Noviembre, 2019.
Rotunno, M.
Esta es la historia perdida, la leyenda abandonada, una relación entre mundos y tiempo, hoy, justamente hoy, empieza esta magnífica historia, la historia de Holks Holmes, el mejor detective de todos los tiempos.
Érase una vez un verano en la humilde Londres del año 1972 y Holks estaba en su oficina como todos los días esperando que le llegara algún caso. En Londres, y más en esa época, había nuevos casos todos los días. Pero esa semana no, esa semana era especial, estaban ya a jueves y no había casos a la vista.
Más o menos a las tres de la tarde alguien tocó timbre, alguien estaba en la puerta y Holks estaba a punto de tener un caso. Holks saltó de la silla, corrió escaleras abajo y abrió la puerta, pero detrás de ella había un señor. El señor se hallaba allí parado con el rostro inexpresivo. Holks esperó unos instantes a que el señor reaccionara a su presencia pero nada, ni una señal de interés en hablar, por lo tanto, decidió hablar él primero:
- ¿Hola? ¿Necesita algo? -preguntó.
El hombre no respondió, parecía una estatua parado ahí, sin moverse, ni siquiera un pelo.
Holks ya frustrado cerró la puerta y empezó a subir las escaleras. Más o menos cuando estaba por la mitad de ellas, se escuchó nuevamente el timbre. Holks volvió a abrir la puerta con menos ganas que antes. Al abrirla se encontró con el mismo hombre, parado ahí sin moverse.
Holks empezó a cerrar la puerta con más lentitud que antes y un instante antes de que la puerta se cerrara del todo se escuchó a un chico que gritaba…
- ¡Señor Holmes espere! - Holks se dio la vuelta y encontró, detrás del señor, a un joven de aproximadamente dieciséis años que entraba a su casa corriendo en su búsqueda.
- ¿Qué pasa? - dijo
- ¡Tengo una noticia!
- Pasa, Pasa - dijo ya con energías renovadas.
Subieron la escalera rápidamente y entraron al estudio de Holks. Una vez allí el chico de aparente nombre Frank, le entregó el diario. En él, lo primero que Holks divisó era un título que decía: Holks Holmes ha resuelto otro caso de una niña perdida en el bosque de Locuston.
- Pero, yo no recuerdo haber hecho este caso, es más me acuerdo de que se lo habían dado a otro detective…
- Exacto - dijo el joven -Por eso vine a verlo a usted.
<<Ladrón de identidades>> pensó
- Bueno, entonces a buscar a ese ladrón de identidades ¡manos a la obra! – dijo Holmes
Durante los siguientes 2 días estuvo preparándose para empezar con su investigación, la mejor investigación de la historia para el mejor detective de la historia.
Holks se encontraba junto a Yorsh en el lugar donde se encontró al criminal, tenía que encontrar pistas para detener de una vez por todas a ese roba identidades. Este caso era ya personal, por lo tanto, encontrar al criminal le parecería más satisfactorio de lo normal.
A los tres minutos de haber llegado, ya había encontrado dos huellas digitales, una del secuestrador y otra anónima. Siguieron buscando para ver si encontraban más pistas, pero nada. Ya estaban cansados, ya que habían estado investigando desde las diez de la mañana y habían decidido ir a casa de Holks.
Una vez allí, cenaron junto a la señora Beatriz, la limpiadora de la casa y se fueron a dormir. En La cena hablaron de muchos temas, entre ellos, sobre el "roba identidades".
- Que malas son las personas - decía uno
- Miren en qué país vivimos, uno de roba identidades - decía otro
A la mañana siguiente, ya, aproximadamente a las ocho de la mañana, se encontraban en el lugar investigando sobre el caso.
- Perdone que le pregunte Holks pero me da mucha curiosidad saber esto...
- Si Yorsh - dijo el detective, interrumpiendo a Yorsh - Puedes preguntarme lo que desees, siempre soy todo oídos -
- ¿Te acuerdas del caso de la mujer asesinada en Locuston?
-¡Sí!
- Bueno, ¿recuerdas que le pregunté acerca de tus padres?
- Perdone que le interrumpa señor Yorsh pero ya hemos hablado de esto, ¿no?
- Sí señor Holks pero cuénteme, porque me interesa, de manera singular, ¿qué le pasó a tus padres cuando eras apenas un niño?
Holks se calló. En la cara se le notaba una mezcla de pena, rabia y enojo, por lo que Yorsh ya sabía que iba a explotar.
- ¡Esos hombres, cobardes y mentirosos que me tiraron a la calle como si fuera un peluche! - Yorsh corrió y le agarro la mano a Holks antes de que le pegara un puñetazo a un árbol que tenía cerca.
- ¡Holks no se lastime a sí mismo por favor!
