Sin lugar a duda, el profeta Jeremías recibió una de las tareas más difíciles de cualquier líder del Antiguo Testamento. Dios le llamó a liderar a un pueblo terco, después le dijo que el pueblo no seguiría su liderazgo (7.27-28).
Jeremías nació hacia el final del reinado del rey Josías, el último rey bueno de Judá. El liderazgo del profeta llegó en un tiempo de declive moral, político y religioso, terminando en el exilio de Babilonia. Dios llamó a Jeremías siendo joven e inmediatamente comenzó a prepararlo para servir como profeta para las naciones. Fue un sacerdote llamado al servicio profético en un tiempo muy infeliz.
Dios dirigió a Jeremías a entregar un duro mensaje, un mensaje de evaluación crítica en vez de salvación. Tenía que llamar a la gente a cambiar y arrepentirse, a subir el estándar que habían bajado, y a recuperar sus valores y su herencia. Piensa en él como un nuevo director ejecutivo, contratado para rescatar a una empresa que se hunde; solo que Jeremías tenía que reparar un país, no una mera empresa. No podía despedir a nadie, y, de hecho, aquellos a los que intentó influenciar le rechazaron. Jeremías lideró a los hebreos durante tiempos difíciles, y, aun así, nunca perdió su visión.
Entendemos la personalidad de, Jeremías más profundamente que la de cualquier otro profeta. Se aferró tenazmente a su tarea asignada durante largos años de rechazo y persecución, y sigue destacando como un tributo a la gracia de Dios y la entereza de un líder fuerte. Es más, llamamos a Jeremías «el profeta llorón» pórque derramó muchas lágrimas debido a la dureza de su pueblo y la severidad de su juicio.
Este líder acosado aceptó unas convicciones fuertes, y a la vez nunca perdió su compasión. Su corazón no se enfrió ni endureció, a pesar de los duros corazones de sus oyentes. Él siguió invirtiéndose en su causa, aunque la gente le consideraba un entrometido y traidor. Hombres judíos, nobles y reyes intentaron asesinarlo en un momento u otro. Aunque Dios advirtió a Jeremías desde el principio que las masas rechazarían su liderazgo, él siguió marcando el ritmo de lo que era correcto.
Un llamado al cambio y el arrepentimiento
Jeremías aprendió a confiar en Dios para obtener gracia sustentadora. En el primer capítulo, Dios le dice que incluso antes de que su cuerpo tomara forma en el vientre de su madre, el Señor le había ordenado como profeta para las naciones, para desarraigar, derribar y volver a construir. Varias veces durante su carrera Jeremías decidió abandonar, pero Dios le recordó la visión y le fortaleció. Este llamado divino se convirtió precisamente en la razón por la que Jeremías permaneció fiel a su tarea.
En cierto punto, el profeta comparó la palabra de Dios con un fuego interior que le consumía si no seguía hablando. Jeremías proporciona un ejemplo de un líder que continuó en tiempos difíciles mediante la obra sobrenatural de Dios. La convicción divina le impulsaba, junto con una compasión divina y un llamado divino.
Jeremías: sacerdote y profeta del reino sureño de Judá. Rey Josías: decimosexto monarca del reino sureño de Judá; intentó seguir a Dios (1.1–3; 22.11, 18).
Rey Joacaz: malvado hijo de Josías y decimoséptimo monarca del reino sureño de Judá (22.9–11).
Rey Joacim: malvado hijo de Josías y decimoctavo monarca del reino sureño de Judá (22.18–23; 25.1–38; 26.1–24; 27.1–11; 35.1–19; 36.1–32).
Rey Joaquín (Jeconías): malvado hijo de Joacim y decimonoveno rey del reino sureño de Judá (13.18–27; 22.24–30).
Rey Sedequías: malvado tío de Joaquín y vigésimo monarca del reino sureño de Judá (21.1–14; 24.8–10; 27.12–22; 32.1–5; 34.1–22; 37.1–21; 38.1–28; 51.59–64).
