ESTUDIO DE LA DISCIPLINA
En este módulo estudiaremos la parte de la Teología Sistemática que incluye el estudio sobre la persona del Espíritu Santo (Pneumatología) y la Iglesia (Eclesiología), con el objetivo de proporcionar conocimientos básicos mencionando: el Espíritu Santo en sus definiciones etimológicas; Naturaleza, Personalidad y Divinidad; Su acción en el Antiguo y Nuevo Testamento, Sus Nombres y Símbolos, El Bautismo, Los Dones Espirituales, El Fruto del Espíritu Santo. en la Segunda Parte, La Naturaleza de la Iglesia, El Carácter Meritorio de la Iglesia, La Organización de la Iglesia, La Misión de la Iglesia y Ministerio de la Iglesia.
Al finalizar tus estudios e investigaciones deberás tener conocimiento de los conceptos básicos de esta parte de la Teología Sistemática, que se trata del Espíritu Santo (Pneumatología) y de la Iglesia (Eclesiología); buscando visualizar y aprehender cada aspecto descrito en este libro.
Nuestros más sinceros votos de éxito en su aprendizaje y que Dios enriquezca su vida con abundantes bendiciones espirituales.
El Espíritu Santo, como tercera persona de la Trinidad, tiene su actuación desde antes de la Creación, cuando la Santa Biblia menciona: "y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Gn. 1.2).
Desde el principio, se ve al Espíritu Santo en Movimiento; por lo tanto, estamos de acuerdo en que el término relacionado con el Espíritu Santo que mejor lo define es Pneumatología, que se trata del Movimiento del Espíritu. Con eso, no queremos decir que los otros dos términos actuales relacionados con el Espíritu Santo, Pneumagiologia y Paracletologia, sean menos importantes.
Pero creemos que el término predominante es el que propone el Movimiento, Pneumatología.
La Doctrina del Espíritu Santo puede ser definida en tres maneras distintas; como se indica a continuación:
Palabra formada por dos radicales griegos: "Pneuma", que significa "aire, viento, aliento"; términos que en las culturas antiguas tenían conexión con fuerzas espirituales invisibles, de ahí la derivación del término para Espíritu. Y el término "logia" que significa Tratado "Estudio". Hay entre los radicales griegos el sufijo "ma" que denota "movimiento". Por lo tanto, se tiene el significado preciso de la palabra Pneumatología como: "El Movimiento del Espíritu". Por lo tanto, este periódico propone el "Estudio del Movimiento (o Acción) de Espírito Santo".
Palabra que también se forma por dos radicales griegos; tenemos en su significado el término "parakletos" definido como "el consolador" y "logia" que significa "tratado" o "estudio". El término paracleto, también se puede definir como ayudante, ayudador y abogado o aquel que intercede por alguien.
Por lo tanto, Paracletología significa "Estudio del Consolador".
Este se deriva de tres términos griegos, como sigue: "pneuma", como "aire, viento, espíritu"; "hagios", que significa "santo"; y "logos" o "logia" como "tratado o estudio", que significa "Estudio del Espíritu Santo".
Es el término que mejor define la nomenclatura de la tercera persona de la Trinidad, bíblicamente hablando.
Veamos algunas referencias bíblicas que dan fe de la veracidad de la información: en las palabras de Jesús en Mateo 28.19: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"; en las palabras del apóstol Pablo en su segunda carta a los Corintios 13:14, cuando dice: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros".
El Espíritu Santo es un ser personal, así como las otras dos personas de la Trinidad.
Él es el agente directo de Dios; es el nexo entre Dios y el hombre a través de la persona bendita de Jesucristo. Su papel es proponer la comunión, la intersección entre los seres humanos y el Ser Supremo.
Como persona el Espíritu Santo posee:
Voluntad propia, como se menciona en Génesis 6:3, donde Dios dice que su Espíritu no luchará con el hombre para siempre; él es quien delimita su acción por su propia voluntad.
El Espíritu Santo es mencionado también como la propia 'Sabiduría'; como se puede verificar en Ex 28.3: "Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote"
En 1 Reyes 3.28, dice: "Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios (del Espíritu Santo) para juzgar".
Entre otras referencias, se podría citar Dn. 5:11-14, que identifica el espíritu que actúa en Daniel como el espíritu de inteligencia y sabiduría de los dioses (el Espíritu Santo).
La palabra sentimiento puede ser traducida como el acto o efecto de sentir sensibilidad, disposición afectiva con relación a las cosas de orden moral o intelectual, afecto, amor, tristeza, pesar.
El Espíritu Santo está sujeto tanto a alegrarse como a entristecerse.
Como agente activo entre Dios y los hombres a través de Jesucristo, el Espíritu Santo es el que interpreta nuestras acciones ante Dios.
Describiendo a cada una de las habilidades referentes al sentimiento, tenemos:
a) Sensibilidad:
El término está directamente relacionado con las acciones del ser humano con relación a Dios, pues, entristeciendo al Espíritu Santo, automáticamente se vuelve ofensa a Dios. Se puede tomar como ejemplo el pasaje de Isaías 63:10: "Mas ellos (el pueblo de Israel) fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos". O también, en Efesios 4.30 que dice: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención,
b) Afecto:
Sentimiento de cuidado y preservación de la humanidad. Especificado en Romanos 8:1-16; en síntesis, el texto se trata del cuidado que el Espíritu Santo ejerce sobre todo hombre que se deja guiar por Él. Incluso, el escritor afirma que el que no tiene el Espíritu de Dios no es hijo de Dios.
c) Amor:
En el Libro de Romanos 5.5, vemos que el Espíritu Santo derrama en el corazón del ser humano el amor de Dios. Y este amor es un amor no fingido (Rm. 12:9). Es imposible mentirle al Espíritu Santo (Hch. 5:3,4), porque siendo Dios, también es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente.
d) Tristeza:
En el intento de medir el amor de Dios o su justicia, se vuelve plausible insertar en el ámbito trascendente de la deidad aspectos de figuras de lenguaje, necesarias para volver posible la comprensión. Para definir sentimientos como tristeza, odio, amor, utilizamos la figura de lenguaje con el nombre de mencionar la referencia de Efesios 4:30, tenemos:
"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con sellados para el día de la redención.
El Espíritu Santo puede ser entristecido. Siente también ser resistido según Hechos 7:51. Incluso, como vemos en Hechos 5:3. Puede ser ultrajado (Hebreos, por último, pueden blasfemar contra Él, según Mateo imperdonable.
El Espíritu Santo da órdenes a los hombres El pasaje citado se trata de la historia del etíope tras viajaba, leía en su carro al profeta entender lo que estaba leyendo. El Espíritu Santo de Dios habla a Felipe que se acerque al carruaje y, al oír que el oficial no entendía aquellas palabras, se puso a ministrarle con la sabiduría del Espíritu; lo que llevó al etíope a la conversión.
El Espíritu Santo enseña (Juan 14:26). Jesús, en sus últimas instrucciones a los discípulos, menciona que no los dejaría huérfanos, sino que enviaría al Consolador. Este Consolador (Paráclitos) nos enseñaría todas las cosas y nos recordaría todas las enseñanzas de Jesús. Él es el enseñador.
El Espíritu Santo Comisiona (Hechos 13:2). Los hermanos Bernabé y Saulo son llamados a la Obra Misionera.
El Espíritu Santo intercede (Rm. 8.26): "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
Esta expresión, "gemidos indecibles", es de difícil interpretación, porque no tiene un significado adecuado para definir qué tipo de gemidos o gritos pronuncia el Espíritu Santo a nuestro favor. Es la cumbre del amor de Dios demostrado en la Tercera Persona de la Trinidad: el Espíritu Santo.
Como ya hemos visto o en la unidad anterior, se puede verificar que el Espíritu Santo es desde antes de la fundación del mundo, como se menciona en Génesis 1.2: "y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas." A partir de esta afirmación verificaremos las manifestaciones del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, Su interacción con el hombre y los campos de Su actuación.
La primera mención del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento se encuentra en el segundo versículo de la Santa Biblia, demostrando que Él es desde antes de la fundación del mundo. Se puede afirmar que, así como Dios es infinito, también el Espíritu Santo y Jesucristo son infinitos; es decir, sin principio ni fin. Ellos existen desde la eternidad; no hay genealogía ni contaje de días, son eternos.
a) En Génesis 1.2: "... y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas".
b) En Génesis 6.3, donde el propio Dios menciona: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne.
c) El libro de Números en el capítulo 11, de los versículos 24 al 30 menciona un episodio único en el Pentateuco, refriéndose a la efusión del Espíritu. Se dice que Moisés, cansado e indignado con el pueblo se queja a Dios por sentirse incapaz de conducir solo al pueblo. Entonces Dios decide compartir el Espíritu Santo que está en Moisés con otros ancianos de Israel. Es interesante notar que, Dios también podría simplemente llenar a los ancianos con Su Espíritu; pero no es esto lo que sucede, Él lo toma del Espíritu que está en Moisés y lo distribuye entre los ancianos que, a partir de aquel momento, lo ayudarían en la tarea de conducir a Israel a la Tierra Prometida. Cuando Dios descendió en la nube y les habló; los ancianos no solo fueron llenos del Espíritu Santo, sino que también profetizaron.
d) El Salmo 51 aborda uno de los más bellos himnos del salmista David; cuando reconoce que sin el Espíritu Santo no es nada, cuando suplica: "No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu." (Sal. 51. 11). David reconoce que su pecado al poseer a Betsabé, esposa de Urías, lo había alejado de Dios y estaba en peligro inminente de perder la Unción del Espíritu Santo; ese mismo Espíritu que ungía sus manos cuando tocaba su arpa al rey perturbado (Saúl) y el espíritu maligno se alejaba de él.
e) Isaías - el Profeta Mesiánico - Hay la manifestación del Espíritu Santo, frecuentemente; cuando de su visión en el Templo (6). Especialmente en el capítulo 11.2, entre otros, como sigue: "Y reposará sobre Él (Jesucristo) el Espíritu de Jehová (Espíritu Santo). "También en Isaías 32.14-18: Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada; 15. hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. 16. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. 17. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. 18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
Queda evidente en el texto bíblico anterior que, cuando el derramamiento del Espíritu Santo de Dios inunda la vida del ser humano, ciertamente producirá el sentimiento de Paz, Justicia y Seguridad.
