Primero y Segundo de Reyes nos dan un relato de los líderes que siguieron después de David: reyes tales como Salomón, Jeroboam y Roboam; profetas tales como Elías, Eliseo y Micaías. Estos nombres dibujan la necesidad del liderazgo con propósito: liderazgo motivado por valores esenciales y fuertes convicciones.
Algunos llaman al liderazgo con propósito visionario. El liderazgo visionario está motivado por algo que no solo se podría hacer, sino que se debería hacer. El líder tiene un sentimiento de obligación moral respecto a la visión.
Primero de Reyes describe el reinado del rey Salomón. A pesar de su sabiduría, le faltó un liderazgo enfocado. Comienza bien, pero en el capítulo 11 se distrae de las obligaciones morales.
El libro comienza con una escaramuza sobre quién sucederá a David como rey de Israel. David elige a Salomón, quien se posiciona como el rey final para reinar sobre una Israel unificada. Salomón reconoce la abrumadora responsabilidad de su posición y va a la fuente correcta en busca de sabiduría. Este hecho agrada mucho a Dios, hasta el punto de que Dios le da toda la sabiduría necesaria, ¡y todo lo demás que no había pedido!
Pero a la vez, Salomón ilustra un principio fundamental que cada líder debe entender. Aunque este hombre se convirtió en el líder humano más sabio que jamás vivió y escribió varios libros, las malas decisiones del rey y su fallo a la hora de aplicar lo que Dios le dijo debilitaron su liderazgo.
Antes de que Salomón se apartara de camino de Dios, el Señor le usó grandemente. Reyes y reinas de tierras lejanas le visitaban y se familiarizaban con el Dios de Israel, precisamente lo que Dios tenía en mente para los judíos. Israel debía convertirse en una luz para las naciones, y durante un tiempo un rayo de esperanza brilló con intensidad.
Pero cuando Salomón comenzó a confiar en su propia sabiduría y no supo estar enfocado en Dios, el Señor dividió su reino y lo desgarró. La nación permaneció dividida hasta que extranjeros como Asiria y Babilonia conquistaron un reino, y después el otro. En los difíciles años intermedios, Dios tuvo que levantar profetas como sus líderes y voceros, ya que los reyes frecuentemente no escuchaban su voz.
El segundo libro de los reyes de Israel y Judá describe los días finales del reino dividido antes de que ambas mitades cayeran en cautiverio. Más que nada, es una historia e liderazgo fallido.
A Dios le costó encontró líderes con carácter, capacidad y compasión por la gente. Las personas regularmente reflejan las deficiencias de sus líderes.
Muchas han dicho que los líderes no pueden dirigir a otros más allá de donde ellos mismos han ido. Es cierto. La división de Israel y Judá simplemente refleja el corazón dividido de cada líder. ¿A quién mostró cada rey lealtad? A decir verdad, algunos buenos reyes surgieron y produjeron reformas positivas. Sin embargo, al morir, los nuevos líderes descuidaban seguir en dichas reformas, y el pueblo regresaba a su rebelión y apatía. Segundo de Reyes ofrece un triste comentario sobre la condición humana. Descubrimos muchos más ejemplos negativos de liderazgo que positivos en este libro.
Sin embargo, podemos notar algunos aspectos destacados. Los profetas Elías y Eliseo nunca se retiran de su mensaje inflexible. Elías ministra a la élite dirigente de Israel, mientras que Eliseo se enfoca en el pueblo común de muchas naciones. El rey Ezequías disfruta de una renovación personal durante su reinado, después pide que sus días sean alargados para poder terminar las reformas necesarias. Dios alarga su vida y Ezequías marca la diferencia. Dios también usa a otro buen líder, el profeta Isaías, para hablar a la vida de Ezequías y llevar respuestas a sus oraciones. El rey Josías aparece como uno de los pocos reyes buenos de Judá. Asciende a trono a los ocho años de edad, y antes de morir dirige a Judá a un arrepentimiento masivo y una reforma, comenzando con la renovación de la casa del Señor.
Desgraciadamente, estos fuertes y saludables líderes espirituales componen la minoría en 2 Reyes. La mayoría del libro narra el declive y la caída tanto de Israel como de Judá, comenzando con sus líderes. El libro ilustra repetidamente que los líderes nunca encuentran lo que están buscando cuando abandonan la causa mayor de Dios por sus propios intereses.
