Josué representa y anima a cada líder de segunda generación. Él no estableció la nació libre de Israel; lo hizo Moisés. Pero Josué sucedió a Moisés con respeto y naturalidad tras su muerte. Terminó la obra que Moisés no pudo terminar y digirió al pueblo de Israel a la victoria de la Tierra Prometida. Josué nos desafía a aferrarnos a las promesas de Dios y a caminar en su victoria a pesar de la adversidad. aprendamos muchas lecciones valiosas de este líder.
Primero, Josué se mantuvo sumiso a la cadena divina de cuidado. Nunca intentó desplazar el liderazgo de Moisés, aun cuando Moisés era mayor y no podía haciendo lo que Josué podía hacer. Josué esperó hasta que llegó su momento, como David esperó a que el rey Saúl saliera de la escena. Saúl fue muerto y entonces David se convirtió en rey.
Segundo, Josué aprendió a «dejar que Moisés muriese» y a ser fuerte y valiente en su propio estilo de liderazgo. Al comienzo del libro, Dios ordena a Josué que sea valiente. «Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo» (1:2). Josué era un líder militar, diferente al estilo de liderazgo diplomático o de reforma de Moisés, sino ser él mismo. El momento no podía haber sido más propicio. Josué entró en el liderazgo en una etapa en la que Israel necesitaba un liderazgo militar, no diplomático.
Tercero, como líder Josué hizo «lo que era necesario». Practicaba la Ley de la Victoria tanto como cualquiera de su época, quizá tanto como cualquiera descrito en la Biblia. Su estilo de liderazgo sensato le llevó a pagar el precio que parecía necesario para realizar el trabajo. Asumió riesgos valientemente. A menudo cuestionaba al pueblo, haciéndoles preguntas como: «¿Hasta cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os dado Jehová el Dios de vuestros padres?» (18:3). Simplemente no podía entender por qué dudaban. ¿Por qué sencillamente no tomaban la tierra que Dios les había prometido?
Este libro trata de Israel avanzando y asentándose en la Tierra Prometida. Aunque los israelitas tardaron muchos años (y veintiún capítulos completos) en hacerlo, finalmente poseyeron toda la tierra que Dios les había dado. Josué asumió el mando durante todo el tiempo.
Durante la época de Moisés, Dios desempeñó el papel de un padre paciente, esperando a que una nueva generación madurara para que Él pudiera dirigirlos a la Tierra Prometida. Cuando Josué asume el mando, Dios habla de manera clara al comandante en jefe de Israel. Se ha cansado de la desobediencia, la vacilación y las quejas de su pueblo, y desafía a Josué a no desviarse ni a derecha ni a izquierda, sino a hacer todo lo que Él mande. Josué no debe hacer ninguna concesión, sino cumplir todo.
Josué
Caleb
Acán.
OTRAS PERSONAS DESTACADAS
Rahab
El sacerdote Eleazar
Los gabaonitas.
Los tiempos difíciles demandan un estilo de liderazgo diferente.
Los buenos líderes ayudan a su gente a recordar las bendiciones pasadas y victorias divinas.
Los líderes deben estar dispuestos a correr riesgos y pagar el precio; la valentía obtiene compromiso.
Haz concesiones en tus métodos, pero nunca en tus convicciones o principios.
Los líderes no pueden permitirse ser indecisos, deben dar indicaciones claras y concretas.
Dios obrará por causa de los líderes que rinden sus corazones completamente a Él.
Los buenos lideres hacen lo que sea necesario para realizar el trabajo.
AUNQUE ESTE LIBRO NO CONTIENE una profecía explícita sobre Cristo como Mesías, Josué representa un tipo de Cristo tanto por su nombre como por sus acciones. El nombre Yeshua representa el apelativo hebreo de Josué. El nombre, que significa «Jehová es salvación», también se traduce como «Jesús». En un momento Josué recibió la visión de un «Príncipe del ejército de Jehová» (5.13, 14). Este príncipe representa a Cristo (antes de su encarnación como hombre) y fue él quien guió a Josué, comandante del ejército de Israel, a la victoria sobre los cananeos.
