Obra original de L A Martínez.
(El telón está cerrado. Salen los narradores. El número de narradores se puede reducir y unificar el texto, dependiendo de los alumnos que haya en la clase.)
NARRADOR 1: Adivina adivinanza,
¿qué hemos venido hoy a ver?
Su nombre rima con cuatro
y empieza en la letra "t"...
¡Adivinasteis: teatro!
NARRADOR 2 Una obra divertida
tiene siempre que tener
una buena moraleja,
aunque se encuentre escondida;
así que poned la oreja
y los ojos para ver.
NARRADOR 3: Vamos pues todos a ver
-los de atrás, los de delante...-
una obra de teatro de lo más interesante,
que tiene una cosa rara, una rareza:
que sale, aunque no se vea, la Madre Naturaleza.
NARRADOR 4: También habla de unos niños explotados
que trabajan mucho y están muy mal pagados;
de unos piratas malos, con un loro,
que buscan y no encuentran un tesoro.
NARRADOR 5 En esta obra, hablan vegetales,
piedras, árboles, hierbas y animales,
y hasta vamos a tener el gusto
de charlar con un arbusto.
Si estáis atentos y ponéis la oreja...
TODOS: Podréis todos aprender...¡la moraleja!
TELÓN
ESCENA I
(Decorado pintado de bosque. En el centro, atrás, un árbol con largas ramas y raíces -entre ellas hay un cofre-; a la izquierda, una roca y hierba. A la derecha, un arbusto con muchas ramas.)
PIEDRA: Soy la piedra de un camino
no tengo vida ni boca
soy dura como una roca
de mineral cristalino.
Puedes cogerme o dejarme
y, si me coges, tirarme:
soy un proyectil divino.
HIERBA: Soy la hierba de este prado
que crece junto a la piedra.
Soy más alta que la hiedra
y el musgo que crece al lado.
Huelo poco y me da pena
no haber sido hierbabuena.
¡Ay! ¡Que me come el ganado!
ARBUSTO: (Muy chulito.) Me llaman "El Matorral".
Soy mucho más elegante
que esa hierba de delante,
y también soy vegetal.
Con mi tallo tan leñoso
soy más alto y más hermoso.
¡Y tampoco huelo mal!
ÁRBOL Árbol muy alto nací.
mis ramas miran al cielo,
mis raíces en el suelo
crecieron mientras crecí.
Al crecer se han enredado
en un tesoro olvidado
que enterró un pirata aquí.
LOS CUATRO: Los cuatro somos testigos
de que un pirata, hace tiempo,
vino aquí con un tesoro
y lo enterró muy contento.
ÁRBOL: Después de que se marchó
pasó mucho, mucho tiempo.
PIEDRA: Debió olvidarse o morirse
que hace ya un siglo de esto.
(Aparecen unos niños y casi sorprenden la conversación.)
NIÑO 1: Me parece que escuché
voces en este lugar.
NIÑO 2: Te debiste equivocar.
El viento, seguro, fue.
NIÑO 3: ¡Ay! ¡Yo me siento cansado!
¡Aquí me voy a sentar!
NIÑO 4: Es que, sin desayunar,
trabajamos demasiado.
(Entra el leñador)
LEÑADOR: ¡Qué hacéis descansando!
¡Coged el hatillo
y cargad más leña
que sois unos pillos!
A aquel que yo vea
que no me trabaja
al final de mes
le dejo sin paga.
¡Recoged las ramas
que están ahí tiradas!
¡Y no descanséis!
¡Y nada de charla!
(Se va. Los niños recogen ramas en silencio y se van).
ÁRBOL : (Aterrado.) ¿El leñador se ha marchado?
¡Menos mal que ya se ha ido!
¡Ay, qué miedo el que he tenido;
qué terror el que he pasado!
ARBUSTO: Mi corazón se ha secado
escuchando a ese bandido.
PIEDRA: Mi corazón se ha partido
escuchando a ese malvado.
(Se acerca un búho.)
BÚHO: (Al árbol.) Perdóname que haya oído
la historia que antes contaste.
¿Es verdad que hay un tesoro
por aquí, en alguna parte?
ÁRBOL: Enredado en mis raíces.
BÚHO: Pues entonces, escuchadme:
hay que pensar la manera
de poder comunicarles
a esos niños la noticia.
ÁRBOL: Quizá pueda susurrarles
entrechocando mis hojas
con la brisa de la tarde.
(Mueve las hojas cuando pasan los niños, pero ellos no se fijan.)
HIERBA: Yo soy muy poquita cosa,
a mí no me mira nadie,
pero alargaré mi tallo
hasta ellos para hablarles.
(Extiende las manos hacia ellos cuando pasan de nuevo.)
PIEDRA: Aunque yo no tenga boca
soy algo redondeada.
¡A ver si puedo rodar...!
¡Voy ahora, que ya pasan!
(Se mueve, pero los niños no la ven.)