Baruc: servía como escriba de Jeremías (32.12–16; 36.4–32; 43.3—45.4).
Ebed-melec: etíope funcionario del palacio que temía a Dios y ayudó a Jeremías (38.7—39.16).
Nabucodonosor: el más grande de los reyes de Babilonia; llevó al pueblo de Judá al cautiverio (21—52).
Los recabitas: obedientes descendientes de Jonadab, en contraste con el pueblo desobediente de Israel (35.1–19).
Ananías.
OTRAS PERSONAS DESTACADAS
Pasur.
Falsos profetas.
El llamado de Dios de un líder encaja con su capacitación.
Los líderes deben esperar críticas y a veces deben confrontar.
Los líderes no solo deben soportar el cambio, sino también crearlo.
Los líderes eficaces se identifican con los pecados y los fracasos de su gente.
Los líderes pueden ser comparados a vigías y pastores.
Los grandes líderes nunca pierden su capacidad de empatizar.
Los líderes exitosos encuentran maneras memorables y creativas de comunicar verdad.
Los líderes deben aferrarse a su visión dada por Dios incluso cuando la gente se desvíe.
LA IMAGEN DE CRISTO está entrelazada con las profecías de Jeremías siempre. Cristo como «fuente de agua viva» (2.13; Jn 4.14) se erige en marcado contraste con el juicio que cae sobre la nación de Judá que no se arrepiente. Jeremías también muestra a Cristo como «bálsamo en Galaad» (8.22), el buen Pastor (23.4), «vástago justo» (23.5), «el Señor nuestra salvación» (23.6) y David el rey (30.9).
Pecado: el pecado de Israel exigía que Dios les castigara (2.1–13, 23–37; 5.1–6; 7.16–34; 11.1–17; 17.1–4; 18.1–17; 23.9–40; Éx 23.33; Dt 9.16; 1 R 11.39; Esd 6.17; Job 1.22; Sal 5.4; Mi 3.8; Mt 5.30; Lc 17.1; Ro 1.29).
Juicio y castigo (4.3–18; 9.3–26; 12.14–17; 15.1–9; 16.5–13; 19.1–15; 24.8– 10; 25.1–38; 39.1–10; 44.1–30; 46.1—51.14; Éx 12.12; Sal 1.5; Os 5.1; Am 4.12; Jn 12.31, 32; Ro 14.10; 2 Ts 1.7–10).
Restauración de Israel (23.3–8; 30—33; Dt 30.1–5; Sal 71.20, 21; Is 49.6; Nah 2.2; Hch 1.6–8; 15.16; 1 P 5.10).
Dios llena el cielo y la tierra: 23.24.
Dios es bueno: 31.12, 14; 33.9, 11.
Dios es santo: 23.9.
Dios es justo: 9.24; 32.19; 50.7.
Dios es bondadoso: 31.3.
Dios es paciente: 15.15; 44.22.
Dios es amoroso: 31.3.
Dios es misericordioso: 3.12; 33.11.
Dios es omnipresente: 23.23.
Dios es potente: 5.22; 10.12; 20.11; 37.27.
Dios cumple sus promesas: 31.33; 33.14.
Dios es justo: 9.24; 12.1.
Dios es soberano: 5.22, 24; 7.1–15; 10.12–16; 14.22; 17.5–10; 18.5–10, 25.15–38; 27.5–8; 31.1–3; 42.1–22; 51.15–19.
Dios es verdadero: 10.10.
Dios no tiene igual: 10.6.
Dios es sabio: 10.7, 12; 32.19.
Dios se aíra: 3.12, 13; 4.8; 7.19, 20; 10.10; 18.7, 8; 30.11; 31.18–20; 44.3.
El nombre Jeremías significa "Establecido por Dios"; Jeremías era hijo de Hilcías de los sacerdotes que estuvieron en Anatot en tierra de Benjamín. Jeremías nació y creció en esta aldea llamada Anatot que quedaba a 6 Km. al noreste de Jerusalén.
