmo.

Y vivir en la generosidad es casi una meta inalcanzable sin la ayuda de Dios.

Con la ayuda de Él, haré feliz y seré feliz.

Harás camino como Dios desea que hagas y serás ejemplo para que otros vivan también su camino.

Casarse, o irse a vivir en pareja, no hay duda que es estar dispuesto a arriesgarse.

El arriesgarse es una circunstancia que está en la vida.

En todo lo que hacemos hay siempre un riesgo.

Alguien en forma irónica armó varias reflexiones sobre el arriesgarse.

“El reír es arriesgarse a parecer tonto”

Aunque los tontos se diviertan mucho.

“Llorar es arriesgarse a ser tildado de sentimental”

Aunque las lágrimas aclaren la mirada.

“Acercarse a otro es arriesgarse al compromiso”

Aunque sea tan hermoso el comprometerse.

“Amar es arriesgarse a no ser amado, a no ser correspondido”.

Aunque el verdadero amor, sólo busca amar por amar.

“Vivir es arriesgarse a morirse en cualquier momento”

Aunque hay muchos, que ya están muertos aunque sigan viviendo.

“Arriesgarse es arriesgarse a fracasar”

Aunque el que no arriesga nunca gozará del sabor del triunfo.

El vivir en cristiano es estar dispuesto a arriesgar.

Quien no está dispuesto a arriesgar es que todavía no aprendió a ser cristiano.

El mayor error en la vida es no arriesgar nada.

La persona que nada arriesga, no hace nada, no tiene nada, no es nada y se convierte en una nada.

Podrá esquivar algunos sufrimientos y algunos dolores de cabeza, pero simplemente no puede aprender, no puede sentir, cambiar, madurar, amar, ni vivir.

Encadenado a sus comodidades del no hacer, se convierte en un esclavo.

No goza de la libertad en el compromiso.

Sólo el que arriesga es completamente libre.

El que vive arriesgando, vive haciendo camino

El matrimonio es hacer un camino de a dos.

¡Qué bueno que en ese caminar tengamos de guía a Dios!

Seguro que será un buen camino.

Cuando Dios es el gran olvidado, cuando el verdadero Dios no ocupa la vida de la pareja, vienen todos los otros dioses a llenar el lugar.

El mundo moderno ha arrinconado a Dios, prescinde de Dios.

¿Cómo vamos a extrañarnos que en la vida en común se prescinda de Él?

Cuando yo no soy capaz de comprometerme, ¿qué futuro quiero, qué futuro estoy haciendo para estos seres a los cuales les di la vida?

Comprender y comprometerse es la manera de construir el cielo desde esta tierra, que es mi casa, mi barrio, mi país.

De cada uno de nosotros depende que haya un cielo en mi vida.

De usted depende que haya un cielo en su familia.

De usted depende que haya un cielo en su matrimonio.

De usted, de mí y de todos, depende que haya un cielo en nuestra sociedad.

Y este cielo hay que construirlo en la diversidad.

En el matrimonio hay que aprender a convivir en la diferencia, en lugar de transformar la diferencia en la excusa para dejar de convivir.

Cuando se es fiel al compromiso, cuando se es fiel a los valores, uno se convierte en una persona madura y cuando uno se convierte en una persona madura, uno asume con responsabilidad y sin ironía las cosas que dice, el cómo las dice y cuando las dice.

El que haya momentos que pensemos distinto, no nos tiene que llevar a vivir distantes.

Bondad y generosidad tienen que estar en toda vida en común.

En el matrimonio, una vida en común para siempre, es fácil entender que bondad y generosidad sean dadas sin límite, sin mezquindad.

Pero, en una unión que no se sabe cuanto tiempo durará, bondad y generosidad, necesariamente tienen un límite, tienen otra medida.

¿Por qué? Porque mi idea de vivir con el otro no es para siempre.

Cuando yo no tengo la idea de vivir para siempre con el otro, hay muchas cosas que no me obligan, son muchas cosas que me tientan a hacer lo que no debo hacer.

En cambio si lo que quiero es hacer un futuro, es hacer un camino de a dos, con dos personalidades distintas, con dos personas que a través de que se aman, superarán toda dificultad y entonces serán dos personas unidas en un sólo camino.

Salavador Casadevall

salvadorcasadevall@yahoo.com.ar