64. LA FE

Capitulo 64 LA FE

LAS GRANDE DOCTRINAS DE LA BIBLIA

por R. C. Sproul

Traductora: Marcela Robaína

64 LA FE

Al cristianismo se lo suele llamar una religión. Más apropiado sería llamarlo una "fe". Solemos hablar de laje cristiana. Se la llama una fe porque consiste en un conjunto de conocimientos que es afirmado o creído por sus adherentes. También se la llama una fe porque la virtud de la fe es central a su entendimiento de la redención.

¿Qué significa la fe? En nuestra cultura suele confundirse con una creencia ciega en algo irrazonable. Llamar a la fe cristiana una "fe ciega", sin embargo, no es solo rebajar a los cristianos sino que es una afrenta a Dios. Cuando la Biblia habla de ceguera está utilizando esta imagen para las personas que, por su pecado, caminan en la oscuridad. El cristianismo llama a las personas a abandonar la oscuridad, no a venir a la oscuridad. La fe es el antídoto a la ceguera, no la causa de la ceguera.

En su raíz, la palabra significa "confianza". Confiar en Dios no es un acto de creencia irracional. Dios nos ha demostrado que es eminentemente digno de confianza. Nos ha dado razones más que suficientes para confiar en Él. Él nos ha probado que es fiel y que es digno de nuestra confianza.

Existe una enorme diferencia entre la fe y la credulidad. Ser crédulo es creer en algo por ninguna razón valedera. La superstición está hecha y prospera en base a la credulidad. La fe, en cambio, se establece sobre un razonamiento coherente y consistente y sobre evidencias empíricamente valederas. Pedro escribe:

"Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad" (2 Pet 1: 16).

El cristianismo no descansa sobre mitos y fábulas sino sobre el testimonio de quienes vieron con sus propios ojos y oyeron con sus propios oídos. La verdad del evangelio se basa sobre acontecimientos históricos. Si el relato de estos acontecimientos no es digno de confianza, entonces sin duda que nuestra fe es en vano. Pero Dios no nos pide que creamos en cualquier cosa en base al mito.

El libro de Hebreos nos proporciona una definición de la fe: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Heb. 11:1). La fe comprende la esencia de nuestra esperanza para el futuro. En términos sencillos, esto significa que confiamos en Dios para el futuro en base a nuestra fe en lo que Él ha logrado en el pasado. Creer que Dios seguirá siendo digno de confianza no es una fe gratuita. Existen múltiples razones para creer que Dios seguirá siendo tan fiel a sus promesas en el futuro como ha sido en el pasado. Existe una razón, una razón sustancial, para la esperanza que tenemos dentro nuestro.

La fe que es la evidencia de las cosas ocultas tiene una referencia primaria, pero no exclusiva, hacia el futuro. Nadie tiene una bola de cristal que funcione. Todos nos encaminamos hacia el futuro por la fe y no por la vista. Podemos hacer planes y proyectos, pero hasta nuestras mejores previsiones estarán basadas sobre conjeturas inteligentes. Nadie de nosotros cuenta con el conocimiento de la experiencia del mañana. Contemplamos el presente y recordamos el pasado. Somos expertos en la percepción tardía de lo sucedido. La única evidencia sólida que tenemos para nuestro futuro surge de las promesas de Dios. Es aquí donde la fe nos ofrece la evidencia para las cosas no vistas. Confiamos en Dios para el mañana.

También confiamos o creemos que Dios existe. Y si bien Dios mismo no puede ser visto, las Escrituras dejan en claro que el Dios invisible se ha hecho manifiesto por las cosas visibles (Rom. 1:20). Aunque Dios no es visible para nosotros, creemos que Él está ahí porque se ha manifestado en la creación y en la historia.

La fe incluye el creer en Dios. Sin embargo este tipo de fe no es particularmente loable. Santiago escribe: "Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan" (James 2:19). El sarcasmo emana de la pluma de Santiago. Creer en la existencia de Dios solo nos califica para ser demonios. Una cosa es creer en Dios, y otra cosa es creerle a Dios. Creerle a Dios, confiar en Él para nuestra propia vida, en eso consiste la esencia de la fe cristiana.

Resumen

l. El cristianismo es una fe porque está basado en un conjunto de conocimientos revelados por Dios.

2. La fe no es un salto ciego en la oscuridad, sino una confianza en Dios que nos transfiere de la oscuridad a la luz.

3. La fe es simple, pero no es simplista.

4. La fe no es credulidad. Está basada sobre razones valederas y evidencias históricas.

5. La fe nos proporciona la sustancia para nuestra esperanza futura.

6. La fe implica confiar en lo que no se ve.

7. La fe implica más que creer en Dios; significa creerle a Dios.

Pasajes bíblicos para la reflexión

Rom. 1:16-32

Rom. 5:1-11

Rom. 10:14-17

Gal. 3:1-14

Eph. 2:8-9

James 2:14-26