Al final de 1 Reyes, la nación hebrea está divida, desgarrada por guerras civiles e invasores. Dios busca líderes piadosos como David, hombres que escuchen su voz y la obedezcan.
Como en tantos libros del Antiguo Testamento, la participación de Dios en 1 Reyes parece casi limitada por completo a los líderes; porque si Él puede levantar líderes que modelan la vida que Él quería para Israel, el pueblo seguirá casi con seguridad.
Como hizo en 1º Reyes, Dios para la mayor parte del tiempo llamando a los líderes a que lo sigan. Cuando ellos lo hacen, Él muestra su bondad, responde sus oraciones, y provee para sus necesidades.
Desgraciadamente, la mayoría de los líderes hebreos le prestan poca atención a Él. Incluso cuando los profetas los confrontan, ellos escuchan solamente cuando las noticias gustan a su imaginación. La mayoría o bien abandona al Dios verdadero por la adoración a Baal, o bien considera a Yahvé una mera superstición para la buena suerte (la continuada práctica de muchos líderes políticos actuales). Aun así, Dios decidió hablar con esos líderes por medio de sus profetas.
David: rey de Israel; nombró a su hijo Salomón como sucesor suyo (1—2.10).
Salomón: hijo de Betsabé y David; el tercero de los reyes de Israel, constructor del templo; Dios le hizo el hombre más sabio que haya existido (1.10—11.43).
Roboam: hijo de Salomón, que le sucedió como rey de Israel; sus malas acciones llevaron a que Israel se dividiera en dos reinos; luego imperó sobre el reino del sur, Judá (11.43—12.24; 14.21–31).
Jeroboam: malvado rey de las diez tribus del norte de Israel; erigió ídolos y nombró sacerdotes que no eran levitas (11.24—14.20).
Elías: profeta de Israel; sus extraordinarios actos de fe confrontaban a los profetas de Baal (17.1—19.21; 21.17–28). No murió, sino que fue llevado directamente al cielo en un carro de fuego (1.3—2.11; 10.10, 17).
Acab: el octavo de los reyes de Israel y el más malvado; fue peor que cualquiera de los otros reyes israelitas (16.28—17.1; 18.1—19.1; 20.1— 22.40).
Jezabel: se casó con Acab y fue reina de Israel; promovía la adoración a Baal (16.31; 18.4–19; 19.1–2; 21.5–27). Malvada reina de Israel; intentó impedir que Israel adorara a Dios; al fin fue asesinada y comida por los perros (9.7–37).
Eliseo: profeta nombrado como sucesor de Elías (2.1—9.3; 13.14–21).
La mujer sunita: hospedó a Eliseo en su casa; Elíseo resucitó a su hijo (4.8– 37; 8.1–6).
Naamán: poderoso guerrero sirio que sufría de lepra; Eliseo lo sanó (5.1–27).
Jehú: ungido rey de Israel que Dios usó para castigar a la familia de Acab (9.1—10.36; 15.12).
Joás: rey de Judá, salvado de la muerte cuando era niño; siguió malos consejos y finalmente sus propios funcionarios lo asesinaron (11.1— 12.21).
Ezequías: decimotercer rey de Judá que se mantuvo fiel a Dios (16.20— 20.21).
Senaquerib: rey de Asiria que amenazaba a Judá; el Señor destruyó a su ejército (18.13—19.36).
Isaías: profeta que ministró a lo largo de los reinados de cinco reyes de Judá (19.2—20.19).
Manasés: hijo de Ezequías; fue el decimocuarto rey de Judá; fue malo y causó que el juicio cayera sobre Jerusalén (20.21—21.18).
Josías: decimosexto rey de Judá; bisnieto de Ezequías; se mantuvo fiel a Dios (21.24—23.30).
Joacim: decimoctavo rey de Judá; practicaba el mal a los ojos del Señor (23.34—24.6).
Sedequías: vigésimo rey de Judá; capturado por los babilonios como castigo de Dios por practicar el mal (24.17—25.7).
Nabucodonosor: rey de Babilonia a quien Dios permitió conquistar Jerusalén (24.1—25.22).
