Dios llamó al intenso profeta Amós a corregir la injusticia de los líderes de su tiempo en Israel, Judá y las naciones vecinas. Parece un líder poco común, llamado como pastor en el desierto de Judá. Como pastor, suplementaba sus ingresos cultivando higueras (1.1; 7.14, 15). No tenía credenciales al llegar a su ejercicio profético excepto su llamado divino.
Amós desafió primero los pecados de las naciones vecinas, algo que gustó a los israelitas. Pero cuando se dispuso a corregir a su propio pueblo, su popularidad cayó en picado. Los escritos de este claro pensador revelan que tenía un conocimiento profundo de la historia y los problemas de su época. Usa un lenguaje rico y símbolos y figuras, con especial atención al detalle. Intenta obligar a la gente a ver la inmoralidad e injusticia de su generación y a enderezarla.
En los tiempos de Amós, la explotación en el mundo laboral había empeorado tanto que Dios le usó para amenazar a la gente con «fuego»: guerra, depresión económica y destrucción. Dios da poder a los líderes para la provisión, protección y progreso de los seguidores. Siempre que los líderes abusan del poder, Dios muestra su desagrado con su mayordomía.
Amós también nos muestra que Dios odia la injusticia. Aunque puede parecer que Él no hace nada acerca de la atrocidad, Él está viendo y desaprueba a los líderes que la toleran. Amós acusó a los líderes de un deterioro espiritual que se asemejaba a su prosperidad material (5.12, 21). Seguían «yendo a la iglesia», pero no veían su propia hipocresía. Amós castigó a los líderes por su corrupción (2.7-8) y señaló su desconsideración por los derechos humanos (2.6). Durante una década aproximadamente, Amós se convirtió en los ojos, el corazón y el micrófono de Dios para el pueblo de Israel.
Amós enseñó que los líderes deben dirigir desde los absolutos morales, no desde la conveniencia y el interés propio. Amós usó una plomada para ilustrar que el pueblo de Dios se había desviado de la norma revelada. Una plomada ayudaba a los constructores a detectar que una pared estuviera recta, el equivalente a un nivel de hoy. Los constructores ataban un peso a una cuerda, después dejaban que la gravedad usara la cuerda para trazar una línea recta vertical. Amós intentó poner una plomada espiritual junto a la corrupción y el torcimiento de su tiempo.
Amós no basó su ruego en la naturaleza del hombre o la bondad innata de la naturaleza humana. Dios era el estándar, y Él sigue siendo el mismo en todos los tiempos y en cada lugar. El egoísmo siempre distorsiona la perspectiva del hombre. Amós basó su ruego en la naturaleza y justicia de Dios: la «plomada» con la que se mide a cada persona. A pesar de los cambiantes valores de la humanidad, Dios nunca cambia, ni tampoco baja sus estándares. Él es el líder absoluto y controlador de la historia, y desafía a los líderes cuando ellos se desvían de sus absolutos.
Amós: profeta de Judea que advirtió a Israel sobre el juicio de Dios (1.1— 9.15).
Amasías: monarca del reino sureño de Judá; hijo de Joás (7.10–17).
Jeroboam II: malvado rey de Israel que sucedió a su padre, Joacaz (7.7–13)
Uzías.
Los vendedores del mercado.
Lo más fácil para los líderes es desviarse cuando hay seguridad económica.
Dios da poder a los líderes para ayudar a los seguidores, no a sí mismos.
Cuando una organización va mal, los líderes deben asumir la responsabilidad.
El fundamento de todo el liderazgo es confianza, integridad y justicia.
Los líderes deben elevar la norma; como vaya el líder, así irá la organización.
LAS REFERENCIAS A CRISTO en el libro de Amós apuntan a la permanente restauración de Israel. El Señor habla a través de Amós y declara: «Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di» (9.15). La completa restauración de Israel y la recuperación de la tierra solo se cumplirán en la segunda venida de Cristo el Mesías.
Sincera adoración a Dios (4.4, 5; 5.4–6; Nm 28.3; Dt 4.29; 14.28; Lv 7.13; 2 Cr 15.2; Jer 29.13; Is 55.3, 6, 7; Jn 4.20–24; Ro 1.25; Ap 4.10–11).
Justicia: Dios le dio a Israel un parámetro de justicia con los demás (5.10–13; 6.12; Dt 16.20; 1 R 22.8; Pr 31.9; Is 29.21; 56.1; 59.15; 66.5; Jer 17.16– 18; Col 4.1; 1 Ts 2.10).
