CAPITULO 02 - EL DOMINIO POR LA SUBORDINACIÓN

II. Jerarquía/Autoridad

CAPITULO 2

EL DOMINIO POR LA SUBORDINACIÓN

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que searrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra" (Génesis 1:26-28).

El segundo principio del pacto bíblico es el principio de la jerarquía-autoridad. Dios ejerce control directo y personal sobre su creación (primer principio: la transcendencia). Sin embargo, Dios, el dueño soberano que creó el universo, ha delegado a la humanidad el pleno deber de cuidar de toda la creación. Dios no controla directamente la tierra prescindiendo ­de los que El ha elegido para administrar sus bienes. ­El la dirige todo directamente durante la primera semana de la creación, pero ya no. En su misericordia ­y providencial control, El ha decidido delegar el control sobre sus bienes a la humanidad a través de la historia.

A fin de limitar a cada persona, y también para darle el incremento de que resulta de los esfuerzos cooperativos (1a a los Corintios 12), Dios ha establecido varias jerarquías de autoridad por medio de las cuales los hombres han de ejecutar su autoridad dada por Dios. Las tres jerarquías ordenadas por Dios son la familia, la iglesia, y el Estado. Las tres son gobiernos. Las tres se caracterizan por los votos delante de Dios. Las tres son organizaciones de tribunales de apelaciones desde abajo hacia arriba, especialmente la iglesia y el Estado. La madurez cristiana crece cuando el auto-gobierno bajo la ley de

Dios crece.

De esto surge una serie de preguntas muy difíciles. La pregunta mas importante es: ¿Qué o quién es el administrador principal de los bienes de Dios?

La Propiedad Familiar

No cabe duda de que la Biblia enseña que la propiedad pertenece primeramente a la familia. En el mismo sentido en que Dios es una familia de tres personas, así lo es la humanidad. La humanidad se multiplica y extiende su dominio sobre la creación ­por medio de la unidad institucional mas universal, la familia. Dios colocó a Adán y Eva como familia bajo las condiciones del pacto del dominio. El íes dijo que fructificasen y se multiplicasen — una tarea biológica que se lleva a cabo dentro de los límites del pacto familiar. Ciertamente esta no es una tarea burocrática dada a la iglesia o el Estado. Por lo tanto, la familia es la agencia primaria de propiedad porque es la agencia principal de dominio. Claro está, la

familia nunca actúa independientemente del gobierno civil. Cuando intenta hacerlo ilícitamente, se transforma en un tiránico gobierno civil local. Pero la familia es la agencia principal de dominio, no la iglesia ni el Estado.

A causa del principio de la división del trabajo impuesto por Dios (1a a los Corintios 12), necesita mos la cooperación. Pero la necesitamos no sólo con los otros miembros de la iglesia. ¿Cómo podemos lograr la cooperación del mundo no cristiano? Gracias a nuestra habilidad de ofrecerles incentivos económicos. Por eso la economía política es el medio principal de dominio cultural: permite a los cristianos atraer las destrezas y el capital de los que no coinciden con nuestros principios esenciales de vida. Cooperan con nosotros a fin de adelantar sus metas, pero sus actividades sirven para extender el reino de Dios en la historia.

En el Antiguo Testamento, los bienes pertenecían incontrovertiblemente a la familia, cuyas obligaciones eran muy precisas en cuanto al cuidado y la administración a largo plazo de la tierra que se les había ­encomendado. En principio, esto no ha cambiado en la era cristiana. Aunque nosotros no poseemos la propiedad por ser miembros de una de las doce tribus

(Números 36), como los antiguos Israelitas, poseemos la propiedad en mayordomía por nuestras familias.