Adonías
Abiam
Asa
Josafat
OTRAS PERSONAS DESTACADAS
Natán
Ahías
Abdías
Micaías
El éxito sin un sucesor es un fracaso.
La toma de decisiones y la resolución de problemas es el modo más rápido para obtener influencia.
Comprueba tus motivos antes de liderar ninguna cosa.
La cuestión no es priorizar nuestro calendario, sino planificar nuestras prioridades.
Influenciar a seguidores es suma, influencias a líderes es multiplicación.
Mantén lo principal en primer lugar; la distracción es la enemiga de la dirección.
Los líderes deben tocar un corazón antes de pedir que les echen una mano.
Un líder dividido finalmente produce una nación dividida.
La pasión y convicción marcan la diferencia entre un gran líder y uno mediocre.
Los principios, no las emociones, deberían guiar nuestro liderazgo.
La medida de un hombre es lo que hace con el poder.
Escoge bien tus mentores y pide lo que quieras.
No trabajes duro en las cosas pequeñas; piensa estratégicamente mientras haces tus planes de batalla.
Permanece enfocado con tu misión, permanece flexible con tus métodos.
Mantén una perspectiva eterna.
Si haces concesiones en lo final, te volverás esclavo de lo inmediato.
La reforma eterna y pública comienza con la renovación interna y personal.
LA SABIDURÍA DE SALOMÓN SIMBOLIZA A CRISTO, «el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría» (1 Co 1.30). Sin embargo, en 1 Reyes Salomón llevó a su reino a la apostasía, al casarse con muchas mujeres extranjeras (11.1). En contraste con esto, Cristo mismo proclamó ser «más que Salomón» (Mt 12.42). El futuro reino de Cristo no terminará jamás.
AUNQUE SOBRE LA NACIÓN DE JUDÁ cayó el gran juicio, Dios salvó al remanente judío que estaba cautivo en Babilonia. Este remanente preservó la línea real de David, por la cual entraría Cristo en el mundo. La apostasía de Judá exigía el juicio del Dios justo y recto, pero Dios siempre fue fiel a su pacto con David. Jesús el Mesías, como descendiente directo de David, liberaría a su pueblo del cautiverio que les mantenía en pecado.
Juicio de Dios sobre las naciones apóstatas (9.3–9; Dt 4.26; 28.37; 2 S 14— 16; 2 Cr 7.19, 20; Sal 44.14; 89.30; Jer 24.9; Os 5.11, 12; Mt 23.33–36; Jn 3.18, 19; 12.48; Ro 2.5, 6; 2 P 3.10; Ap 18.10).
Profecías de Dios cumplidas (13.2–5; 22.15–28; Nm 27.17; 2 R 23.15–20; 2 Cr 18.16; Mt 9.36; Mr 6.34; Jn 2.18).
Fidelidad de Dios a su pacto con David (11.12–13, 34–36; 15.4; 2 S 7.12–16; Lc 1.30–33; Hch 2.22–36).
Juicio de Dios sobre las naciones apóstatas (17.7–23; 21.10–15; Jue 6.10; 1 S 3.11; Jer 6.9; 19.3; Lam 2.8; Am 7.7, 8; Mt 23.33–36; Jn 3.18, 19; 12.48; Ro 2.5–6; 2 P 3.10; Ap 18.10).
Profecías de Dios cumplidas (23.16; 24.2; 1 R 13.2; Jer 25.9; 32.28; 35.11; Ez 19.8).
Fidelidad de Dios a su pacto con David (8.19; 25.27–30; 2 S 7.12–16; Lc 1.30–33; Hch 2.22–36).
Dios llena el cielo y la tierra: 8.27
Dios es glorioso: 8.11
Dios es misericordioso: 8.23
Dios cumple sus promesas: 8.56
Dios provee: 21.19; 22.30, 34, 37, 38
Dios es compasivo: 13.23
Dios es uno: 19.15
Dios se aíra: 19.28, 35, 37; 22.17
Los libros de Reyes formaban un solo libro en el original hebreo, pero con la traducción de la Septuaginta fue dividido en dos libros..