Fidelidad de Dios al darle la Tierra Prometida a los descendientes de Abraham
(5.14—6.2; 11.23; 21.45; 22.4; Gn 12.7; 15.18–21; 17.8; Éx 33.2; Nm 34.2–15; Dt 12.9, 10; 25.19; He 4.8).
Dios es santo: 24.19
Dios es celoso: 24.19
Dios cumple sus promesas: 22.4; 23.14
Dios provee: 7.14; 21.45
Dios se aíra: 10.25; 23.16
Este libro tiene este nombre por ser Josué el principal personaje de este libro, siendo él, sucesor de Moisés.
Su importancia está en el hecho que las batallas de Israel con las otras naciones no fueron vencidas por fuerzas militares o por estrategias humanas, sino, por la intervención del poder de Dios.
El nombre Josué significa "Salvación de Jehová". Josué era hijo de Nun de la tribu de Efraín nacido en Egipto, su nombre antes era Osea y pasó a llamarse Josué por determinación de Moisés. Num 13:8,16.
No se sabe exactamente cuando fue escrito este libro, pero sabemos que este libro relata hechos sucedidos después de la muerte de Moisés entre los periodos de los años 1451 a 1427 a.C.
El autor del libro es desconocido. Según los historiadores, este libro ha sido escrito por un testigo ocular de los acontecimientos; otros sugieren que el mismo Josué es el autor de este libro, según Josué 24:26.
Este libro está dividido en dos partes las cuales son:
1.- LA CONQUISTA DE LA TIERRA
La preparación para la conquista, capítulo 1 al 5.
La conquista propiamente dicha, capítulo 6 al 11.
La evaluación de la conquista, capítulo 12.
2.- LA REPARTICIÓN DE LA TIERRA
La división de la tierra entre las tribus, capítulo 13 al 21.
El regreso de las tribus del otro lado del Jordán, capítulo 22.
La despedida de Josué, capítulo 23 y 24.
En Josué 1:1,2, la palabra "Siervo" es usada dos veces, es dirigida a Moisés, y "Servidor", es empleada una vez dirigida a Josué. Esta es la característica básica de aquel a quien Dios comisionó para ser el sucesor de Moisés.
Josué tenía un espíritu servicial que ciertamente ha desarrollado a través de su acercamiento a Moisés. Josué aprendió durante el periodo de su preparación para la sucesión que ser líder no es solamente un privilegio, sino también una gran responsabilidad. Los versículos 3 y 4 colocan a Josué delante de una dimensión objetiva de tres desafíos, los cuales son:
Una tierra para ser conquistada.
Enemigos hábiles en la guerra.
Una religiosidad llena de inmoralidad.
Josué necesitaba superar todos estos obstáculos, pero el secreto estaba en la confianza en Dios y en su palabra.
Esta fue la razón que Dios tuvo para fortalecer sus fuerzas en el versículo 5 y 6 diciendo: "Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Esfuérzate y sé valiente; porque tu repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos."
2. El llamamiento al pueblo: Josué 1:10-18.
Es importante mirar la posición de Josué, que fue habilitado para conducir al pueblo. Él tenia la convicción que comandar no es lo mismo que tener dominio, sino que servir de modelo para otros.
Josué tenía que hacer entender al pueblo que él seria el objeto por el cual Dios conduciría a la nación rumbo a la conquista de la tierra de Canaán.
En Josué 1:10-15, Josué coloca al pueblo en orden militar y anima al pueblo a poseer la tierra dentro de tres días; entretanto, Josué no puso toda la responsabilidad en las manos de Dios, sino, confió que él daría la victoria al pueblo. El pueblo entendió el llamamiento de Josué y obedeció, Josué 1:16.
