01. LA ULTIMA GENERACION

La Gran Tribulación

Por

David Chilton

Tomado de garynorth.com

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LA ÚLTIMA GENERACIÓN

Uno de los principios básicos para una comprensión exacta del mensaje de la Biblia es que la Escritura interpreta la Escritura. La Biblia es la Palabra Santa, infalible, e inerrante de Dios. Es nuestra autoridad más alta. Esto significa que no debemos buscar una interpretación autoritativa del significado de la Escritura fuera de la Biblia misma.

También significa que no debemos interpretar la Biblia como si hubiese caído del cielo en el siglo XX. El Nuevo Testamento fue escrito en el primer siglo, por eso debemos intentar comprenderlo según las presuposiciones de los lectores del primer siglo.

Por ejemplo, cuando Juan llama a Jesús “el cordero de Dios,” ni El ni sus oyentes tenían presente nada ni remotamente semejante a lo que el hombre común, moderno pensaría si escuchara que alguien fuese llamado “cordero.” Juan no quiso decir que Jesús era dulce, cariñoso, amable, o lindo. En realidad, Juan no se refería en absoluto a la “Personalidad” de Jesús. Quisiera decir que Jesús era el Sacrificio sin pecado para el mundo. ¿Como sabemos esto? Porque la Biblia nos dice así.

Este es el método que debemos usar para resolver todos los problemas de la interpretación bíblica – incluso los pasajes proféticos. Es decir, cuando leernos un capitulo de Ezequiel, nuestra primera reacción no debe ser es cudriñar las paginas del New York Times en una búsqueda frenética de pistas para entender su significado. El periódico no interpreta la Escritura en ningún sentido especial, y no nos debe decir cuando ciertos eventos profeticos van a cumplirse. La Escritura interpreta la Escritura.

Este Gereracion

En Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21 Jesús hablo a Sus discípulos acerca de la “gran tribulación” que vendría sobre Jerusa1en. Durante los últimos 100 años ha llegado a estar de moda enseñar que El aquí estuvo hablando acerca del “ fin del mundo” y el tiempo de Su Segunda Venida. ¿Pero es esto lo que quería decir? Debemos fijamos bien en que Jesús Mismo dio la fecha (aproximada) de la tribulación venidera, no dejando ninguna duda después de una reexaminación detenida del texto bíblico. Dijo:

De cierto os digo, que no pasará esta generaci6n hasta que todo esto acontezca (Mateo 24:34).

Esto significa que todos las cosas que Jesús mencionaba en este pasaje, por lo menos hasta el versículo 34 , sucedieron antes que haya terminado la generación viva en aquel entonces . “Espere un momento,” dice usted. “¿Todas las cosas?” ¿Testificando a todas las naciones, la tribulación, la venida de Cristo sobre las nubes, la caída de las estrellas. . .todas las cosas?” Si – y, entre paréntesis, esta cuestión comprobara su compromiso al principio de interpretación que acabamos de mencionar al comienzo de este capitulo.

“La Escritura interpretan la Escritura” dije, e hizo una señal afirmativa con la cabeza y pensó “Claro, Se’ todo eso. Vaya al grano. ¿Cuándo comienzan las explosiones atómicas y las abejas destructoras?” El Señor Jesús declaro’ que “esta generación” – las personas que vivían entonces — no pasarán antes que sucediesen las cosas que El había profetizado. Esto es así, ¿lo cree?

Algunos han intentado eludir la fuerza de este texto diciendo que la palabra generación aquí realmente significa raza, y que Jesús estaba diciendo solamente que la raza judía no pasaría hasta que sucediesen todas estas cosas. ¿Es cierto? Le desafío: Saque su concordancia y busque cada caso neoTestamentoario de la palabra generación (en Griego, genea) y averigüe si quiere decir "raza” en cualquier otro contexto. Aquí” pongo todas las referencias por los Evangelios:

Mateo 1:17; 11:16; 12:39, 41, 42, 45; 16:4; 17:17; 23:34;

Marcos 8:12, 38; 9:19; 13:30;

Lucas 1:48, 50; 7:31; 9:41; 11:29, 30, 31, 32, 50, 51; 16:8; 17:25; 21:32.

Ninguno de estos pasajes se refiere a toda la raza judía durante miles de años; todos usan la palabra en su sentido normal del total de quienes viven al mismo tiempo. Siempre se refiere a los contemporáneos. (En realidad, los que dicen que significa "raza” tienden a darse cuenta de esta realidad, ¡pero explican que de golpe la palabra cambia su significado cuando Jesús la usa en Mateo 24! Podemos sonreírnos de un error tan transparente, pero también debemos acordarnos que esto es muy serio. Estamos tratando con la Palabra del Dios viviente.)

