Jueces recibe su nombre de los líderes que asumieron la responsabilidad de la nación de Israel desde el tiempo de Josué hasta el comienzo de la monarquía. Un periodo de unos 200 años. El término «juez» significaba un magistrado civil, o gobernador o cabeza de estado, un término claramente político para líder.
Durante el tiempo de los jueces, la opinión pública era bastante contraria a una monarquía. Solo las presiones externas aplicadas por posibles invasores finalmente causaron que el pueblo demandara de un rey (1 Samuel 8). En el tiempo de los jueces, Dios mismo reinaba como Rey de Israel, mientras que los jueces servían como subordinados.
Bajo el liderazgo de Josué, Israel derrotó a todo aquel que se opuso en su camino y ocupó la tierra que Dios había prometido a la nación décadas antes. Tras la muerte de Josué, sin embargo, las tribus se metieron en problemas al intentar consolidar su herencia. La agitación reinaba en Palestina. Los filisteos empujaban desde la costa mediterránea, estableciendo una fortaleza en la región hasta el tiempo del rey David. Otros grupos étnicos, como los madianitas, atacaban la franja oriental de Israel.
Las tribus esparcidas se habían dividido y debilitado. Les faltaba un líder fuerte que pudiera lanzar una visión nacional. El último y más conocido versículo en el libro dice mucho: «En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jueces 21:25).
Aun así, Dios siempre levanta un líder cuando se necesita, que es el tema de este libro. Siempre que el sufrimiento se hacía insoportable y la gente clamaba con desesperación, Dios llamaba a un juez (o libertador) para expulsar el yugo opresor. A veces estos jueces era hombres buenos y nobles como Gedeón o Samuel; en otras ocasiones hombres erráticos e inestables como Sansón pasaron al frente.
En cualquier caso, el mensaje es claro: Dios levanta al débil e improbable para confundir al fuerte y sensible. Débora, una mujer, dirigió en una época en que los hombres eran considerados el género superior; Gedeón, el más pequeño de la tribu más pequeña de Israel, alcanzó la grandeza en su tiempo; el forzudo Sansón gobernó durante un breve periodo hasta que su incapacidad para controlar sus propios apetitos le llevó a un final impetuoso.
¿La lección suprema aquí? El pueblo necesita líderes. Jesús corroboró esta verdad cuando describió al pueblo de Israel como «ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36). El caos reina siempre que la humanidad hace lo que «bien le parecía». La vida civilizada se torna imposible cuando cada hombre tiene «su propio camino». Siempre necesitamos líderes espirituales y saludables, y este libro ilustra esa verdad tan gráficamente como cualquier otro.
El papel de Dios durante este periodo de la historia no puede exagerarse. El pueblo disfrutó de su conquista de Canaán, pero divagaba entre la libertad y el caos. Se alejaba de Dios, después regresaban a Él en busca de ayuda cuando estaban oprimidos: un patrón que se repetía con frecuencia. Sin embargo, Dios siempre levantaba a un líder para ese momento.
Solamente Dios gobernaba como Rey de Israel, y solamente Él podía levantar a líderes humanos para servir bajo su dirección.
Otoniel
Aod
Samgar
Débora
Gedeón
Abimelec
Tola
Jair
Jefté
Ibzán
Elón
Abdón
Sansón
OTRAS PERSONAS DESTACADAS
Barac
Jael
Los madianitas
Los amalecitas
Los filisteos
Los amonitas
Micaia
Los líderes que hacen concesiones en sus valores finalmente hacen concesiones en sus metas.
Se necesita un fuerte liderazgo espiritual para crear un cambio radical en el reino de Dios.
Los líderes deberían dirigir desde su área de dones y fortaleza.
Quien tiene el plan y la perspectiva es quien tiene el poder y la influencia.
Los líderes deben aprender a liderarse a sí mismo antes de liderar a otros.
Las personas apoyan primero al líder antes de apoyar la causa.
Dios con frecuencia levantará al líder más improbable para lograr sus propósitos.
EL LIBRO DE JUECES SIGUE al pueblo de Israel a lo largo de siete períodos de completa rebeldía contra Dios. Durante cada uno de esos períodos surgen jueces específicos, como liberadores y salvadores del pueblo que ha caído. Esos jueces ilustran a Cristo como definitivo Salvador y Rey de su pueblo (Lc 2.11; Jn 4.42; Mr 15.2).