Desde la creación, Dios ha estado tratando de mantener la comunión con el hombre. Primero en el Edén, donde hablaban diariamente. Cuando el pecado entró en el mundo, automáticamente, el hombre perdió la comunión con Dios. Ni por eso Dios lo abandona; como se menciona en Hebreos 1:1: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas". Es decir, Dios continuó hablando con los hombres a través de los Profetas.
a) Profeta: la palabra Profeta viene del griego "prophêtês", de pro ("antes" o "por") y "phêmi" ("hablar"). El profeta, por lo tanto, es el que habla antes en el sentido de proclamar, o 'el que habla por', es decir, en el nombre de Dios.
En el Antiguo Testamento hay tres términos que designan la palabra "profeta": ró'eh, nãbt' y hõzeh. El primer y último término son designados como carácter habitual o temporal de la visión, mientras que el segundo término "nãbt'" se relaciona con la misión profética.
b) Profeta Temporario: Los términos rõ'eh y hózeh están directamente ligados a un ministerio profético temporario, como se menciona en el pasaje de Números 11.24-30, cuando los ancianos llenos del Espíritu Santo profetizaban, pero la profecía sucedió solo en aquella ocasión. Otro hecho a ser mencionado es el de Saúl (1 Samuel 10 y 19:23,24), cuando este fue lleno del Espíritu Santo y profetizó. Aparentemente estas fueron las dos veces que hubo este tipo de manifestación del Espíritu de Dios en Saúl.
c) Misión Profética: El término nãbt' designa la función de Misión Profética, es decir, aquel que ejercería un Ministerio Profético y no una sola vez; pero podría ser por un largo o un corto periodo.
Los profetas del Antiguo Testamento generalmente iniciaban sus mensajes diciendo: "Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo..." (Jer. 1.4); "Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí.. "(Ez. 2.2).
Esto implica en que, había una manifestación momentánea de Dios en la vida del profeta; indica que quedaban llenos del Espíritu Santo a cada cierto tiempo. Mientras que la promesa del derramamiento del Espíritu (es permanente), predicha en Joel 2; hecho que se cumple en Hechos 2 y continúa cumpliéndose en la vida del creyente, hasta que Jesús regrese en su segunda venida en las nubes del cielo.
Por lo tanto, se puede afirmar que en el Antiguo Testamento no todas las personas que servían a Dios podían recibir la manifestación del Espíritu Santo.
En el punto anterior, se puede comprobar que ni todos los hombres eran llenos del Espíritu Santo; mejor dicho, apenas algunos recibían manifestaciones del Espíritu. Sin embargo, siempre había la acción del Espíritu con el objetivo de acercar al hombre a Dios; buscando la interacción entre el Creador y la criatura, promoviendo el arrepentimiento en el corazón del hombre, la conciencia del pecado.
Se verifica que el Espíritu Santo, al manifestarse a través de los profetas, hacia reclamaciones para el conjunto de personas, difícilmente la revelación era hecha individualmente. Hasta porque, Dios buscaba a todo un pueblo. El pueblo escogido de Dios, el hijo de su amor, Israel. Pero siempre apuntando al Cordero Inmaculado; el sin pecado, perfecto: JESUCRISTO.
El Espíritu Santo, como tercera persona de la Trinidad, actuaba de forma preparatoria en el Antiguo Testamento, pero su acción fructífera ocurriría después de la ascensión de Jesús, como agente directivo, santificador y regenerador de la Iglesia de Cristo.
La gran controversia que gira en torno al Dios encarnado, ha estado desencadenando muchas discusiones entre los teólogos desde el siglo III de la Era Cristiana. La esencia del tema sería cómo Jesús podría poseer dos naturalezas; humana y divina al mismo tiempo.
Para el evangelista Lucas, uno de los escritores de la Santa Biblia, esto no es una controversia sino un hecho. Jesús, como Mesías, jamás podría ser partícipe de la generación pecadora in natura, como cualquier otro ser humano. Él era el Hijo del Dios Altísimo.
En el capítulo 1, versículos 26-38, Lucas menciona el anuncio del nacimiento de Jesús por el ángel Gabriel. El versículo 35 especifica bien la naturaleza del niño cuando dice:
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios".
Asimismo, la lectura del texto explica que lo que sucederá será nada más y nada menos que la acción del Dios Padre, 'la sombra del Altísimo te cubrirá'; del Dios Espíritu Santo, ¿qué? Engendrar al Hijo del Altísimo. No hay como cuestionar; porque el texto mismo aclara, la manifestación divina en la concepción de Jesús. Y, por lo tanto, la indiscutible acción del Espíritu Santo.
El teólogo Otto Piper define muy bien esta cuestión cuando dice:
Es por esta razón que los escritores del Nuevo Testamento no tratan la encarnación como un hecho relevante en sí mismo, sino como el resultado del propósito divino de la salvación, o como la fuente capital de todas las dadivas que los creyentes disfrutan. "
Lo importante es resaltar que hubo la acción del Espíritu Santo en la concepción de Jesús.
Juan, lleno del Espíritu Santo, en su predicación mencionaba que él era apenas 'la voz que clamaba en el desierto', pero que después de él vendría uno del que él no era digno de desatar las sandalias de sus pies y que los bautizaría con el Espíritu Santo.
Con motivo del Bautismo de Jesús, cuando este se acerca a Juan el Bautista que, mientras tanto, se resiste a bautizarlo; pero por orden del mismo Jesús, Juan consiente en el bautismo. En el postbautismo, Juan Bautista tiene una de las más hermosas visiones, avista al Espíritu Santo descender sobre Jesús en forma de paloma y escucha una voz que dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mt. 3.16, 17). Es el atestado de Dios Padre, dando testimonio de Su Hijo, a través el símbolo del Espíritu Santo. Es la Trinidad testificándose entre sí.
El evangelista Mateo escribe, en el capítulo 4 y versículo I: "Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.". Se fue al desierto, sin embargo, estaba lleno del Espíritu Santo.
Aun en el libro de Mateo 12.17,18, dice: "para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías (42.1-4), cuando dijo: He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio.
Jesús, al sanar y liberar a todos los pueblos, sin distinción, mientras cumplía su ministerio profético aquí en la tierra, estaba proclamando el amor y la justicia que Dios ejercerá sobre toda carne. Independientemente de la raza, tribu, nación; condición financiera, psicológica, intelectual. Lo que le importa a Dios es un espíritu quebrantado. Y un corazón lleno de la plenitud del Espíritu Santo.
Suponiendo de que el mismo Jesús fue lleno del Espíritu Santo, mientras ejercía su ministerio terrenal, nos pone en jaque, frente a las objeciones hechas por varias Escuelas Teológicas, respecto a la acción del Espíritu Santo en el presente siglo. El Espíritu Santo estuvo presente, prácticamente, durante toda la vida de Jesús, desde la concepción.
Cuando Juan el Bautista menciona que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo, él estaba hablando de un bautismo similar al suyo; por inmersión. Esto significa ser y estar sumergidos en el Espíritu Santo.
Jesús promete a sus discípulos que nunca los dejaría huérfanos, sino que enviaría al Consolador; como testifica Juan, el discípulo amado, cuando registra las palabras de Jesús que dice:
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros." (Jn. 14.16,17).
En el estudio de la unidad anterior se verificó la acción del Espíritu Santo en la unción y capacitación de la ejecución del ministerio terrenal de Jesús. Verificamos las diversas actuaciones del Espíritu Santo en la vida cotidiana de Jesús, tales como: en la concepción (Lc. 1.35); en su bautismo (Mc. 1:11); Jesús va al desierto para ser tentado por Satanás, pero antes fue "lleno del Espíritu Santo" (Lc. 4.1); iniciando su ministerio cuando regresa a Galilea (Lc. 4.14); Él mismo testifica que el Espíritu Santo está sobre su vida (Lc. 4.18,19).
En esta unidad se buscará desarrollar comentarios sobre Su personalidad; la promesa que se cumple; y sus manifestaciones.
Mientras que en el Antiguo Testamento acción del Espíritu Santo era implícita; en el Nuevo Testamento se hace explícito, porque fue para este tiempo que Su ministerio continuo fue proyectado. El mapa trazado por Dios en la historia de la humanidad, estipulado para la búsqueda incesante de la salvación del ser humano, fornecería total libertad de actuación al Espíritu Santo. Jesús especifica claramente la acción del Espíritu Santo, primero en la vida de sus discípulos y, en consecuencia, en la vida de todos los que en Él creen. En el pasaje bíblico del evangelista Juan en el capítulo 14, Jesús, en su deidad, escudriña el alma, el corazón y el espíritu de los discípulos. Se dice que en el capítulo anterior (13), con ocasión de la última Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos, demostrando humildad; y también denuncia que será traicionado por uno de ellos. Sin embargo, la noticia de mayor impacto para los discípulos fue cuando Jesús menciona su muerte y separación de sus amados. Otro hecho que llama la atención es la insistencia de Pedro en acompañar a Jesús; diciendo que, si era necesario, iría con Él hasta la muerte; al que Jesús responde: "De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces" (Mt. 26.34).
En vista de todos estos hechos, hay un quebrantamiento de espíritu mutuo. Entonces, en el capítulo 14, Jesús busca consolar a sus discípulos, diciendo que la separación sería temporal, pues Él iría a preparar un lugar y volvería para que viviesen para siempre con el Señor. También menciona que, si ellos fuesen obedientes, recibirían al Consolador, "allon Paracleto", quien les revestiría de poder. Y que, a través de la unción del Espíritu Santo, sus discípulos harían obras más grandes que las suyas. Veamos: el borde del manto de Jesús sanó, pero la sombra de Pedro también sanó (Hch. 5.15); y Pablo con los pañuelos que lo habían tocado también sanaba (mientras vivía en prisión; por lo tanto, estaba imposibilitado de orar personalmente por los creyentes); entre otras situaciones milagrosas
Los Tárgums llamaban a los días del Mesías como días de Gran Consolación. E, incluso, para los judíos uno de los nombres del Mesías era "Menahem", el Consolador.
Mientras tanto, se verifica la finalización del ministerio terrenal de Jesús y el inicio del ministerio del Espíritu Santo. Este mismo Espíritu es mencionado por Jesús como el Espíritu de la Verdad.
La acción del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento es más amplia que en el Antiguo Testamento.