Por lo tanto, la conclusión, – antes de que intentemos investigar el pasaje en su totalidad – es que los eventos profetizados en Mateo 24 sucedieron dentro de la vida de la generación que vivía entonces. Esta era la generación que Jesús llamo “mala y adultera” ( Mateo 12:39, 45; 16:4; 17:17); fue esta “ultima generación” que crucificó al Señor; y fue esta generación, dijo Jesús, sobre la cual recaería el castigo por “ toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra” (Mateo 23:35).

Todo Esto

De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta (Mateo 23:36-38).

La declaración de Jesús en Mateo 23 es la preparación para Su enseñanza en Mateo 24. Jesús claramente hablaba de un juicio inminente sobre Israel por haber rechazado la Palabra de Dios, y por la apostasía final de rechazar el Hijo de Dios. Los discípulos se enojaron tanto de esta profecía sobre la ruina de la generación presente y la “desolación” de la “casa” (el Temple) judía, que, cuando estuvieron a solas con El, no pudieron resistir el pedirle una explicación.

Cuando Jesús salio del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del temple. Respondiendo el, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedara aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando el sentado en el monte de los Olives, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:1-3).

Una vez más debemos notar que Jesús no estaba hablando de algo que sucedería miles de anos mas tarde, a un templo futuro. Estaba profetizando acerca de “todo esto,” diciendo que “no quedara (aquí) 1 piedra sobre piedra, que no sea derribada.” Esto llega a ser aun más claro si consultamos a los pasajes paralelos:

Saliendo Jesús del temple, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Marcos 13:1-2).

1. La palabra “aquí” esta en el texto griego (hode). La traducción de Mateo 24:1-3 de la Nueva Versión Internacional es mas clara, “Jesús salio’ del templo y, mientras iba de camino, se lo acercaron a sus discípulos y le hicieron fijarse en los edificios del temple, El pregunto ¿Ven todo esto? Pues yo les aseguro que no quedar aquí una sola piedra encima de otra; todas serán demolidas.”

Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, alias vendrán en que no quedara’ piedra sobre piedra, que no sea destruida” (Lucas 21:5-6).

La única interpretación posible de la: palabras de Jesús que El Mismo permite es, por lo tanto, que estaba hablando de la destrucción del Templo que en aquel entonces estaba en Jerusalén, los edificios mismos que los discípulos veían en aquel momento de la historia. El Templo del que hablaba Jesús fue destruido en la caída de Jerusalén por el ejército romano en el año 70 d. de C. Esta es la única interpretación posible de la profecía de Jesús en este capitulo. La gran tribulación termino’ con la destrucción del Templo en el 70 d. de C. Aunque se construyese otro templo (muy dudoso) en el futuro, las palabras de Jesús en Mateo 24, Marcos 13, y Lucas 21 no dicen nada acerca de 61.

Estaba hablando solamente acerca del Templo de aquella generación. No hay base bíblica para afirmar que se contemple otro temple. Jesús confirmo los temores de Sus discípulos: el hermoso Templo de Jerusalem seria destruido en aquella generación, su casa seria dejada desolada.

Los discípulos comprendieron la importancia de esto. Sabían que la venida de Cristo, en juicio, para destruir el templo significara la total disolución de señal de que Dios se había divorciado de Israel, retirándose de su presencia, quitándole el reino y entregándolo a otra nación (Mateo 21:43), Señalaría, además, el fin de la era y la venida de otra época completamente nueva en la historia del mundo: El Nuevo Orden Mundial. Desde el principio de la creación hasta el 70 de. De C., el mundo fue organizado alrededor de un santuario central, una sola Casa de Dios. Esta vez, en el orden del Nuevo Pacto, los santuarios serian establecidos por dondequiera que existiese la adoración verdadera, se observasen los sacramentos y se manifestase la presencia especial de Cristo. Al principio de Su ministerio, Jesús había dicho: “La hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarais al Padre. . . . Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdadJuan 4:21-23).

Jesús estaba aclarando que la nueva era se estaba por establecer permanentemente sobre las cenizas de la vieja. Los discípulos preguntaron urgentemente: “¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”

Algunos han intentado interpretar esto como preguntas completamente separadas, lo cual significaría que los discípulos estaban preguntando: primero acerca de la destrucción del Temple, y segundo, acerca de las señales del fin del mundo. Esto parece imposible. El propósito del sentido del contexto inmediato (el sermón reciente de Jesús) es sobre el destino de "Este” generación. Los discípulos, aturdidos, habían señalado las bellezas del Temple, como para sostener que tal maravilla no debe ser arruinada; la declaración categórica de Jesús que no quedara ni una piedra sobre piedra les impone silencio. No existe ningún indicio que señale el cambio brusco del tema y que hayan preguntado acerca del fin del universo material. Los discípulos tenían una sola inquietud, y sus preguntas giraban en torno a un solo tema: la realidad de que su propia generación vería la terminación de la época pri-cristiana y la venida de la nueva época prometida por los profetas. Solo querían saber cuando llegaría, y cuales señales que debían ver, a fin de estar plenamente preparados.