Restauración futura del remanente fiel de Israel: (9.7–15; Is 27; 42–44; 65; 66; Jer 30—33; Ez 36; 37; 40—48; Dn 9.20–27; 12.1–3; Os 2.14–23; 14.4–7; Jl 3.19–21; Abd 17, 21; Mi 7.14–20; Sof 3.14–20; Hag 2.20–23; Zac 13; 14; Mal 4.1–3).
Dios es santo: 4.2
Dios provee: 3.6
El nombre “Amós”, significa, “Cargador de yugos”.
Posiblemente, era de Tecoa; era natural del reino del sur, pero su ministerio fue en el reino del norte; Amós se ocupaba en el criadero de ganado y en cultivo de frutas; a pesar de no haber sido entrenado en la escuela de profetas, cumplió su ministerio dado por Dios.
El mensaje del profeta Amós es un mensaje de castigo y de restauración.
Amós predicó un mensaje tan avanzado para su época que la mayor parte de las personas que leen este libro, no comprendieron totalmente su contenido.
Amós profetizó antes de la caída de Israel; él fue de la misma época del profeta Jonás y Oseas; en aquella época, Uzías reinaba en Judá y Jeroboam reinaba en Israel.
Los dos reinos gozaban de gran prosperidad por ser tributarios de las naciones vecinas, por eso, ellos vivían tranquilos sin miedo de invasiones, pero sus riquezas lo llevaron a la corrupción y a la contaminación tanto política como religiosa.
El autor de este libro es el profeta Amós.
Este libro fue escrito aproximadamente en el año 760 a.C.
El tema principal de este libro se trata del juicio venidero sobre la nación de Israel, “Reino del norte”, por la corrupción moral y por la injusticia social, debido al abandono a Dios y la confianza en las riquezas.
El libro de Amós es el tercer libro del orden de los profetas menores y es el libro número 30 de la Biblia.
Tiene 9 capítulos.
Tiene 146 versículos.
Tiene 28 mandamientos.
Tiene 31 preguntas.
Tiene 2 promesas.
Tiene 177 profecías.
Tiene 121 versículos proféticos.
EL JUICIO DE LAS NACIONES: Amós 1 y 2.
Los reinos de Israel y de Judá son incluidos en este mensaje contra las naciones, pues aquí en este libro, Jehová es considerado como Juez de las naciones.
Amós dejó su hogar y su trabajo en Judá, y viajó aproximadamente, 35 Km. Hasta Bet-el para empezar su ministerio profético en el reino del norte.
Su mensaje es caracterizado por su forma de expresión, por ejemplo: Por tres pecados, y por cuatro… Esta era una manera figurada de decir que Dios no castiga inmediatamente, pero da a cada nación una oportunidad de arrepentirse.
Podemos denominar los pecados de las naciones de aquella época de la siguiente manera:
EL PECADO DE SÍRIA: Crueldad, Amós 1:1-3.
EL PECADO DE FILÍSTIA: Trafico de esclavos, Amós 1:6-8.
EL PECADO DE FENÍCIA: Trafico de esclavos, Amós 1:9,10.
EL PECADO DE EDOM: Persecución y venganza contra Israel, Amós 1:11,12.
EL PECADO DE AMÓN: Crueldad basada en la codicia, Amós 1:13-15.
EL PECADO DE MOAB: Odio con violencia y venganza, Amós 2:1-3.
EL PECADO DE JUDÁ: El abandono a las leyes de Jehová, Amós 2:4,5.
EL PECADO DE ISRAEL: Corrupción religiosa, política y opresión al pueblo, Amós 2:5-16.
Las naciones son castigadas por los pecados cometidos contra las leyes de la naturaleza, de la consciencia y del sentimiento natural, pero Judá e Israel son castigados por pecaren contra la voluntad revelada de Dios.
Esta importante verdad está en: Romanos 2:12, 14 y 15.
El libro de Amós está dirigido a Israel con excepción de Amós 2:4,5 que está dirigido a Judá.
Aprendemos aquí que Dios no es injusto, por eso, aun su pueblo es castigado cuando es encontrado en falta delante de él.
ISRAEL ES JUZGADO: Amós 3 a 9:6.
El juicio de Israel se trata en este capitulo de la destrucción de su capital Samaria, y sus palacios serian saqueados y sus fortalezas destruidas.