La Propiedad Individual

¿Significa esto que no se permite que los solteros tengan bienes? No, porque aún así son cabeza de familia. Pero significa, por ejemplo, que los individuos están encargados del cuidado de sus padres en caso que los padres no puedan cuidar de sí mismos (Éxodo

20:12). También significa que el soltero tiene que decidir en cuanto a quién heredará los bienes. Por lo tanto, se ve forzado a actuar a nombre de otra familia u otra institución respeto a la herencia. Si se rehúsa a elegir un heredero legal, el Estado interviene a su muerte y decide quién heredará. Por lo tanto, no hay forma de escaparse de la obligación de la administración de los bienes. Alguien los heredará. (Véase el Capítulo Cinco: "Heredando el Mundo")

Es patente que la mayor parte de los individuos finalmente se casan y forman familia. En el libro de Génesis, aprendemos que un hombre escapa el control de sus padres cuando se casa, fundando una unidad familiar independiente, fuera del gobierno de la familia original (Génesis 1:24).

La mayoría de los individuos dicen que renunciarían casi cualquier cosa por amor a sus familias. La mayor parte de los hombres insistirían que están ­trabajando a fin de mejorar la situación social económica o educacional de sus familias. No cabe duda que en la mayoría de los casos, un hombre casado tendrá normalmente intereses diferentes y un sentido de responsabilidad distinto al soltero.

Los estudios demuestran que los hombres casados viven mas años que los solteros, son menos propensos a cometer crímenes o a convertirse en mal ajustados sociales que los solteros. El matrimonio lleva a la estabilidad, la prosperidad, y un comportamiento moral predecible. Sin unidades familiares fuertes, la sociedad se empobrece, y en la mayoría de los casos, cada individuo dentro de la sociedad se encontraría con mucho menos riqueza.

En otras palabras, los bienes y los servicios fluyen hacia los que aceptan responsabilidad personal sobre sus propios asuntos, y sobre los asuntos de otros individuos que Dios ha hecho depender de ellos para un período de tiempo. Como dice la Biblia, "Pero la

riqueza del pecador está guardada para el justo" (Proverbios 13:22b).

Los individuos tienen derechos de propiedad, es decir, el derecho humano para excluir lícitamente a otros del control de una propiedad designada. Nunca olvidamos: el hombre tiene derecho a la propiedad. El derecho a la propiedad es en realidad un derecho humano. La consigna popular, "Los derechos humanos son mas importantes que el derecho a la propiedad," es solo eso, una consigna. Con frecuencia es una consigna enormemente engañosa. Casi siempre se usa para incrementar el poder de las burocracias estatales so­bre la propiedad, a expensas de las familias. Los individuos por lo general son miembros de familias, y las familias tienen derechos importantes sobre los individuos, y por lo tanto, sobre sus bienes. En consecuencia esto significa que las familias tienen derechos

de propiedad otorgados por Dios para excluir al Estado.

Cada uno de los tres gobiernos humanos legalmente establecidos por Dios — la familia, la iglesia, y el Estado — posee una autoridad dada por Dios en cuanto a la economía política, pero la agencia principal de autoridad económica es la familia. La familia es la agencia principal de dominio, y este requiere la extensión de la autoridad del hombre sobre las diferentes funciones de la creación.

La Autonomía y la Impotencia

Se juzgan a los individuos por el cumplimiento de sus deberes ante Dios y ante los demás. Las obras y las palabras de la gente tienen sentido precisamente porque existe un Dios que los creó, los sostiene, los guía cuidadosamente y cuida por el mundo en que actúan los hombres. El mundo tiene sentido porque existe un plan de Dios y también una serie de criterios éticos que Dios ha establecido. El mundo y la vida del individuo sólo tienen sentido porque tanto el mundo como los individuos están bajo la guía y gobierno de Dios.

Esto significa que el concepto de autoridad forma una parte integral de la creación. Dios es el gobernante sobre su creación. Los hombres deben responder ­a Dios y rendirle cuentas. La autoridad de cualquier hombre sobre las criaturas y los recursos de la tierra se basa en su humildad y su obediencia voluntaria a un Dios soberano y omnisciente. Esto es lo que quiso decir Jesús cuando anunció: "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad" (Mateo 5:5). El quiso decir manso delante de Dios; no quiso decir "cobardes delante de los hombres." Quiso decir todo lo contrario. Necesitamos de humildad para tomar la autoridad.