En aquel tiempo, los hombres recibieron una manifestación temporal del Espíritu del Señor, eran revestidos de poder para realizar determinada tarea o trabajo. Ahora, en el Nuevo Testamento se ve una actuación interior, es decir, no sólo habría una manifestación del Espíritu, sino que Él habitaría en el ser humano que obedeciera a los mandamientos de Jesús y estuviera en plena comunión con Él.
Fue proferido por el profeta Joel (JI. 2.28, 29); mencionando el derramamiento del Espíritu. Sin embargo, como ya se verificó en esta obra, varias manifestaciones del Espíritu Santo ya habían ocurrido en el Antiguo Testamento, pero, los que fueron llenos del Espíritu del Señor lo recibieron por ocasión de realización de un servicio impar para Dios; en otras situaciones aparecen profecías, pero no evidencia de glosolalia (hablar en otras lenguas).
El Evangelio de Juan, en el capítulo 14 y versículos 15 al 17 dice:
"Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros."
Con motivo de la ascensión, Jesús pronuncia su último discurso a sus discípulos, diciendo: "Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto" (LC 24.49).
La promesa que Jesús había hecho a sus discípulos era evidenciada en ese día muy agradable, el día del Pentecostés. El escritor Lucas menciona
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. " (Hch. 2.1-4).
La fiesta de Pentecostés, que representaba la celebración de los primeros brotes de la cosecha, acontecía durante siete semanas y un día, es decir, cincuenta días después de la Pascua y era frecuentaba por los pueblos de diferentes idiomas. Pentecostés viene del griego 'pentekostos' y significa quincuagésimo.
Juan el Bautista había predicho que el Espíritu Santo vendría acompañado de viento y fuego (Mt. 3.11 ,12). Y, es de esta forma que la promesa que recorre todo el Antiguo Testamento, pasando por los profetas; llega la Nueva Alianza con la predicción de Juan Bautista y reafirmada por el amado Jesús, llamado el Cristo, el Mesías,
Esta experiencia, ciertamente, revestiría a los discípulos para llevar a cabo la difícil tarea que les había sido confiada, y no sólo a ellos, sino a toda la Iglesia de Jesucristo- predicar el Evangelio a todas las naciones y hasta los confines de la tierra.
El Poder del Espíritu Santo en la Predicación del Evangelio
Después de haber sellado a los cristianos en aquel día único para los que allí estaban, aún hay evidencia de la manifestación cuando Pedro predicó en aquel mismo día, cuando en el poder del Espíritu Santo, aproximadamente 3000 personas aceptaron a Cristo como su Señor. Era un gran crecimiento para aquella congregación iniciante. Y esta situación se repetía todos los días, no sólo a través de la predicación de los apóstoles; sino todos los cristianos llenos del Espíritu; predicaban el Evangelio con osadía y muchos se volvieron prosélitos aceptando el mensaje de salvación. Es necesario mencionar que Pablo, el apóstol de los gentiles, después de encontrarse con Jesús, pasa a proclamar este evangelio lleno del Espíritu Santo.
El revestimiento del poder del Espíritu Santo para obrar milagros y maravillas
Veamos:
La cura de un cojo en la puerta del templo Hermosa (Hch. 3.1-6)
Curación de Eneas (Hch. 9.32-34)
Dorcas es resucitada (Hch. 9.36-40)
La Salvación de toda la casa de Cornelio (Hch. 10.1-48)
Saulo reprende al espíritu maligno de Barjesús y el procónsul Sergio Paulo se entrega a Cristo (Hch. 13. 4-12)
Estos son algunos, entre muchos otros milagros y maravillas obradas por el Espíritu Santo desde la primera manifestación en el día del Pentecostés, y que aún hoy pueden manifestarse.
Los Nombres atribuidos al Espíritu Santo están relacionados, directamente, con la preocupación de los judíos en cumplir el mandamiento de no pronunciar el Nombre del Señor en vano.
En la Biblia Hebraica, no se menciona la nomenclatura Espíritu Santo, pero esto no altera la acción ejercida sobre la humanidad por el agente directo de Dios; el Espíritu Santo está obrando desde la fundación del mundo.
El título que evidenciaba al Espíritu Santo era Espíritu de "Yaweh", denotando "Espíritu" en hebraico "ruach"y el tetragrámaton YHWH o Yahweh (Dios). Para los críticos de la acción del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, la Santa Biblia explícita ya en su inicio, Génesis 1 .2: "... y el Espíritu de Yahwehse movía sobre la faz de las aguast Esto denota la presencia constante del Espíritu en la creación ya lo largo de la historia de la humanidad.
A ejemplo del Antiguo Testamento, Dios parece insistir en que los seres humanos entiendan que la Trinidad se complace en trabajar unida. Cuando en el segundo versículo bíblico describe cuál era la actividad del Espíritu Santo en aquél exacto momento.
Los escritores de los evangelios sinópticos en su primer capítulo lo llaman el Espíritu (Pneuma) Santo y su acción en el nacimiento y vida de Jesús. El evangelista Juan busca describir al Dios encarnado y menciona inmediatamente el testimonio de Juan el Bautista, quien había visto al Espíritu Santo reposar sobre Él; y este es el que bautizaría con el Espíritu Santo.
En el Evangelio de Juan, se ve también la mención que Jesús hace de que enviaría al Consolador. Se puede entender como Consolador, como el que ayuda o el consejero, o el que orienta (Jn. 14.16).
El que testifica las verdades de Dios en el corazón del cristiano.
Que direcciona a todo aquel que cree en Jesús a seguir y a vivir en Espíritu y en verdad, jamás involucrándose con el relativismo de este siglo, donde existen medias verdades. Si no, vivenciar a Cristo en su interior y sufrir por la verdad, si es necesario (Jn. 15.26).
Cuando Jesús dice que sus discípulos serían sus testigos (Hch. 1.8), Él ya tiene en mente que sin la unción del Espíritu Santo nunca habrían ejercido este llamado. Como ejemplo se puede señalar a Pedro, que en menos de veinticuatro horas después de haber declarado su amor a Jesús, lo niega. Es el Espíritu Santo que capacita al cristiano a testificar de Jesús.
La palabra predicada para ejercer el efecto por el que fue dicho debe ser inspirada por el Espíritu Santo, pues de lo contrario nada sucederá, porque es el Espíritu Santo quien convence al hombre de su pecado, produciendo en el ser humano el arrepentimiento y, por consiguiente, la aceptación de Cristo. Y, también, de la Justicia de Dios en estar ofreciendo la oportunidad de conocerlo, así como del juicio venidero (Jn. 16.8).
El Espíritu Santo, al convencer al hombre de su pecado, cuando este acepta la salvación, pasa a ministrar en este nuevo convertido el proceso de santificación. Al mencionar la santificación, se tiene en mente como símbolo el fuego, que es el agente purificador inteligible para el ser humano. Para lapidar el metal, el artificio utilizado es el fuego; por lo tanto, al pensar en santificación, ya se tiene la percepción de estar en medio al fuego de la purificación (2 Ts. 2.13).
La nueva vida en Cristo representa estar muerto al mundo. Y el Espíritu Santo produce esta nueva vida. El hombre pasa a ser morada del Espíritu Santo. Por lo tanto, debe buscar vivir en Espíritu, andar en Espíritu y mortificar la carne para vivir en el Espíritu. Además, dejarse guiar por el dulce Espíritu Santo de Dios (Ro. 8.13).
El amor de Dios es incomparable. Además de salvar, santificar, vivificar, guiar, orientar, Dios, a través de su Espíritu Santo, adopta a todo ser humano que se acerca a Él y acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es por la acción del Espíritu Santo que todo hombre puede ser llamado hijo adoptivo de Dios y coheredero con Cristo (Ro. 8.14-17).
El versículo que mejor describe esta verdad se encuentra en Efesios 1.13; cuando dice que todo aquel que aceptó el evangelio de salvación fue sellado con el Espíritu Santo de la promesa. La promesa de estar para siempre con el Señor Jesús, la promesa hecha en el evangelio de Juan en el capítulo 14. Esta es la esperanza última de todos los que están en Cristo, las riquezas de la gloria de la herencia de los santos. El Espíritu Santo es la Garantía de esta herencia.
El momento de más grande actuación del Espíritu Santo es el tiempo de la Gracia. El escritor a los hebreos, en el capítulo 10.29, menciona que el que conoce a Cristo y se aparta de sus mandamientos sufrirá mayor juicio. Por el hecho de no solo haber pisado la sangre de Jesús, sino principalmente por haber hecho agravio al Espíritu de la Gracia (Espíritu Santo).
No hay nada que se pueda comparar con la Gloria de Dios. Y la expectativa de todo cristiano es conocerlo en el Cielo de Gloria; vivenciar la Gloria de Dios de una manera profunda nunca antes experimentada. Si al vivir en el Espíritu, mortificando la carne, el creyente es vituperado por el mundo; entonces el Espíritu de gloria reposa sobre el cristiano (1 Pe. 4.14), haciendo que el que ama a Dios y se complace en andar en sus caminos triunfe.
Los símbolos son formas de representación para una mayor amplitud de entendimiento del ser o material a ser comprendido.
Cuando se trata del Espíritu Santo, tenemos, es la materialización o la forma concreta de aquello o de aquel que tiene en su esencia la forma abstracta.
Como ya fue dicho en unidades anteriores, es evidente que, siendo Dios en la representación de la tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, trajo consigo varios símbolos representativos.
Para mejor comprensión del lector bíblico, podemos clasificar los Símbolos del Espíritu Santo de la siguiente manera.
PALOMA: Caracteriza al Espíritu Santo como Pacificador.
FUEGO: Lo caracteriza como Purificador y santificador.
VIENTO: Caracteriza al Espíritu Santo como Vivificador.
ÁGUA: Demuestra al Espíritu Santo como Sustentador
ACEITE: Demuestra al Espíritu Santo como Vivificante.
SELLO: Demuestra al Espíritu Santo como Consolador.
Veamos el significado de estos símbolos:
El término hebraico para viento es “ruach”, que tiene un amplio significado semántico, puede ser identificado como 'viento, espíritu o soplo.
En griego, el término “pneuma” es representado por viento o espíritu. Si se traduce literalmente, sería 'El Viento Santo' o 'El Espíritu Santo'.
