• Iluminando la Biblia

Juan Carrete Parrondo

Publicado en

"Iluminando la Biblia", Descubrir el arte, 70 (2004) 86-91

Es conocido que la Biblia, las Sagradas Escrituras, el libro de los libros, ha sido a lo largo de la historia el libro más editado del mundo en sus distintas modalidades y versiones, ya sea como Biblia hebrea, Biblia cristiana o protestante, manuscrita o impresa, o en ediciones litúrgicas, populares o para bibliófilos. Y a la vez y por diversos motivos ha sido ocasión y acicate para que los artistas tuvieran la oportunidad de ilustrarla. He aquí un breve repaso histórico.

La ilustración en las biblias hebreas

No hay evidencia de que existan manuscritos hebreos iluminados en el periodo helenístico, para encontrar los primeros hemos de remontarnos a la Edad Media. Desde el siglo I aparecen ejemplos de manuscritos bíblicos, aunque sin iluminación. En Europa los más tempranos textos ilustrados son del siglo XIII, y durante el siglo XIV se llega a la etapa de apogeo. La mayoría de los ilustradores de libros hebreos eran judíos y se conocen incluso algunos nombres desde fines del XIII por los colofones, como el de la Biblia de Cervera, en el que figura su autor: Joseph Zarefati. En este caso es una figura zoomórfica, lo que nos demuestra que durante la Edad Media no se cumplió en los manuscritos hebreos la prohibición de insertar imágenes. La negativa a la representación de imágenes en el arte se hizo efectiva a veces por una actitud más estricta en determinados momentos y, si efectivamente los judíos residentes en países musulmanes se abstuvieron de algún modo de representar figuras en los libros sagrados, a causa de la prohibición musulmana, ello explicaría que sean mucho menos frecuentes los ejemplos en España que en otros países.

En el imperio bizantino, entre el siglo VIII y IX, periodo iconoclasta, los judíos evitaron la representación de la figura en la ilustración. La tendencia hacia la ornamentación geométrica y floral de las ilustraciones en las biblias judías en España serían consecuencia de la influencia musulmana.

El estilo de los manuscritos ilustrados hebreos ha seguido al de los países en los que se establecieron las comunidades judías. En oriente es clara la influencia árabe, persa o egipcia, mientras en occidente lo es del estilo latino y griego. La iluminación de letras iniciales es un claro ejemplo de influjo latino, pues en la tradición hebrea no existía.

Sin duda el aspecto más representativo, y de mayor interés de la ilustración de las biblias hebreas es la escritura situada en los márgenes de las páginas. Ejemplo de este tipo de ilustración es la Biblia del siglo XIII de Burgos, Damascus keter o las de la Biblia portuguesa del siglo XV.

El fin de la producción de biblias hebreas en los reinos cristianos españoles y en 1497 en Portugal, se encuentra en el edicto de expulsión de 1492. En la Europa Central las biblias hebreas se decoraron conforme al estilo gótico.

A partir del renacimiento, lo más singular de los manuscritos hebreos ilustrados ha sido su micrografía, creando con líneas de escritura diminuta el contorno de formas geométricas, animales y figuras humanas. Aunque la caracterísca más común es la carencia de ilustraciones.

La Biblia ilustrada en el occidente cristiano

En el occidente cristiano las biblias manuscritas fueron ilustradas a partir de la época de Constantino y probablemente con anterioridad. La ilustración la mayor parte de las veces se reducía a pequeñas imágenes de arquitectura, o de la acción narrada con una fuerte tradición de la pintura romana. La llegada de los germanos supuso que las ilustraciones fueran más enérgicas y contuvieran un mayor sentimiento por la naturaleza y la verdad, pero sobre todo a que la decoración se extendiera al propio texto. Las iniciales se convirtieron en letras brillantes y coloristas incluyendo escenas naturalistas. Se crearon grandes escuelas y talleres monásticos con el cometido de copiar biblias artísticas.

A partir del siglo XI se abrió un brillante periodo para las miniatura en el que la Biblia fue el libro del medioevo por antonomasia. Reyes, príncipes, miembros de la Curia, todo aquel que tuviera peso e influencia en la sociedad de la época encargaba su Biblia ornada e ilustrada.