Asiendo el Poder

Guando los hombres se olvidan de esto y proceden como si fuesen gobernadores independientes sobre la tierra, poco a poco tienden a perder el poder. Esta es una de las ironías de la historia, porque cuando Adán se rebeló contra Dios, intentaba afirmar su propio control sobre la creación. Los hombres se rebelan contra Dios y los principios morales de Dios para aumentar su propio poder. Pero esta rebelión resulta en lo contrario.

Cuando los hombres se apartan del Dios que los creó y que sostiene tanto a ellos y al universo, se retiran de la única fuente de poder y autoridad a largo plazo con que cuenta el hombre. Lo que sostengo, en resumen, es que o los hombres estarán bajo Dios y ejercerán dominio sobre la creación, o intentarán no hacerle caso a Dios y por lo tanto se encontrarán cada vez mas bajo el control de la creación (incluso el de otros hombres).

Es posible que la gente que aborrece a Dios diga ­que están trabajando para ejercer poder sobre la creación, pero tal esfuerzo significa que ciertos individuos están intentando imponer su control sobre todos los demás. Cuando "el hombre ejerce control sobre el hombre/5 esto significa que una élite ambiciosa de poder están intentando imponer su control sobre todos los demás.

Los individuos y los grupos que intentan controlar a otros en contravención a las leyes de Dios siempre encuentran resistencia. Se involucran en guerras, asesinatos, luchas por el poder, y todos los tipos de crisis que ocurren cuando los hombres se olvidan de Dios, pasan por alto su ley, e intentan imponer su propia voluntad sin límite alguno.

Moisés y Faraón

Vemos un buen ejemplo de esta lucha por el poder en los tiempos de Moisés cuando el Faraón intentó mantener el control sobre los esclavos hebreos. Cuando Moisés llegó para retarle que permitiese que los hebreos emprendiesen un viaje de tres días a fin de hacer sacrificio a su Dios, Faraón respondió con una pregunta retórica, "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel" (Éxodo 5:2). Otros tiranos que oprimían a los israelitas en los años posteriores pronunciarían retos similarmente arrogantes a Dios.

¿Por qué se encontró el pueblo de Israel en la esclavitud? Porque Dios dice al hombre que toda vez que se olviden que El es la fuente de todos los benefi­cios del hombre — que El es el gobernador supremo sobre la creación — ellos terminarán finalmente en la esclavitud. Cuando los hombres olvidan de Dios, al mismo tiempo se olvidan de la libertad. La gente que se rebela contra el Dios de la Biblia siempre se encontrará bajo el poder dominante de algún dios falso.

Las repetidas derrotas y cautiverios de los hebreos ocurrieron a causa de su frecuente rebelión contra Dios. Dios les dijo, básicamente, "Si prefieren adorar a otro dios, les entregaré al poder del dios ajeno que han preferido adorar." Esto aconteció una y otra vez. Resultó en la dictadura de reyes, faraones y tiranos que adoraban a otros dioses — dioses a los que hebreos corrieron a adorar. Cuando los hombres huyen de Dios, se meten en la esclavitud. Con frecuencia los tiranos extranjeros afirmaban ser la imagen o representante de estos dioses, y controlaban a los hebreos con facilidad, porque los hebreos no podían apelar mas al Dios de la Biblia a quien habían negado al adorar otros dioses.

En realidad, lo que Dios les estuvo diciendo era lo siguiente: "Pues ¿quieren adorar a otros dioses? Bueno, adórenlos entonces. Les voy a dar una muestra de lo que los otros dioses son realmente. Les voy a mostrar el tipo de sociedad que labra la gente que adoran a ese clase de deidad extranjera. Déjenme mostrarles lo que es servir a políticos y burócratas que se han rebelado contra mí en nombre de ese dios." Aunque ese dios sea el Hombre.