ARBUSTO: Quizá a mí me hagan más caso
moviendo todas mis ramas.
(Hace grandes esfuerzos mientras pasan los niños.)
LOS CUATRO: ¡No hay manera!
BÚHO: Es que es difícil
decir algo a los humanos,
porque ellos creen que nosotros
nunca sentimos ni hablamos.
Fijaos: ¡Buuuu! (Hay un tesoro)
¡Buuuu! (escondido en este prado),
¡Buuuu! (es para vosotros, niños)
¡Buuuu! (podéis desenterrarlo).
NIÑO 1: Es raro que, siendo día,
ese búho esté cantando.
NIÑO 2: Calla y sigue trabajando.
NIÑO 3: ¡Qué mala suerte la mía!
NIÑO 1: ¡Ay, nos están explotando!
(Se van.)
BÚHO: Ahí se acerca el gorrión,
que es un pájaro muy listo.
Gorrión, ¿eres capaz
de darle un mensaje a un niño?
GORRIÓN: ¡Claro que sí! ¡Dibujando
un mensaje con mi pico!
Dibujando, que escribir,
lo que es escribir... no escribo.
ÁRBOL: Pues cógeme una hoja grande
y dibujas en el limbo
un árbol muy bien plantado,
de tronco tirando a fino,
con raíces muy profundas,
muy alto y muy derechito,
todo cubierto de hojas...
ARBUSTO: Y con cara de engreído.
HIERBA: Pinta también un tesoro
lleno de algo amarillo.
PIEDRA: Se llama "oro" y es
un lejano primo mío
con el que hicieron monedas,
cortándolo en pedacitos.
BÚHO: El tesoro debe estar
entre raíces metido.
ÁRBOL: Debajo de aquellas piedras
que se ven junto al camino.
GORRIÓN: (Pintando.) El árbol... unas hojitas...
aquí una raíz... y pinto
un tesoro con baúl...
con mucho oro incluïdo...
¡Ya está! ¿Y ahora qué hago?
BÚHO: ¡Ay, qué dibujo tan fino!
Pero es un poco pequeño.
¿Lo entenderán bien los niños?
GORRIÓN: ¿Lo dejamos en el suelo
o se lo doy con el pico?
BÚHO: Mejor déjalo, gorrión,
en el medio del camino.
(Lo deja. Aparecen los niños.)
NIÑO 1: ¡Ah, qué cansado que estoy!
¡Y aún nos queda medio día!
NIÑO 2: (Señalando la hoja.) Esa hoja parecía...
¡Pero no! ¡Cómo va a ser!
LEÑADOR: Acabad de recoger
las hojas de este lugar.
(Se va.)
NIÑO 3: ¡Más podríamos trabajar
si comiéramos mejor!
NIÑO 4: ¡Como te oiga el leñador
no va a querernos pagar!
(Se van.)
ÁRBOL: Coge la hoja, gorrión
y vamos pronto a pensar
cómo podérsela dar
en la primera ocasión.
TELÓN
ESCENA II
(Mismo decorado. Suena una música de misterio. Aparece una fila de fieros piratas, precedidos por un loro. Todos llevan la mano haciendo visera para ver mejor. Se dan una vuelta por el escenario con andares amenazantes, pero graciosos, al ritmo de la música).
LORO: (Guiando a los piratas.) Uno, dos árboles... tres;
un arbusto pequeñito...
en un prado muy bonito...
¡Este parece que es!
PIRATA 1: (Se encara con el Pirata 2 y le regaña.)
¡Mira que eres despistado!
¡Si no fuera por el loro...!
¡Haber perdido un tesoro
que tanto esfuerzo ha costado!
PIRATA 2: Yo no sé qué me ha pasado...
Es que tengo mala pata.
PIRATA 3: ¡Diablos! Es que un pirata
listo hubiera dibujado
un mapa muy detallado,
con muchas indicaciones,
después de haberlo enterrado.
PIRATA 4: ¡Basta de lamentaciones
que se está haciendo de noche!
Es mejor que nos quedemos
a dormir en este bosque,
y mañana tempranito
buscaremos despacito,
este sitio excavaremos
y el tesoro encontraremos.
PIRATA 5: Después de desayunar
nos haremos a la mar
y este bosque quemaremos.
(Todos ríen siniestramente. El loro se aparta de ellos muy serio).
LORO: ¡Mirad qué dice el pirata!
¿Ha perdido la cabeza?
¿No se da cuenta que mata
así a la naturaleza?
¡En eso no colaboro!
A ese juego yo no juego,
que a mí me da miedo el fuego,
al fin y al cabo soy loro.
(Los piratas se echan a dormir. Poco después roncan estruendosamente).
GORRIÓN: (Aparte.) Parece buena persona
ese pájaro pintado.
BÚHO: Hablemos pronto con él,
a ver si quiere ayudarnos.
LORO: ¿Quién habla ahí?
BÚHO: Unos amigos
que todo lo han escuchado.