En el capitulo 4, habla que Israel aun siendo castigado, no aprende a ser fiel a Dios, pues volvió a prevaricar, o sea, a violar las leyes de Dios. Podemos enumerar los castigos de Dios sobre Israel:
Hubo falta de pan, Amós 4:6.
Tres meses no llovió sobre Israel, solamente lluvia repentina en algunas ciudades, causando de esta manera un tiempo de aridez, Amós 4:7.
Dios envió plagas sobre sus sembradíos, Amós 4:9.
Hubo mortandad semejante a Egipto, Amós 4:10.
Dios puso perturbación en la mente de los Israelitas, Amós 4:11.
Con todo esto, Israel no se arrepintió ni se volvió a Jehová su Dios.
Fíjese en el final de cada versículo desde el versículo 6 hasta el 11, la frase que dice: “Mas no os volvisteis a mi, dice Jehová.”.
En los capítulos 7 al 9, el profeta Amós tuvo algunas visiones de parte de Dios que refuerza sus profecías acerca de la sentencia de Dios a Israel. Estas sentencias son expuestas en tres discursos:
LOS TRES DISCURSO DE AMÓS
La ingratitud de Israel para con el favor y el amor de Dios, Amós 3.
La idolatría generalizada de la nación, Amós 4.
El juicio inminente puede ser evitado, Amós 5.
Las tres visiones de destrucción, Amós 7:1 a 9:6.
a) Las langostas devoradoras: Este es un símbolo de la nación Asíria que frecuentemente saqueaba a Israel. En esta visión, Amós ve campos verdes y las langostas que devoraban a las hierbas verdes.
b) El fuego del abismo: Este fuego que consume al abismo se trataba de la sequía que vendría sobre Israel; se trataba también de la escasez de lluvia.
c) Una plomada de albañil: Esta visión es una señal de juicio contra Israel; Este mensaje causó la persecución del profeta Amós por Amasías sacerdote de Israel, Amós 7:10-12.
En esta visión, Amós vio a Dios midiendo la ciudad para la destrucción, esto muestra lo cuanto Israel estaba fuera del plomo en el sentido espiritual.
El venidero juicio de Israel, Amós 8:1-3.
Esta visión era una señal que Israel ya estaba listo para sufrir el castigo de Dios. Los frutos aparentemente maduros, pero estaban podridos por dentro, significaba la condición espiritual que estaba el pueblo de Dios.
A partir del vs 4 hasta el vs 14, el profeta Amós una vez más hace recuerdo a Israel del juicio de Dios que se acerca para ellos, y profetiza la destrucción para todos los moradores, diciendo:
“¿No se estremecerá la tierra sobre esto?¿Llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto.”. Amós 8:8.
La restauración futura de Israel. Amós 9:1-15.
El profeta Amós, después de profetizar juicio contra Israel, profetiza la futura restauración que Jehová hará a su pueblo.
El vs 11, habla que Dios levantará el tabernáculo de David, esto se refiere a la restauración en la vida espiritual, podemos enumerar las bendiciones prometidas por Jehová a su pueblo Israel:
El templo judío será reedificado.
Ellos retornarán del cautiverio.
Las ciudades asoladas serán otra vez habitadas.
Sus viñas darán sus frutos.
Sus huertos darán sus frutos.
El pueblo volverá a su tierra y nunca más saldrá de ella.
En el 9.11, el Señor prometió: «Yo levantaré el tabernáculo caído de David». En el Concilio de Jerusalén, convocado para discutir si los gentiles debían permitirse en la iglesia sin que se les requiriera circuncisión, Jacobo cita este pasaje (Hch 15.15, 16) para apoyar el informe de Pedro de cómo «Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre» (Hch 15.14). Algunos entonces han concluido que el pasaje se cumplió en Jesús, el mayor Hijo de David, a través de quien la dinastía de David fue reestablecida. No obstante, la referencia de Hechos es mejor vista como una ilustración de las palabras de Amós y no el cumplimiento. Ver «Respuestas a preguntas difíciles» con relación a este asunto.
SETEADB. PROFETAS MENORES. Editorial La Epístola. Bolivia. 2012.
Maxwell, John. Elmore, Tim. La Biblia de Liderazgo de Maxwell. Nashville: Grupo Nelson; 2016.
MacArthur, John. Biblia de Estudio MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2011
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