En este capitulo vemos la precaución de Josué antes de tomar a Jericó; él envió algunos espías aun sabiendo que Dios había entregado Jericó en sus manos, podemos comprender de esta manera que Josué tenia una estrategia militar para conquistar aquella ciudad. Él confiaba en Dios, pero no dejó que Dios hiciera todo, este hecho es un buen ejemplo a ser seguido por todos nosotros, pues, muchas veces esperamos que Dios haga todo por nosotros y nunca queremos tomar la iniciativa en ciertas situaciones de nuestra vida cristiana.
En segundo lugar, vemos la confirmación de la promesa de Dios a través de la declaración de Rahab en Jos 2:9-11. Es en este punto que culmina la confianza de Josué para invadir y conquistar a Jericó, pues según estos versículos, los moradores de Jericó estaban atemorizados por los milagros que Dios había hecho en medio de Israel y por el libramiento que Dios les había dado.
Cuando Josué salió del desierto de Sitim, llegó hasta el Jordán y allí estuvo con el pueblo durante tres días. La orientación de Josué a los sacerdotes era para pedir al pueblo que santificasen a Jehová, o sea que los varones no tengan relaciones sexuales con sus mujeres, que ayunen, que oren, que alabasen a Jehová, etc.
La preocupación de Josué era que el pueblo esté preparado espiritualmente para la travesía del Jordán y la conquista de Jericó. Fue allí que sucedió el primer milagro de Dios a través de Josué, Josué 3:15-17. Todo el pueblo cruzó el Jordán en seco.
Después que el pueblo hubo pasado el Jordán, Dios habló a Josué para que él escogiera doce hombres, uno de cada tribu para que cada uno saque una piedra de en medio del Jordán y con estas piedras haga un memorial para recordar por generaciones el hecho sobrenatural que Dios había secado el Jordán para que los hijos de Israel pasasen para conquistar la ciudad de Jericó, Josué 4:1-4.
De esta manera, Dios seria recordado, temido, alabado, reconocido y engrandecido de generación en generación, Josué 4:20-24.
Después que los hijos de Israel pasaron el Jordán, Dios habló a Josué para que todo varón israelita sea circuncidado; estos que no eran circuncidados fueron los que nacieron en el desierto, Josué 4:5,7. Después que todos fueron circuncidados quedaron allí hasta que fuesen sanados, Josué 4:8.
Después de esto el pueblo de Israel acampó en Gilgal y celebraron la Pascua recordando la salida de Egipto para que de esta manera el pueblo se fortaleciera recordando los hechos poderosos de Dios para librarlos de las manos de Faraón, Josué 4:9.
La conquista de la tierra de Canaán está dividida en tres grandes campañas las cuales son: La campaña central, la campaña del sur y la campaña del norte.
Este era el momento de los hijos de Israel tomar posesión de los reinos de la tierra prometida y el supremo poder de Dios ser manifestado con su poderío y dominio sobre toda la tierra.
La ciudad de Jericó quedaba en un lugar geográficamente estratégico, siendo de esta manera el primer obstáculo para la conquista.
El nombre "Jericó", estaba relacionado con una divinidad pagana representada por la Luna, que significa "Lugar de fragancias".
La conquista de Jericó seria un milagro de Dios y un hecho divino, por razón de su contingente militar que tenia Jericó, por la estatura de los varones de Guerra y por la gran población que tenia aquella ciudad, pero, el plan militar de Josué estaba involucrado con algunos rituales como ser: Siete sacerdotes, siete bocinas, siete vueltas, etc.
La caída de los muros de Jericó fue un hecho de fe de Josué, de coraje de los israelitas y de devoción de los sacerdotes a Dios.
El nombre de la ciudad de Hai significa "Monte de basura". Abraham estuvo en este lugar, Génesis 13:3. El primer intento de conquistar a la ciudad de Hai fue un fracaso por razón del pecado de Acán hijo de Carmi, Josué 7:1-5.
