Articulo 27 - LOS USOS, LAS CEREMONIAS Y LA COSAS INTERMEDIAS

Artículo 27 LOS USOS, LAS CEREMONIAS Y LA COSAS INTERMEDIAS

Ceremonias y usos.

El antiguo pueblo del pacto recibió en su tiempo las ceremonias como una especie de disciplina a la que estaban sujetos a la Ley como bajo un educador o un tutor. Pero desde la venida del Redentor Jesucristo y una vez cumplida la Ley y como creyentes ya no estamos bajo la Ley (Rom. 6:14), y las ceremonias han desaparecido. Los apóstoles no querían rotundamente conservar ni renovar dichas ceremonias, y así lo manifestaron públicamente, pues renunciaban a imponer carga alguna a la Iglesia (Hech. Acts 15:28 y 10). Justamente por eso parecería que pretendemos restaurar nuevamente el judaismo, si en la Iglesia de Cristo multiplicásemos el número de ceremonias y usos como fueron empleados en la antigua Iglesia.

Disentimos, por lo tanto, de aquellos cuya opinión es que en la Iglesia de Cristo deben practicarse diversas ceremonias a fin de estas sujetos a una especie de disciplina infantil. Si a los apóstoles desistieron de imponer al pueblo cristiano ceremonias y usos de origen divino, ¿quién que, por favor, tenga sentido común va a imponer a dicho pueblo casuales inventos humanos? Cuanto más numerosos sean los usos en la Iglesia tanto más resultará perjudicada la libertad cristiana; pero, además, en nada se favorecerá a Cristo y a la fe. Y es que el pueblo buscará, practicando usos y costumbres, lo que por la fe solamente ha de buscarse en el Hijo de Dios: Jesucristo. Bastan, pues, a los piadosos los contados, humildes y sencillos usos que no contradicen a la Palabra de Dios.

Diversos usos.

Si se hallaren en las iglesias diferentes usos y costumbres, nadie tiene derecho a decir que están desunidas. Dice Sócrates: «Sería imposible describir todos los usos en las iglesias existentes en ciudades y países. No hay religión que en todas partes se valga de los mismos usos, aunque enseñe la misma doctrina. O sea que también quienes tienen la misma fe se diferencian entre sí en sus usos y costumbres.» Así manifiesta Sócrates. Actualmente conocemos en nuestras iglesias diversos usos en la manera de celebrar la Santa Cena e igualmente en algunas otras cosas. Sin embargo, nuestra doctrina es la misma y la unidad y comunidad entre nuestras iglesias permanece. Las iglesias siempre se han valido de la libertad cristiana al tratarse de los mencionados usos; porque son cosas intermedias, o sea, no importantes. Y esto es lo que nosotros mantenemos actualmente.

Cosas intermedias

A este respecto lanzamos, no obstante, la advertencia de que no se cuente entre las cosas intermedias las que, en realidad, no lo son. Porque hay algunos que consideran la misa y el uso de imágenes en el templo como cosas intermedias. «Indiferente —dijo Jerónimo a Agustín— es lo que no resulta ni bueno ni malo, de manera que ni se hace justicia ni tampoco injusticia, se practique o no se practique.» De aquí que cuando las cosas intermedias, no importantes, indiferentes, se entrelazan con el Credo ya dejan de ser libres. Por ejemplo: Pablo indica que es lícito comer carne si nadie invoca que se trata de carne consagrada a los ídolos; en este caso no es lícito comer carne, porque el que come, por el solo hecho de comerla, parece aprobar el culto a los ídolos (1 Cor. 8:9 ss.; 10:25 ss).