Su nombre original es "Melakim", que en hebreo significa "Reyes". .La razón por la cual estos libros recibieron este nombre es debido al relato de la historia de los reyes de Israel desde el último año del rey David hasta la destrucción de Jerusalén y el cautiverio babilónico, siendo un período de casi cuatrocientos años.
No se sabe quién escribió estos libros, pero según los estudiosos, fueron escritos por un profeta de la época de Jeremías.
El escritor de estos libros relata hechos que sucedieron mucho antes de su tiempo, por lo tanto, creemos que él tuvo acceso a otros escritos más antiguos.
Posiblemente fueron escritos antes del fin del cautiverio babilónico, pues si hubiera sido después del cautiverio, habría relatos del regreso a Jerusalén.
Los libros de los reyes están divididos en dos períodos, los cuales son:
PERÍODO DEL REY SALOMÓN: Entre los años 972 a 932 a.C, un período de 40 años.
Los últimos días del rey David, 1 Reyes 1:1 a 2:11.
Salomón es ungido rey. 1 Reyes 2:12-46.
La sabiduría y las riquezas de Salomón, 1 Reyes 3 y 4.
Salomón, el edificador, 1 Reyes 5 al 10.
El pecado y la caída de Salomón, 1 Reyes 11.
PERÍODO DEL REINO DIVIDIDO: Entre los años 932 a 722 a.C, un período de 210 años. Desde 1 Reyes 12 hasta 2 Reyes 17.
Los reyes de Israel
Jeroboam
Nadab
Baasa
Ela
Zinri
Omri
Acab
Ocozías
Joram
Jehú
Joacaz
Joás
Jeroboam II
Zacarías
Salum
Manahem
Pekaía
Peka
Oseas.
En total fueron 19 reyes.
Los reyes de Judá
Roboam
Abiam
Asa
Josafat
Joram
Ocozías
Atalía
Joás
Amasías
Azarias
Jotam
Acaz
Exequias
Manasés
Amón
Josías
Joacaz
Joacim
Joaquin
Sedequías
En total fueron 20 reyes.
EL MINISTERIO DE LOS PROFETAS ELÍAS Y ELISEO
La historia de los profetas Elías y Eliseo están narradas desde 1 Reyes 17 a 2 Reyes 9.
LA HISTORIA DEL REINO DE JUDÁ DESPUÉS DE LA CAÍDA DE ISRAEL. 2 Reyes 18 al 25. Período entre los años 722 a 586 a.C, un total de 136 años.
La renovación espiritual en los días del rey Exequias, 2 Reyes 18:1-12.
La amenaza de los asírios y el libramiento dado por Dios, 2 Reyes 18:13 a 19:37.
La enfermedad de Ezequias y la embajada de Babilonia, 2 Reyes 20:1-21.
La impiedad de los reyes Manasés y Amón, 2 Reyes 21.
Renovación espiritual en los días de Josías, 2 Reyes 22:1 a 23:30.
El reino de Judá sirviendo a Babilonia y a Egipto, 2 Reyes 23:31 hasta 2 Reyes 24:20. Esta fue la primera deportación para Babilonia.
La caída del reino de Judá, la segunda deportación, la destrucción del templo y de los muros de Jerusalén, 2 Reyes 25.
Estos libros son la continuación de los libros de Samuel, en ellos están registrados los acontecimientos del reinado de Salomón y de los reyes de Judá e Israel en un período de cuatrocientos años. Narra también la historia del crecimiento y del declino del reino que acabó dividido en el reino del norte y el reino del sur, o sea, Israel y Judá.
EL ESPLÉNDIDO REINADO DE SALOMÓN. 1 Reyes 1 al 10.
Salomón fue coronado antes de la muerte de David, 1 Reyes 1:30, 39, 53. Salomón recibió sus enseñanzas religiosas del profeta Natán, que puso su nombre de Salomón "Jedida" que significa "Querido de Dios", 2 Samuel 12:25.
El reinado de Salomón empezó con un gran esplendor de gloria, pero su vida terminó en fracaso como Saúl, pues su corazón no era perfecto con Jehová como el corazón de su padre David, 1 Reyes 11:4. Entretanto, Salomón fue un rey magnífico, su reinado fue el más grandioso que el mundo haya visto y su vida llena de acontecimientos con un significado muy importante para los reinos de aquella época, sin hablar de su sabiduría y de su riqueza.