ÁRBOL: ¿Quieren quemar nuestro bosque?
¿Quieren con fuego matarnos?
LORO: Son unos hombres salvajes
que tienen poco de humanos.
Yo colaboro con ellos,
pero ya me tienen harto.
BÚHO: No merecen el tesoro
que el árbol tiene guardado.
Lo merecen unos niños
que vienen de vez en cuando,
que pasan hambre y fatiga
por un leñador malvado
que les hace trabajar
por un mísero salario.
PIEDRA: Se me ablanda el corazón
de piedra que llevo dentro
cuando pienso en esos niños
sin juegos y sin colegio,
con hambre y sin alegría,
cansados de tanto esfuerzo.
GORRIÓN: (Pensativo) Con las sombras de la noche
podemos hacer que el miedo
se apodere de estos hombres
y de aquí salgan corriendo.
BÚHO: (Muy animado) ¡Mis ojos muy grandes son
y mi ulular muy siniestro!
ARBUSTO: (Con voz siniestra):
A la sombra de la luna
mis ramas parecen dedos
de fantasmas acechantes...
ÁRBOL: Y, entre mis ramas, el viento
da espeluznantes silbidos
que les quitarán el sueño.
PIEDRA: El brillo de mis cristales
parecerá el de un incendio...
También me podéis coger
y tirarme contra ellos.
LORO: Yo puedo imitar la risa
de un terrorífico espectro.
TODOS: ¡Pues vamos todos a hacer
que estos se vayan corriendo!
(Empiezan a hacer ruidos y movimientos. Los piratas despiertan asustados. Se van corriendo y gritando. Todos ríen).
LORO: (Desdeñosamente) Los humanos son graciosos:
de día son muy valientes
y de noche, muy miedosos.
De día son poderosos,
de noche son inocentes.
¡Son tan poco inteligentes
y son tan presuntuosos!
(Todos ríen).
TELÓN
ESCENA III
(Sale el leñador con una libreta, apuntando).
LEÑADOR: El árbol voy a cortar.
El arbusto talaré
y con sus ramas haré
mucha leña de quemar.
Del árbol haré tablones
para poderlos vender.
¡Seguro que voy a hacer
por lo menos dos millones!
(Se va).
LORO: ¿Cómo vamos a evitar
que cometa esa crueldad?
GORRIÓN: ¡Pongámonos a pensar!
BÚHO: Esta vez, la oscuridad
ya no nos puede ayudar.
ÁRBOL: ¡Ay, mi tronco hecho trocitos!
ARBUSTO: ¡Ay, mis ramas a cachitos
quemándose en el hogar!
HIERBA: Esto va a ser el final.
Estos hombres, animales,
a los pobres vegetales
siempre nos tratan muy mal.
(Vuelve el leñador, siempre apuntando).
LEÑADOR: La hierba recogeré
para que coma el ganado...
y esa piedra de ahí al lado
también me la llevaré
para arreglar el tejado.
PIEDRA: ¡Ay, me temo lo peor!
¿Has oído, compañero?
¡Es también el leñador
albañil y ganadero!
BÚHO: Se acercan por el sendero
los niños. A lo mejor,
si el gorrión piase fuerte,
aún tendríamos la suerte
que nos pudieran salvar.
LORO: ¡Pero si yo sé hablar!
TODOS: ¿Qué?
LORO: Aprendí de pequeñito,
antes de saber volar,
a decir muy, muy clarito
el abecé y a contar.
Sé hablar muy fuerte y bajito,
sé trabalenguas, cantar...
También sé estar calladito,
que es más difícil que hablar.
TODOS: ¡Pues habla y dile a los niños
que salven este lugar!
(Se planta ante los niños).
NIÑOS: ¡Un loro!
LORO: ¡Eh! ¡Acercaos
que algo os quiero decir!
NIÑOS: ¡Sabe hablar! ¡Ay, qué gracioso!
LORO: Escuchadme bien venid:
Los habitantes del prado
os hemos visto sufrir:
árbol, piedra, arbusto y hierba;
al búho, al gorrión y a mí
nos gustaría ayudaros.
Mirad, venid hasta aquí.
Cavad al lado del árbol
y encontraréis, justo ahí,
un tesoro con diamantes,
oro, perlas y "rubís".
Repartidlo entre vosotros,
pocos sois a repartir,
y seréis niños muy ricos,
y muy bien vais a vivir.
ÁRBOL: ¡Que se acuerden de nosotros,
aunque vamos a morir!
LORO: Hacedlo pronto y salvad
este prado; con el oro
todo se puede comprar:
la piedra, el arbusto, el árbol,
la hierba y este lugar.
TODOS: Pero debéis aprender,
para después recordar,
que, aunque nos podáis comprar,
no nos podréis poseer.
Sólo debéis disfrutar
de la alegría y belleza
que a todos nos puede dar
la Madre Naturaleza.
TELÓN Y FIN