En el Evangelio de Juan en el capítulo 3, aparece el encuentro de Jesús con Nicodemo donde Jesús menciona la necesidad del Nuevo Nacimiento cuando dice que nadie puede nacer de nuevo en Cristo sin el arrepentimiento y, por lo tanto, bajo la acción del Espíritu Santo al mencionar que el viento sopla y va a donde quiere. Jesús dijo: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Jn. 3.8). Esto designa, que no debe existir una especulación exacerbada de aquel que profesa a Cristo como Señor y Salvador, pues el que es nacido del Espíritu, descansa en él.
Se puede destacar entre las referencias bíblicas, la más contundente de todas, Hechos 2.2, refiriéndose al derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés: "Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados".
El viento no es visible para la humanidad, pero se sienten su acción y efectos en la naturaleza (Jn. 3.8).
Algunas de las características del Espíritu Santo evidenciadas en este simbolismo son las siguientes:
a) Soberanía. La soberanía del Espíritu Santo queda evidente en algunos pasajes de la Sagrada Escritura (Hch. 13.2; 16.6-8).
b) Omnipresencia. El Espíritu Santo es omnipresente, como lo son el Padre y el Hijo, la primera y segunda persona de la Santísima Trinidad (Ez. 37.12-14). El Espíritu Santo está en nosotros no como posesión, sino como acción creadora, renovadora, vivificante y santificadora.
El profeta Isaías, cuando tuvo su visión del trono de Dios en el Templo, pasa por la purificación. Él dice: "¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios..." La santidad de Dios produce arrepentimiento y temor, y el ser humano sólo resta reconocer su pecaminosidad, pequeñez e insensatez. Pero de repente el profeta ve el favor de Dios viniendo en su dirección y exclama: "Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado." (Is. 6.1 ss). Fue el fuego purificador de Dios el que entró en acción.
El día de Pentecostés, la Iglesia estaba reunida buscando la presencia y la misericordia de Dios. En vista de la promesa hecha por el Maestro por ocasión de su Ascensión, tenemos:
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego. (Hch. 2.2,3). Y como confirmación del pronunciamiento hecho por Juan el Bautista, cuando estaba a punto de bautizar a Jesús; cuando dice:
"Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento"; -Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego." (Mt 3.11).
Y así todos los creyentes reunidos en el día de Pentecostés reciben la promesa y el revestimiento de poder para llevar a cabo el 'Id' de Jesús. El cristiano del siglo XXI, como los hermanos de la iglesia primitiva, también necesitan este revestimiento de Poder para ejecutar su tarea en la tierra.
El fuego también trae en su simbología la reiteración del juicio que Dios ejercerá sobre la tierra, sobre los hijos de la desobediencia. Juan Bautista, en su discurso, aun por ocasión del bautismo de Jesús menciona: "Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará." (Lc. 3.17). En la parábola del trigo y la cizaña, el propio Jesús dice: "De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo." (Mt. 13.40).
En el pasaje de la Biblia de 1 Tesalonicenses 5,19, tenemos: apaguéis al Espíritu"
Por lo tanto, cualquiera que no se revista del fuego del Espíritu Santo está sujeto a la condenación eterna, o a recibir el juicio de Dios; ya que, la Palabra nos amonesta a no dejarnos vaciar del Espíritu Santo de Dios.
En el Antiguo Testamento, la primera vez que aparece esta ave es en el Diluvio (Gn. 8.6-12). Esto es importante, ya que, para una mejor comprensión de los símbolos, vale la pena considerar dónde aparece por primera vez. Después de cuarenta días en el Arca, Noé envió una paloma para ver si la tierra ya estaba seca y con vida nueva. La primera vez, la paloma regresó al Arca, ya que no encontró lugar de reposo para sus pies. La segunda vez, después de una semana, la paloma volvió trayendo en su pico una nueva hoja de olivo. Después de siete días más, Noé soltó la paloma nuevamente, y esta vez no regresó; indicando así que la tierra estaba lista para ser repoblada una vez más. Estos acontecimientos tienen un significado profético, indicando el actuar de la persona del Espíritu Santo, a través de los siglos, en la Obra de Redención y Restauración de la Humanidad caída.
Isaías, el profeta mesiánico del Antiguo Testamento, dice: 'Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; (Espíritu Santo) ..."(Is. 11: 2).
En el Nuevo Testamento, los Evangelios describen la escena protagonizada nada más y nada menos que por Juan Bautista y Él, el amado Jesucristo: y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma..." (Lc. 3.22). Así se cumple la profecía de Isaías. Queda evidente aquí, la manifestación indiscutible del Dios Trino: el Padre, proclamando desde el cielo su testimonio acerca de su Hijo; el Hijo, siendo bautizado en las aguas del río Jordán, y el Espíritu Santo viniendo del cielo y reposando sobre Él.
La simbología de la paloma es un arquetipo de Paz y mansedumbre. Por lo tanto, tenemos en Zacarías 4.6; "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos."» Así como la paloma, el Espíritu Santo simboliza sencillez, gentileza, paz, amor y constancia. Estas son también características del Señor Jesús cuando dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la pueda, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Ap. 3.20). La paloma también simboliza la sencillez; tal sencillez puede ser traducida por pureza en el actuar. (Mt. 10.16b).
El Espíritu Santo trata, educadamente, al ser humano en el proceso de su salvación. No es invasivo, sino que invita insistentemente al incrédulo a venir a Cristo.
La palabra sello, o garantía, proviene del griego "arrabon" y significa "anticipo o garantía". El Espíritu Santo como sello es prenda o garantía de nuestra redención y de nuestra herencia espiritual. El sello también da testimonio de una señal o derecho de propiedad (Jer. 32-9 y 10). Según las Escrituras, somos propiedad de Dios, le pertenecemos a Él, y por lo tanto Él nos ha sellado con Su Espíritu: "el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. (2 Cor. 1. 22). En Efesios 1.14, hay una descripción de esta Garantía (el Espíritu Santo), como el sello de Dios en todos los que, creyendo en Jesucristo, aguardan a la parusía (Venida de Jesús); que es la esperanza última de la Iglesia. Dios nos da su Espíritu Santo como garantía de quien, un día, vendrá a buscarnos para que le pertenezcamos a Él de forma única y plena.
Se ve que en toda la Santa Biblia desde las primeras letras, el aceite representa la unción; él aparece en numerosos pasajes de la Escritura como uno de los símbolos del Espíritu Santo. Uno de los pasajes más gloriosos del Antiguo Testamento se encuentra en la profecía de Zacarías 4.1-6, 11-14. Zacarías ve un candelero, que era mantenido encendido continuamente por un reservatorio ilimitado de aceite. Este retrato recuerda al pueblo que solo a través del Espíritu de Dios tendrán éxito, no por su propio poder y recurso. El Espíritu de Dios es dado sin medida. No es el esfuerzo humano que hace la diferencia. La obra Señor no es realizada por la fuerza humana. Sólo a través del Espíritu Santo es posible realizar obras de valor duradero - (Biblia de Estudio Aplicación personal pags. 1188/89).
Algunas referencias sobre el uso del aceite en la Biblia:
Era usado en el tabernáculo de reunión, en la unción de ella y
Era usado para sanar (Lc. 10.34; Marcos 6.13; Santiago 5.14), simbolizando la restauración por el Espíritu Santo;
Era usado para varios tipos de unción, según Lucas 7.46; Hebreos 1:9 e Isaías 61.1.
Cuando Dios indica a Moisés que llame a Aarón y a sus hijos y proceda con la unción, Dios está señalando una virtud especial para el ejercicio del ministerio de aquellos hombres. Samuel toma la vasija de aceite y va a la casa de Isaí para ungir Rey, a David. Y así sucesivamente. El profeta Isaías, en el texto del 61.1,2, habla de la unción de Dios sobre su Hijo; el propio Jesús en Lucas 4.18 reitera esta profecía diciendo: "El Espíritu del Señor (Espíritu Santo) está sobre mí, Por cuanto me ha ungido (Dios) para dar buenas nuevas a los pobres';
Se concluye que el Aceite de la Unción es la fuerza propulsora del cristiano que busca de Dios el revestimiento para ejercer su ministerio en la tierra. El apóstol Juan nos advierte a buscar, incesantemente, este revestimiento para no seguir enseñanzas mentirosas.
Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. (1 Jn. 2.20-22, 27).
Por lo tanto, es necesario que todo cristiano que busca la verdad de Cristo pida el aceite de la Unción del Espíritu Santo.
La primera mención que Dios hace de su Espíritu Santo se refiere agua: y e/Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. "(Gn. 13
Veamos algunas referencias sobre el agua en la Biblia:
La primera indignación de Dios derramada sobre la humanidad se produce en el diluvio, a través de muchas aguas (Gn. 6.7 ,8);
Moisés pierde el derecho de conducir al pueblo a la tierra prometida en las Aguas de Meriba (Nm. 20:11, 12);
El profeta Isaías, con miras a la gran salvación de Israel en el Milenio, exclama en su canto de alabanzas "Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación..."
Jesús declara:
….. Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás." (Jn. 4.14).
Y también: "En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado." (Jn. 7. 37-39).
El teólogo Stanley M. Horton hace la siguiente observación sobre el agua cuanto al símbolo de la vida:
"El aliento y el agua, tan vitales en la jerarquía de las necesidades físicas humanas, son igualmente vitales en el ámbito del Espíritu. Sin el aliento vivificante y las aguas vivas del Espíritu Santo, nuestra vida espiritual no demoraría en marchitarse y sofocarse."
Entonces, como el agua es el símbolo de la vida, no puede haber vida sin agua. Así también, usando este principio, podemos decir que sin la presencia y acción del Espíritu Santo no hay vida espiritual en nosotros. El cuerpo humano tiene en su formación, alrededor de 60% de agua; el profeta Isaías habla del agua como fuente de alegría o de salvación; Jesucristo, el agua de la vida, propone: 'el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás', la simbología del agua está directamente ligada a la vida, ya sea física o eterna (metafísica). Es interesante observar una estrecha relación entre el agua y el fuego que es hecha en Números 31.23. • "...todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego". Aquí podemos hacer una aplicación espiritual de la acción del Espíritu en la vida del creyente como agua y fuego o fuego y agua. Como agua nos regenera y produce el Nuevo Nacimiento y como fuego nos purifica de toda impureza. Como fuego somos bautizados en el Espíritu Santo y como agua "de nuestro interior correrán ríos de agua viva". Aleluya.