LA DEBILIDAD Y EL PECADO DE SALOMÓN
Diferente a su padre David, él trató a su hermano Adonías con crueldad, 1 Reyes 2:24, 25.
Su corazón se llenó de orgullo, 1 Reyes 10:18-29.
Salomón apostató de la fe inducido por sus mujeres paganas, adorando a otros dioses, 1 Reyes 11.
LA DIVISIÓN DEL REINO
Salomón reinó cuarenta años, este era el segundo período del reino unido. El principio del reinado de Salomón fue de gloria, esplendor y sabiduría.
Los tributos durante el reinado de Salomón eran muy altos, esto trajo mucho descontentamiento al pueblo, pues el lujo y la idolatría había dañado la integridad del pueblo, por esa razón el reino estaba a punto de ser dividido.
La prosperidad alcanzada por Salomón tenía sus inminentes peligros, pues sus lujos gastaban mucho dinero, esto significaba el aumento de los impuestos que se tornó un yugo muy pesado para el pueblo, generando intranquilidad y descontentamiento.
El primer proyecto costoso fue el templo que fue necesario traer trabajadores de otros países y materiales como cedro, oro, piedras preciosas, etc.
Después, construyó un palacio que dejó a todos impresionados por la grandiosidad de su hermosura, llamando la curiosidad de los reyes de otros países.
Los motivos que llevaron al reino a ser dividido después de la muerte de Salomón son por lo menos dos motivos.
Primeramente había un celo entre las tribus de Judá de Efrain, en un lapso de por lo menos trescientos años.
En la época de Josué la tribu de Efraín era de destaque por ser Josué de esta tribu, la toma de la autoridad de esta tribu vino en la época de David por ser él de la tribu de Judá. Este celo entre las tribus se intensificó por las privaciones que pasaba el pueblo por medio de Salomón, sus exigencias trajo opresión al pueblo y también su infidelidad a Dios.
En segundo lugar, otra razón que las tribus se dividieron fue la opresión de Roboám hijo de Salomón que reinó en su lugar forzando al pueblo a pagar tributos más pesados que los de Salomón su padre.
Roboam dejó los consejos de los ancianos para escuchar los consejos de los jóvenes que habían sido criados con él, de esta manera diez tribus se apartaron de Israel quedando solamente las tribus de Judá y de Benjamín.
De esta manera surgió el reino del norte (Israel), como capital Samaria y el reino del sur (Judá), como capital Jerusalén.
EL MINISTERIO DE ELÍAS. 1 Reyes 17:1 a 2 Reyes 2:11.
El nombre "Elías" significa, "Jehová es mi Dios".
Elías fue el más notable de los profetas por su coraje, valor, celo y confianza en Dios.
Jehová envió a Elías para protestar contra los cultos ofrecidos a Baal que eran celebrados en Israel por medio del rey Acab que era casado con una mujer impía llamada Jezabel.
El profeta Elías aparece repentinamente en este libro y empieza con un decreto que no caería lluvia en la tierra durante tres años y medio por causa de la rebeldía del rey e del pueblo, 1 Reyes 17:1.
Otro grande hecho de Elías fue el desafío a los profetas de Baal en el Monte Carmelo, 1 Reyes 18:20.
Así como el ministerio de Moisés fue caracterizado por grandes milagros, también el ministerio de Elías tenía tres aspectos importantes:
Coraje: Elías desafió solo a los profetas de Baal que eran los sacerdotes de la religión oficial de Israel en los tiempos de Acab para un desafío en público en el Monte Carmelo.
Fe: Elías tenía una grande fe para poder declarar las palabras de Jehová a Acab, por ejemplo: "No habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra", 1 Reyes 17:1.
Celo espiritual: Elías tenía celo por la palabra de Dios y por las cosas santas, rechazando por completo la apostasía y la iniquidad de Israel reprendiendo a Acab por su rebeldía e invitó al pueblo a volver a Dios y observar su ley.
EL MINISTERIO DE ELISEO: 2 Reyes 2:9.
El nombre "Eliseo" significa "Jehová es salvación".
Eliseo fue el sucesor del profeta Elías, era un hombre piadoso lleno de misericordia, su ministerio duró cincuenta años.
