El grupo de libros del A.T. llamados "Libros Históricos", tienen este nombre debido al relato de la historia del pueblo de Israel.
Este grupo contiene 12 libros que son clasificados de la siguiente manera:
Primer período: "La Teocracia". Se trata de Israel sobre el liderazgo directo de Dios. Son tres libros los cuales son: Josué, Jueces y Rut.
Segundo período: "La Monarquía". Se trata de Israel siendo gobernado por Reyes de su propia nación. Son seis libros los cuales son: 1º y 2º de Samuel, 1º y 2º de Reyes y 1º y 2º de Crónicas.
Tercer período: "El Cautiverio". Se trata de Israel siendo gobernado por Reyes de otras naciones. Son tres libros los cuales son: Esdras, Nehemías y Ester.
En esta materia trataremos algunos puntos referentes a las naciones antiguas como los Filisteos, los Cananeos, etc.
Espero en Dios que a través de estos estudios, ustedes puedan aprender muchas verdades bíblicas para de esta manera transmitirlas al pueblo de Dios.
¿Alguna vez se ha imaginado usted una Biblia que no incluyera las historias de Josué, Sansón, David y Elías? Sería una Biblia inmensamente empobrecida, mucho menos interesante; una Biblia que carecería de los libros históricos.
¿A qué se refieren los libros históricos? Constituyen la segunda división del Antiguo Testamento, que comienza con Josué y termina con Ester. Se llaman históricos, porque en su contenido predomina la historia del pueblo del pacto. (El Pentateuco comienza la historia sagrada, pero en parte también trata sobre legislación y por eso no se incluye entre los libros históricos.) Estos libros narran la conquista de Canaán y el establecimiento de Israel en ese país, su posterior florecimiento, decadencia y caída. Relatan también el cautiverio babilónico y la restauración del pueblo a Palestina.
Abarca aproximadamente un período de ochocientos a mil años: desde la invasión efectuada por Josué en el siglo XV o posiblemente en el siglo XIII a.C., hasta Nehemías, a mediados del siglo V a.C.
¿Por qué estudiamos los libros históricos del Antiguo Testamento? En primer lugar, buena parte del resto de la Biblia quedaría incomprensible si no tuviéramos el relato histórico de Israel. Este complementa la historia contenida en el Pentateuco y hace comprensibles algunos Salmos y los libros proféticos. También ilumina verdades neotestamentarias. Por ejemplo, Jesús en Nazaret se comparó a sí mismo con los profetas Elías y Eliseo, los cuales ministraban a paganos, pues sus propios ciudadanos eran indignos. Así señala que un profeta es rechazado en su propio país (Lucas 4:24-27).
La historia sagrada enseña además grandes lecciones morales y espirituales. El escritor de la carta a los Hebreos menciona en el undécimo capítulo algunos de los héroes del Antiguo Testamento como ejemplos que inspiran fe en los lectores. A través de los siglos de la Iglesia cristiana, los creyentes han extraído lecciones de incalculable valor del estudio de la historia sagrada.
Tiene también gran importancia, porque Dios se ha revelado a través de su trato con el pueblo escogido. Dios no es una idea abstracta, sino un Ser personal que obra a favor de los hombres que confían en El. Su personalidad se pone de relieve en su relación con ellos a través de encuentros personales y sucesos históricos. Él ha hablado por hechos de salvación y con palabras que iluminan. La Biblia es el único libro religioso que toma en serio la historia. Las escrituras de otras religiones, por regla general, presentan una serie de revelaciones dadas a un solo hombre o un sistema de preceptos, doctrinas abstractas y dogmas.
En la Biblia, la doctrina se encierra en la historia, en la vida de los hombres y en la de una nación. En la Biblia, se ve a Dios como el principal protagonista de la historia; solo Elles da significado a los acontecimientos. A través de la historia de Israel- sus vicisitudes, sus guerras y sus resurgimientos espirituales - Dios se manifiesta llevando a cabo sus elevados propósitos, hasta echar mano de potencias paganas para castigar o liberar a su pueblo.
El Antiguo Testamento relata siete hechos transcendentales realizados por Dios:
Dios eligió a Abraham para formar un pueblo especial: le hizo grandes promesas y estableció un pacto con él.