El Bautismo con el Espíritu Santo ha sido un tema presente en las discusiones teológicas del colegiado formado por Tradicionales y Pentecostales y, a partir de la de cada de los 80, por neopentecostales.
Se buscará diligentemente una investigación bibliográfica basada en las Sagradas Escrituras para comentar el hecho del Bautismo en el Espíritu Santo en sus diversas manifestaciones. No que haya que agotar el tema, pero, en lo posible y bajo la unción del Espíritu Santo, explicar la preciosa experiencia mencionada.
La palabra "bautismo" proviene del griego "baptzó", que denota "inmersión". Este es el bautismo de Juan, al que Jesús también se sometió. Y los discípulos, por lo tanto, siguieron su ejemplo. Y bautizaban en agua a todos los que creían en el Hijo de Dios. Tanto judíos como gentiles (Ro. 3.29).
Por tanto, como el bautismo en agua es por inmersión, así el bautismo en el Espíritu Santo representa estar sumergido en él; lleno, transbordando del Espíritu.
Pero en el día de Pentecostés hubo un bautismo diferenciado de éste, en aguas; se produjo la efusión del Espíritu tan esperada y mencionada por los profetas del Antiguo Testamento. Se puede mencionar en particular al profeta Joel (2.23,28) que dice:
"Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. (v23).
"Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. " (v28).
Al mencionar la lluvia temprana y tardía, se está refiriendo a
a) Para la Iglesia:
La lluvia temprana es la lluvia que cae antes de la siembra, generalmente en otoño en Israel (octubre y noviembre); el kerigma del tema está en el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés que favoreció a los creyentes en la predicación del evangelio, Poder de lo Alto, como dicen algunos, siendo observado por primera vez en esta ocasión (Hch. 2.1-4).
La Lluvia Tardía es la lluvia que ocurre, frecuentemente, en la primavera en Israel (abril y mayo); denotando la preparación de la Iglesia para el encuentro con Jesús en las nubes. Y la acción del Espíritu Santo en esta preparación (Ef. 4.30).
b) Para Israel:
La Lluvia Temprana representa el regreso del Pueblo de Israel a su Patria.
La Lluvia Tardía especifica la gran angustia por la cual el anticristo hará Israel pasar al final de la gran tribulación (Dn. 9.20-25); pero el Espíritu Santo descenderá sobre los judíos con gran avivamiento, hasta que se cumpla el Gran Día del Señor: La Restauración plena de Israel, en Cristo Jesús, en Su venida en el Monte de los Olivos; y por ocasión del Milenio (Ap. 20).
A pesar de la verosimilitud de la Profecía del derramamiento del Espíritu, en el Pentecostés y hoy; en la actualidad reaparecen ideologías teológicas que buscan desfigurar este hecho.
Muchos personajes y profetas del Antiguo Testamento testificaron de esta verdad: Salomón (Pr. 1.23); Isaías (44.3); Joel (2.28,29); Juan el Bautista (Mt. 3.11); y para finalizar, es reiterada por Jesús (Hch. 1.4-8).El que mejor define la actualidad del bautismo en el Espíritu Santo es Pedro, quien menciona:
"Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare." (Hch. 2.39).
Esta es la promesa hecha; si hay un llamado de Dios a la humanidad en el presente siglo, entonces el derramamiento del Espíritu Santo es ia autenticidad de Poder para realizar el llamado ministerial de la Iglesia. La glosolalia (hablar en otras lenguas) es absolutamente posible y debe ser buscada por todo cristiano que anhele el revestimiento de poder.
Desde la Reforma protestante, esta discusión sobre el bautismo en el Espíritu Santo permea en el medio cristiano; ya que, sobre su base teológica, los reformadores predicaban la salvación por la Fe y ta preocupación por la lectura de la Palabra, lo que es correcto. Sin embargo, había mucho más a ser considerado. El dinamismo del revestimiento de Poder que se evidenciado explícitamente a finales del siglo XIX, con la Iglesia de la Azusa Street (Calle Azusa) y su Pastor William J. Seymour; aunque en Europa ya había manifestaciones y bautismos en el Espíritu Santo, aun en lugares esporádicos y en un número reducido de casos, antes del movimiento de la Calle Azusa.
Algunas justificaciones para no creer en el Bautismo con el Espíritu Santo.
El teólogo William Barclay, escribe:
"La historia de la Biblia es la historia de hombres llenos del Espíritu. Sin embargo... nuestra forma de pensar sobre el Espíritu es más vaga e indefinida que nuestras formulaciones teológicas sobre cualquier otro elemento de la fe cristiana.
Car F.H. Henry menciona:
"Los teólogos del pasado... no nos han dejado ninguna delineación plena del ministerio del Espíritu Santo".
Hoy, esta discusión ha tomado otra dirección, ya que el pentecostalismo se ha convertido en una incógnita para la mayoría de los teólogos liberales y reformadores; por lo tanto, no es posible pasar desapercibido el exultante crecimiento de las Iglesias pentecostales. Se Pregunta:
¿Cuál es el secreto de este crecimiento?
Según la Investigación Científica de las Universidades Teológicas de línea Liberal, este crecimiento se debe a las manifestaciones del Espíritu Santo. Entre los teólogos no pentecostales, que el tema está despertando un interés considerable se encuentran: Frederick D. Bruner y James D.C. Dunn.
Stanley Horton menciona que los estudiosos reconocen el pentecostalismo como "una tercera fuerza en el cristianismo". Dunn hace el siguiente comentario:
Los catolicos enfatizan el papel de la Iglesia y de los sacramentos, y subordinan el Espíritu a la Iglesia. Los protestantes enfatizan el papel de la predicación y de la fe, y subordinan el Espíritu a la Biblia. Los pentecostales, sin embargo, reaccionan a estos dos extremos —al sacramentalismo que puede volverse mecánico y a la ortodoxia bíblica que puede volverse espiritualmente muerta— y reclaman una experiencia vital con el propio Dios en el Espíritu Santo.
Se hace necesario un comentario complementar a estas asertivas, porque desde el punto de vista cristiano lo que realmente designa la autenticidad del que dice creer en Dios es la plenitud del Espíritu que se remite a la realización de la obra iniciada por Jesucristo.
a) Salvación:
Jesús al orar al Padre en Juan 17.9, habla de su preocupación por los que Dios le había dado "Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son". Son declaraciones que, identifican que los discípulos ya pertenecían a la salvación, incluso antes del derramamiento del Espíritu; por lo tanto, el bautismo no es un requisito previo para la salvación.
b) Perdón de los Pecados:
Cuando Juan dice: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", está indicando que para que haya remisión de pecados debe haber derramamiento de sangre. Por eso, lo que purifica al hombre de su pecado es la Sangre de Jesús derramada en la Cruz del Calvario. Desde la antigüedad, Dios ya venía señalando en las Escrituras a través de los Patriarcas, Profetas y las recomendaciones de los diarios sacrificios a ofrecer, que vendría aquel por el cual toda la humanidad seria salva; el sacrificio perfecto.
c) Santificación:
Así como la revelación de Dios es ofrecida de forma gradual, también lo es la santificación. Aunque esta misma santificación sea obrada en la vida del cristiano por el Espíritu, el creyente puede pasar por el proceso de santificación sin que sea bautizado con el Espíritu Santo. Porque, desde el momento en que acepta a Cristo como su salvador, ya recibe la presencia del Espíritu Santo.
Ya fue dicho anteriormente que el Bautismo con el Espíritu Santo es revestimiento de Poder para el ejercicio de la predicación del evangelio y ministerio. Y, es El mismo quien obra la santificación en la vida del cristiano (Gal. 5.16-18), tenga este o no la evidencia de lenguas extranjeras.
d) Sello:
El bautismo con el Espíritu Santo puede ser confundido con la garantía o sello presentado en Efesios 1.14. Como ya hemos visto, el bautismo con el Espíritu Santo es un revestimiento de poder dado a los salvos, mientras que el sello del Espíritu es una garantía dada cuando la persona acepta a Cristo.
Retomando el inicio de los Hechos de los Apóstoles, se puede ver que las palabras del Amado Jesús delinean la performance de los discípulos desde el momento en que fue recibido en el Cielo. Sus últimas amonestaciones son:
- Los exhorta a permanecer en Jerusalén;
- Renueva la promesa del Padre de que recibirían poder;
- La venida del Espíritu Santo;
- Seréis mis testigos.
Por lo tanto, deja claro que el Bautismo en el Espíritu Santo es:
- Revestimiento de poder para predicar las buenas nuevas.
Este hecho puede ser comprobado cuando; se verifica que, en una sola predicación en el Día de Pentecostés, son agregados unos tres mil nuevos conversos a la Iglesia.
Es de suma importancia destacar los factores que pueden favorecer al cristiano que desea recibir el Bautismo.
Al observar la ordenanza de Jesús, vimos que los discípulos obedecieron exactamente como había sido estipulado por el Maestro. ¿Por qué? Creyeron.
Por lo tanto, el primer prerrequisito es CREER (Jn. 7.38,39).
En seguida, se verifica también que perseveraron en la oración (Hch. 1.14). Dios está dispuesto a bautizar a todo aquel que pida. Siendo el segundo prerrequisito: PEDIR (ORAR).
Y, el tercer prerrequisito es OBEDECER. Pedro, respondiendo a los principales sacerdotes, menciona la muerte y resurrección de Jesús y el revestimiento de poder del Espíritu Santo que Dios dará a todos los que le obedezcan (Hch, 5.32).
Es necesario un aparte en este punto, porque Dios no da su Espíritu por medida (Is. 32.15; 44.3; Ez. 36.27•, JI. 2.28; Jn. 3.34). Por consiguiente, el Espíritu Santo se nos da según la medida de nuestra Fe, Comunión con Dios y cuánto pedimos o suplicamos a su Espíritu. Siempre recordando, la súplica del Salmista: "no quites de mí tu santo Espíritu." (Sal. 51.ll).