Los milagros que fueron hechos por Eliseo fueron grandes hechos de bondad y misericordia.
Entre los milagros del ministerio de Eliseo podemos citar algunos como ser:
Las aguas del Jordán fueron divididas en dos partes y Eliseo pasó al otro lado del Jordán, 2 Reyes 2:14.
El milagro de la multiplicación del aceite de la viuda, 2 Reyes 4:1-7.
La resurrección del hijo de la sunamita, 2 Reyes 4:8-37.
El milagro de la olla que tenia veneno, 2 Reyes 4:38-44.
Naamán es sanado de la lepra, 2 Reyes 5:1-14.
Eliseo hace flotar el hacha, 2 Reyes 6:1-7.
EL REINO DEL NORTE "ISRAEL"
El primer período fue desde 932 a 886 a.C.
Jeroboam el gobernador del reino del norte eligió a Siquén como la capital del reino que parecía un lugar adecuado para quedar como centro de la región; era una costumbre del pueblo ir a Jerusalén para adorar a Dios, pero Jeroboam recusó dejar que las tribus vayan a Jerusalén por ser Jerusalén la capital del reino del sur.
De esta manera Jeroboam hizo dos becerro de oro y los puso uno en Bet-el y el otro en Dan para que los israelitas adorasen y no tuviese necesidad de ir a Jerusalén haciendo de esta manera pecar a Israel. Después de 256 años el pueblo fue llevado cautivo por los asírios a causa de su rebelión e idolatría.
LA DINASTÍA DE OMRI. 886 a 842 a.C. 1 Reyes 16:21-34.
Después que Omri tomó el poder, consiguió colocar orden y estabilidad en el país e hizo de Samária la capital del reino, después hizo lo malo delante los ojos de Dios, reinó siete años y murió, reinando su hijo Acab en su lugar, e hizo lo malo delante de los ojos de Dios.
Acab continuó la edificación de la ciudad de Samária y expandió sus relaciones comerciales con los fenicios y se casó con la princesa fenicia de Sidon llamada Jezabel, este matrimonio fue un desastre
Para la vida espiritual del pueblo, pues Jezabel luchó para que la adoración a Baal fuese la religión oficial del país; Acab construyó un templo y un altar a Baal en Samaria, fue en esta época que Dios levantó al profeta Elías para protestar contra esta idolatría.
LA DINASTÍA DE JEHÚ. 842 a 744 a.C.
Después que Jehú fue ungido rey, Dios le ordenó que hiriese la casa de Acab, y Jehú mató al rey Joram, la reina Jezabel y todos los del linaje de Acab.
En esta dinastía se destacó Jeroboam II, a pesar de haber hecho lo malo delante de Jehová, su reinado de cuarenta y un años fue el más prospero de Israel.
Después de la muerte de Jeroboam II, Israel entró en una guerra que terminó en una catástrofe que llevó al cautiverio asírio en el año 722 a.C, las diez tribus fueron repartidas. Asíria trajo gente de todas partes para vivir en las ciudades de Israel, principalmente en Samária, y fue de esta manera que las diez tribus fueron separadas.
EL REINO DEL SUR "JUDÁ"
El primer período fue desde 932 a 873 a.C.
Cuando el reino del norte había coronado a Jeroboam, Roboam fue coronado rey en Judá, el reino del sur era mucho menor que el reino del norte, pero tenia tres grandes ventajas que eran:
Una dinastía consolidada y firme.
Una capital consolidada.
Un santuario de adoración.
En muchos momentos, parecía que Judá quedaba olvidado delante de Israel, pero sus reyes se esforzaron para mantener la autonomía delante del reino del norte, construyendo varias ciudades fortificadas para defender a su reino.
En los primeros sesenta años del reino dividido hubo gran tensión y oposición entre los dos reinos, cuando Omri asumió el reino en Israel, hizo todo lo posible para mejorar la relación con Judá, el rey Acab hizo alianza con Josafat rey de Judá, desde entonces se inició un periodo que Judá dependía de Israel, Durante ochenta años Judá intentó conquistar a Israel, pero fracasaron, pero después del matrimonio del hijo de Josafat con la hija de Acab, vino ochenta años de paz entre los dos reinos. Los profetas de aquella época fueron: Isaías, Natán, Jeremías, Joel, Sofonías, Elías y Eliseo.
