CAPITULO 28: DEL BAUTISMO

CAPITULO 28: DEL BAUTISMO

I. El Bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento, instituido por Jesucristo, (1) no para admitir solemnemente en la iglesia visible a la persona bautizada, (2) sino también para que sea para ella una señal y un sello del pacto de gracia, (3) de su injerto en Cristo, (4) de su regeneración, (5) de la remisión de sus pecados, (6) y de su rendición a Dios por Jesucristo, para andar en novedad de vida. (7) Este sacramento, por institución propia de Cristo debe continuarse en su Iglesia hasta el fin del mundo. (8)

1. Mat.28:19.

2. 1 Cor.12:13.

3. Rom.4:11; Col.2:11,12.

4. Gal.3:27; Rom.6:5.

5. Tit.3:5.

6. Mk.1:4.

7. Rom.6:3,4.

8. Mat.28:19,20.

II. El elemento externo que ha de usarse en este sacramento es agua, con la cual ha de ser bautizada la persona en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, por un ministro del Evangelio legalmente llamado para ello. (1)

1. Mat.3:11; Jn.1:33; Mat.28:19,10.

III. No es necesaria la inmersión de la persona en el agua; sin embargo se administra correctamente el bautismo por la aspersión o efusión del agua sobre la persona. (1)

1. Acts 2:41; 16:33; Mk.7:4; Heb.9:10, 19-22.

IV. No sólo han de ser bautizados los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a ÉL, (1) sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes. (2)

1. Mk.16:15,16; Acts 8:37,38.

2. Gen. 17:7,9; Gal.3:9,14; Col.2:11,12; Acts 2:38,39; Rom.4:11,12; 1 Cor.7:14; Mat.28:19; Mk.10:13-16; Lk.18:15.

V. Aun cuando el menosprecio o descuido de este sacramento sea un pecado grave, (1) sin embargo, la gracia y la salvación no están tan inseparablemente unidas a ella, de manera que no pueda alguna persona ser regenerada o salvada sin el bautismo, (2) o que todos los que son bautizados sean indudablemente regenerados. (3)

1. Lk. 7:30 con Ex.4:24-26.

2. Rom.4:11; Acts 10:2,4,22,31,45,47.

3. Acts.8:13,23.

VI. La eficacia del bautismo no está ligada al preciso momento en que es administrado; (1) sin embargo, por el uso correcto de este sacramento, la gracia prometida no solamente se ofrece, sino que realmente se manifiesta y se otorga por el Espíritu Santo a aquellos (sean adultos o infantes) a quienes corresponde aquella gracia, según el consejo de la propia voluntad de Dios; en su debido tiempo. (2)

1. Jn.3:5,8.

2. Gal.3:27; Tit.3:5; Eph.5:25,26; Acts 2:38,41.

VII. El sacramento del bautismo ha de administrarse una sola vez a cada persona. (1)

1. Tit. 3:5.