• Arcadia pictórica en sueño, por F. Preciado de la Vega, 1789.

Francisco Preciado de la Vega, Arcadia pictórica en sueño: alegoría ó poema prosaico sobre la teórica y práctica de la pintura, escrita por Parrasio Tebano, pastor arcade de Roma, dividida en dos partes: la primera que trata de lo que pertenece al dibuxo, y la segunda del colorido. Madrid, Antonio de Sancha, 1789. Págs. 306-323.

"Hasta aqui llega la idea del Pintor perfecto, que he querido decírtela, porque en ella tal vez habrás oido abreviados los principales preceptos, que los Maestros te habrán explicado con mas extension en las Aulas de esta Arcadia. Y pues veo que me oyes con gusto y deseo de aprender y de poder instruir á la juventud, quiero decirte lo que el mismo Depiles ha escrito sobre el uso y utilidad de las estampas, lo que podrá servir para alguna instruccion de los que no habiendo sabido de sus patrias no han podido conocer el mérito de los Pintores de mayor crédito, cuyas mejores obras viéndose en las estampas, si no demuestran el mérito del colorido, te podrán enseñar el de la composicion, el del claro y obscuro el de los paños, y el modo con que enriquecieron sus obras con bellos campos y demas cosas propias de los asuntos, que se expresan en ellas. El Autor habla con una extension grande y con una generalidad, que puede servir á muchos la coleccion de estampas de todos géneros, pero quisiera yo que solo tú, caso que quieras hacer coleccion de ellas, te proveas de las obras de los mejores Profesores, á fin de que te enseñen aquellas partes de la Pintura que te dixe, pues las demasiadas estampas, mas presto sofocan el espíritu, que lo recrean. De muchos aficionados a las estampas tenemos noticias en esta Arcadia, pero el referirlos serviria mas de cansancio que de exemplo. Tu puedes procurar aquellas mejores de buenos Pintores, las que podrán servirte alguna vez para ponerte la vista muchas cosas que pueden ocurrir en varias ocasiones y en varios asuntos. Y pues. deseo. ser breve, te iré refiriendo lo que sobre esta materia tengo leido y quasi de memoria, que es como sigue:

De la utilidad de las estampas y de su uso.

El hombre nace con deseo de saber; nada le impide tanto para instruirse, como el trabajo que encuentra en aprender, y la facilidad en olvidarse: dos cosas, que la mayor parte de los hombres llora con mucha razon: porque despues que se buscan las ciencias, y las artes, y que para penetrarlas se ha dado á luz una infinidad de volúmenes, se nos ha puesto al mismo tiempo delante de los ojos un objeto terrible y capaz de trastornar el espíritu y la memoria. Entre tanto tenemos necesidad de lo uno y de lo ¡otro, ó á lo menos de procurar los medios con que ayudar estas partes en sus operaciones. Os pondré á la vista uno de los mejores , y es de las mas felices producciones de los últimos siglos. Esta es la invencion de las estampas. Ellas han llegado en nuestro tiempo á un grado tan alto de perfeccion, y los Grabadores buenos nos han dado tan gran número de estampas sobre todo género de materias, que han venido ya á ser las depositarias de todo lo que hay mejor y mas curioso en el mundo.

Su origen fué en el año 1460. Dio principio un tal Maso Finiguerra, Platero en Florencia, que grabó en sus obras, y amoldándolas con azufre derretido, advirtió, que aquello que salia del molde, señalaba en sus impresiones las mismas cosas que habia en lo grabado, mediante el negro que el azufre sacaba de las buriladas. Probó el hacer otro tanto sobre planchas de plata con el papel húmedo, pasando una prensa por encima, y le salió bien la prueba. Con esta novedad, le vino la gana a otro Platero de la misma Ciudad, llamado Baccio Baldini de lograr la misma cosa, y el buen efecto que experimentó, le hizo grabar muchas láminas con la invencion y dibuxo de Sandro Boticelo, y con estas pruebas Andres Manteña, que se hallaba en Roma, se puso tambien á grabar muchas de sus propias obras.

