Louis Pasteur(Dole, Francia, 1822 - Marnes-la-Coquette, 1895) Químico y bacteriólogo francés, fundador de la microbiología y pionero de la medicina moderna.
Pocas personas son tan importantes como Louis Pasteur para la historia de la atribulada humanidad.
Fue el primer bioquímico, y aunque no era médico titulado, fue le inventor de la medicina moderna. Salvó tantas vidas humanas, que deberíamos tener hermosas estatuas suyas en todos los parques, y los niños y niñas, pequeños y grandes, tendrían que admirarlo más que a cualquier joven futbolista o guapo cantante de moda. Pero, ¿quién fue este gran científico y qué hizo?
Louis Pasteur era el hijo de un militar francés que nació en el siglo XIX en Dole, en el macizo del Jura, al este de Francia.
En un principio, no destacó como alumno en la escuela primaria: no fue brillante en ninguna asignatura, salvo en Educación Artística, ya que hacía bellos dibujos y le gustaba la pintura. De niño, hizo una serie de retratos de su familia que revelan un buen ojo para la precisión y los detalles. Pero Louis tenía un padre muy exigente y él era un hijo obediente: estudiaba con tesón todas las materias. A medida que Louis se fue haciendo mayor, le fueron atrayendo las ciencias (gracias, quizá a la habilidad de algunos de sus profesores). Por fin, se dedicó a la Química, carrera que cursó en la ciudad de París. Se doctoró en Física y Química en el año 1847.
Su enorme curiosidad y sus magníficos conocimientos de química le ayudaron a Pasteur a resolver una de las más grandes cuestiones de la biología del siglo XIX. Durante 2.000 años la gente había creído que la vida aparecía espontáneamente, de manera que -por ejemplo- las pulgas salían del polvo y los gusanos de la carne muerta. Además, que las enfermedades brotaban de adentro del cuerpo, cuando los humores se desequilibraban.
Pasteur comprobó que esa teoría no era correcta, por medio de un elegante experimento: expuso un caldo recién hervido al aire, pero con filtros, para que no pasara nada más que el aire limpio, y nada creció en el caldo.
Demostró que la comida se pudría debido a la contaminación de los microbios que estaban en el aire. Y argumentó que estos podían causar enfermedades. Esa "teoría de microbiana de la enfermedad" fue controvertida, entre otras razones porque Pasteur no era un médico sino un químico. La teoría resultó ser cierta y Pasteur, aunque no fuese médico, promovió el desarrollo de antisépticos y cambió la asistencia médica para siempre.
Gracias a comprender el papel de las bacterias en la enfermedad, Pasteur hizo varias aportaciones más a la ciencia. Una de las más importantes es la creación de vacunas en el laboratorio. Aunque Jenner fue el descubridor de la vacuna contra la viruela, los científicos estaban en aquella época muy lejos de conocer el mecanismo real que hacía que las vacunas salvasen vidas.
Todo transcurrió así:
Avisaron a Pasteur de que una enfermedad estaba acabando con los pollos de las granjas francesas: el cólera del pollo. Era una enfermedad parecida al cólera humano, pero que no se transmitía a las personas, sólo a pollos, gallos y gallinas en las granjas.
Pasteur observó con su microscopio muestras de sangre de ave. Aisló algunas bacterias que sólo se veían en pollos que estaban pasando la enfermedad, porque supuso que eran las bacterias del cólera. Cultivó estas bacterias con una técnica desarrollada por él y guardó las cepas obtenidas durante un tiempo, ya que tuvo que irse de viaje. Después de su vuelta, al cabo de un mes, pensó en desechar las bacterias viejas, porque ya había pasado demasiado tiempo desde su cultivo, pero no lo hizo. Inoculó las bacterias en pollos sanos y esperó a que los pollos enfermaran y murieran, o que no les pasase nada si el cultivo estaba ya estropeado. Las aves enfermaron, pero no murieron como se esperaba, sino que se volvieron inmunes a la enfermedad. Como era un gran científico, se dio cuenta de que las cepas debilitadas de una enfermedad podían ayudar a que los animales desarrollaran inmunidad contra ellas. Había encontrado la manera de crear vacunas en el laboratorio. Este fue un momento crucial en la lucha contra las enfermedades infecciosas: Louis Pasteur descubrió un instrumento para derrotar las pandemias que asolaban y asolan todavía hoy la humanidad.
En 1885, concentró su atención en la rabia, una enfermedad mortal con síntomas horribles que causa una muerte lenta y dolorosa. Pasteur había ensayado una vacuna en perros, pero le preocupaba hacerlo en humanos. Se enfrentó a ese dilema con Joseph Meister, un niño al que lo había mordido un animal rabioso. Estaba condenado a muerte, así que Pasteur le puso la vacuna sin probar en humanos todavía... y Joseph sobrevivió. Fue la primera vez que se utilizó este tipo de vacuna en humanos.