PRERREQUISITOS PARA RECIBIR EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO
CREER - (Juan 7.38,39)
PEDIR (ORAR) - (Hechos 1.14)
OBEDECER - (Hechos 5.32)
Al contemplar la Iglesia contemporánea es fácilmente detectable las manifestaciones del Espíritu Santo a través de los dones espirituales. Esto puede ser observado a finales del siglo XIX; con el crecimiento del cristianismo de línea pentecostal. Sin embargo, no se pretende agotar el tema dentro del contexto bíblico y fuera de él en el comentario que sigue. Sería de gran pretensión para cualquier estudioso de las Sagradas Escrituras, que afirmara tener condiciones de enumerar todos los dones espirituales descritos en la Santa Biblia.
Para eso, se pretende en este módulo de estudio, describir con mucha precaución y cuidado los principales dones descritos en la Biblia; que es don; su diversidad; sus funciones; y, su correlación de actuación en la Iglesia del presente siglo.
Nadie especifica mejor este tema que el apóstol Pablo. Su constante preocupación con la enseñanza para el buen andamiento de la Iglesia de Dios y la vida diaria de cada cristiano lo hizo buscar en Dios la orientación adecuada. Como menciona el evangelista Lucas (10.11) quien dice; a aquel que busca le es dado. Pablo jamás se conformó con las herejías que insistían en entrar en la Iglesia y con la apostasía de algunos grupos cristianos. Mismo porque, fue dirigida y movida por el Espíritu Santo de Dios.
Don: Palabra derivada del griego. En Efesios 4.8 y Hechos 11.17 vemos el término como "dórea"; de esta forma se puede comprobar el don, como don de vida en Cristo.
Los términos griegos "Pneumatikos" y "Khárisma", y en latín "charisma", este último denotando "don espiritual".
Carisma, además, según el diccionario Houaiss, puede definirse como "un don extraordinario y divino otorgado a un creyente o a un grupo de creyentes, para el bien de la comunidad". Por lo tanto, los dones son manifestaciones inusuales de la gracia de Dios.
Todo estudiante de la Santa Biblia sabe que la Autorrevelación de Dios es gradual; hasta por el hecho de que la mente humana no soportaría recibir esta revelación de una sola vez, y Dios, conociendo la estructura del ser humano, se revela gradualmente, según la fe de cada uno. Asimismo, el derramamiento del Espíritu Santo ha estado siendo mencionado desde el comienzo de la historia de la humanidad. Y Dios, a través de los profetas del Antiguo Testamento, señala a Jesús y, por consiguiente, la manifestación del Espíritu. Él está preparando el corazón del hombre para recibir el revestimiento de poder interior.
Vimos que, en el libro de Hechos, hay una descripción del derramamiento del Espíritu que es realizado por la Iglesia de Cristo y el Espíritu Santo de Dios. Y todos fueron llenos de Poder, la excelencia de este Poder no es nada más que el poder de Dios para la ejecución del ministerio de la Iglesia en la tierra.
El apóstol Pablo va más allá del revestimiento de Poder y busca con diligencia describir a los dones de Dios que son dados a los hombres; para cumplir en todo su beneplácito.
A partir de la redacción explicativa mencionada anteriormente; Se buscará un breve resumen, que comprehenda la división de los dones en sus categorías o especificidades; para ello, utilizaremos la cuadrícula que más se asemeje a nuestra teoría, que es la sugerida por el teólogo David Lim, como a continuación:
DONES DE ENSEÑANZA (PREDICACIÓN)
- La palabra de sabiduría
- La palabra de conocimiento
DONES DEL MINISTERIO (LA IGLESIA Y AL MUNDO)
- Dones de sanidad
- Operación de maravillas
- Profecía
- Discernimiento de espíritus
DONES DE ADORACIÓN
- Variedades de lenguas
- Interpretación de lenguas
La base bíblica para esta división puede ser encontrada en 1 Corintios 14, si se divide en párrafos.
a) La Palabra de Sabiduría:
Se sabe que el entendimiento de la Palabra de Dios se vuelve, muchas veces, oscuro para muchos cristianos, especialmente para los que son nuevos en la fe, así como para los que no tienen una vida plena con Dios, o no demandan tiempo para el estudio de la Palabra. Por el hecho de que todos los dones sirven para la edificación de la Iglesia como comunidad; se ve la necesidad de la explicación de la Palabra por aquellos que recibieron de Dios la revelación de aquel texto bíblico en particular (o varios textos). Siervos y siervas de Dios que, en el ayuno y la oración, y principalmente a través de la lectura y el estudio, muchas veces exhaustivos, reciben la interpretación de una determinada situación bíblica.
Algunos ejemplos bíblicos: Salomón quien, al juzgar el fallecimiento de un bebé, cuyas madres vivían en la misma casa; fue dirigido por el Espíritu Santo de Dios a que hiciera mención de partir al niño vivo por la mitad. Entonces, los padres están conscientes de que, cualquiera que sea el resultado, querrían a su hijo vivo (1 Re. 3.25, 26).
Otro personaje de la Biblia que llama la atención es el joven Esteban, quien hace explícito este don, ya que su mensaje, tan poderoso y elocuente, llegó a ofuscar la predicación de los apóstoles.
Y además; dijo JESUS:
"Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. " (Lc. 21.14,15).
b) La Palabra de Conocimiento:
Esto puede estar directamente relacionado con la omnisciencia de Dios que revela a sus hijos ciertos hechos que están para suceder; o hechos consumados en los que la persona humana, jamás, a través de su intelecto, tendrá condiciones de conocer. Pero sólo tiene este conocimiento a través de la revelación divina.
El teólogo Donald Gee hace una descripción contundente de este regalo cuando menciona:
. son rayos de introspección de la verdad que penetran más allá de la operación del... intelecto humano por sí solo!
Ejemplos bíblicos:
Ya en el Antiguo Testamento se puede comprobar la manifestación de este don; en la exposición de los pecados de los reyes hecha por los profetas de Dios, la predicción de la sequía o de la lluvia, entre otros.
En el Nuevo Testamento tenemos un hecho que llama la atención cuando Pedro identifica la mentira de la pareja Ananías y Safira (Hch. 5.1-5). O cuando Pablo reprende a la muchacha pitonisa en la ciudad de Filipos, que los llamaba siervos de Dios y predicaba el mensaje de salvación; sin embargo, esto decía estando poseída por demonios.
a) Fe:
Se puede iniciar la descripción de este don con el texto bíblico que mejor lo describe en Hebreo 11.1: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
A partir del texto se puede concluir que el don de la Fe va automáticamente acompañado por amor o alguien que llega a compadecerse de la situación de los demás y fervor intercede con, suplicando a Dios que promueva la solución del problema, dificultad o enfermedad.
Se pueden destacar tres puntos en el don de la FE:
- Amor: es desempeñado por personas que poseen el corazón desbordante del Amor de Dios por su prójimo;
- Persistencia: son creyentes que, insistentemente claman a Dios hasta que haya una solución al problema.
- Gratitud: transfiere la debida adoración y crédito a Dios, agradeciendo en oración con mayor efusión que la oración inicial.
El don se diferencia de la fe salvífica que es generada en el corazón del individuo por el Espíritu Santo, para salvación y no para operaciones milagrosas.
b) Dones de sanidad:
Vale resaltar que las enfermedades son resultado de la caída del hombre en el Edén. Entonces, se supone que la oración hecha por Jesús debe ser imitada: hágase tu voluntad... Ya que, es según su voluntad que Dios sana.
Al regresar al Antiguo Testamento, se pueden mencionar a dos reyes que reaccionaron paradójicamente a los cuidados de Dios cuando estaban enfermos. El primero, Asa, rey de Judá, quien al enfermarse confiaba en los médicos y no suplicó el favor del Señor (2 Cr. 16.12). A diferencia de este, Ezequías, rey de Judá, cuando se enfermó y recibió el mensaje de Dios por medio del profeta Isaías que moriría de aquella enfermedad; voltea su rostro hacia la pared y ora al Señor. Y Este se compadeció de él, y lo sanó (Is. 38, 2-5).
Las sanidades ocurrían en gran escala en el Período de la Iglesia Primitiva. Los creyentes, todos, revestidos por el Espíritu Santo, predicaban el evangelio y, por consiguiente, muchos eran sanados de sus enfermedades y males. El teólogo Grudem, define con exactitud el porqué de todos estos milagros, prodigios y maravillas:
Así como otros dones espirituales, la sanidad tiene varios propósitos. Ciertamente sirve como una 'señal' para autenticar el mensaje del evangelio y mostrar que el reino de Dios está cerca. Luego, la sanidad también trae consuelo y salud a los enfermos y así demuestra el atributo divino de la misericordia a los que sufren. En tercer lugar, capacita a las personas para el servicio al remover los impedimentos para el ministerio. En cuarto lugar, la sanidad brinda una oportunidad para que Dios sea glorificado a medida que las personas ven pruebas materiales de su amor, bondad, poder, sabiduría y presencia.
Siendo así, el Don de Sanidad es definitivamente para engrandecimiento del Reino de Dios y exclusivamente para Su Gloria, Honra y Alabanza.
Por lo tanto, ningún individuo tiene derecho a usurpar de Dios lo que le es inherente y propio; y por qué no decirlo, impar. El hecho de que un creyente reciba el don no lo clasifica como "súper-santo" o poderoso; porque todo poder ha sido entregado a Jesús en el cielo y en la tierra. Somos solamente vasijas en las manos del Alfarero, y digo aún, vasijas de barro; Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo." (Sal. 103.14).
c) Operación de Maravillas:
Derivada de dos términos plurales griegos: "dunamis" (realización de un gran poder sobrenatural) y "energêma" (resultados eficaces). Automáticamente, está relaciono con hechos inusuales, denotando acción extraordinaria de manifestación divina.
Para ejemplificar, podemos señalar las obras milagrosas de Moisés y Aarón, cuando el pueblo de Israel salió de Egipto. La poderosa y sobrenatural acción de Dios cuando abrió el Mar. Otro hecho que puede ser contado como una operación de maravilla se encuentra en Josué 10.12ss; cuando de la batalla con los reyes de los amorreos, Josué ordena en el nombre del Señor, que el sol y la luna se detengan; y así sucede.
El profeta Eliseo, cuando reprende la muerte que había en la olla (2 Re. 4.39-44).