El conocimiento de esta invencion, habiendo pasado á Flandes, Martin de Anvers, que entonces era Pintor famoso, grabó cantidad de láminas de su invencion, y envió muchas estampadas a Italia, las quales estaban firmadas de esta manera M. C. El Vasari en la vida de Marco Antonio trae la mayor parte de los asuntos, entre los quales hay uno que representa la vision de S. Antonio, que Miguel Angel, aun muy jóven, habia hecho de invencion tan extraordinaria, que le vino la gana de pintarla.

Despues de Martin de Anvers, Alberto Durero comenzó á comparecer, y nos dió una infinidad de bellas estampas en madera y en laminas que despues envió á Venecia para venderlas.

Marco Antonio, que se hallaba alli entonces, se encantó con la belleza de estas obras, y asi copió treinta y seis láminas que representan la Pasion de Nuestro Señor, y estas copias se recibieron en Roma con tanta mas admiracion, quanto eran mas bellas que los originales.

En este mismo tiempo Ugo de Carpí, Pintor Italiano de mediocre capacidad pero de un espiritu inventivo, halló con el medio de muchas láminas de box, la manera de hacer estampas, que asemejasen á los dibuxos de claro y obscuro; y algunos años despues se encontró la invencion de las estampas de agua fuerte, que el Parmesano puso luego en uso.

Estas primeras estampas movieron por su novedad la admiracion de todos los que las vieron, y los Pintores de habilidad, que trabajaban por la gloria, se sirvieron de esta nueva invencion para dar parte al mundo de sus obras. Rafael entre otros empleó el buril del famoso Marco Antonio para grabar muchos de sus Quadros y de sus Dibuxos; y estas estampas admirables han sido tan alabadas, que han esparcido el nombre de Rafael por todo el mundo.

Despues de Marco Antonio, un gran número de grabadores se ha hecho célebre en Alemania, en Italia, Francia y en los Paises baxos, y han dado á luz de buril y de agua fuerte infinidad de asuntos de todos géneros, historias, fábulas, emblemas, divisas, medallas, animales, paises, flores, frutas , y generalmente todas las producciones visibles del arte y de la naturaleza.

Por esto no hay persona de qualquiera estado y de qualquiera profesion que sea, que no pueda sacar una grande utilidad de ellas. Los Teólogos, los Religiosos, la gente devota, los Filósofos, los hombres de guerra, los viageros, los Geografos, los Pintores, los Escultores, los Arquitectos, los Grabadores, los amantes de las bellas Artes, los curiosos de la Historia y de la antigüedad, y en fin aquellos que no teniendo otra profesion particular, que la de ser gente honrada y honesta quieren adornar su espíritu con conocimientos, que puedan hacerles mas estimables.

No se pretende, que cada uno esté obligado á ver todo, lo que va en estampa para sacar utilidad: al contrario, su número casi; infinito, que presentaria á un tiempo tantas ideas diferentes, sería capaz mas presto de disipar el espíritu, que de iluminarlo. Solo aquellos que al nacer lo lograron de una extension grande, y de una gran claridad, ó que han exercitado algun tiempo muchas y diversas cosas, pudieran verlas todas sin confusion, y aprovecharse.

Pero cada particular puede escoger los asuntos, mas adaptados, á refrescar su memoria, o fortalecer sus conocimientos, y seguir en esto la inclinacion que tiene para las cosas de su gusto y de su profesion.

A los Teólogos, por exemplo, nada les es mas conveniente, que las estampas que tocan á la religion y á los misterios, á las historias santas, y á todo aquello, que manifiesta los primeros exercicios de los christianos y sus persecuciones, los baxos relieves antiguos, que instruyen mucho sobre las ceremonias de la religion Pagana, y en fin todo aquello que semeja á la nuestra, sea santo, ó sea profano.