Aproximadamente 136 años después que el reino del norte fue llevado al cautiverio de Asíria, Judá fue llevado cautivo a Babilonia.
La razón del cautiverio de Israel y Judá fue la desobediencia y la idolatría del pueblo y sus líderes que rechazaron las advertencias de los profetas de Dios.
El principal reto de interpretación en Reyes tiene que ver con la cronología de los reyes de Israel y Judá. Aunque se presenta información cronológica abundante en el libro de Reyes, esta información es difícil de interpretar por dos razones. En primer lugar, parece haber inconsistencia interna en la información dada. Por ejemplo, 1 R 16.23 afirma que Omri, rey de Israel, comenzó a reinar en el año 31 de Asa, rey de Judá, y que él reinó doce años. Pero de acuerdo a 1 R 16.29, Omri fue seguido por su hijo Acab en el año 38 de Asa, dándole a Omri un reinado de solo siete años, no doce. En segundo lugar, a partir de fuentes extrabíblicas (griegas, asirias y babilónicas), correlacionadas con información astronómica, una serie confiable de fechas puede ser calculada desde el 892 hasta el 566 A.C. Debido a que se cree que Acab y Jehú, reyes de Israel, son mencionados en registros Asirios, 853 A.C. puede ser fijado como el año de la muerte de Acab y 841 A.C. como el año en el que Jehú comenzó a reinar. Con estas fechas fijadas, es posible ir hacia atrás y hacia adelante para determinar que la fecha de la división de Israel de Judá fue ca. 931 A.C., la caída de Samaria en el 722 A.C., y la caída de Jerusalén en el 586 A.C. Pero cuando los años totales de reinados reales en Reyes son sumados, el número para Israel es doscientos cuarenta y un años (no los doscientos diez años del 931 al 722 A.C.) y para Judá trescientos noventa y tres (no los trescientos cuarenta y seis años del 931 al 586 A.C.). Es reconocido que en ambos reinos hubieron algunos coreinados, esto es, un período de gobierno durante el cual dos reyes, normalmente padre e hijo, gobernaron al mismo tiempo, y así los años que empalmaron fueron contados dos veces en el total para ambos reyes. Además, diferentes métodos para contar los años del gobierno de un rey y aun diferentes calendarios fueron usados en diferentes ocasiones en los dos reinos, resultando en las aparentes inconsistencias internas. La precisión general de la cronología en Reyes puede ser demostrada y confirmada.
Un segundo importante reto de interpretación tiene que ver con la relación de Salomón con los pactos abrahámico y davídico. Primero de Reyes 4.20, 21 ha sido interpretado por algunos como el cumplimiento de las promesas dadas a Abraham (cp. Gn 15.18–21; 22.17). No obstante, de acuerdo a Números 34.6, la frontera occidental de la Tierra Prometida a Abraham era el Mar Mediterráneo. En 1 R 5.1ss, Hiram es visto como el rey independiente de Tiro (a lo largo del Mediterráneo), tratando con Salomón como un semejante. El imperio de Salomón no fue el cumplimiento de la promesa de la tierra dada a Abraham por parte del Señor, aunque una gran porción de esa tierra estuvo bajo el control de Salomón. Además, las afirmaciones de Salomón en 1 R 5.5 y 8.20 son sus declaraciones de ser la simiente prometida del pacto davídico (cp. 2 S 7.12–16). El autor de Reyes sostiene la posibilidad de que el templo de Salomón fue el cumplimiento de la promesa del Señor hecha a David. No obstante, mientras que las condiciones para el cumplimiento de la promesa hecha a David son reiteradas a Salomón (1 R 6.12), es claro que Salomón no cumplió con estas condiciones (1 R 11.9–13). De hecho, ninguno de los reyes históricos en la casa de David cumplió con la condición de obediencia completa que tenía que ser la señal del Prometido. De acuerdo a Reyes, el cumplimiento de los pactos abrahámico y davídico no se llevó a cabo en el pasado de Israel, y así establece el fundamento para los profetas que vendrían más tarde (Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los doce) que apuntarían a Israel a una esperanza futura bajo el Mesías cuando los pactos fueran cumplidos (vea Is 9.6, 7).
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