Después que jeremías profetizó por más de veinte años a Judá, fue ordenado por Dios a registrar su mensaje en un libro, de esta manera, su fiel escriba Baruc, escribió el libro para quedar en memoria, Jeremías 36:1-4. El ministerio de Jeremías fue dirigido al reino del sur, o sea, Judá, y predicó hasta los últimos cuarenta años de su cautiverio.
Jeremías tuvo la oportunidad de ver el cumplimiento de su profecía, pues él fue testigo de la invasión babilónica, de la destrucción de Jerusalén y del templo.
Jeremías empezó su ministerio en el décimo tercer año del rey Josías, y apoyó su movimiento de reforma, pero percibió que las transformaciones no estaban sucediendo en el corazón del pueblo a no ser que hubiese un arrepentimiento nacional, pero no fue así.
Este libro revela que Jeremías frecuentemente llamado "El profeta llorón", era un hombre con un mensaje severo, pero con un corazón sensible y quebrantado.
El autor de este libro es el mismo profeta Jeremías.
El libro de Jeremías fue escrito entre los años 585 a 580 a.C.
El libro de Jeremías fue escrito con tres propósitos los cuales son:
Para formar un registro permanente del ministerio profético de Jeremías y su mensaje.
Para revelar el inevitable juicio divino contra Judá por haber transgredido el pacto con Dios, y por haberse rebelado contra su palabra.
Para demostrar la autenticidad y autoridad de la palabra profética, pues muchas de sus profecías fueron cumplidas aun en vida.
Este libro es esencialmente una colección de profecías de Jeremías dirigidas principalmente a Judá desde el capítulo 2 al 29, y también dirigida a nueve naciones extranjeras, desde el capítulo 46 al 51.
Estas profecías focalizan principalmente el juicio, a pesar de haber algunas que hablan de la restauración de Israel.
Estas profecías no están en un orden cronológico; parte de este libro está escrito en un lenguaje poético, pero otra parte es una narrativa.
Este libro habla sobre la vida y el ministerio del profeta Jeremías, habla sobre la historia de Judá, sobre el periodo de los reyes Josías, Joacín y Sedequías; habla también sobre la caída de Jerusalén.
El profeta Jeremías también utiliza acciones simbólicas para ilustrar su mensaje profético, como ser:
La señal del cinto podrido, Jeremías 13:1-14.
La sequía, Jeremías 14:1-22.
La prohibición divina de no casarse ni tener hijos, Jeremías 16:1-9.
La señal del alfarero y el barro, Jeremías 18:1-11.
La señal de los higos buenos y malos, Jeremías 24:1-10.
La señal de los yugos, Jeremías 27:1-11.
La compra de la heredad de Hanameel, Jeremías 32:6-15.
Las piedras grandes colocadas en el enladrillado de la puerta de la casa de Faraón, Jeremías 43:8-13.
El libro de Jeremías tiene siete aspectos que caracterizan su contenido los cuales son:
Es el segundo mayor libro de la Biblia, no en versículos sino en palabras, quedando atrás del libro de los Salmos.
La vida y las angustias de Jeremías es revelada en este libro de una manera profunda con detalles de los cuales, ningún otro libro revela con tantos detalles la vida de otro profeta.
Las profecías de este libro están mezcladas con las lágrimas del profeta llorón, por causa de la rebeldía de Judá; a pesar de su mensaje severo, Jeremías sentía profunda tristeza por la situación de decadencia espiritual que vivía su nación.
La palabra llave de este libro es "Rebelde", que es usada trece veces en este libro; y el juicio divino que vendría sobre Judá en retribución a su rebeldía y apostasía contra Dios.
Su mayor revelación teológica es el concepto de un nuevo pacto y restauración que Dios establecerá con su pueblo Israel en un tiempo futuro.
Su poesía es elocuente con uso constante de metáforas, con frases reales y memorables.
Hay más referencias a la nación de Babilonia que cualquier otro libro de la Biblia.
