• Goya - Paret - El Quijote - Gallardo. 1832.

Bartolomé José Gallardo, "La Tia fingida ¿es novela de Cervantes?", El Criticón, papel volante de Literatura y Bellas-artes, número 1, Imprenta de I. Sancha, 1835.

págs. 39-43.

A la nueva de las Novelas concurrió una circunstancia que me empeñó mas y mas. La edicion que yo intente del Quijote, había de ser con estampas: ningunas de cuántas se han puesto a una obra tan pintoresca, como las aventuras de D. Quijote, inclusas las de la espléndida impresion del de la Academia Española, me llenaban a mí de tódo en todo; ni sus asuntos, ni la historia del Heroe aparecen en ellas bien estudiados. Hai, a mi ver, un error muí jeneral en esto de las estampas: debe de creerse que tódo lo que es bello en Poesía, es bello en Pintura; y no es así. Cada Arte tiene sus secretos; y si la Poesía cautiva el alma por el oido con la sonoridad y la majia de la palabra, la Pintura la encanta por los ojos con la visualidad y la ilusion óptica. Nó todo lo bello es vistoso: así lo que no es bello a los ojos, no es bello en Pintura: cada sentido tiene su bello, ideal y efectivo. A esta luz deben mirarse los asuntos para las estampas.

Las que ya destinada al Quijote, estaban ideadas a esta traza. Habíame para su mejor desempeño puesto, con este preciso objeto, a estudiar la obra, echando visuales sobre lugares y personas, para dar al Artista bien estudiados los asuntos: al efecto tomé reseñas, observé trajes, muebles, arneses, piezas de armería; apunté rasgos y lineamenlos. Para los de las fisonomías poco ha dejado Cervantes que hacer: sus retratos hablan; y ha sido en ellos tan puntual, que nos presenta las personas vestidas y calzadas. Igual puntualidad guarda en la pintura de las situaciones: las escenas están hechas: no hai sino entresacar de ellas las que se presten más al pincel, y puedan hacer mas efecto pictórico.

Con este mi peculiar modo de ver en Bellas-artes, y ecsaminado el punto tan remiradamente, tenía (digo) estudiados nuevos asuntos para las láminas del Quijote, que consultados con el gran Goya, habían merecido su aprobacion. Goya era un Pintor filosofo: acuérdome bien de que contestándome sobre este punto a Lóndres por mano de un Caballero Inglés que hoi reside en Sevilla, me decía que en tiempos había él fantaseado unos Caprichos orijinales con el título deVisiones de D. Quijote; en que por nuevo estilo, pintaba las fantasías del lunático Caballero de la Mancha. Solo el pensamiento éste de Goya es ya una creacion artística, propia de su travesura.

Los dibujos para las estampas de las Novelas de Cervantes se me daban ya hechos, y con todo el primor e intelijencia que yo pudiera desear. Habíalos dejado concluidos de su mano el esmerado D. Luis Paret por encargo de la Casa de Sancha. El viejo D. Antonio había intentado una impresion en folio de las Novelas ejemplares que hiciese juego con la grande del Quijote de la Academia, y aun compitiese con ella en lujo tipográfico y artístico. Con esta segunda parte de los adornos y estampería corrió Paret, y le desempeñó tan lucidamente; que estas estampas son a juicio de peritos su obra maestra, y lo mejor que en esta linca se ha hecho en España. Fué el D. Antonio hombre de bizarros pensamientos, y heredero de sus humos su hijo D. Gabriel; pero con sus bizarrías han dejado abarrancada su casa por el empeño de ilustrar con sus prensas a España, partícipes en ésto de la suerte comun de los Sabios: los Sabios son como los cirios, que por alumbrar a Dios y a los hombres, se consumen ellos.

Con los malos tiempos que se han atravesado, y con el desigual suceso de las grandes empresas del Lope y la Enciclopedia, no pudo la casa de Sancha llevar adelante la de las Novelas y el último de los Sanchas, sabedor del aprecio que había yo merecido a su difunto padre, mediante la amistad de D. Antonio Capmany (a cuyo buen afecto y finezas viviré eternamente agradecido) me hizo ecspresion galante de los dibujos de Paret para las Novelas de Cervantes. Pero ¡dolor de mi! tódo lo he perdido: dibujos de Paret, papeles mios, MS antiguo de La Tía fingida... nada, nada me ha quedado, sino la memoria lastimosa de todo; y... gracias que he quedado yo para contarlo.

Toledo 15 de julio de 1832.

B- J- Gallardo.

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