El pecado de Acán fue haber traído de la ciudad de Jericó un manto babilónico, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos, Josué 7:21. Acán cometió doble pecado y podemos entender de la siguiente manera:
Primero:
Él tomó para si, despojos que deberían ser quemados, como ser: Un manto babilónico que era una túnica muy hermosa adornada con oro y plata.
Segundo:
Él tomo para si el oro y la plata que deberían ser consagrados al Señor.
La sentencia de Acán fue la pena de muerte, él, sus animales y toda su familia fueron apedreados y quemados en el Valle de Acor, Josué 7:24.
Después de haber quitado el anatema de en medio del pueblo, Josué envió treinta mil hombres valientes para conquistar a la ciudad de Hai y en aquel día fueron muertos doce mil personas todos los de Hai por manos de Josué, Josué 8:25,26.
Los hijos de Israel quedaron con los bueyes, con las ovejas, sus vacas y tomaron para ellos todos sus despojos, Josué 8:2.
Otra ciudad que fue destruida fue la ciudad de Bete-el
Este episodio es una muestra de la fragilidad humana delante de ciertas situaciones de la vida sin consultar a la voluntad de Dios.
Los gabaonitas, viendo que Israel había conquistado a la ciudad de Jericó y otras ciudades, usaron de astucia para preservar sus vidas, usaron la mentira para persuadir a Israel a no destruir a la ciudad de Gabaón y sus demás ciudades diciendo que eran de una tierra lejana y querían hacer alianza con Israel, los moradores de Israel y Josué no consultando a Dios, hicieron alianza con ellos, Josué 9:14,15. Después de tres días, los hijos de Israel quedaron sabiendo que ellos eran sus vecinos y no lo pudieron matar porque habían jurado delante de Jehová que no los destruirían, Josué 9:18,19.
Esta es una gran lección de vida para nosotros, pues, hacer alianza con los impíos trae algunas malas consecuencias, pues, ellos tuvieron que vivir en la tierra prometida compartiendo territorio con otros pueblos paganos.
En estos capítulos podemos ver las victorias de Israel sobre los demás reinos que ocupaban la tierra de Canaán.
En el capitulo 10 vemos una situación que es consecuencia de la alianza de Israel con los gabaonitas, pues los gabaonitas pidieron ayuda a Israel para luchar contra los amorreos que habían reunido cinco reyes para luchar contra gabaón que había hecho alianza con Israel, los cuales eran:
Adonisedec, rey de Jerusalén.
Hoam, rey de Hebrón.
Piream, rey de Jarmut.
Jafia, rey de Laquis.
Debir, rey de Eglón.
Josué 10:10, dice que Jehová llenó al ejercito de los cinco reyes con desconsuelo y ellos fueron destruidos por Israel.
El versículo 13 y 14 dice que el sol y la luna se detuvieron hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. Y no hubo día como aquel día ni antes ni después de aquel día.
Jabín, rey de Azor oyendo de los hechos de Israel y de sus conquistas, mandó mensaje a los reyes de Madón, Simrón, Acsaf, a los reyes que estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, que es el mismo Mar de Galilea, a los llanos, y a las regiones de Dor al occidente; también mandó mensaje al cananeo, al amorreo, al heteo, al ferezeo y al jebuseo, y todos estos salieron al encuentro de Israel con sus ejércitos.
El versículo 4 dice que era mucha gente como la arena que está a la orilla del mar con caballos y carros de guerra, pero, en el vs 6, Jehová dijo a Josué "No tengas temor", y el Señor entregó esta gran multitud de ejército en las manos de Israel, cortando sus caballos y sus carros quemándolos en el fuego, Josué 11:8,9.
En Josué 12:1-6, da los nombres de los reyes de la tierra de Canaán derrotados por Moisés, los cuales son: Sehón, rey de los amorreos y Og, rey de Basán.