O estamos bajo el Dios de la Biblia, o estamos bajo algún otro dios. No es posible escapar el servicio ­a una autoridad superior. La cuestión es: ¿Cuál autoridad? ¿Servirán los hombres al Dios amante quien los creó, o servirán a una criatura de sus propias mentes (Romanos 1:18-23)? ¿Servirán al Dios personal de la Biblia, o servirán a un dictador pretencioso, a un partido político tiránico, a algún jefe guerrillero, o a algún otro dios falso que hace alarde por la tierra erguido sobre los cuerpos destrozados de los hombres?

La Autoridad y la Obediencia

La doctrina del dominio enseña que hay una jerarquía de autoridad en el universo. Como el creador del universo. Dios controla todo lo que ocurre en el universo. Sentado sobre su trono como Juez del universo, El decide quien ha observado sus principios y quien los ha violado. Dios es el Juez. Nosotros somos los reos.

Dios controla el universo y ejerce su soberanía sobre el hombre. Los hombres, como representantes de este Dios soberano, poseen la autoridad dada por Dios sobre la creación. Dios es un Dios de leyes, y El ha establecido leyes morales y de otras clases sobre su creación. Como la imagen de Dios, el hombre puede comprender y aplicar estas leyes. El hombre, como un agente soberano — un agente que obra bajo el gobierno de Dios — sirve como un juez menor., un representante de la autoridad suprema de Dios (la a los Corintios 6:3). No tiene la autoridad final, pero sí tiene autoridad legítimamente delegada: la autoridad que Dios le ha dado para tomar decisiones sabias ­aquí en la tierra.

Cuando Adán se rebeló contra Dios en el huerto, una de las maldiciones que Dios le impuso fue que el fruto del campo produciría maleza y otras clases de plantas indeseables (Génesis 3:18). Los animales también se convirtieron en una amenaza para el hombre, y sólo después del Diluvio en los días de Noé, puso Dios el temor del hombre en los animales (Génesis 9:2). El hombre aprendió lo que era sufrir la rebelión.

Insubordinación

Adán se rebeló contra la autoridad de Dios, y luego la naturaleza se rebeló contra la autoridad de Adán. Adán aprendió lo que era gobernar individuos insubordinados que hacen todo lo posible para rehusar someterse a la dirección suprema de Dios al rehusar someterse a la dirección del hombre. También aprendió lo que era sufrir la muerte. El dominio de Adán sobre la tierra fue interrumpido primeramente por la enfermedad y luego por la muerte. ¿Por qué? Porque Adán se había atribuido el papel de juez entre la Palabra de Dios y la palabra de Satanás. Pero hay un solo juez supremo, y ese juez es Dios.

Debido a las consecuencias de la rebelión de Adán, le es mucho mas difícil al hombre ejercer dominio en la tierra. Los pecadores encuentran que el mundo que les rodea está en rebeldía perpetua contra ellos. Los gobernadores pecaminosos también encuentran que sus subditos son tercos y resistentes a sus mandatos, al punto que algunos están dis­puestos a sublevarse contra ellos. Cuanto mas los individuos intentan ejercer el poder de Dios, que no les pertenece, mas resentimiento y rebeldía producen en los hombres bajo su autoridad.

Esto no significa que toda autoridad es mala. Solo significa que toda autoridad que desprecia a Dios y no se basa en su ley es errónea.

Jerarquías Múltiples

Así como Dios rige sobre la creación, siempre habrán hombres que ejercerán autoridad sobre otros hombres. Siempre habrán diferentes tipos de jerarquías de mando, pero cualquier intento para establecer una sola jerarquía es demoníaco, porque ninguna

institución humana tiene autoridad absoluta. Hay gobernadores de la iglesia y del Estado. Hay gobernadores en los asuntos de comercio. Hay gobernadores en los clubs, las asociaciones no lucrativas y otros grupos voluntarios de muchas clases. En los deportes hay capitanes, y tiene que haber un entrenador. También tiene que haber un arbitro.

Los cristianos comprenden que en realidad ellos son soldados espirituales. Debieran darse cuenta también que como buen soldado, cada cristiano está bajo la autoridad de otro. La obediencia a la autoridad superior es el terreno de prueba para la futura obligación y autoridad. Comenzamos como seguidores, no como líderes.

