Articulo 28 - LOS BIENES DE LA IGLESIA

Artículo 28 LOS BIENES DE LA IGLESIA

Los bienes de la Iglesia y su debido empleo.

Los bienes de la Iglesia proceden de legados de los príncipes y de la generosidad de los creyentes, que regalaron sus posesiones a la Iglesia. Y es que la Iglesia necesita de medios y siempre dispuso de ellos para cubrir sus necesidades. En cuanto al empleo debido de los bienes eclesiásticos, consistió y sigue consistiendo en el mantenimiento de la enseñanza en las escuelas y en reuniones sacras, así como también del culto, los usos eclesiásticos, los edificios y, también, en el mantenimiento de los maestros, los alumnos, los pastores y otras cosas imprescindibles, sobre todo en la ayuda y socorro a los pobres.

Administradores.

Por eso es preciso elegir hombres piadosos, prudentes, versados en la administración de bienes, que administren ordenadamente las posesiones eclesiásticas.

Abuso de los bienes.

Pero si estos bienes de la Iglesia son empleados abusivamente a causa de tiempos difíciles o por la fuerza, la ignorancia o la rapacidad de ciertas personas, habrá que buscar varones piadosos y prudentes que restituyan los bienes eclesiásticos al santo empleo a que están destinados.

Porque con estos abusos sacrílegos no deben guardarse contemplaciones. Por eso enseñamos que si escuelas y fundaciones degeneran en la enseñanza, el culto y las costumbres tienen que ser reformadas. En cuanto al cuidado de los pobres, se llevará a cabo con temor de Dios, muy fielmente y con sabia prudencia.