Libró con notable poder sobrenatural a los hebreos de la esclavitud egipcia.
Estableció una relación íntima y única con los hebreos en el 5inaí, haciendo un pacto con ellos y entregándoles la Ley y el modelo del tabernáculo.
Les entregó Canaán como regalo a los hebreos, mediante la conquista dirigida por Josué.
Inauguró la monarquía hebrea y, en especial, estableció la dinastía davídica.
Disciplinó a los hebreos apóstatas entregándoselos a los caldeos, quienes los deportaron a Babilonia.
Restauró a los fieles a la tierra de Canaán mediante el decreto de Ciro, el gran rey persa.
Así Jehová se reveló en la historia israelita como un Dios personal y soberano. Actuó con justicia, juicio y gracia, motivado por su amor infinito, para volver al hombre extraviado a la Fuente de vida y restaurarlo a la comunión con su Creador. No es de extrañarse que se diga que el tema de la Biblia es la redención del hombre y que el Antiguo Testamento enseña cómo Dios, por medio de su pueblo, preparó el camino para la venida del Redentor.
A los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes, se les llama "Profetas anteriores" en la Biblia hebrea, en contraposición con los "Profetas posteriores": Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores. Los demás libros históricos: Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester, se encuentran en el grupo llamado "Escritos" por los hebreos. En este grupo se halla también el libro de Daniel.
¿Por qué se llama "proféticos" a los libros que nosotros consideramos históricos? Hay dos razones posibles. En primer lugar, la tradición hebrea atribuye a "profetas" la composición de estos libros. En segundo lugar, el objeto principal de los escritores no es tanto enseñar la historia de Israel tal como fue, sino más bien, "la forma en que el mensaje de Dios se cumplió en la vida de la nación."1 Es decir, los historiadores sagrados van siempre guiados por un fin doctrinal, inspirado en la ley y los profetas. Presentan la historia de Israel desde el punto de vista profético.
Los profetas no se limitaban a predecir el futuro, sino que les declaraban a sus contemporáneos lo que Dios exigía de su pueblo e interpretaban lo pasado, lo presente y lo porvenir a la luz de los propósitos divinos. Señalaban el significado religioso de los acontecimientos y las situaciones de su época. Al igual que los profetas, los escritores de los libros históricos se interesaban más en interpretar la historia que en registrarla. Su motivo era dar enseñanza y edificación a sus lectores.
Los historiadores sagrados no intentaban narrar todos los hechos de Israel y los de las potencias que estaban alrededor. Soslayaron ciertos períodos o los trataron brevemente porque no tenían relación directa con su tema. Escogieron, seleccionaron y orientaron todos los acontecimientos históricos hacia su fin religioso, dándoles una significación profunda y sublime: la actuación de Dios en la historia. No tenían estos autores el propósito de glorificar a su pueblo y a sus grandes líderes, como sucedía con los escritores egipcios y babilónicos. Por eso se limitaron a describir en forma amplia y detallada sólo los acontecimientos y las personas que tenían señalada importancia moral y religiosa.
Por ejemplo, puede notarse cómo el escritor de los libros de los Reyes trata a dos personajes: Omri y Acab. Omri fue un rey muy célebre del siglo IX a.C., un poderoso general que extendió el territorio de Israel y fue el constructor de la ciudad-capital de Samaria. Los asirios admiraban tanto su capacidad militar, que durante ciento cincuenta años después de su reinado llamaron a Israel "la tierra de la casa de Omri". Sin embargo, el historiador inspirado dedica solamente ocho versículos a Omri, mientras dedica casi seis capítulos a su hijo Acab, un rey de poca importancia histórica. ¿Por qué? Las lecciones morales de la vida de Acab y su lucha con el espectacular profeta Elías tienen más significado para el escritor que todos los brillantes logros militares de Omri.