Dios juzga al hombre según realiza su tarea bajo la autoridad de otra persona. De como trabaje bajo esta autoridad, depende si debiera o no llegar a ser ­líder de otros individuos. Esto es cierto de las familias, de los negocios, y las operaciones militares. Es cierto de cada área de la vida. La autoridad sobre los demás es siempre cosa de rango. La autoridad

sobre los demás siempre se basa en el pacto (una unión interpersonal legal ordenado por Dios: la iglesia, el Estado, o la familia) o contrato (un acuerdo legal entre hombres). Cada pacto o contrato requiere que los hombres se sometan a la autoridad de alguien, aunque sea el que hace cumplir el pacto o contrato.

La Trinidad

El cristianismo enseña que hay tres personas en la Deidad. Cada persona es igual en honra y majestad, poder y gloria, pero aun así cada una de las tres personas tiene una función diferente con respecto a la humanidad y la creación. A través de su carrera, Jesús afirmó que El simplemente hacía la voluntad de su Padre, desde su juventud (Lucas 2:49) hasta su muerte (Mateo 26:39). Esto no significa que Jesús era inferior a Dios el Padre en cuanto a su ser, solamente significa que estuvo subordinado en su Junción respecto a Dios, es decir, subordinado en sus actividades tocante a la iglesia y la creación en general. La sumisión de Jesús a la autoridad del Padre en la historia no implica una inferioridad moral o inferioridad según su ser. (Es siempre una señal de teología falsa cuando es proclamada la inferioridad de Jesús, en lugar de su papel subordinado en la historia bajo Dios el Padre.)

También encontramos que el Espíritu Santo es ­enviado tanto por el Padre (Juan 14:26) como por el Hijo (Juan 16:7) para ministrar a la humanidad. En otras palabras, el Espíritu Santo está bajo la autoridad tanto del Padre como del Hijo. Esto tampoco significa que el Espíritu Santo es inferior en su ser al Padre y al Hijo. Solo significa que está bajo su autoridad en su relación a la historia.

Si dos de las personas de la Deidad Misma no envidian al Padre, tampoco debieran los hombres tener envidia de la autoridad basada en la ley.

La Familia

Los esposos deben ejercer el dominio piadoso y responsable, y deben tomar responsabilidad por las acciones de los miembros de sus familias, precisamente porque como cabeza de familia son los agentes designados de Dios sobre la tierra con respecto a los miembros de la familia (Efesios 5:22-33; 6:1-4; la de Pedro 3:1-7). Los esposos deben seguir las leyes de Dios. Su autoridad no es independiente de la de Dios. Ellos están bajo la autoridad de Dios y de otras instituciones, como la iglesia, el Estado, de negocio, o de caridad.

Hay también una jerarquía de responsabilidad y autoridad dentro de la familia. Las esposas están bajo la autoridad de sus maridos. Esto no significa que las esposas sean de ninguna manera moralmente inferiores a sus maridos. En muchos casos, las esposas puede que sean muy superiores éticamente a sus maridos. Sin embargo, ellas deben obedecerlos para poder aprender a ejercer autoridad en sus propias ­casas. El ejercicio correcto de la autoridad requiere el sometimiento a la autoridad correcta. En resumen, el dominio requiere la subordinación. Si las esposas desean ejercer autoridad en otros áreas de la vida, deben ser

obedientes a sus maridos, tal como los maridos deben ser obedientes a Dios$ a la iglesia y al Estado. Para dirigir, debe uno saber primeramente seguir. Nadie comienza como general en un ejército — especialmente si ese ejército va a poder derrotar a otro ejército.

Al negar este principio fundamental, el "movimiento de liberación femenil55 ha hecho mas para desautorizar a lo largo a las mujeres que cualquier movimiento intelectual y político en este siglo. Vemos esto claramente en el caso del "divorcio sin culpa." Estudios recientes indican que al año del tal divorcio, la posición económica total de la ex-esposa declina

en mas de un 70%. ¿Es esto liberación? No; es una forma de esclavitud.1 Toda rebelión contra Dios y los principios de Dios resulta en servidumbre.