Las Señales del Fin

Jesús respondió dando a los discípulos no una, sino siete señales del fin. (Tenemos que recordar que “el fin” en este pasaje no es el fin del mundo, sino el fin de la época, el fin del Temple, del sistema sacrificial, de la nación basada en el pacto de Israel, y de los últimos remanentes de la época pre-cristiana). Es observable la progresión en esta lista: las señales parecen llegar a ser cada vez mas explicitas y claras hasta llegar al precursor final e inmediato del fin. La lista comienza con ciertos eventos que ocurrirían como “dolores” de parto (Mateo 24:8). En si, advertía Jesús, no se debía señales de un fin inminente; así que, los discípulos debían cuidarse de no ser engañados respecto a esto (v. 4). Estos “eventos” iniciales, que señalaban el periodo entre la resurrección de Cristo y la destrucci6n del Templo en el 70 d. de C., se manifestaban así:

1. Mesías falsos.Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán (v. 5).

2. Guerras.Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aun no es el fin. Porque se levantará nación contra nación": (vs. 6-7a).

3. Catástrofes naturales.Y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores(vs. 7b-8).

Es posible que cualquiera de estos acontecimientos hubiera producido en los cristianos el presentimiento de que el fin estaba a punto a suceder si Jesús no les hubiese advertido que tales eventos serian tenderías generales que caracterizarían la generación final, y no señales precisas del fin. Las siguientes dos señales, sin dejar de caracterizar el periodo como una totalidad, nos aproximan al fin de la época:

4. Persecución.Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre(v. 9).

5. Apostasía.Muchos tropezaran entonces, y se entregaran unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantaran, y engañaran a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriara’. Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo(vs. 10-13).

Los dos últimos elementos en la lista son mucho más específicos y distinguibles que los anteriores. Estos serian las señales definitivas del fin; una de ellas, el cumplimiento de un proceso, y la otra un evento decisivo:

6. La evangelización mundial. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (v. 14).

A primera vista, esto parece increíble. ¿Es posible que el Evangelio haya sido predicado al mundo entero dentro de la generación de estas palabras? El testimonio de la Escritura es claro. No solo fue posible, sino que realmente ocurrió’. ¿La prueba? Unos años antes de la destrucción de Jerusalen, Pablo escribió’ a los cristianos de Colosas “del evangelio, que a llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros” (Colosenses 1:5-6), y les exhortó’ que no se apartasen “de la esperanza del evangelio que habías oído, el cual se predica en toda la creación que este’ debajo del cielo” (Colosenses 1:23). A la iglesia en Roma, Pablo anuncio que “vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Romanos 1:8), porque la voz de los predicadores del Evangelio ha salido “por toda la tierra. . . Y hasta los fines de la tierra sus palabras” (Romanos 10: 18). Sean la Palabra infalible de Dios, el Evangelio ciertamente fue predicado al mundo entero, mucho antes que Jerusalén haya sido destruida en el año 70 d. de C. Esta señal crucial del fin se cumplió como Jesús había dicho. Solo faltaba la séptima y última señal; cuando este evento ocurriera, todos los cristianos que permanecían en o cerca de Jerusalen estaban bajo aviso de escapar cuanto antes:

7. La Abominación desaladora.Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desaladora de que hab1a el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que están en Judea, huyan a los montes. El que esta en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esta en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa” (vs. 15-18).

El texto del Antiguo Testamento al que se refiere Cristo, se encuentra en Daniel 9:26-27, que profetiza la venida de los ejércitos para destruir Jerusalen y el Temple: “El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra duraran las devastaciones. . . . Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrán el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que esta determinado se derrame sobre el desolador.” La palabra hebrea para abominación se usa a través del Antiguo Testamento para indicar ídolos, prácticas perversas e idolatritas, especialmente de los enemigos de Israel (por ejemplo, Deuteronomio 29:17; 1 Reyes 11:5, 7; 2 Reyes 23:13; 2 Cr6nicas 15:8; Isaías 66:3; Jeremías 4:1; 7:30; 13:27; 32:34; Ezequiel 5:11; 7:20; 11:18, 2 1 ; 20:7-8, 30). El significado, tanto en Daniel como en Mateo, se aclara por la referencia paralela en Lucas. En vez de “abominación desoladora,” Lucas dice: "Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que están en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que están en los campos, no entren en ella. Porque estos son alias de retribuci6n para que se cumplan todas las cosas que están escritas (Lucas 21:20-22).