En el Nuevo Testamento hay innúmeras historias que podrían ser mencionadas. Sin destacar al amado Jesús. Se podrían enumerar ejemplos a partir del Pentecostés, donde los tenemos; la sombra de Pedro que sanó (Hch. 5.14, 15); la extraordinaria conversión de Saulo de Tarso y las escamas que le cayeron de los ojos (Hch. 9); Pedro es liberado de la prisión por un ángel (Hch. 12); entre muchos otros que podrían ser mencionados.
d) Profecía:
En el Antiguo Testamento había el profeta; esta designación termina en Juan el Bautista. Por lo tanto, el que profetiza es aquel que ha recibido el Don de la Profecía y no puede ser nombrado Profeta.
Los propósitos del don de profecía son tres; y están íntimamente relacionados con la edificación de la Iglesia, la exhortación y la consolación. Como lo define el teólogo David Lim cuando ratifica:
Son mensajes espontáneos, inspirados por el Espíritu, en un lenguaje conocido a los que hablan "para edificación (especialmente en la fe), exhortación (especialmente para avanzar en la fidelidad y en el amor) y consolación (que anima y reaviva la esperanza y la expectación)" (l Co. 14.3). Con este Don, el Espíritu Santo ilumina el progreso del Reino de Dios, revela los secretos de los corazones de las personas y somete el pecado a la convicción. (l Co 14.24,25)
Es de suma importancia, en este punto, observar que se haga la observancia de algunas teorías sobre la profecía de diferentes Escuelas Teológicas; como enumera el teólogo Wayne Grudem:
Michael Harper (iglesia Anglicana):
"Profecías que dicen a otras personas qué deben hacer — necesitan ser encaradas con mucha sospecha." Dennis y Rita Bennett (Episcopales Americanos):
Debemos también tomar cuidado con la profecía personal, directiva especialmente fuera del ministerio de un hombre de Dios maduro y sumiso. La "profecía personal" desenfrenada contribuye mucho para debilitar el movimiento del Espíritu Santo que comenzó a principios de siglo. ciertamente son palabras dadas unos a otros "en el Señor" y tales palabras pueden ser muy fortificadoras y útiles, pero debe haber un testimonio del Espíritu Santo de parte de la persona que recibe las palabras, y es necesario usarse con extrema cautela al recibir cualquier supuesta profecía directiva o predictiva. Nunca emprendas ningún proyecto simplemente porque te lo han dicho por medio de una supuesta declaración profética o interpretación de lenguas o por supuesta palabra de sabiduría o conocimiento. Nunca hagas algo solo porque un amigo viene a ti y te dice: "El Señor me mandó que te dijera que hicieras esto y aquello... Si el Señor tiene instrucciones para ti, te dará un testimonio en tu corazón, y en ese caso las palabras que vengan de tu amigo... serán una confirmación de lo que Dios ya te estaba mostrando. La orientación que reciba también debe estar de acuerdo con las Escrituras...
Donald Gee (Asamblea de Dios)
(Hay) problemas graves que plantea el hábito de dar y recibir 'mensajes' personales de orientación mediante los dones del Espíritu. ... La Biblia da espacio a esta dirección del Espíritu Santo. ... Pero esto debe mantenerse en la debida proporción. Un examen de las Escrituras nos mostrará que, de hecho, los cristianos primitivos no recibieron continuamente estas voces del cielo. En la mayoría de los casos, tomaban sus decisiones usando lo que solíamos llamar 'sentido común santificado' y llevaban vidas muy normales. Muchos de nuestros errores relacionados con los dones espirituales surgen cuando queremos que lo extraordinario y lo excepcional se vuelvan frecuentes y habituales. Todos los que desarrollan un deseo excesivo por los 'mensajes' dados mediante los dones deben sacar lecciones del naufragio tanto de las generaciones pasadas como de las contemporáneas. ... las Sagradas Escrituras son lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino.
El profesor Dr. Richard Gaffin, reformador, cesacionista; tiene una opinión concluyente sobre la iluminación continua del Espíritu Santo en la vida de los creyentes hoy:
Muchas veces también, lo que se ve como profecía es en realidad una aplicación espontánea de las Escrituras, producida por el Espíritu Santo, una comprensión más o menos repentina del significado que la enseñanza bíblica tiene para una situación o problema particular. Todos los cristianos necesitan estar abiertos a estas obras más espontáneas del Espíritu.
Es cierto que el Espíritu Santo no se nos da con medida.
Y, sin embargo, Romanos 8:16 dice que el Espíritu Santo testifica a nuestro espíritu; por lo tanto, no hay manera de equivocarse si todo cristiano permite que su vida sea dirigida exclusivamente por el Espíritu Santo de Dios.
Los dones espirituales son otorgados por el Espíritu Santo, no por el mérito humano, pues Él los distribuye a quien quiere y como Él quiere, es decir, soberanamente. Además, la persona que recibe el don del Espíritu no se vuelve mejor ni superior a los demás, porque los dones no son dados para cambiar el carácter de alguien, sino para la edificación de la iglesia (1 Cor. 14.4), por la gracia de Cristo. También vale mencionar, que en la visión pentecostal se cree plenamente en la manifestación de los dones, siempre que sean en orden y decencia. Y no sólo la manifestación, sino también, hay el incentivo para que se busque los dones con diligencia.
Sin embargo, este es el único don (Profecía) que puede ser evaluado por la Iglesia. Teniendo como premisa estar de acuerdo con la Palabra de Dios; que cumpla los propósitos para los cuales el don es ejercido; y para verificar cuál es el beneficio para toda la Iglesia, si el mensaje procede o no, para el crecimiento y andamiento productivo del Reino de Dios.
e) Discernimiento de Espíritus:
La constante preocupación del Maestro Jesús por sus discípulos y, en consecuencia, todo aquel que en él creyese como Señor y Salvador, nos ofrece suficiente fundamento para resaltar la importancia de este don. El texto bíblico de Mateo 24.4-38 nos muestra el peligro inminente. Jesús nos advierte que en los últimos días vendrían muchos en Su nombre, pero en realidad eran falsos cristos y falsos profetas. Estos obrarían grandes milagros, prodigios y maravillas, y engañarían a muchos, si posible, aun a los propios escogidos.
Este don se caracteriza por la capacidad de distinguir las acciones del Espíritu Santo de las acciones de los espíritus malignos. Porque, así como el mago Elimas y la muchacha Pitonisa; ambos espíritus llamaron a los mensajeros de Dios como hombres santos; pero eran de procedencia maligna. Y el apóstol Pablo, a través del don de discernimiento de espíritus, pudo reprenderlos en el nombre de Jesús.
Es exactamente el enfoque descrito por Juan cuando menciona que los cristianos deben probar se los espíritus.." …son de Dios porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. " (1 Jn. 4.1).
La Biblia menciona cuatro clases de espíritus malignos.
Estos son:
- Espíritu de Enfermedad (Lc. 13.11)
- Espíritu de Adivinación (Hch. 16.16)
- Espíritu Mudo y sordo (Mc. 9.25,29)
- Espíritu del error (l Jn. 4.6)
a) Variedad de Lenguas:
1. ¿Qué es hablar en lenguas?
No es más que una palabra de oración o de alabanza a Dios.
1.1. Palabra de oración:
El texto bíblico que expresa con exactitud la palabra de oración se encuentra en Romanos 8.26; que dice: "...el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles". Los que hablan en lenguas puede hasta no entender lo que están pronunciando en glosolalia, es cierto que, el Espíritu lo interpreta a Dios. 1.2. Alabanza a Dios:
El Dr. Wayne Grudem especifica bien esta actividad, cuando describe:
...hablar en lenguas es principalmente un discurso dirigido a Dios... brotando del 'espíritu' de la persona que habla. Esto no está en desacuerdo con Hechos 2, porque la multitud decía: Cómo oímos hablar las grandezas de Dios en nuestras lenguas. Esto significa que todos allí presentes escucharon a esos hombres indoctos hablando en un idioma que les era desconocido, pero que estaban glorificando a Dios en adoración.
Pablo dice que el que ora en lenguas ora de hecho.
Este don ciertamente levanta el espíritu de los presentes, llevando a muchos a exaltar a Dios. Sin embargo, el que habla en lenguas se edifica a sí mismo, no pudiendo ejercer el propósito de los dones que es la edificación de la Iglesia. En 1 Corintios 14.6, Pablo comenta que los hermanos no se beneficiarían en nada si él comenzaba a ministrar la palabra en lenguas. Esto se deriva que, para aprender, se hace necesario la explicación del mensaje de Dios a través de la revelación, de la ciencia, de la profecía o de la doctrina. El apóstol recomienda también que el que recibe el don de Variedad de lenguas debe orar a Dios para que pueda interpretarlas.
b) Interpretación de lenguas:
El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 14.5: porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación". Como don, la Interpretación de Lenguas es equivalente al don de Profecía; pues al volverse comprensible a los oyentes podrá edificar a la Iglesia; objetivo por el cual los dones son distribuidos al pueblo de Dios.
El teólogo Stanley Horton describe el don de Lenguas e Interpretación en cuatro puntos cruciales, que son:
1. Puede ser comparado al de la Profecía en la enseñanza (1 Con 14, 6-12)
2. En la adoración (1 Col 14. 13-19)
3. En el Evangelismo (1 Cor. 14.20-25)
4. En el Ministerio al Cuerpo de Cristo (1 Cor. 14.26-33).
Para concebir un punto de equilibrio espiritual en el Cuerpo de Cristo, a la Iglesia, se hace necesario ejecutar cuidadosamente estos cuatro factores ejemplificados anteriormente.
Para cerrar este tema, se puede mencionar el pasaje a 1 Cor. 1422,23, que dice:
Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes, Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
Mientras tanto, se busca el orden y el buen andamiento del Cuerpo de Cristo. Las recomendaciones son claras y objetivas, a fin de conmensurar de forma clásica y eficaz el uso de los dones para la edificación de la Iglesia.
Al tomar la correlación existente entre Dios y el hombre, se tiene siempre presente la condición última de la búsqueda de una vida de santidad que, sólo a través de esta prerrogativa, habrá posibilidad de diálogo y proximidad con el Ser Todo Poderoso, el Gran "YO SOY"; el Dios Santo.
Cuando Dios decide formar al hombre, dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Retomando el contexto del Libro de Teontología de esta colección, tenemos; Imagen: Reflejo de la Gloria de Dios; mientras que la semejanza se trata de la responsabilidad y el carácter de Dios expresado en el ser humano.
Partiendo de la premisa de que el carácter de Dios está directamente relacionado con su santidad; el hombre debe buscar incesantemente la santificación; porque sin la cual nadie verá al Señor.