A los Devotos, los asuntos que elevan el espiritu á Dios, y que pueden fixarlo en su amor.

A los Religiosos, las historias sagradas en general, y lo que pertenece á su órden en particular.

A los Filósofos, todas las figuras demostrativas pertenecientes, no solamente á las experiencias de Física, sino tambien todas las que pueden aumentar el conocimiento, que tienen de las cosas naturales.

A aquellos que siguen las armas, los Planos y las elevaciones de plazas de Guerra, los órdenes de las batallas y los libros de fortificacion en los que las figuras demostrativas ocupan la mayor parte,

A los viageros, las vistas particulares de Palacios, de Ciudades y de sitios considerables, para prevenirles de las cosas que han de ver, ó para conservar las ideas despues de haberlas visto.

A los Geógrafos las estampas de su profesion.

A los Pintores, todo aquello que puede iluminarles en las partes de su Arte, como son las obras antiguas, las de Rafael y de Caraci para el buen gusto, para la correccion del dibuxo, para la manera grande, para la eleccion de fisonomias de cabezas, de pasiones del alma, y de las actitudes. Las del Coregio para la gracia, y para lo fino de las expresiones: las de Ticiano, del Basan y de los Lombardos para el carácter de la verdad, y para las puras expresiones de la naturaleza, y sobre todo para el gusto de Paises: las de Rubens para un carácter de grandeza y de magnificencia en sus invenciones, y por el artificio del claro y obscuro: y otras por fin, que bien que defectuosas en alguna parte, no dexan de tener algo de singular y extraordinario; porque los Pintores pueden sacar una ventaja considerable de todas las diferentes maneras de los que les han precedido.

A los Escultores, las estatuas, los baxos relieves, las medallas y las demas obras antigüas, con las de Rafael, de Polidoro. y de toda la escuela Romana.

A los Arquitectos, los libros que conciernen á su profesion, y que están llenos de figuras demostrativas de la invencion de sus Autores, ó copiadas por el antiguo.

A los Grabadores un competente número escogido de piezas de diferentes maneras, sean de buril, ó de agua fuerte. Esta eleccion les debe servir tambien para ver el progreso y adelantamiento en el grabar desde Alberto Durero hasta el presente. Examinaran con cuidado las obras de Marco Antonio, de Cornelio Cort, de los Caracis, de los Sadelers, de Golzio, de Muler, de Vostermans, de Poncio, de Bolsuert, de Vischer, de Bloemart, de Audran, de Edelink, y de otros mas modernos de un mérito grande, particularmente de la escuela Francesa, que no nombro, por no ser prolixo, y que han tenido un carácter paiticular, con que se han esforzado en la imitacion de la naturaleza, quando han trabajado de su invencion, ó por quadros de diferentes maneras, en que han conservado una fiel imitacion. Comparando, pues, las obras de todos estos Maestros, podran juzgar, quienes son los que mejor han entendido la conducta del grabado, el manejo de la luz, y el valor de los tonos en quanto al claro y obscuro: quienes han sabido acordar mejor en sus obras la delicadez con la fuerza, y el espíritu de cada cosa con la extremada exâctitud á fin, que aprovechándose de estas luces, tengan la loable ambicion de igualarse a estos buenos Maestros , o sobrepujarles.

A los curiosos de la historia y de la antigüedad todo lo que se ve grabado de la historia Santa y Profana, y de la Fabulosa; los baxos relieves antiguos, las columnas Trajaha y Antonina, los libros de medallas, y de piedras grabadas, y muchas estampas, de las que hacen al caso para el conocimiento que desean adquirir ó conservar.