La “abominación desoladora,” por lo tanto, seria la invasión armada de Jerusalén. Durante el periodo de las guerras de los judíos, Jerusalen fue rodeada por los ejércitos paganos varias veces. Pero el evento especifico marcado por Jesús como “la abominación desoladora” parece ser la ocasión cuando los idumeos — antiguos enemigos de Israel — atacaban Jerusalen.

Varias veces en la historia de Israel, cuando era atacado por sus enemigos paganos, los idumeos habían entrado para destruir y desolar la ciudad, de este modo exacerbaban la miseria de Israel (2 Crónicas 20:2; 28:17; Salmos 137:7; Ezequiel 35:5-15; Amos 1:9, 11; Abdias 10-16).

Los idumeos seguían haciendo lo mismo, y repetían esta práctica característica durante la gran tribulación. Una noche los idumeos rodearon la ciudad santa con 20,000 soldados. Cuando ellos esperaban fuera de los muros, según Josefo, “sucedió que aquella noche hizo mucho frió; se levantaron vientos muy bravos; vino mucha agua; muchos rayos y horribles truenos; sintieron que la tierra temblaba, por lo cual todos estaban seguros de la destrucción de los hombres, el estado del mundo se confundía, porque aquellas señales no manifestaban ser algo que importase poco.” 2 Esta era la última oportunidad para escapar de la condenada ciudad de Jerusalen.

2. Josefo, Flavio, Las guerras & Los Judíos, (Miami, Florida: Libros CLIE, 1988) dos tomos. II. p. 77. De aquí en adelante, todas las citas de este libro son traducciones del traductor.

Todo aquel que deseaba huir “tenia que hacerlo inmediatamente, sin demora. Los idumeos entraron a la ciudad y se encaminaron directamente al Temple, donde asesinaron a 8,500 personas degollándoles. Al llenarse el Templo de sangre, los idumeos recorrieron enloquecidos los canes de la ciudad saqueando las casas y asesinando a todos en su camino, incluso al sumo sacerdote". Según el historiador Josefo, este evento señalaba “el principio de la destrucción de la ciudad. . . desde este mismo día se puede fechar el vencimiento de sus muros, y la ruina de sus asuntos".

La Gran Tribulación

Más ¡ay de las que están enciítas, y de las que críen en aquellos alias! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque había entonces gran tribulación, cual” no la ha habido desde el principió del mundo hasta ahora, ni la habrá (Mateo 24:19-21).

La narración de Lucas da mas detalles: Mas ¡ay de las que están encintas, y de las que críen en aquellos alias! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalen será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan (Lucas 21:23-24).

Según señalo Cristo en Mateo, la gran tribulación tenia que suceder, no al final de la historia, sino en la mitad, porque nada semejante habían ocurrido “desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” Así que, la profecía de la gran tribulación se refiere solo a la destrucción del Templo en aquella generación (70 d. de C.). No se la puede encajar en una esquema de “Doble-cumplimiento”; la Gran Tribulación de 70 d. de C. era un evento absolutamente único, nunca fue repetido.

Josefo nos ha dejado un testimonio ocular de gran parte del horror de aquellos años, y especialmente de los últimos alias en Jerusalen. Era un tiempo en que “se pasaban los alias en el derramamiento de sangre, y las noches en el temor”. Era “común ver las ciudades llenas de cadáveres”. Los judíos sobrecogidos de terror se mataban indiscriminadamente unos a otros. Padres mataban con lágrimas a sus familias, a fin de no recibir un peer tratamiento de los romanos. En medio del hambre, las madres mataban, asaban, y comían sus propios hijos (véase Deuteronomio 28:53).

La tierra entera “por todas partes estaba llena de fuego y sangre”. Los lagos y mares se volvieron rojos, cuerpos muertos flotaban por todas partes, extendidos por las riberas, hinchándose en el sol, pudriendo y partiéndose: Soldados romanos capturaban a las personas que intentaban escapar y luego las crucificaban — totalizaban unos 500 por día.

“iSea crucificado! Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos,” los apostatas habían gritado cuarenta años antes (Mateo 27:22-25) y cuando todo se había terminado, mas de un millón de judíos fueron muertos cuando Jerusa1en fue sitiada. Otro millón de personas fueron vendidas a esclavitud a través del imperio, y la totalidad de Jerusalen ardía humeando en sus ruinas, virtualmente despoblado. Los alias de retribución habían llegado con una intensidad horrorosa, sin misericordia. Al romper su pacto, la ciudad santa se había convertido en la ramera babilonica; y esta vez quedo’ un desierto, “habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible” (Apocalipsis 18:2).