La mayor preocupación por la educación moral de las gentes, hizo que a partir del siglo XIII, se desarrollase un tipo de Biblia comentada. En este caso el texto bíblico estaba redactado de forma resumida, en el que predominaba la ilustración, creándose verdaderas biblias ilustradas. El ejemplo más significativo son las llamadas Biblia pauperum.

La Biblia pauperum consistía en una serie de imágenes miniadas que predominaban sobre el texto, un auténtico sistema visual de adoctrinamiento, que se hizo extremadamente popular en la baja edad media. Literalmente Biblia pauperum significa Biblia de los pobres. Término inventado por algunos estudiosos alemanes en los años treinta del siglo XX, que sostenían que estas biblias, tan abundantes en ilustraciones, fueron producidas para la educación de los pobres iletrados, tanto clérigos como laicos. Como quiera que la producción de este tipo de biblias era en aquel momento muy costosa, se puede por el contrario considerar que estas biblias se hicieron para lujoso entretenimiento de nobles y clérigos.

Una de las biblias más singulares por la profusión y calidad de las ilustraciones es la llamada Biblia de San Luis que se conserva en la Catedral de Toledo. El Rey Alfonso X El Sabio, a quien perteneció esta Biblia, la catalogaba en su testamento entre «las cosas nobles que pertenecen al rey» y la describe formada «en tres libros, historiada, que nos dio el rey Luis de Francia». Se realizó en alguno de los importantes talleres que existían en París, quizás el taller dominico de Saint-Jacques o el de los benedictinos de Saint-Victor y Saint-Germain-des-Prés y la fecha en que se concluyó se encuentra entre los años 1226 y 1234.

Cada folio se divide en cuatro columnas de anchura desigual, dos para el texto y dos para la ilustración. Las columnas de texto, más estrechas, van orladas con cuatro medallones en cada una, que suman ocho historias por cada folio, de manera que los tres volúmenes comprenden unas cinco mil escenas historiadas en vivos colores, azules, verdes, rojos, amarillos, grises, anaranjados, sepias, siempre sobre un fondo de oro. La Biblia de San Luis es uno de los documentos iconográficos más importantes para conocer la cultura y la sociedad del siglo XIII.

En la producción de un libro ilustrado durante la Edad Media intervenían diversos artesanos especializados: el que preparaba el pergamino o la tinta, el que mezclaba los colores o preparaba el dorado, el que hacia la composición del diseño o la figura, el que daba el color, el que hacía los detalles de la decoración... Primeramente se escribía el texto, después se doraban los espacios para las ilustraciones y se comenzaba la propia labor de pintura. Una vez completada esta compleja tarea la imagen era recubierta de una cola animal disuelta en agua para resaltar el oro y los colores brillantes.

Biblias impresas

Con la invención de la imprenta y del grabado, especialmente el grabado sobre taco de madera, las biblias ilustradas se convirtieron en objetos bastante comunes. Las llamadas Biblia pauperum llegaron a ser realmente accesibles. Las biblias alemanas anteriores a Lutero ya contienen ilustraciones realizadas con grabados sobre madera.

Entre las más famosa de las biblias ilustradas en la historia del arte del libro se encuentran la Biblia de Colonia de 1478, con ciento veinticinco ilustraciones de las que se desconoce el nombre del grabador y del artista que los iluminó. Y la Biblia impresa en Venecia por Nikolaus Jenson en 1479, sobre vitela, incunable excepcional, con iniciales iluminadas, y miniaturas preciosas tales como las escenas del Génesis: la creación del hombre, y la expulsión del Paraíso.

Durero con esta refinada técnica pudo realizar las estampas del Apocalipsis, llevando la ilustración bíblica a su más alta maestría.

