CAPITULO 15: DEL ARREPENTIMIENTO PARA VIDA

CAPITULO 15: DEL ARREPENTIMIENTO PARA VIDA

I. El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica, (1) y esta doctrina referente a ella debe ser predicada por cada ministro del Evangelio, tanto como la de fe en Cristo. (2)

1. Acts 11:18; Zech.12:10.

2. Lk.24:47; Mk.1:15; Acts 20:21.

II. Al arrepentirse, un pecador se aflige por sus pecados y los odia, movido no sólo por la vista y el sentimiento del peligro, sino también por lo inmundo y odioso de ellos que son contrarios a la santa naturaleza y a la justa ley de Dios. Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para los que están arrepentidos, se aflige y odia sus pecados, de manera que se vuelve de todos ellos hacia Dios, (1) proponiéndose y esforzándose para andar con él en todos los caminos de sus mandamientos. (2)

1. Ezek.18:30,31 y 36:31; Is.30:22; Ps.51:4; Jer.31:18,19; Joel 2:12,13; Amos 5:15; Ps.119:128; 2 Cor.7:11.

2. Ps.119:6,59,106; Lk.1:6; 2 Ki.23:25.

III. Aún cuando no debe confiarse en el arrepentimiento como una satisfacción por el pecado o una causa de perdón para este, (1) ya que el perdón es un acto de la pura gracia de Dios en Cristo; (2) sin embargo, es de tanta necesidad para todos los pecadores que ninguno puede esperar perdón sin arrepentimiento. (3).

1. Ezek.36:31,32; 16:61-63.

2. Ho.14:2,4; Rom.3:24; Eph.1:7.

3. Lk.13:3,5; Acts17:30,31.

IV. Así como no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación, (1) así tampoco ningún pecado es tan grande que pueda condenar a los que se arrepienten verdaderamente.

1. Rom.6:23; 5:12; Mat.12:36.

2. Is.55:7; 1:16,18; Rom.8:1.

V. Los hombres no deben quedar satisfechos con un arrepentimiento general de sus pecados, sino que es el deber de todo hombre procurar arrepentirse específicamente de sus pecados específicos. (1)

1. Ps.19:13; Lk.19:8; 1 Tim.1:13,15.

VI. Todo hombre está obligado a confesar privadamente sus pecados a Dios, orando por el perdón de ellos; (1) al confesarlos y al apartarse de ellos hallará misericordia. (2) Así también el que escandaliza a su hermano o a la Iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a los ofendidos, (3) por medio de una confesión pública o privada, con tristeza por su pecado. Los ofendidos deberán entonces reconciliarse con él y recibirlo en amor. (4)

1. Salmos Ps.32:5,6; 51:4,5,7,9,14.

2. Prov.28:13; 1 Jn. 1:9.

3. Santiago Jas.5:16; Lk.17:3,4; Jos. 7:19; Ps. 51.

4. 2 Cor. 2:8.