72. EL ESTADO INTERMEDIO

Capitulo 72 EL ESTADO INTERMEDIO

LAS GRANDE DOCTRINAS DE LA BIBLIA

por R. C. Sproul

Traductora: Marcela Robaína

72 EL ESTADO INTERMEDIO

"No está muerta, sino que duerme" (Lk. 8:52). Jesús hizo este comentario hablando sobre la hija de Jairo cuando Élla estaba por levantar de los muertos. Con frecuencia la Biblia se refiere a la muerte a través de la figura del "sueño". Debido a esta imagen, algunos han llegado a la conclusión de que el Nuevo Testamento enseña la doctrina del sueño del alma.

El sueño del alma suele ser descrito como un tipo de animación suspendida del alma por un tiempo, entre el momento de la muerte personal y el momento en que nuestros cuerpos sean resucitados. Cuando nuestros cuerpos sean resucitados de los muertos, el alma despertará para continuar su conciencia personal en el cielo. Aunque pasen siglos entre la muerte y la resurrección final, el alma "durmiente" no tendrá ninguna conciencia del paso del tiempo. Nuestra transición de la muerte al cielo nos parecerá instantánea.

El sueño del alma representa un alejamiento del cristianismo ortodoxo. Permanece, de todos modos, firmemente enclavado entre una minoría de cristianos. Al punto de vista tradicional se lo conoce como el estado intermedio.

Según este punto de vista, en el momento de la muerte, el alma del creyente se dirige inmediatamente a estar con Cristo para gozar de una existencia personal, conciente y continua, mientras aguarda la resurrección final del cuerpo. Cuando el Credo Apostólico habla de "la resurrección del cuerpo" no se está refiriendo a la resurrección del cuerpo humano de Cristo (la cual también está afirmada en el Credo) sino a la resurrección de nuestros cuerpos en el día final.

¿Pero qué sucede mientras tanto? El punto de vista clásico es que en el momento de la muerte las almas de los creyentes son inmediatamente glorificadas. Son hechas perfectas en santidad y entran inmediatamente en la gloria. Los cuerpos de los creyentes, sin embargo, permanecen en la tumba, aguardando la resurrección final.

Jesús le prometió al ladrón sobre la cruz: "De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lk. 23:43). Quienes respaldan el concepto del sueño del alma argumentan que Jesús no pudo haber querido decir que se encontraría con el ladrón en el paraíso ese mismo día porque Jesús permanecería muerto durante tres días, y que además todavía no había ascendido. Aunque la ascensión de Cristo, por supuesto, todavía no había tenido lugar y su cuerpo ciertamente estaba en la tumba, Élle había encomendado su espíritu al Padre. Se nos asegura que en el momento de su muerte, el alma de Jesús fue al paraíso como declaró. Los defensores del sueño del alma arguyen que la mayoría de las ediciones de la Biblia en inglés han colocado la coma en el lugar equivocado. Leen este texto del siguiente modo: "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso".

Al realizar este cambio en la posición del signo ortográfico, "hoy" se refiere al momento en que Jesús está hablando y no al momento en que Jesús se encontrará con el ladrón en el paraíso. Esta posición de la coma, sin embargo, es poco probable. Al ladrón le resultaba perfectamente obvio en qué día Jesús estaba conversando con él. No había ninguna necesidad de que Jesús dijera que estaba hablando "hoy". El que un hombre que se está asfixiando sobre el madero de la cruz malgaste las palabras de este modo resulta poco probable. En cambio, y de acuerdo con el resto de la evidencia bíblica que respalda el estado intermedio (véase en especial Phil. 1:19-26 y 2 Cor. 5:1-10), la promesa al ladrón es que este se reuniría con Cristo en el paraíso ese mismo día.

El estado del creyente después de la muerte es diferente y mejor al que experimentamos en esta vida, aunque no es tan diferente ni tan bendito como lo será en la resurrección final. En el estado intermedio disfrutamos de la continuidad de la existencia personal en la presencia de Cristo.

El tiempo de prueba de la humanidad culmina con la muerte. Nuestro destino está decidido una vez que morimos. No hay ninguna esperanza de una segunda oportunidad para el arrepentimiento después de la muerte, y no hay ningún purgatorio, un lugar para purgar nuestros pecados, de manera de mejorar nuestra condición futura. La muerte constituye para el creyente la inmediata emancipación del conflicto y las tormentas de esta vida, cuando pasamos a un estado de bendición.

Aunque la muerte trae el descanso al alma y la Biblia frecuentemente se refiere a la muerte utilizando el eufemismo del sueño, no corresponde suponer que durante el estado intermedio el alma duerma o que permanezcamos inconcientes o en un estado de animación suspendida hasta la resurrección final.

Resumen

1. El sueño del alma corresponde a un período, entre la muerte y la resurrección final, en que el alma se encuentra en un estado de "animación suspendida" inconciente. Es un alejamiento del cristianismo ortodoxo.

2. El estado intermedio se refiere a nuestra presencia conciente con Cristo en el cielo, como almas sin un cuerpo, durante el período entre nuestra muerte y la resurrección de nuestros cuerpos.

3. El estado intermedio es mejor que nuestro estado actual pero no tan maravilloso como nuestro estado final.

4. No hay una segunda oportunidad de arrepentimiento después de la muerte.

Pasajes bíblicos para la reflexión

Lk. 8:49-56

Lk. 23:43

2 Cor. 5:1-10

Phil. 1:19-26

1 Thes. 4:13-18