En Josué 12:7-24, no nos da los nombres de reyes derrotados por Josué, sino, los lugares que reinaba cada rey que corresponde a treinta y un reyes, los cuales son:
El rey de Jericó
El rey de Hai
El rey de Jerusalén
El rey de Hebrón
El rey de Jarmut
El rey de Laquis
El rey de Eglón
El rey de Gezer
El rey de Debir
El rey de Geder
El rey de Horma
El rey de Arad
El rey de Libna
El rey de Adulam
El rey de Maceda
El rey de Bet-el
El rey de Tapúa
El rey de Heder
El rey de Afec
El rey de Sarón
El rey de Madón
El rey de Hazor
El rey de Simrom-merón
El rey de Acsaf
El rey de Taanac
El rey de Meguido
El rey de Cedes
El rey de Jocneam del Carmelo
El rey de Dor
El rey de Goim
El rey de Tirsa
En total, fueron treinta y un reyes.
Josué ya era anciano y aun faltaba mucha tierra para conquistar. Podemos enumerar los territorios que faltaban conquistar, los cuales son: El territorio de los filisteos, el territorio de los gesureos, los cananeos, el gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el geteo, el ecroneo, los aveos, la tierra de los sidonios, la tierra de los giblitas y el Líbano.
Desde Josué 13:14 al capítulo 19, nos habla sobre los territorios y los límites que correspondía a cada tribu de Israel.
Las ciudades de refugios eran ciudades señaladas como un escondite para las personas que cometían homicidio sin intención o por accidente, para huir del vengador de la sangre.
El homicida quedaba en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del sumo sacerdote de aquel tiempo, entonces el homicida podía volver a su ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó, Josué 20:6.
Estas son las ciudades de refugio: Cedes, Siquem, Quiriat-arba, Beser, Ramot, Golán, en total son seis ciudades.
Según Números 18:1-32 el Señor dijo a Aarón que los levitas no recibirían territorio, sino ciudades para que ellos vivan, pues Jehová era su herencia. La tribu de Levi fue separada para el servicio al Señor, por esta razón, no debería dedicarse a otra actividad como hacían las otras tribus.
Daremos en esta oportunidad los nombres de las ciudades que fueron repartidas a los levitas, las cuales son: Quiriat-arba, Hebrón, Libna, Jatir, Estemoa, Holón, Debir, Aín, Juta, Bet-semes, Gabaón, Geba, Anatot, Almón, Siquem, Gezer, Kibsaim, Bet-horón, Elteque, Gibetón, Alajón, Gat-rimón, Taanac, Golán, Beestera, Cisón, Dabera, Jarmut, En-ganim, Miseal, Abdón, Helcat, Rehob, Cedes, Hamot-dor, Cartán, Jocneam, Carta, Dimna, Naalal, Beser, Jahaza, Cademot, Mesfaat, Ramot de Galaad, Mahanaim, Hesbón, Jazer, en total 48 ciudades cada una con sus ejidos.
Después que Josué despidió a las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, ellos partieron al otro lado del Jordán a la tierra de su heredad; llegando al otro lado del Jordán, ellos edificaron un altar de testimonio, cuando los hijos de Israel oyeron que ellos habían edificado un altar, se juntó toda la congregación de Israel para pelear contra ellos, Josué 22:12.
Josué envió a Finees, hijo del sacerdote Eleazar, juntamente con diez príncipes representando cada tribu para saber la razón que ellos habían edificado altar a otros dioses, pero los jefes de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés les respondieron que el altar no era para adorar o para sacrificar, sino como un memorial para que mañana los hijos de Israel no diga ¿Qué tenéis vosotros con Jehová Dios de Israel? Josué 22:24.
Entonces Finees y los príncipes de Israel se alegraron y les pareció bien a los hijos de Israel, y no subieron más contra ellos en guerra, Josué 22:33. Hemos aprendido algo muy importante, este capítulo se trata de ciertas actitudes que se toma sin antes comunicar a los demás, causando de esta manera confusión y peleas.