Lutero reconoció la importancia de la ilustración para la Reforma y la promovió de forma entusiasta, y Melanchthon hizo los dibujos para que Lucas Cranach los grabara. En el siglo XVI la Biblia ilustrada alcanzó su máxima perfección. La edición más espléndida fue la publicada por Krafft de Wittenberg en 1576 y 1584. En 1607 las pinturas de las logias del Vaticano fueron grabadas por Badalocchio y Lanfranco. En el siglo XVIII el grabado sobre madera desaparece casi por completo, a excepción de producciones efímeras y baratas, mientras que el grabado llamado de talla dulce sobre plancha de cobre consigue su máxima perfección. El arte alemán, principalmente imitativo, tiene una producción poco significativa en cuanto a la ilustración bíblica. Las buenas ediciones, por otra parte, fueron publicadas durante este período en Holanda por Mortier, 1700; Danckers, 1700; Luyken, 1740; Schots, 1749. En Francia el mejores eran los de Basnage, de 1705, y Martin, 1724. En Inglaterra, además de la Biblia de Oxford de 1717, se publicaron las ediciones de Royaumont, 1705; Clarke, 1759; y Fleetwood, 1769.

En Holanda y Flandes los principios fundamentales de la ilustración se basaron en la imitación de la pintura; Rubens, y Rembrandt con la aplicación de la técnica del aguafuerte, son las más grandes autoridades.

En el siglo XIX la Biblia ilustrada tomó un nuevo impulso en Inglaterra. El estilo romántico está perfectamente representado en la Biblia ilustrada con una selección de las pinturas y dibujos de los artistas más famosos, publicada en Londres en 1800, que tiene sus antecedentes en las ilustraciones grabadas por Cole (Londres, 1730) y en la Biblia de James Tittler (1794-95). Y continuada por Charles Knight, con estampas realizadas por tacos de madera grabados a la testa (Londres, 1828-29, Nueva York, 1843), a la que seguirían ediciones con estampas sobre planchas de acero (Londres, 1847-49), y la publicada por Frowde (Londres, 1896).

En Alemania en el siglo XIX se publicaron notables ediciones ilustradas: la Biblia de Oliver de 1834; un Nuevo Testamento con cuarenta ilustraciones de Overbeck (1841); la edición de Cotta de 1850, con ciento setenta y cinco reproducciones de grabados sobre madera de los primeros artistas alemanes; y, la mejor de todas las ediciones alemanas, la publicada por Wigand (Leipzig, 1852-1860), con doscientas cuarenta ilustraciones de Schnorr von Carolsfeld. También son ediciones significativas la Biblia Pfeilstücker de 1887, con muchos dibujos arqueológicos explicativos, y la Biblia Star por Hinrichs (Leipzig) en 1892, con reproducciones de pinturas clásicas para el Antiguo Testamento y de Hofmann para el Nuevo.

Al precursor de las técnicas litográficas en Francia Godefroy Engelmann (1788-1839) se debe la primera Biblia ilustrada con esta técnica, reproduciendo las pinturas de Rafael.

Las ilustraciones de la Biblia de Doré fueron y siguen siendo las más populares y difundidas. La Biblia, ilustrada por dibujos de Doré, se publicó en 1865, por la editorial Alfred Mame et Fills en la ciudad de Tours, Francia, una editorial importante que se dedicaba sobre todo a editar libros religiosos. En pocos años, se editó en casi todas las demás lenguas europeas y en hebreo.

Doré empleaba la mejor escuela de grabadores para reproducir sus dibujos. Al menos se contabilizan cuarenta grabadores para un total de doscientas treinta ilustraciones. Dibujaba sobre los bloques de madera con lápiz, pincel, utilizando el lavado para marcar las sombras. Rápidamente Gustavo Doré se convirtió en un modelo a seguir.

Sus obras se mueven entre el romanticismo y el realismo y cierta teatralidad, prodigándose en pronunciados efectos de claroscuro y de finos trazos consiguiendo representaciones fuertemente y expresivas e inmediatas. Las técnicas que empleó también ayudaron al artista a crear una atmósfera el misterio y fantasía. Doré estudiaba las escenas y los lugares más importantes de la Biblia, y los dibujó con detalle, cuidando los atuendos y las actitudes de las gentes de cada historia narrada.