La relación del libro de Jeremías con el nuevo testamento, está relacionado con su profecía de un nuevo pacto de Jeremías 31:31-34.
A pesar de Israel y Judá haber transgredido repetidas veces el pacto con Dios, y fueron castigados por su rebeldía, Jeremías profetizó sobre un día que Dios haría con ellos un nuevo pacto eterno.
El N.T. deja claro que este nuevo concierto o pacto, fue instituido con la muerte y resurrección de Jesucristo, Lucas 22:20; Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25.
Este pacto está siendo cumplido hoy en la iglesia, como pueblo de Dios, Hebreos 8:8-13, y será cumplido en la nación de Israel en un futuro cercano.
Existen algunos textos del libro de Jeremías que son usados en el nuevo testamento relacionados a Jesús, entre ellos están:
El Mesías como el buen pastor y el renuevo de David, Jeremías 23:1-8. Está revelado en Mateo 21:8,9; Juan 10:1-18.
El llanto y el lloró amargo en Ramá: Jeremías 31:15. Está relacionado con la matanza de los niños ordenada por Herodes, Mateo 2:16-18.
El celo del Mesías por la casa de Jehová, Jeremías 7:11. Esta relacionado con la purificación del templo hecho por Jesús, Mateo 21:12,13; Marcos 11:17.
El libro de Jeremías está dividido en cuatro partes las cuales son:
1.- VOCACIÓN Y ATRIBUCIONES DE JEREMÍAS: Jeremías 1:1-19.
2- PALABRAS PROFÉTICAS DE JEREMÍAS A JUDÁ: Jeremías 2:1 a 33:26.
Profecías de juicio:
a) La apostasía deliberada de Judá y su asolación inminente, Jeremías 2:1 a 6:30.
b) La locura y la hipocresía de Judá, Jeremías 7:1 a 10:25.
c) La infidelidad de Judá con el pacto de Dios, Jeremías 11:1 a 13:27.
d) Profecías de juicio, intercesión, soledad y pecado de Judá, Jeremías 14:1 a 17:27.
e) Dos parábolas proféticas y una lamentación, Jeremías 18:1 a 20:18.
f) La condenación de los reyes impíos, de los falsos profetas y de Judá, Jeremías 21:1 a 24:10.
g) El cautiverio babilónico venidero, Jeremías 25:1 a 29:32.
Profecías acerca de la restauración:
a) Dimensiones de la restauración divina de Judá, Jeremías 30:1 a 31:26.
b) La promesa de un nuevo pacto y una ilustración de la fe, Jeremías 31:27 a 32:44.
c) El justo renuevo de David, Jeremías 33:1-26.
3.- EL PAPEL DE JEREMÍAS COMO UN ATALAYA PROFÉTICO: Jeremías 34:1 a 45:5.
a) Declaración del cautiverio venidero al rey Sedequías, Jeremías 34:1-22.
b) La obediencia de los recabitas, Jeremías 35:1-19.
c) La quema de los escritos de Jeremías y su doble prisión, Jeremías 36:1-38.
d) El cumplimiento de la profecía de Jeremías acerca de la caída de Jerusalén, Jeremías 39:1-18.
e) El ministerio de Jeremías después de la caída de Jerusalén, Jeremías 40:1 a 45:5.
4.- LA PALABRA PROFÉTICA DE JEREMÍAS A LAS NACIONES: Jeremías 46:1 a 51:64.
a) Egipto, Jeremías 46:1-28.
b) Filistia, Jeremías 47:1-7.
c) Moab, Jeremías 48:1-47.
d) Amon, Jeremías 49:1-6.
e) Edom, Jeremías 49:7-22.
f) Damasco, Jeremías 49:23-29.
g) Arábia, "Cedar y Hazor", Jeremías 49:28-33.
h) Elam, Jeremías 49:34-39.
i) Babilonia, Jeremías 50:1 a 51:64.