A aquellos en fin, que por ser mas dichosos, y honestos quieren formar el Gusto en las buenas cosas, y tener una tintura razonable de las bellas Artes, nada es mas conveniente, que las buenas estampas. Su vista con un poco de reflexion les instruirá pronta y agradablemente en todo lo que puede exercitar la razon , y fortificar el juicio. Ellas llenarán su memoria de cosas curiosas de todos los tiempos y de todas las provincias: y representando diferentes historias, les instruirán en las diversas maneras de la Pintura.

Juzgarán prontamente mediante la facilidad que hay de ojear Varios papeles, y de comparar asi las producciones de un Maestro con las de otro. De modo que ahorrando tiempo, ahorrarán tambien el gasto; pues es casi imposible juntar en uh mismo lugar quadros de los mejores Pintores en qüantidad suficiente para formar una idea completa sobre la obra de cada Maestro.

Y quando con mucho gusto se llenase un gavinete espacioso de quadros de diversos estilos, no pudiera haber en él mas que dos, ó tres de cada uno lo que basta para poder hacer un juicio bien formado; del carácter del Pintor, ni de la extension de su capacidad. Y asi por medio de las estampas se pueden ver sobre una, mesa, sin trabajó, obras de mucho» Artifices y juzgar por comparacion, con cuya práctica se adquiere un hábito de buen gusto, y de buenas maneras, particularmente si esto se hace en presencia de .alguna persona, que tenga discernimiento en este género de cosas, y que sepa distinguir lo bueno de lo mediocre.

Pero por lo que toca á los inteligentes y amantes de las bellas Artes, no se les puede señalar, ni prescribir cosa alguna, todo está sujeto (en cierto modo) al imperio de su conocimiento; ellos lo entretienen por la vista, tan presto de una cosa, como de otra, por motivo de la utilidad, que sacan, y del placer que reciben.

Obtienen el gusto de ver en quanto se ha grabado por las obras de los famosos Pintores el origen, el progreso, y la perfeccion de ellas empezando desde Giotto y Andres Manteña, hasta Rafael, Ticiano y los Caracis. Ellos examinan las diferentes escuelas de aquel tiempo. Verán en quantas ramas se han dividido por la multitud de discipulos: y en quantos modos el espíritu humano es capaz de concebir una misma cosa, que es la imitacion, y que de alli han dimanado tan diversas maneras, que nos han producido los paises, los tiempos, los espíritus, y la naturaleza.

Entre todos los buenos efectos, que pueden dimanar de las estampas y su uso, me he reducido á poner aqui seis, que harán juzgar fácilmente de los demas.

El primero es el de divertir por la imitacion, representándonos por su Pintura las cosas risibles.

El. segundo es el de instruirnos de una manera mas fuerte y mas pronta que por la palabra. Las cosas (dice Oracio) que entran por los oidos toman un camino mucho mas largo, y mueven mucho menos, que las que entran por los ojos, los quales son testimonios mas seguros y mas fieles.

El tercero el de abreviar el tiempo, que -se emplearia en volver a leer las cosas, que se fueron de la memoria, y refrescarla en una ojeada.

El quarto el de representarnos las cosas ausentes, como si las tuviésemos delante de los ojos, las quales no podriamos ver sino haciendo pertosos viages y grandes gastos.

El quinto el de facilitar la comparacion de muchas cosas juntas, mediante el poco sitio que las estampas ocupan, aunque sean diversas y en gran numero.

El sexto y último el de formar el gusto á las buenas cosas, y el de dar á lo menos una tintura de las bellas Artes, que á los hombres civiles no se les debe permitir, que las ignoren.

Estos efectos son generales: pero cada uno podrá sacar otros particulares segun sus luces y su inclinacion; y por estos mismos podrá arreglar la coleccion que deberá hacer. Porque es muy fácil de juzgar que en la diversidad de las condiciones, de que he hablado, la curiosidad de las estampas, el orden y la eleccion que es menester guardar, dependen del gusto, que cada uno puede tener, y de lo que habrá visto.