Misericordia de Dios al liberar a Israel
(2.16, 18, 19; Dt 30.3; Jos 1.5; Sal 106.43–45; Lc 1.50; Ro 11.30–32; 2 Co 1.3; Ef 2.4).
Apostasía de Israel
(3.7; 4.1; 6.1; 8.33; 10.6; 13.1; 21.25; Nm 31.1–3; Dt 32.18; 1 S 12.9; 1 R 11.33; Is 1.4; Ez 6.11–14; Jn 3.18–21; Ro 7.5, 6; Col 3.25; Tit 3.3).
Dios es justo: 5.11
Dios se aíra: 9.56
La definición del nombre del libro de Jueces es derivado de la palabra "Shofetim", que significa "Jueces", debido a la época que Israel después de la muerte de Josué, fue gobernado por jueces.
Los jueces eran personas enviadas y capacitadas por Dios que en momentos difíciles e históricos se levantaron para comandar a Israel contra sus enemigos en calidad de comandante de operaciones militares. Los jueces de Israel están clasificados como: Jueces menores y jueces mayores.
Los jueces menores son denominados de esta manera por causa de su poca influencia en los relatos del libro, los jueces mayores son denominados de esta manera por su gran participación en la historia relatada en este libro.
El autor del libro de Jueces es desconocido, pero algunos estudiosos atribuyen al profeta Samuel como escritor de este libro, según 1 Crónicas 29:29.
No se sabe exactamente la fecha, pero algunos estudiosos sugieren que fue escrito después de la posesión del rey Saúl entre los años 1045 a 1050 a.C.
Este libro está dividido en tres partes las cuales son:
El principio de la época de los jueces, capítulos 1 y 2.
Los jueces en acción, capítulos 3 al 16.
Otros acontecimientos de este período, capítulos 17 al 21.
Cuando Josué repartió la tierra a las tribus de Israel, quedó aun muchos territorios para conquistar, vemos por lo tanto en el primer capítulo de este libro algunas conquistas de Israel de algunos territorios que faltaban conquistar, de esta manera, surgió un nuevo estado llamado Israel, con sus tribus políticamente autónomas, pero unidas religiosamente, por eso, el papel de los jueces de Israel eran mantener la unidad de las tribus, hacer justicia al pueblo y conquistar las tierras aun habitadas por otros pueblos.
Las conquistas de este capitulo fueron las siguientes:
La tribu de Judá derrota al cananeo y al ferezeo, Jueces 1:1-7.
La tribu de Judá conquista a Jerusalén, Jueces 1:8-10.
Otoniel conquista Debir, Jueces 1:11-15.
La casa de José conquista a Bet-el, Jueces 1:22-26.
Esta es una de las pocas veces en la Biblia que el Ángel del Señor aparece a todo el pueblo de Israel.
El Ángel de Señor reprende y exhorta al pueblo a no hacer pacto con las naciones que aun habitaban en la tierra de Canaán, exigiendo de ellos que derribasen sus altares, pero una cosa muy importante dijo el Ángel de Señor a los israelitas en el vs 3, que no echaría a estas naciones de la tierra de Canaán para que ellos sean probados por estas naciones.
Si analizamos este tema podemos sacar la siguiente conclusión: Dios permitió que algunas naciones paganas permanecieran en la tierra prometida para que el pueblo de Israel fuese probado en los aspectos políticos y religiosos y a través de estas pruebas ellos pudieran reconocer que Jehová es el único Dios en que ellos deberían confiar.
El pecado de Israel en este texto fue relacionado a la práctica religiosa de los cananeos en relación a la agricultura.
La principal actividad económica de las tribus de Israel eran el pastoril o criadero de animales, no tenían mucha práctica en la agricultura, por eso pidieron ayuda a los cananeos que eran prácticos en esta actividad, pero su cultivo de la tierra estaba asociado al culto de la fertilidad que eran ceremonias religiosas a la naturaleza para que la cosecha sea próspera, de esta manera, Israel entró por este camino cometiendo el pecado de la apostasía.
Otro pecado de Israel era la adoración a otros dioses. De esta manera la ira de Dios vino sobre ellos.
Movido por misericordia, el Señor se compadeció del sufrimiento de Israel y levantó jueces o libertadores que eran en la mayoría líderes militares que desarrollaban también actividades religiosas y civiles. Eran personas tomadas por el Espíritu santo para desplegar una acción libertadora. Este periodo quedó conocido como el "Período del dominio carismático"; en total fueron trece jueces, divididos en:
Jueces mayores: Débora, Gedeón y Sansón.