El concepto del pacto entre Jehová e Israel forma la base del mensaje profético. Israel fue ligado a Jehová mediante el pacto del Sinaí, y como era su pueblo, le debía absoluta lealtad. Por razón de la elección hecha por Dios, de su gobierno, de su omnipotencia, gracia y celo consumidor, los israelitas habían de obedecerle con total sumisión. Dios les había dado la tierra de Canaán, pero no como un regalo incondicional. La gran profecía de Deuteronomio 28 enseña que, si los israelitas no le servían fielmente, Jehová les quitaría Canaán. Por lo tanto, los profetas y luego los historiadores inspirados, insistían en un tema principal: LA FIDELIDAD A JEHOVÁ ES PORTADORA DE BENDI CIÓN, MIENTRAS QUE LA INFIDELIDAD PRODUCE CONSECUENCIAS FUNESTAS. Los libros históricos señalan cómo se cumplió al pie de la letra el mensaje profético. Los repetidos fracasos de Israel narrados en estos libros demuestran claramente cuán imposible era que la Ley por sí sola efectuara la verdadera salvación. Se necesitaba un Redentor divino.
¿Por qué Palestina es tan importante? Allí no se ha desarrollado ninguna civilización brillante; tampoco ha tenido poderío militar. Su importancia estriba principalmente en el hecho de que fue el escenario de la revelación de Dios. Desde el llamamiento de Abraham en adelante, la historia bíblica se desarrolla en su mayor parte en la tierra de Palestina. Allí vivieron la mayoría de los escritores inspirados que escribieron la Biblia; allí, la monarquía hebrea vino a ser el modelo del reino futuro y las muchas caídas de la nación y sus subsecuentes castigos muestran la santidad y la justicia de Dios; allí las intervenciones divinas en las crisis espantosas de Israel señalan la fidelidad de Jehová y su incansable empeño en preparar a su pueblo para que reciba a su Hijo; y allí el Verbo eterno nació, ministró, fue crucificado y resucitó de entre los muertos. Por lo tanto, Palestina es un territorio incomparablemente sagrado e importante.
El nombre Palestina proviene del griego y significa Filistea, "la tierra de los filisteos". Se llama también Canaán, porque su pueblo original era descendiente de Canaán, nieto de Noé. Situada entre la antigua civilización" de Egipto y las grandes civilizaciones de Mesopotamia, Palestina forma un puente natural entre el Asia, África y Europa; un puente con el desierto, por un lado. y el mar Mediterráneo por el otro. Por lo tanto, ha sido la vía del comercio y la ruta de los invasores que entraban por sus extremos norte o sur. Quedaba sujeta, por regla general, a la potencia más fuerte. Sin embargo, se pone de relieve el designio divino de colocar al pueblo hebreo en un centro geográfico donde pudiera ejercer la mayor influencia religiosa posible en el mundo antiguo.
Palestina es un país muy pequeño. Se extiende solamente por unos 240 kilómetros desde Dan hasta Beerseba, los puntos extremos norte y sur respectivamente. A lo ancho, desde Gaza hasta el mar muerto, mide unos 90 kilómetros y se angosta hasta unos 45 kilómetros a la altura del mar de Galilea. Su área es de unos 26.000 kilómetros cuadrados, la mitad del tamaño de Costa Rica.
Palestina se puede dividir topográficamente en cuatro secciones, las cuales se extienden como fajas paralelas trazadas de norte a sur: la llanura marítima, la cordillera central, el valle del Jordán y la altiplanicie oriental.
Es el territorio que se extiende a lo largo de la costa mediterránea. Tiene el aspecto de una faja estrecha en el norte que va ensanchándose hacia el sur. Puesto que al sur de Fenicia no existen puertos naturales, los barcos de comercio se dirigían a Tiro ya Sidón, en el norte. Los hebreos se dedicaban a la agricultura más bien que al comerdo marítimo; consideraban el mar como símbolo de intranquilidad y violencia (Isaías 17:12, 13). La llanura marítima, en su generalidad, es tierra ondulante y muy productiva. Al sur de la llanura de Fenicia, se encuentra la llanura de Acre o Aco. Se extiende desde la Escalera de Tiro, promontorio situado al sur de Tiro, hasta las faldas de las colinas del monte Carmelo. El ancho valle de Esdraelón (Jezreel) penetra ese sector al norte de las colinas del monte Carmelo. Luego, al sur del monte, está la llanura de Sarón. Esta llanura se extiende unos 80 kilómetros hacia el sur y alcanza una anchura máxima de 18 kilómetros. Por ser pantanosa y de espesos bosques, formaba una barrera protectora entre Filistea y Fenicia.