Los que aman la historia, por exemplo, no buscan sino los asuntos, que en ella se comprehenden, y para no dexar escapar cosa alguna á su curiosidad, tienen este orden, que es digno de alabanza. Siguen el de las provincias, y el de los tiempos: todo lo que mira á cada estado en particular, y los ponen en una ó muchas carteras para encontrarlos fácilmente.

Primeramente los retratos de los Soberanos, que han gobernado un Reyno, los Príncipes y las Princesas que han sucedido: aquellos que han tenido algun puesto considerable en el estado, en la Iglesia, en las armas, y en la hacienda: los que se han hecho recomendables en diferentes profesiones, y los particulares que han tenido alguna parte en los sucesos historicos. Acompañan estos retratos con algunos renglones escritos, que indican el caracter de la persona, su nacimiento, sus hechos principales, y el tiempo de su muerte.

Segundo; la carta general y las cartas partíticuíares de este estado ó reyno, los planos y las elevaciones de las Ciudades, lo que estas contienen de mas considerable; los Castillos, los Palacios Reales, y todos los sitios que han merecido darse al público.

Tercero: todo aquello que tiene alguna conexion con la historia: como las pompas funebres, los túmulos, lo que mira á las ceremonias, modas y costumbres; y en fin todas las estampas particulares que son históricas.

Esta coleccion, indicada para una Prorincia ó Reyno, se puede adaptar á todos los otros con el mismo orden y economía. Este orden es inventado ingeniosamente, y es muy propio de un caballero y persona da gusto.

Los apasionados a las bellas Artes hacen de otro modo, formando un conjunto por lo que mira á los Pintores y á sus discípulos. Ellos ponen (por exemplo) en la escuela Romana á Rafael, Miguel Ángel, sus discípulos, y sus contemporaneos. En la de Venecia, el Giorgion, el Ticiano, los Basanes, Pablo Veronés, Tintoreto, y los demas Venecianos. En la de Parma, el Coregio, el Parmesiano, y aquellos que han seguido su gusto. En la de Bolonia, los Caracis, Guido, Pominiquino , el Albano , Lanfranco y el (juercino. En la de Alemania, Alberto Durero, Holbens, los Maestros algo inferiores, Guillelmo Bore y otros. En la de Flandes, Otho Venio, Rubens, Vandeik, y los que han practicado sus maximas asi de la escuela de Francia, como de otras Provincias.

Algunos juntan sus estampas con respeto á los Grabadores, sin atender a los Pintores y otros por los asuntos que ellas representan; otros de otra manera; y por eso es justo el dexar á cada uno la libertad de tenerlas segun le parezca mas útil y mas de su gusto.

Aunque se pudiera en todo tiempo, y en qualesquiera edad sacar utilidad de la vista de las estampas, con todo eso el tiempo de la Juventud es mas propio que otro, porque lo fuerte de los Jóvenes es la memoria, y es necesario servirse entonces de esta potencia, para formar un caudal, y para instruirse en las cosas que deben contribuir á formarles el juicio, ó el discernimiento.

Pero si el uso de las estampas, es útil á la Juventud, tambien es de un gran gusto, y de un agradable entretenimiento á la vejez. Esta es una edad propia para el reposo y para las reflexiones, y no estando ocupada con los entretenimientos de las primeras edades, se puede con mas espacio lograr el gusto, que las estampas pueden darnos; enseñandonos cosas nuevas, acordandonos las ideas de las que ya habernos conocido; y teniendo gusto por las Artes, juzgamos por las mismas de las diferentes producciones, que los Pintores y los Grabadores nos han han dexado, y no teniendo este conocimiento, nos lisonjeamos con la esperanza de adquirirlo. En fin, nosotros no buscamos en este gusto, otra cosa que el de excitar dulcemente nuestra atencion por medio de la belleza, y de la singularidad de objetos que nos ofrecen las estampas, porque encontramos en ellas las tierras, los Lugares, y Ciudades considerables que habemos leido en las historias, o que nosotros mismos habemos visto en nuestros viages. De manera, que la gran variedad y el gran numero de cosas raras, que hallamos en ellas, pueden al mismo tiempo suplir por viages cómodos y curiosos, á los que jamás los han hecho, ó que no se hallan en estado de poderlos hacer.