El cuestionamiento que permea esta búsqueda se encuentra en el hecho de que, qué forma o caminos podrían producir la santificación o la aproximación del hombre a Dios. La respuesta a estas preguntas se puede encontrar en el Libro de Gálatas 5:22,23; que autentifica este puente entre lo finito (hombre) y lo infinito (Dios) este ingrediente saludable de la vida cristiana se llama. Fruto del Espíritu Santo.
En Gálatas 5:19-21 leemos: “Y manifiestas son las obras de la carne: que son adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, envidia, homicidios, borracheras, orgias, y cosas semejantes a estas; a cerca de las cuales os amonestan, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios: más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza contra tales cosas no hay ley.
Vimos en este pasaje un nítido contraste entre la vida de un cristiano que vive bajo el control del Espíritu Santo y la vida de un creyente controlado por la naturaleza humana pecaminosa: El cristiano verdaderamente que nació de nuevo busca en su día a día vivir de manera coherente entre lo que profesa y vive, no andando más según la carne, ¡sino según el Espíritu! (Ro. 8:1) por eso la naturaleza carnal (o carne del griego “Sarx”) necesita ser resistida y mortificada diariamente, en una verdadera batalla espiritual que el cristino trata en lo más profundo de su interior, incluso con la ayuda del Espíritu Santo.
A partir del pasaje bíblico mencionado, se piensa en el cristiano revestido del Poder del Espíritu que automáticamente produce (el fruto) una vida de santidad.
Sabemos que el propósito de un árbol es producir fruto, Jesús dijo que debemos dar frutos para Dios en nuestra vida (Jn. 15:1-8) Y no sólo frutos, sino buenos frutos (Mt. 12.33). Sólo con la ayuda del Espíritu Santo y manteniéndonos llenos del Espíritu podemos manifestar, plenamente, las virtudes cristianas que ahora estudiamos.
Pablo usa la palabra Fruto (del griego "karpos") como el sustantivo colectivo singular, enfatizando la unidad y coherencia de una vida guiada por el Espíritu de Dios, diferentemente de la ("sarx") que se encuentra fragmentada, impenitente ella misma.
Hay nueve características marcantes e inclusivas relacionadas por Pablo en Gálatas 5:22,23:
Hay cuatro definiciones para la palabra 'amor':
Griego ________ Descripción __________ Contexto ________ __Fuente
Agape ___________ ____Amor Abnegado __________ Divino ___________ ___DIOS
Philia _______________ Amor Fraterno ___________ _Amistad ________ ____hombre
Eros ___________ ____ Amor físico ______________ _Erótico ________ ____sentidos
Storge ______________Amor Familiar _________ ___Familiar _______ _____Familia
Fuente: Ebdweb
El amor "Agape" es el que debe existir entre los miembros del Cuerpo de Cristo; porque este amor fluye directamente de Dios, trasciende las barreras. Es el amor de Dios derramado en el corazón del hombre. Es la búsqueda de lo mejor hacia los demás sin exigir nada a cambio. Es el amor de Cristo por nosotros: "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos" (1 Juan 3:16).
Cuando el apostol Pablo menciona en I Coríntios 13.1 ,2:
"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo AMOR, nada soy."
El teólogo Stanley Horton define bien esta asertiva mencionada anteriormente cuando, diligentemente, hace la debida correlación entre los dones y el Fruto del Espíritu: "El AMOR forma la base para el ministerio con los dones, es el contexto en el que estos deben ser recibidos y entendidos".
Definición Etimológica: palabra de derivación griega "chara" que significa placer, gozo o alegría.
Esta palabra a menudo aparece como Alegría. Pero entendemos que el gozo es mucho más que la mera alegría. Es la reacción del amor a las misericordias, bendiciones y beneficios de Dios. Es el desbordamiento de una sensación inefable de la Gracia de Dios en la vida interior.
El cristiano lleno del Espíritu Santo no puede andar cabizbajo o mostrando una tristeza excesiva, pues el creyente es la luz del mundo por peor que sea la situación, el cristiano debe visualizar la última gloria que está por venir. Mirar al Calvario y alegrarse en la gran salvación que viene de Cristo Jesús.
En Lucas 10.20 el amado Maestro amonesta a los setenta que envió al campo misionero; cuando regresaron felices porque muchos espíritus inmundos fueron expulsados, les advirtió diciendo: "...sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. La alegría del Señor es nuestra fuerza.
Definición etimológica: de derivación griega la palabra "eirêne"; trata de transmitir la connotación de armonía, salud, integridad y bienestar. La paz es la quietud del corazón. Es una característica interior que se manifiesta en actitudes pacíficas hacia los demás, en la búsqueda de vivir en armonía.
Jesús buscó vivir en armonía; en la medida de lo posible, es lo que el creyente revestido de poder debe buscar. En Juan 14.27 Él dice: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo". A veces, el cristiano del siglo XXI se encuentra al borde del colapso emocional o físico; reflejo del contexto de la sociedad capitalista, consumista y humanista en la que está inserida. Sin embargo, la Paz que Cristo ofrece es trascendente; por más grande que sea el sufrimiento, ella produce tranquilidad en el corazón, y no deja que el cristiano se desespere; porque transmite seguridad y PAZ.
Definición etimológica: palabra del griego "makrothumia" que denota la paciencia y comprensión que las personas deben tener en relación los demás.
Esta es una característica, predominantemente, no común al ser humano. Significa "tener paciencia" en enojarse o caer en desesperación. Es la paciencia en su más elevado grado de presencia.
Se tiene como un bello ejemplo de longanimidad la Iglesia perseguida por los emperadores; donde miles de cristianos fueron ejecutados, quemados en hogueras, arrojados a las fieras en las arenas, o crucificados, entre otras atrocidades.
La longanimidad se trata, también, de la convivencia del cristiano los hermanos; teniendo que soportarse unos a otros; buscando comprender las debilidades de los hermanos en la Fe (Ef. 4.2).
Definición etimológica: La palabra griega "chrêstotês" recuerda brevemente a Cristo, que es la propia benignidad.
Significa "delicadeza y amabilidad", Es la actitud más elevada en no querer lastimar o causar dolor al prójimo y no ser malo.
La benignidad está relacionada con la convivencia diaria de la Iglesia. Cada miembro debe buscar con destreza el bienestar del otro. Siempre revelando condiciones adversas para no producir contienda o confusión dentro del Cuerpo de Cristo. El pasaje bíblico de Romanos 12.10b, " .en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros". Jesús no buscó sus propios intereses, sino que se despojó de su Gloria, haciéndose enfermo por toda la humanidad; esto es prueba de benignidad y todo cristiano lleno del Espíritu debe imitarlo.
Definición etimológica: palabra de origen griega "agathõsunê" que significa bondad.
Es el amor en acción. Es lo que motiva a la persona hacia su prójimo independientemente de lo que sea y para que lo que sea. Jesús ejemplificó este tipo de gesto cuando contó la parábola del buen samaritano (Lucas 10.25-37). Un buen misionero es aquel que está lleno de bondad.
Algunos estudiosos mencionan este fruto, la bondad, también como un don. Hay personas que, independiente de quien sea el individuo que necesite, siempre trata de ayudar; y lo que es notorio en todo esto, que esta clase de persona ayuda a muchos sin buscar nada a cambio. Es aquella familia donde los padres tienen el placer de hospedar; los portadores de este 'don' practican la hospitalidad con tanta destreza que, una y otra vez, transforman visitas rápidas en grandes amistades.
El apóstol Pablo advierte en su carta a los Efesios 5.9; dentro del contexto menciona que, si somos nacidos en Cristo debemos ser luz y andar como hijos de luz; según él el fruto de la luz consiste en toda la bondad
Definición etimológica: y derivación griega "pistis" que significa confianza en una vida de Fe,
Esta palabra caracteriza a la persona que no es desconfiada ni infiel. Es algo relacionado con el carácter cristiano y la conducta producida por la fe. Lealtad inquebrantable hacia la persona con la que estemos unidos por promesa, juramento o incluso por negocios.
El pasaje bíblico reafirma la fidelidad de Dios cuando dice: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1 Cor 1, 9). Dios ya ha probado su fidelidad al hombre; cuando hizo su promesa desde Génesis a Malaquías, señalando al Mesías que vino a ser nada más y nada menos que su único Hijo, Jesucristo. Aunque el hombre sea infiel, Dios permanece fiel.
La fidelidad no está restricta apenas a Dios, sino en la vida diaria. Con todas las personas y en cualquier situación, se debe ejercer la fidelidad. El salmista exhorta; "... Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya." (Salmos 117.2b).
Definición Etimológica: De derivación griega la palabra "prautês" significa solicitud, ternura, humildad.
Es la lentitud para fragmentarse y ofenderse ante cualquier actitud hostil. Los mansos heredarán la tierra. Es someterse cuando es necesario sin ninguna resistencia. Es ser reacio a las contiendas, peleas y discusiones.
En Mateo 5.5, el amado Jesús registra: "Bienaventurados (felices) los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. ".
La mansedumbre es también la actitud de humildad con la que todo cristiano debe proceder en todas sus actitudes, ya sea hacia el creyente o hacia el incrédulo; buscando siempre un trato absoluto en
El apóstol Pablo, también, en su carta a los Colosenses (3.12) recomienda al cristiano vestirse de mansedumbre.
Definición Etimológica: Palabra griega "egkrateia" que significa dominio propio, involucrando todos los aspectos de la vida humana, incluyendo las pasiones de la carne.
El dominio propio es el verdadero amor a sí mismo. Es el control personal de las pasiones infames. Es el autocontrol sobre todo lo que hemos visto anteriormente: ira, discordia, contienda, emulaciones, disensiones, herejías, deseos pecaminosos, placeres mundanos y egoísmo. Es el grado más elevado de pureza interior.
A partir del momento en que el individuo se decide por Cristo, el Espíritu Santo de Dios obra en él una nueva forma de vivir. Las condiciones vividas antes deben, obligatoriamente, quedar atrás. Según Romanos 6,4, que dice; "Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva".
Cuando Dios, por medio del Espíritu Santo, produce en el ser humano el arrepentimiento; Es simplemente está diciendo: basta, de ahora en adelante vivirás para mi Gloria y exclusivamente para mí. Yo seré tu Dios y tú serás mi Hijo. ¡Gloria a Dios!