La llanura de Filistea comienza 8 kilómetros al norte de Jope y se alarga 113 kilómetros al sur. Era una tierra densamente poblada por los filisteos, enemigos acérrimos de los israelitas. Se le da el nombre de "La Sefela" a la comarca formada por colinas bajas entre la llanura marítima y la cordillera central. Se encontraban allí ciudades fortifica das como Laquis, Debir, Libná y Bét-semes. Era el histórico sector en disputa entre filisteos y hebreos, hasta que el rey David venció decisivamente a aquéllos.
Constituye la columna vertebral de Palestina y se sitúa entre la llanura marítima y el valle del Jordán. Es la continuación del Líbano y se extiende hacia el sur hasta el desierto del Neguev. La cordillera central es el sector más importante de Palestina. Dice el escritor evangélico C. O. Gillis:
Entre estas montañas la vida del pueblo israelita se desarrolló a través de los siglos… Una vida sana por lo saludable del clima y lo arduo del trabajo. Estas montañas daban amparo al pueblo, en épocas de peligro, de los enemigos que con tanta frecuencia pasaban por el país.
Las tres zonas más importantes de la cordillera central son: Galilea, Samaria y Judea. Tienen una elevación que varía desde 610 hasta 2.200 metros sobre el nivel del mar. Existen vistas panorámicas de las cadenas montañosas de Palestina, raramente igualadas por su magnificencia.
El fértil valle de Jezreel o Esdraelón sirve de separación entre las colinas de Galilea y las de Samaria. Forma una llanura que se extiende por 64 kilómetros hacia el Jordán y se divide en dos valles que llegan al río. Aliado occidental del valle de Jezreel se encuentra la famosa colina de Meguido, que domina el paso que conduce a la llanura de Sarón. Tenía gran importancia estratégica para los invasores, y fue el escenario de más de veinte batallas decisivas, como, por ejemplo, aquella en que Barac derrotó a Sísara o aquella en que, fue muerto Josías. Allí tendrá lugar también la última batalla de la historia, la del Armagedón (Apocalipsis 16:16).
La zona de Samaria se ubica en el centro geográfico de Palestina. La región que se extiende hacia el sureste hasta Betel, está llena de quebradas, colinas y valles. Las laderas son ideales para la agricultura y el pastoreo. Es famosa por sus uvas, aceites e higos. El terreno quebrado permitía también que cada aldea fuera una fortaleza, dado que había abundante piedra para la construcción de sus defensas amuralladas.
La tercera región de la cordillera central es la extensión meridional de Judea. Se extiende desde Betel hasta Beerseba, y luego las colinas se transforman en las llanuras ondulantes del desierto de Neguev. Las montañas forman una barrera para las lluvias, extrayendo la humedad de las brisas mediterráneas. Como consecuencia de esto, las colinas del lado oriental llegan a ser muy áridas y casi desprovistas de vegetación. En las quebradas escabrosas de aquella región desértica, el proscrito David encontró refugio cuando lo perseguía Saúl.
Es la gran falla geológica que se extiende desde las cordilleras del Líbano y Antilíbano, hasta el desierto de Arabá. Técnicamente hablando, el valle del Jordán es sólo aquella parte de la falla que se encuentra entre el mar de Galilea y el mar Salado o mar Muerto. Se ha hundido la superficie de este valle hasta formar la depresión más profunda del mundo. En esa región hace un calor intenso y la vegetación depende principalmente de la humedad del río.
El valle del Jordán tiene una anchura de 6 kilómetros a la altura del mar de Galilea y se ensancha hasta los 11 kilómetros a la altura de Betsán, y hasta casi los 23 kilómetros a la altura de Jericó. Su suelo "se interrumpe por riscos de greda gris e innumerables moles de formas fantásticas, que le imprimen a aquel lugar un aire un tanto triste y desolador".