Otra Biblia representativa de la época fue la de James-Jacques Joseph Tissot (1836-1902). Artista cercano a Manet, Fantin-Latour y Whistler, sus trabajos se caracterizan por recoger los ambientes y personajes del París de su tiempo. Participó de manera activa en la Comuna de 1870, siendo obligado a trasladarse a Inglaterra tras la represión. Empezó un nuevo periodo de su pintura caracterizado por la suavidad cromática y el realismo, alcanzando la popularidad. Una crisis mística le llevó a residir durante diez años en Palestina, en donde estudió los lugares y el ambiente bíblico. El Nuevo Testamento, con trescientas sesenta y cinco composiciones en color y blanco y negro, fue publicada en 1899-1900, y el Viejo Testamento, con trescientas noventa y seis ilustraciones similares, en 1904.

Las biblias de los artistas

La Biblia, aunque no completa, precursora de las de clara intencionalidad artística es la realizada por William Blake (1757-1827), poeta, pintor e ilustrador inglés. Utilizó la técnica llamada estampación iluminada, que consiste en usar una sola plancha de cobre para estampar la imagen y el texto de sus poemas. En las ilustraciones bíblicas, veintiuna estampas para el Libro de Job, Blake reivindica la moral de la época y la iglesia institucionalizada.

El pintor Otto Dix (1891-1969), artista alemán del arte gráfico, estuvo marcado por las experiencias de las dos guerras mundiales, el régimen totalitario del Tercer Reich, y la división de Alemania en dos estados después de 1945. Su arte se desarrolló de ser impresionista, a ser fuertemente expresivo y el misticismo religioso en sus años finales. En 1960 el artista produjo una serie de ilustraciones para ilustrar el Evangelio según san Mateo.

Salvador Dalí ilustró la Biblia Vulgata con ciento cinco litografías en cinco volúmenes, publicada de 1967 a 1969 por Rizzoli de Roma. El tiraje total fue de mil seiscientos setenta y siete ejemplares. El artista expresó su compleja personalidad y reflejan su maestría de habilidades.

Nacido en la ciudad rusa de Vitebsk, en 1887, en el seno de una familia judía pobre, Marc Chagall decide ser pintor muy pronto y en contra de la tradición hebraica, que ve con malos ojos toda tentativa de representación por la sospecha de idolatría. En 1910, el joven artista tiene la oportunidad de visitar París y ahí descubre el cubismo y los llamados fauves. De los segundos hereda la paleta, del movimiento cubista una manera de organizar el espacio. En 1914 se casa con Bella Rosenfeld y en 1917 se adhiere a la revolución, que le nombra comisario de Bellas Artes para la región de Vitebsk, así como director de la escuela.

En 1931 viaja a Palestina; en 1937 adopta la nacionalidad francesa, pero la ocupación nazi le obliga a emigrar a Estados Unidos, donde permanece entre 1941 y 1948, año de su retorno definitivo a Francia. Se instala junto al Mediterráneo y trabaja sobre la Biblia, decora la cúpula del teatro de la Ópera de París y los ventanales de distintas iglesias.

Para Jean Michel Foray, es importante señalar que "lo religioso es uno de los hilos conductores de toda su obra", y eso explica que para él "la idea de abstracción, que equivale a la de un mundo sin Dios, le pareciese inaceptable" y es "un error creer que el talento de Chagall se agota en 1924 con el exilio". Los enamorados voladores, los violinistas en los tejados, los gigantes cruzando aldeas de geografía mágica, las vacas verdes o azules, las campesinas sin cabeza y las islas con el tejado en el suelo hicieron creer que esa poesía de inspiración judía era soluble en el surrealismo. Y no lo era.

Sus ilustraciones de la Biblia y de las Fábulas de La Fontaine, de Las mil y una noches y de la vida cotidiana de Vitebsk tienen una gran calidad y la supuesta disminución del interés de la creación chagalliana, constatable a mediados los años cincuenta, se explica en buena parte por el hecho de que la curiosidad del artista se haya desplazado hacia el grabado o los vitrales.

El artista apeló continuamente a sus raíces judías. Comenzó a ilustrar la Biblia en 1931, influenciado por un viaje 1930 a Palestina. Terminó el proyecto, ciento cinco aguafuerte, en 1952 y fue publicada en 1957. La Biblia de Chagall se convirtió en uno de sus trabajos más importantes e inspiró muchas de la ilustraciones bíblicas modernas.