Articulo 21 - La Expiación
Artículo 21 - Confesion Belgica
Creemos, que Jesucristo es el eterno Sumo Sacerdote, con juramento según el orden de Melquisedec, y se ha puesto en nuestro nombre ante el Padre para apaciguar su ira con plena satisfacción inmolándose a sí mismo en el madero de la cruz, y derramando su preciosa sangre para purificación de nuestros pecados, como los profetas habían predicho.
Porque escrito está: el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados, como cordero fue llevado al matadero, y fue contado con los pecadores; y como malhechor fue condenado por Poncio Pilato, aunque éste le había declarado inocente.
Así, pues, se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué y Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, y esto, tanto en su cuerpo como en su alma, sintiendo el terrible castigo que nuestros pecados habían merecido, tanto que su sudor fue cayendo en gotas de sangre sobre la tierra.
El clamó: Dios mío. Dios mío, ¿por qué me has desamparado; y ha padecido todo esto para el perdón de nuestros pecados, lo cual, con razón decimos con Pablo: me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado, ... aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; hallamos toda clase de consuelo en sus heridas, y no necesitamos buscar o inventar algún otro medio para reconciliarnos con Dios, sino solamente Su ofrenda: porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Esta es también la causa por la que fue llamado Jesús por el ángel de Dios: Salvador, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Salmo 110:4, Heb. 5:10, Rom 5:8-9; Heb, 9:12; Jn.3:16; 1Tim. 1:15; Fip. 2:8; 1 Ped. 1:18-19, Is. 53:5: 1 Pe. 2:24, Is. 53:7, Is. 53:12; Mt.15:28, Sal. 69:4, 1 Pe 3:18, Ex. 12:6; Rom. 5:6, Sal. 22:15, 9:26, Lc. 22:44, Mt. 21:46, 1 Cor. 2:2, Flp, 3:8, Heb. 9:5 28, 10:14, Mt. 1:21; Hch. 4:12; Lc. 1:31.