Y asi, es constante por todo lo que he dicho, que la vista de las bellas estampas instruye la Juventud: que recuerda y afirma los conocimientos de los que se hallan en una edad mas adelantada, y que pudiendo ocupar con tanto gusto el tiempo de la vejez, debe ser útil á todos.

No he creido entrar en mayor extension de todo lo que puede hacer recomendable el uso de las estampas, por parecerme, que lo que he dicho es suficiente, para inducir al curioso y al estudioso de la Pintura á sacar conseqüencias conformes á sus ideas y necesidad.

Si los antiguos hubieran tenido en esta parte la misma ventaja que nosotros tenemos hoy dia, y hubiesen por medio de las es ampas instruido á la posteridad de quanto tenian de bello y de curioso, conoceriamos distintamente una infinidad de cosas excelentes de las quales los historiadores no nos han dexado mas que ideas confusas. Veriamos hoy los soberbios monumentos de Memphis y de Babilonia, y aquel Templo de Jerusalen que Salomon habia edificado con tanta magnificencia. Podriamos juzgar de los edificios. de Atenas, de Corintho y de la antigua Roma con mas fundamento y certeza, que por los solos fragmentos que nos han quedado. Pausanias, que nos hizo una descripcion tan exacta de la Grecia, y que nos ha conducido por todos los lugares como por la mano, habria acompañado sus discursos con figuras demostrativas, que hubieran llegado hasta nuestro tiempo, y tendriamos el placer de ver, no solamente los Templos y los Palacios de aquella famosa Grecia, tales quales eran en su perfeccion, sino que tambien hubiéramos heredado de los Antigüos el Arte de fabricar bien. Vitruvio, cuyas demostraciones se perdieron, no nos hubiera dexado en la ignorancia de muchos los instrumentos y máquinas que nos describe, y no hallariamos en su libro tantos lugares obscuros, si las estampas nos hubieran conservado las figuras, que él habia hecho, y de quienes habla él mismo. Porque en materia de Artes, son las estampas las luces del discurso, y los verdaderos modos con que los Autores se comunican. Tambien por falta de estos medios habemos perdido las máquinas de Archimedes y de Heron el antiguo, y el conocimiento de muchas plantas de Dioscórides, de muchos animales, y de muchas producciones curiosas de la naturaleza, que los desvelos y meditaciones de los antiguos nos habian descubierto. Pero sin detenerme mas en dolerme de las cosas perdidas, aprovechémonos de aquellas que las estampas nos han conservado, y que presentemente tenemos.

Hasta aqui habia llegado el Bibliotecario con su discurso, que yo habia escuchado con gusto, y aun manifestaba querer decirme otras cosas, que podrian divertirme, é instruirme, sacadas de libros, que decia tener en su Biblioteca; y habiendo tanto tiempo que yo dormia, y que ardia la luz de mi belon, acaso habiendo formado aquel hongo carbonaceo en la torcida que acostumbran hacer el algodon y el aceyte, entre las chispas, que tal vez lo deshace, se despidió una que vino á caer sobre una mano, que yo tenia encima el bufete, quemándome de tal modo, que hube de dispertar con el dolor, despues de tan largo sueño.

Parecióme que este podria ser instructivo y deleytable á la Juventud, si me fuese facil acordarme de todo lo que habia soñado, y asi antes que lo perdiese la memoria, procuré encomendarlo á la pluma, por si algun dia pudiese servir á la Juventud aplicada á la Pintura, de instruccion y entretenimiento, y podria yo decir entonces con Horacio.

Omne tulit punctum, qui miscuit utile dulci.

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