El nombre del río Jordán es muy apropiado. Significa "el que desciende". Sus tres fuentes se hallan en las cercanías del monte Hermón, cuyo pico más alto alcanza la altura de 2.760 metros; forma primeramente una ciénaga, "aguas de Merom"; luego desemboca en el mar de Galilea (lago de Genesaret) a 208 metros bajo el nivel del mar; sigue hacia el sur con innumerables vueltas por un profundo valle flanqueado de cerros abruptos, entre márgenes cubiertas por espesos matorrales y arboledas. Observa el escritor evangélico Samuel Schultz: "El valle del Jordán representa una de las más fascinantes zonas del mundo."
El Jordán desemboca en el mar Muerto, a 393 metros bajo el nivel del mar. La profundidad de este mar alcanza los 400 metros. Tiene una longitud de 76 kilómetros y su mayor anchura no excede los 16 kilómetros. No tiene salida, y sus aguas contienen un 26 por ciento de minerales, en contraste con el Atlántico, que sólo tiene el6 por ciento; consecuentemente, no existe vida en aquel mar. Las aguas de la parte sur del mar cubren la zona donde estaban las destruidas ciudades de Sodoma y Gomorra.
Es una extensión del Altiplano, pero en su conjunto las montañas de Transjordania son más uniformes, con más pendientes y con mayor elevación que las de Palestina occidental. La frontera oriental carece de defensas natura les, por 10 que los israelitas que ocuparon la zona sufrían a menudo las incursiones de tribus nómadas del desierto. Aunque el suelo no es ideal para la agricultura, se presenta admirablemente favorable para la ganadería, tanto bovina como lanar.
Basán se encuentra en la zona norte, donde estaba el reino de Og de Basán (Deuteronomio 3:4). Al sur de Basán está la zona de Galaad, la más grande de la meseta oriental. En Galaad se encontraban el arroyo Querit donde se escondió el profeta Elías, y el río Jaboc, donde Jacob luchó con el ángel de Jehová. Los bosques de Galaad producían bálsamo y gomas aromáticas (Jeremías 8:22). Viajando desde el norte hacia el sur y desde el occidente hacia el oriente, el terreno se va tornando progresivamente árido.
El antiguo territorio de Amón se encuentra en la región ubicada entre el nordeste del mar Muerto y el punto donde el río Jaboc alcanza su máxima profundidad. En Amón está el monte Nebo, desde donde Moisés pudo ver la tierra prometida antes de morir. Al sur de Amón está Moab, una sinuosa meseta de piedra caliza comprendida entre los ríos Amón y Zared. Los llanos de Moab que se encuentran entre los estrechos pasos que atraviesan el país, solían ser altamente productivos, pero hoy en día han quedado casi desolados.
No obstante, el pequeño tamaño de Palestina, el clima presenta mucha variedad en las distintas partes del país. Esto se debe en gran parte a la accidentada geografía y a las diferencias de altura. Por regla general, el clima es subtropical, benigno y saludable, excepto en ciertas zonas como el valle del Jordán, donde hace un calor sofocante, o la sierra septentrional donde se encuentra el monte Hermón, cuya cima está cubierta por una capa de nieves eternas. El mes más caluroso es agosto y el más frío es enero.
Los hebreos dividían el año en dos estaciones: la de lluvia y la seca. La época de lluvias comienza alrededor de principios de noviembre y dura hasta mediados de abril. La precipitación fuerte de uno o varios días que inaugura el año agrícola y prepara el suelo para la labranza, recibe el nombre de "lluvia temprana". Las lluvias intermitentes que caen a fines de marzo y en las primeras semanas de abril, se denominan "lluvia tardía". Son propicias para madurar el grano (ver Joel 2:23). Durante el verano, o estación seca, prácticamente no llueve. Es la época de las cosechas y se caracteriza por los días cálidos y las noches de abundante rocío. En la región del mar Muerto llueve muy poco, pero hay una intensa evaporación marítima como consecuencia del calor. De noche cae un copioso rocío que conserva la vegetación. A veces, en la primavera, sopla el "siroco", un temible viento caluroso y destructivo que proviene de los desiertos situados al sureste de Palestina (Jeremías 4:11). Este viento perjudica la vegetación y ocasiona un estado de languidez entre hombres y animales.
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SETEADB. LIBROS HISTÓRICOS. Editorial La Epístola. Bolivia. 2012.
HOFF, Pablo. LIBROS HISTÓRICOS. Editorial VIDA. USA, 1980.
Publicación de Jose Luis Pereyra