5.- SUPLEMENTO HISTÓRICO DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN: Jeremías 52:1-34.
1. Josías
Significado: Sanado por Jehová
Biografía: Fue el 16º rey de Judá, reinó 31 años, después de Amón su padre, promovió una reforma religiosa basada en el libro de la ley, pero fue muerto por el faraón Necoa en la batalla del Megido.
2. Joacaz
Significado: Preso por Jehová
Biografía: Fue el 17º rey de Judá, era hijo y sucesor del rey Josías, hizo lo malo y después de tres meses de reinado fue llevado por el faraón Necao para Egipto y fue donde murió.
3. Joacim
Significado: Formado por Jehová
Biografía: 18º rey de Judá, era hijo de Josías, reinó 11 años, este Joacim quemó el rollo que tenía un mensaje de Jeremías.
4. Joaquin
Significado: Establecido por Jehová
Biografía: Fue el 19º rey de Judá, reinó tres meses en Judá, reinó después de su padre Joacim.
5. Sedequías
Significado: Justicia de Jehová
Biografía: Fue el 20º y ultimo rey de Judá, reinó 11 años, reinó en lugar de su sobrino Joaquín, Nabucodonosor lo derrotó y lo castigó, destruyendo a Jerusalén.
Setenta años después de la muerte del profeta Isaías, el rey Ezequias fue sucedido por su hijo Manasés, que hizo lo malo delante de Jehová, y reinó cuarenta años. Durante su reinado no se escuchó ninguna palabra profética, fue entonces que Dios levantó al profeta Nahum, que profetizó en los diez últimos años del reinado de Manasés y en los primeros ocho años del reinado de Josías.
Fue justamente en esta época cuando terminó el ministerio profético de Nahum, que empezó el ministerio de Sofonías y de jeremías que fue seguido 15 años mas tarde por Habacuc, y después 5 años mas tarde por Ezequiel, y 10 años mas tarde por Daniel. En otras palabras, Jeremías profetizó por más de 40 años.
El pasado de Israel había sido suficiente para enseñar al pueblo una lección por haber abandonado la ley de Jehová, pero aun así, ellos no aprendieron y multiplicaron sus iniquidades, por eso, la única cosa que le restaba era el juicio de Dios.
Jeremías fue levantado en este tiempo para lamentar por Israel y declarar su última oportunidad de arrepentimiento.
El libro de Jeremías es una combinación de historia, biografía y profecía que nos lleva a comprender el carácter del profeta mas que cualquier otro libro profético.
El mensaje de Jeremías era generalmente un mensaje de arrepentimiento y de alerta en cuanto al juicio que vendría; sus enseñanzas eran semejantes a las de los profetas Amós y Oseas que se basaba en la relación entre Dios e Israel.
Jeremías usó figuras del matrimonio y de la filiación para describir la intimidad en la relación entre Dios e Israel.
Jeremías era sacerdote y hijo de un sacerdote llamado Hilcías. Nació en una aldea llamada Anatot que quedaba a 6 Km., de la ciudad de Jerusalén; su ministerio fue ejercido en la ciudad de Jerusalén, pero seguía viviendo en Anatot que pertenecía al territorio de Benjamín.
Jeremías aun era joven cuando recibió la llamada para el ministerio, y quiso huir de su responsabilidad, diciendo: “¡Ah! señor Jehová, He aquí, no sé hablar, porque soy niño.”, Jer 1:6.
Jeremías era un hombre tímido, pues podemos notar su reluctancia al principio de su ministerio y después cuando quiso huir al desierto, a un lugar solitario.
A la verdad, jeremías no era un hombre adecuado para un llamado humano por causa de su timidez, pero Dios sabía que él sería útil para cumplir un propósito específico, aun con su timidez, Jer 9:2.