1. Sylvia Ann Hewett, A Lesser Life: The Myth of Women's Liberation en America (New York: Morrow, 1986).

Las mujeres no deben dejarse pisotear. Nadie debe ser pisoteado. Pueden mejorar su posición y autoridad ayudando a sus maridos e hijos. Si ellas tienen la gracia y la sabiduría para ser económica mente productivas sin cesar de atender al marido y los hijos, lo deben hacer (Proverbios 31). Ellas mejoran la fortuna y la autoridad de sus familias al servir

a sus maridos, hijos, patrones, y por lo tanto a los consumidores.

El dominio es por medio del servicio. El dominio es por medio de la subordinación. El dominio es por medio del pacto. "La autoridad sobre" se alcanza por "el sometimiento a." Por lo tanto, la autoridad se logra siguiendo las leyes establecidas. La cosa es: ¿Qué leyes acatarán los hombres? ¿Las de Dios, o las de otro? La cosa es: ¿El pacto de quién?

Dios ha creado toda una serie de instituciones humanas responsables. Ciertamente ninguna institución tiene absoluta autoridad sobre todas las otras instituciones. Cualquiera aserción de autoridad absoluta es una amenaza a la doctrina de la soberanía de Dios, y lleva, ineludiblemente, a la tiranía.

El Estado

En nuestra generación el Estado más que las demás instituciones ha sido el que ha declarado esta clase de autoridad sin límite sobre los hombres. En la medida que los hombres han aceptado tal doctrina de la supremacía del Estado, se han sometido a otros hombres cuyos pecados, ignorancia, errores, y falta de juicio les guiará al hoyo (Lucas 6:39). Cuando los burócratas, planificadores, y políticos nos llevan al hoyo, pagamos todos.

Lo que la Biblia nos enseña, en otras palabras, es un sistema de jerarquías múltiples y autoridades múltiples, todas bajo la soberanía total de Dios. Cuando los hombres se gobiernan a sí mismos — cuando los hombres ejercen el auto-gobierno bajo Dios según la ley revelada de Dios — el Estado, la iglesia, y las otras instituciones poderosas quedan ­limitadas. Pero cuando los hombres declaran una soberanía autónoma (una ley inventada por ellos mismos) sobre sus propios asuntos, y niegan la soberanía de Dios sobre ellos, encontramos que las sociedades se destrozan por el conflicto entre los que insisten en la anarquía — una sociedad sin Estado — y los que insisten en un Estado totalitario. Los hombres se gobernarán o por gente que representa a Dios y su ley según el pacto, o les gobernarán otros hombres que representan a otro dios y la ley de ese dios.

La Autoridad: ¿De Arriba Hacia Abajo o

De Abajo Hacia Arriba?

La base del dominio es la cooperación bajo Dios. Cada institución necesita tener una jerarquía de autoridad o de obligación, para que los hombres comprendan y acepten: (1) sus límites impuestos por Dios, (2) sus deberes dictados por Dios, (3) su responsabilidad sobre los recursos que Dios les entrega, es decir, (4) los criterios establecidos por Dios para juzgar la conducta que la organización requiere de sus miembros.

Sin estas guías ("esquemas"), los hombres no pueden tomar decisiones económicas sabias. No pueden decidir qué hacer ni cuándo hacerlo. Una sociedad sin jerarquías es imposible — es un mito. Cualquier sociedad que no tenga muchos grupos con sus jerarquías internas de autoridad descansaría sobre un cimiento caótico. Las sociedades no pueden sobrevivir sin jerarquías. La jerarquía es un concepto ineludible. La cosa no es "con jerarquía o sin jerar­quía"; es siempre una cuestión de cuál jerarquía o jerarquías.

Sin embargo, el cristianismo bíblico nunca afirma que una autoridad particular es absolutamente suprema, salvo el Dios Creador. Esto significa que deben haber instituciones ordenadas por Dios y limitadas por Dios para solucionar las disputas. También

significa que no debiera haber ninguna agencia de planeamiento central sobre toda la economía.