- Tienes razón, tendré que tener más cuidado - dijo Holks ya más calmado.
Luego de este suceso, Holks siguió buscando junto a Yorsh durante una hora más, luego se fueron a su casa.
Cuando por fin entraron a Londres lo primero que divisaron fue un humo proveniente del centro de la ciudad, más o menos donde Holks vivía, entonces, el detective, que era el que manejaba, apretó el acelerador y empezó a conducir como un loco. Estuvo a punto de chocar tres veces pero logró escapar del peligro.
Cuando por fin divisó su casa logró ver que salían llamas y que los camiones de bomberos estaban llegando a su casa. ¡Su casa estaba en llamas!
Holks corrió y corrió hacia su casa en llamas, hacia la casa en la que había vivido desde niño. Al llegar les gritó a los bomberos que se encontraban apagando el fuego:
- ¡Abran paso!
- ¡No entre por favor! - gritó uno de los bomberos que se encontraban allí presentes mientras corría para evitar que Holks entrara a la casa en llamas.
- ¡Es mi casa donde tengo toda la información de mi vida y mis investigaciones!
- Pero...
- ¡Pero nada, es el trabajo de mi vida! - interrumpió Holks.
- Ok: ve, pero yo iré contigo - dijo el bombero. Holks aceptó a regañando.
Holks y el bombero llamado Jack, caminaron hasta las escaleras de la casa y entraron. Adentro, la casa estaba destrozada, los cuadros estaban quemados y la pintura chorreaba por las paredes. La escalera estaba completamente destruida, por lo que tenían que subir por otro lado. Holks sabía que había otra subida por la parte de afuera que daba a la ventana de su habitación, así que corrieron hacia la puerta lo más rápido que pudieron. Una vez fuera de su casa cambiaron el rumbo hacia la parte trasera de la casa, donde estaba la escalera. Al llegar la escalera estaba rígida lo que sorprendió a Holks. Luego de comprobar que la estructura era sólida, empezaron a subir por la escalera. Al llegar arriba y abrir la ventana se percató de que el fuego todavía no había incendiado el piso de arriba. Holks, agradecido, agarró todas sus cosas y salió por la ventana un minuto antes de que la casa se fuera a abajo.
-¡Maldición! - gritó
Una vez que había puesto todas sus cosas en el auto y que Yorsh le había ofrecido ir a dormir a su casa, se fue manejado hacia la casa de Yorsh con los puños apretados durante todo el camino. Ya en la casa de Yorsh, Holks subió las escaleras de dicha casa y se instaló en el cuarto de la antigua empleada de Yorsh. Ahí, colgó sus cosas entre ellas, el mapa que el siempre creaba de los casos que había tenido. Se pasó toda la noche estudiando el caso del "roba identidades".
Eran las 7 de la mañana cuando Yorsh salió de su cuarto y se encontró a Holks, todavía en el mismo lugar de cuando se fue a dormir el día anterior, solo que esta vez habían unos cuantos papeles extras que según supuso, se los había puesto esa misma noche.
- ¿Todavía sigues sin dormir? - preguntó Yorsh
- Ser detective no deja tiempos libres - dijo Holks bostezando.
Holks, a las 11 de la mañana estaba ya de vuelta en el lugar del caso.
Buscaron en el bosque por tres horas pero ni huella habían encontrado, así que a eso de la una de la tarde decidieron irse al auto a comer unas donas y té que tenían en el auto. Holks nunca salía sin una taza de té. Pero mientras estaban volviendo, detectó un árbol, un árbol que no le había prestado atención antes, en el cual había unas palabras escritas en latín. Holks lo leyó sin problema porque había tomado clases de latín a sus 17 años. En el árbol decía:
Para:
Holks Holmes
“Sed hoc non habet radices crescere, nullum foliu
m sit vel lignum” que significa tiene raíces pero no crece, no tiene hoja ni es de madera.
¿Quid ego? - ¿Qué soy?
Holmes nisi te scire. -Solo los Homes lo sabrán.
Favorite'll tuae invenire me. -En tu preferida me encontrarás.
Cum enim finis. –A la hora del gol.
- ¡No puede ser! - gritó Holks con todas sus fuerzas
- Holks que ocurre - le responde Yorsh
- Me quiere ver - dijo Holks con un tono preocupado
- ¿Quién?
- Mi padre
- ¿Cómo que tu padre? - gritó Yorsh - ¡¿Ahora es momento de hablar sobre eso?! - Esta vez Yorsh tenía un tono de enojado
- Sí Yoesh ya es momento -
Habla entonces - dijo Yorsh
- Hace mucho tiempo - Holks suspiro antes de continuar - mi padre, nunca me dijo su nombre...
- ¿Nunca?