Si los de la tribu de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés hubieran comunicado a los hijos de Israel antes de edificar el memorial, no hubiera sucedido este mal entendido, por eso, es importante comunicar las actividades de su congregación al pastor presidente para que todos sepan lo que usted está haciendo y no hayan mal entendidos.
EXHORTACIÓN A LOS LÍDERES
Después que todo Israel se había establecido en la tierra de Canaán, Jehová dio reposo a Israel de todos sus enemigos, Josué llamó a los ancianos, príncipes, jueces y oficiales a presentarse delante de él y los exhortó para que ellos se esforzasen en guardar la ley de Dios, que no se apartasen de sus caminos y no se mezclasen con las otras naciones, Josué 23:6,7.
Josué anima a todos los líderes del pueblo que confíen en Dios; es importante observar que estas palabras de Josué fueron solamente para los ancianos, príncipes, jueces y oficiales del pueblo.
La intención de Josué era traer sobretodo ánimo y esperanza primeramente a los que estaban delante del pueblo.
DISCURSO DE DESPIDIDA DE JOSUÉ
En el capítulo 24, Josué llamó a los ancianos, príncipe, jueces y oficiales con todo el pueblo para presentarse delante de Dios, Josué 24:1.
El discurso de Josué se trataba primeramente de una retrospectiva a la historia del pueblo desde Abraham hasta aquellos días. Josué hizo recuerdo de todo lo que el Señor hizo por ellos librándolos de las manos de los egipcios y de todos los pueblos que habitaban en la tierra de Canaán, Josué 24:6,11. A partir del versículo 14, Josué invitó al pueblo a tomar una decisión de servir a Dios o servir a los dioses, y después de esto, hizo pacto con el pueblo y les dio estatutos y leyes y despidió al pueblo cada uno a su posesión, Josué 24:28.
Después de estas cosas murió Josué hijo de Num, siervo de Jehová con la edad de ciento diez años, y fue sepultado en Timna-sera en el monte de Efraín.
Sin duda, Josué fue un hombre guerrero y valiente que no dudó de las palabras de Jehová desde los tiempos de Moisés.
Josué fue fiel a Dios en toda su vida y logró cumplir sus propósitos que él tenia de repartir la tierra de Canaán a las tribus de Israel.
Los milagros siempre retan a los lectores o a creer que el Dios quien creó el cielo y la tierra (Gn. 1:1) puede hacer otras obras poderosas también, o para explicarlos de tal manera que les quiten la identidad milagrosa. Tal como en el día de Moisés, los milagros en este libro fueron parte del propósito de Dios, tales como: 1) su retención de las aguas del Jordán (Jos. 3:7–17); 2) la caída de los muros de Jericó (Jos. 6:1–27); 3) las piedras de granizo (Jos. 10:1–11); y 4) el día largo (Jos. 10:12– 15).
Otros retos incluyen: 1) ¿Cómo se relaciona la bendición de Dios sobre la ramera Rahab, quien le respondió con fe, con el hecho de que ella mintió (Jos. 2)?; 2) ¿Por qué fueron ejecutados con Acán los miembros de su familia (Jos. 7)?; 3) ¿Por qué fue Hai, con menos hombres que Israel, difícil de conquistar (Jos. 7–8)?; 4) ¿Qué quiere decir que Dios envió delante de Israel “tábanos” (Jos. 24:12)?
SETEADB. LIBROS HISTÓRICOS. Editorial La Epístola. Bolivia. 2012.
MacArthur, John. Biblia de Estudio MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2011
Maxwell, John. Elmore, Tim. La Biblia de Liderazgo de Maxwell. Nashville: Grupo Nelson; 2016.
MacArthur, John. El Manual Bíblico MacArthur. Nashville: Grupo Nelson; 2016