El concepto bíblico del orden social no es una pirámide de arriba para abajo de poder político, sino una organización desde abajo para arriba de cortes de apelaciones. La iniciativa debiera normalmente partir de la base de la organización social. (Una excepción, está clara, es cuando hay guerra. Aun así, la mayoría de los detalles para llevar a cabo cualquier misión se tiene que hacer a nivel de patrulla.)

Vladimir Lenin, el revolucionario comunista que capturó a Rusia en 1917, fue un perito de la organización piramidal tiránica. Una vez comparó su "democracia política revolucionaria" (el Partido Bolchevique) con el partido de los socialistas menos centralizados, los Social-Demócratas: "Este quiere proceder desde la parte inferior hacia arriba. . . El otro procede desde la parte superior. . . . Mi idea. . . es 'burocrática” en el sentido que el Partido se edifica desde arriba hacia abajo. ..." Transformó a Rusia en la Unión Soviética conforme a este modelo, demoníaco hasta la médula.

Conclusión

Dios ha encomendado a la humanidad la administración de la tierra. Debemos hacer todas las cosas para la gloria de Dios. Debemos someternos a la ley de Dios. La ley es nuestra herramienta de autoridad, y la ley es la vara que Dios usará para juzgarnos en el día final. Por lo tanto, como agentes responsables, debemos gobernarnos y gobernar a los que están bajo nuestra autoridad legal. Debemos gobernarnos según la misma ley y orden con que seremos juzgados en el juicio final (Mateo 7:1).

Las personas que Dios ha elegido por su gracia como hijos adoptivos (Juan 1:12) —los que han declarado públicamente su fe en Jesucristo como el único sacrificio aceptable que satisface la ira eterna de Dios, y que están en pacto con (bajo la disciplina de) una iglesia local — no están ya bajo la maldición de la ley de Dios. Pero no niegan su necesidad de la protección de la ley. Ellos quieren la protección de Dios, lo que significa necesariamente que desean la protección de la ley bíblica. Esto significa que desean la protección de instituciones legalmente establecidas basadas y limitadas por la ley revelada de Dios.

Quieren protegerse de aquellas instituciones que niegan estar bajo la autoridad y la ley de Dios. Quieren libertad bajo Dios y su ley; quieren evitar la tiranía de vivir bajo otro dios y otra ley.

En resumen, los cristianos necesitan reconocer que la autoridad es ineludible., y por lo tanto la jerarquía es ineludible. Es siempre cosa de qué autoridad y qué clase de jerarquía.

­Para comprender la naturaleza de la propiedad responsable ante Dios, necesitamos reconocer estos criterios bíblicos:

­1. Los hombres son responsables principalmente ante Dios.

2. Dios es el único verdadero planificador central.

3. Como dueño principal de los bienes, la familia es la agencia principal del planeamiento

económico.

4. El agente principal de la familia es el marido.

5. El planeamiento central socialista es demoníaco; es el intento del hombre para eemplazar

a Dios.

6. La planificación central socialista requiere una élite tirana.

7. La responsabilidad individual requiere la iniciativa individual.

8. La iniciativa individual requiere la libertad personal.

9. La obediencia a Dios es la base de la libertad.

10. La reconciliación de las diferencias requiere un sistema de múltiples cortes de apelaciones.

11. Los hombres deben rendir cuentas (están subordinados) a varias agencias humanas.

12. Ninguna institución humana es absoluta mente soberana.

13. El sometimiento a la autoridad es absolutamente necesario. El hombre tiene que servir a

alguien.

14. El liderazgo comienza con el seguimiento.

15. El hombre que actúa independiente de Dios ­(autonomía) termina en el fracaso y la derrota.

16. La riqueza fluye hacia los que toman responsabilidad personal por sus acciones.

17. La acción responsable requiere un concepto de ley y ética.

18. La ley bíblica es la base del dominio responsable.