Jueces menores: Otoniel, Aod, Samgar, Barac, Tola, Jaír, Jefté, Abirán, Elón y Abdón
OTONIEL. Jueces 3:7-11.
Otoniel era hijo de Cenaz y hermano menor de Caleb. Dios lo levantó para librar a Israel de manos de Cusan-risataim rey de Siria, que había esclavizado a Israel durante ocho años. Después que Otoniel libertó a Israel de manos de Cusan-risataim rey de Siria, Israel tuvo cuarenta años de paz.
AOD. Jueces 3:12-30.
Aod era hijo de Gera de la tribu de Benjamín el cual era zurdo. Dios lo levantó para librar a Israel de manos de Eglón rey de Moab que hizo alianza con Amón y Amalec para vencer a Israel.
Después que Aod mató a Eglón con una puñalada, comandó a Israel y salió a pelear contra Moab matando como diez mil hombres moabitas. Después de esto, Israel tuvo ochenta años de paz.
SAMGAR: Jueces 3:31.
Samgar era hijo de Anat. Dios lo levantó para librar a Israel de manos de los filisteos, el cual mató a seiscientos hombres filisteos con una quijada de buey.
DÉBORA Y BARAC: Jueces 4:1-24.
Débora era una mujer profetiza mujer de Lapidot y Barac era hijo de Abinoam. Dios levantó a esta Mujer y a Barac para librar a Israel de manos de Jabín rey de Canaán el cual reinaba en Hazor.
Después que Débora y Barac destruyeron a Jabín rey de Canaán, Israel tuvo paz durante cuarenta años.
GEDEÓN. Jueces 6, 7 y 8.
Gedeón era hijo de Joás abiezerita. Dios levantó a Gedeón con trescientos hombres para librar a Israel de manos de los madianitas.
ABIMELEC. Jueces 9.
Abimelec era hijo de Gedeón con una prostituta de Siquén. Él no fue considerado uno de los jueces de Israel porque se auto nombró rey de una pequeña región de Siquén, y reinó tres años en esta región.
TOLA. Jueces 10:1, 2.
Tola era hijo de Fúa descendiente de Isacar. Tola juzgó a Israel durante veintitrés años. El libro de jueces no habla mucho en relación a él.
JAÍR. Jueces 10:3-5.
Jaír era de la familia de Galaad, Jaír juzgó a Israel durante veintidós años. El libro de jueces no habla mucho en relación a él.
JEFTÉ. Jueces 10:6 al 12:7.
Jefté era hijo de una mujer ramera y su padre era Galaad. Dios lo levantó para librar a Israel de manos de los amonitas, los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de Israel durante dieciocho años. Jefté juzgó a Israel durante ocho años.
ABIRÁN. Jueces 12:8-10.
La Biblia no relata muchas cosas de la vida de Abirán, pero dice que él era de Belén y que tuvo muchos hijos y juzgó a Israel durante seis años.
ELÓN. Jueces 12:11, 12.
El único relato de Elón es que él era descendiente de Zabulón y juzgó a Israel durante diez años.
ABDÓN. Jueces 12:13-15.
Abdón era hijo de Hilel descendiente de Efraín y juzgó a Israel durante ocho años.
SANSÓN. Jueces 13 al 16.
Sansón era hijo de Manoa descendiente de Dan. Dios levantó a Sansón para librar a Israel de manos de los filisteos que oprimió a Israel durante cuarenta años.
LA AUSENCIA DE LIDERAZGO. Jueces 17 y 18.
En Jueces 17:6, dice que en aquellos días no había rey en Israel, cada uno hacia lo que bien le parecía. Esta fue la triste situación de Israel sin un líder que le guíe hacia la voluntad de Dios.
Un varón de la tribu de Efraín llamado Micaía, rompió el pacto con la ley de Dios y puso en su casa imágenes de escultura y consagró a sacerdote a un joven de la tribu de Judá que fue a vivir en su casa, mientras que los sacerdotes deberían ser de la tribu de Leví.
El capítulo 18 nos habla de la tribu de Dan que buscaba posesión para si, pues, todavía no había recibido su posesión en la tierra de Canaán; como no había un líder en aquella época para guiarlos, ellos buscaron a su propia manera una posesión para ellos pidiendo consejos al sacerdote de Micaía y consultaron a la imagen de talla que Micaía había hecho, y se olvidaron de buscar al Señor.