El ministerio del profeta Jeremías fue un prolongado martirio, pues la persecución que él sufrió fue de todos los lados: Su vida estaba en peligro, pues las naciones vecinas querían matarlo, su misma familia lo perseguía, los mismos sacerdotes lo perseguían, cuando Babilonia sitió a Jerusalén, él fue llevado a la cárcel acusado de estar a favor de los babilónicos, fue llevado a Egipto, y según la tradición dice que él fue apedreado en Egipto por causa de sus profecías, y fu allí donde él murió.
A la verdad Jeremías era un hombre que no medía palabras para profetizar, de manera que él se consideraba un hombre de contienda y discordia, por esa razón todos lo maldecían.
Jeremías se quejaba a Jehová que todos se burlaban y escarnecían de él, Jeremías 20:7.
Su sufrimiento era tan intenso, que él maldice el día de su nacimiento, Jeremías 20:14.
Jeremías era también un hombre de venganza, pues él deseaba ver la venganza de sus enemigos, Jer 11:20.
Podemos comprender en estos aspectos de la vida de Jeremías algo muy importante: Admitimos que su revestimiento personal se mezclaba con su profecía de juicio, pero tenía un sentido más profundo que era su deseo ardiente por el triunfo completo de la rectitud y de la manifestación de la justicia divina.
Jeremías sentía que su causa era la causa de Dios, su sufrimiento era el sufrimiento de Dios, su celo era el celo de Dios y la venganza que él quería era la venganza de Dios contra sus enemigos.
La misión de Jeremías no estaba relacionada solamente a la nación de Israel, pues él era un expositor de los planes de Dios en una época de convulsión, de problemas, de idolatría y de rebeldía.
Su misión era: anunciar la destrucción y el castigo, pero también, anunciar la edificación, o sea, la restauración futura de Israel.
Esta misión de Jeremías era cumplida a través de sus profecías en los lugares públicos, en los atrios del templo, o sea “En los corredores del templo”, en el palacio real, en las puertas de la ciudad y principalmente cuando la gente del campo venía a la ciudad a las fiestas solemnes.
Si analizamos el cumplimiento de las profecías de Jeremías, podemos primeramente ver el regreso de los judíos a su tierra después del cautiverio, por otro lado, muchas de las profecías de Jeremías no se han cumplido, pues su cumplimiento será para los últimos días.
En cuanto a la profecía del nuevo pacto, ha sido establecido en la dispensación del evangelio en una ley escrita por el Espíritu Santo en los corazones de los hombres; y en la nueva revelación los medios de perdón, purificación han sido revelados a los hombres.
Varias preguntas surgen, tales como: (1) ¿Cómo puede uno explicar que Dios prohíba la oración por los judíos (7.16) y que diga que aun la mediación de Moisés y Samuel no podrían evitar el juicio (15.1)? (2) ¿Llevó a cabo Jeremías un viaje de varios cientos de kilómetros al río Éufrates o enterró su cinto cerca (13.4–7)? (3) ¿Cómo pudo él pronunciar cosas tan severas acerca del hombre que anunció su nacimiento (20.14–18)? (4) ¿Se relaciona la maldición sobre la línea real de Jeconías con Cristo (22.30)? (5) ¿Cómo debe uno de interpretar las promesas del regreso de Israel a su antigua tierra (caps. 30—33)? Y (6) ¿cómo cumplirá Dios el nuevo pacto con relación a Israel y la iglesia (31.31–34)? Vea «Respuestas a preguntas difíciles» con respecto a estos asuntos.
Un reto frecuente es entender los mensajes del profeta en su contexto de tiempo correcto, ya que el libro de Jeremías no siempre es cronológico, sino en orden cambiante, moviéndose de atrás para adelante y viceversa en el tiempo para tener un efecto temático. En contraste, Ezequiel, normalmente coloca su material en orden cronológico.
SETEADB. PROFETAS MAYORES. Editorial La Epístola. Bolivia. 2012.
Maxwell, John. Elmore, Tim. La Biblia de Liderazgo de Maxwell. Nashville: Grupo Nelson; 2016.
MacArthur, John. Biblia de Estudio MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2011
MacArthur, John. El Manual Bíblico MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2016