- Nunca - asintió Holks
- Un buen día decidió llevarme a ver un partido cerca de la montaña Lusantan, cerca del bosque Locuston. La hora del gol - lo que decía el árbol - fue cuando Malasio - el famoso jugador de fútbol - metió el gol hizo que ganara Londres en el mundial del 51, a los 7:32 minutos. Luego me llevó hacia la montaña Lusantan. Pasamos tres horas ahí, observando el atardecer, hasta que volvimos a casa. En la casa me dejo con mi madre y...
- Holks se puso a llorar. Pasaron los minutos y no paraba de llorar, hasta que por fin, logró decir unas palabras:
- Se fue - Hizo una pausa para recobrar el aliento - y jamás regresó - Holks arrancó a llorar de vuelta.
- No llores Holks - dijo Yorsh tratando de calmar a Holks - no fue tu culpa.
- Tienes razón
- Vamos a ver a mi padre - dijo Holks.
Holks se subió al auto y se dirigió hacia la montaña Lusantan. Al llegar encontraron a un hombre de aproximadamente cuarenta y cinco años sentado en un banco de madera con vista a la ciudad. A Holks se le llenaron los ojos de lágrimas al ver a su padre de nombre anónimo frente a él. Holks sentía una mezcla de rabia y emoción.
- Padre - murmuró.
El señor se dio media vuelta y lo miró con una expresión alegre.
- Hijo - dijo el señor
Holks tenía muchas preguntas como ¿por qué lo había abandonado? o ¿qué le había pasado en estos años? así que se las pregunto mientras el iba corriendo hacia él.
- ¿Por qué? -
- Hijo, no es mom... -
- ¡Si si, lo es! - Gritó con todas sus fuerzas
- Hace 18 años...
- ¡Para! - gritó Holks - dime tu nombre primero...
- Holks no me hagas...
- ¡Dilo! - al decir esto Holks noto que en la expresión de su padre había miedo
- Sherlock, Sherlock Holmes
Al oír esto Holks tembló, como asustado por el nombre. <<Mi padre es Sherlock Holmes>> pensó, pero enseguida se sacó es idea de la cabeza porque recordó todo lo ocurrido.
- Continua - dijo Holks con odio en sus palabras.
- Bueno como decía hace 18 años un caso me llevó hasta Francia. No quería alejarme de ustedes así que me fui sin avisar. Aquella noche, la recuerdo como si fuera ayer - a Sherlock se le empezó a caer las lágrimas - entonces - consiguió decir después de un rato - no quería volver a verte después de lo que te hice - Sherlock empezó a llorar sin control - eras tan joven.
- Lo era... Pero ahora que sé realmente lo que sucedió, entiendo la razón por la que te fuiste.
Estuvieron un rato en silencio hasta que Holks rompió el silencio.
- Eras tú el roba identidades? - preguntó Holks
- ¿De qué hablas?
- ¿Fuiste tú el que resolvió el caso de la niña perdida?
- Si…
Holks pensó un poco la pregunta que le haría a su padre.
- ¿Te gustaría ver a mamá?
Los ojos de Sherlock se iluminaron al oír esto. Holks veía en ellos un brillo que no veía en nadie desde sus cinco años. Expresaban una felicidad enorme y una gratitud muy grande, pero de repente ese brillo se convirtió en tristeza, una tristeza muy grande.
- No querrá verme - dijo Sherlock
- ¿Probamos?
- Bueno - dijo Sherlock a regañadientes
Holks y Sherlock hablaron todo el viaje excluyendo un poco a Yorsh. Hablaban de muchas cosas sobre diversos casos que tuvieron y de sobre cómo estaba la familia después de su partida. Holks notaba que su padre estaba emocionado y a la vez con un sentido de culpa inmenso.
- Llegamos - dijo Holks cuando se acercaban a la casa
- Holks ¿qué es esta cosa en la que venimos?
- Esto, mi papito querido es un F164A el mejor auto del mundo.
- ¿Que es un auto? y el auto es el primero que salió ¿no?
- Un auto es una máquina para transportarte y la segunda pues sí, es el primero del mundo - dijo Holks mientras su padre le acariciaba la cabeza.
Tocaron a la puerta y salió una mujer alta, rubia, con las piernas delgadas.
- Mary - dijo Sherlock mientras se le volvían a poner los ojos brillosos
- Sherlock - responde Mary mientras corre a abrazar a Sherlock.
- ¿Por qué no volviste? - preguntó Mary mientras le caían lágrimas de los ojos.
- No tuve valor para ello.
El abrazo duró unos minutos más hasta que se soltaron muy a su pesar.
- La familia está junta devuelta – dijo Mary, demostrando gran felicidad y olvidando viejos rencores...
La leyenda de Holks continúa pero lamentablemente deberemos esperar un tiempo, así que ¡nos vemos en el próximo caso!