Los de la tribu de Dan salieron a tomar a la ciudad de Lais con seiscientos hombres armados y la imagen de escultura de Micaía con su sacerdote.
Una vez tomada la ciudad de Lais, los de la tribu de Dan eligieron para su sacerdote a Gérson hijo de Moisés, y pusieron la imagen de talla en la casa de Dios en Silo, cometiendo de esta manera la idolatría y la prevaricación.
ABUSO SEXUAL DE LOS HIJOS DE BENJAMÍN. Jueces 19 al 21.
Esta fue una triste situación de abuso sexual que sucedió en la ciudad de Gabaa. Los hombres de aquella ciudad eran de la tribu de Benjamín, ellos abusaron sexualmente de la concubina de un levita que vivía en las partes mas remota del monte de Efraín que había pasado la noche en aquella ciudad.
El levita indignado con lo que los hombres de aquella ciudad habían hecho, echó mano de su concubina y la partió por sus huesos en doce partes y la envió por todo el territorio de Israel como testimonio de lo que los hijos de Benjamín habían echo, Jueces 19:29.
Los hijos de Israel sabiendo la noticia, se reunieron con todos los jefes del pueblo para arreglar esta situación, Jueces 20:1, 2.
Entonces los hijos de Israel pidieron a los jefes de la tribu de Benjamín que les diesen a los hombres que habían cometido el delito, pero los hijos de Benjamín no quisieron entregar a los delincuentes, sino que se reunieron los de Benjamín para salir a la pelea contra las otras tribus, Jueces 20:14.
En aquel día hubo guerra entre los hijos de Israel y los hijos de Benjamín, y murieron de los hijos de Israel en el primer día veintidós mil hombres; en el segundo día murieron dieciocho mil hombres de Israel; en el tercer día los hijos de Benjamín fueron derrotados, muriendo en aquel día veinticinco mil hombres de guerra de Benjamín llevándolos casi a la extinción.
Después de la batalla, los hijos de Israel decidieron que ninguno darían sus hijas a los hijos de Benjamín por mujer, Jueces 21:1.
De esta manera los hijos de Israel clamaron a Dios por Benjamín y tuvieron compasión de Benjamín y les dieron doncellas de Jades-galaad y mujeres de Silo, Jueces 21:12-15.
La razón de la triste situación de Israel peleando entre hermanos fue la falta de un líder para guiarlos en los aspectos civiles, religiosos y políticos en aquella época, pues Jueces 21:25, dice que cada uno hacia lo que bien le parecía.
Los retos más interesantes son: 1) cómo ver los actos violentos de los hombres en contra de los enemigos o compatriotas, con la aprobación o sin la aprobación de Dios; 2) el uso de Dios de líderes quienes en algunas ocasiones hacen su voluntad y en otras siguen su propio impulso pecaminoso (Gedéon, Jefté, Sansón); 3) cómo ver el voto de Jefté y la ofrenda de su hija (11:3–40); y 4) cómo resolver la voluntad soberana de Dios con su obra providencial a pesar del pecado humano (cp. 14:4).
La cronología de los varios jueces en diferentes sectores de la tierra da lugar a preguntas de cuánto tiempo pasó y cómo los totales de tiempo pueden encajar en el período total desde el éxodo (ca. 1445 a.C.) hasta el cuarto año de Salomón, ca. 967–966 a.C., el cual se dice ser de cuatrocientos ochenta años (1 R. 6:1; vea Jue. 11:26). Una explicación razonable es que las liberaciones y años de reposo bajo los jueces en distintas partes de la tierra incluían períodos de tiempo que empalmaban, de tal manera que algunos de ellos no siguieron de forma consecutiva, sino más bien al mismo tiempo durante los cuatrocientos ochenta años. La estimación de Pablo de “como por cuatrocientos cincuenta años” en Hechos 13:20 es una aproximación.
SETEADB. LIBROS HISTÓRICOS. Editorial La Epístola. Bolivia. 2012.
MacArthur, John. Biblia de Estudio MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2011
Maxwell, John. Elmore, Tim. La Biblia de Liderazgo de Maxwell. Nashville: Grupo Nelson; 2016.
MacArthur, John. El Manual Bíblico MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2016