19. LA CREACIÓN

Capitulo 19 LA CREACIÓN

LAS GRANDE DOCTRINAS DE LA BIBLIA

por R. C. Sproul

Traductora: Marcela Robaína

Parte III

Las Obras y Los Decretos de Dios

19 LA CREACIÓN

Todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio. Yo tuve un principio; todos tuvimos un principio. La casa en que vivimos ha tenido un principio. La ropa que vestimos ha tenido un principio. Hubo un tiempo en que nuestras casas, nuestra ropa, nuestros automóviles, nuestras lavadoras, y nosotros mismos, no existíamos. No eran, no existían. Nada puede resultar más obvio que esto.

Como estamos rodeados por cosas y personas que obviamente tuvieron un principio, nos vemos tentados a saltar a la conclusión de que todo tuvo un principio. Esta conclusión, sin embargo, podría ser un salto fatal al abismo de lo absurdo. Sería fatal para la religión. También sería fatal para la ciencia y la razón. ¿Por qué? ¿No dije en un comienzo que todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio? ¿No es acaso lo mismo que decir que todo tuvo un principio? De ningún modo. Resulta simplemente imposible lógica y científicamente que todo haya tenido un principio. ¿Por qué? Si todo lo que existe tuvo un principio, entonces debe haber habido un tiempo cuando nada existía.

Detengámonos un instante para reflexionar. Intentemos imaginarnos que nada existe. Absolutamente nada. No podemos ni siquiera concebir la nada absoluta. El concepto en sí mismo es la negación de algo. Sin embargo, si dicho tiempo cuando nada existía fue, ¿qué habría ahora? Exactamente. ¡Nada! Si no había nada, entonces la lógica me obliga a deducir que siempre habrá nada. Ni siquiera es posible hablar de un "siempre" en que nada hubo.

¿Cómo podemos tener tanta certidumbre, en realidad, la más absoluta de las certezas, de que si no había nada entonces no habría nada ahora? La respuesta es sorprendentemente sencilla, a pesar de que hasta las personas muy inteligentes se tropiezan con este hecho tan obvio. La respuesta es sencillamente que no se puede extraer algo a partir de la nada. Una ley absoluta de la ciencia y de la lógica es ex nihilo nihil fit (de la nada, nada surge). La nada no puede producir nada. La nada no puede reír, cantar, llorar, trabajar, bailar o respirar. Y de ningún modo puede crear. La nada no puede hacer nada porque nada es. No existe. No tiene absolutamente ningún poder porque no es.

Para que algo surgiera de la nada tendría que poseer el poder de la autocreación. Debería ser capaz de crearse a sí mismo, de traerse a la existencia. Pero esto es a todas luces un absurdo. Para que algo se cree o se produzca a sí mismo es necesario que sea antes de ser. Pero si algo ya es, no tiene necesidad de ser creado. Para crearse a sí mismo, algo debería ser y no ser, debería existir y no existir, al mismo tiempo y en el mismo sentido. Esto es una contradicción. Violala más fundamental de todas las leyes científicas y racionales, la ley de la no contradicción.

Si es que sabemos algo, sabemos que si hoy algo existe, entonces, de algún modo, y en algún lugar, debe haber habido algo que no tuvo un principio. Soy conciente de que pensadores brillantes como Bertrand Russell, en su famoso debate con Frederick Copelston, argumentó que el universo presente es el resultado de una "serie infinita de causas finitas". Postula una serie infinita, desarrollándose hacia la eternidad pasada, de cosas causadas causando otras por siempre. Lo que esta idea hace es simplemente replantear el problema de la autocreación hacia el infinito. Es un concepto fundamentalmente tonto. El hecho de que haya sido propuesto por personas inteligentes no lo hace menos tonto. Es peor que una tontería. Las tonterías pueden ser reales. Pero este concepto es lógicamente imposible.

Russell puede negar la ley de que nada surge de la nada, pero no puede refutarla sin cometer un suicidio mental. Sabemos (con certidumbre lógica) que si algo existe ahora, entonces debe haber algo que no tuvo un principio. La cuestión ahora se convierte en saber qué o quién.

Hay muchos académicos que creen que la respuesta al qué la hallamos en el universo mismo. Argumentan (como en el caso de Carl Sagan) que no hay necesidad de buscar más allá del universo para encontrar algo que no tenga un principio a partir del cual todo proviene. En otras palabras, no es necesario suponer que exista algo semejante a "Dios" que trascienda el universo. El universo, o alguna cosa dentro del universo, puede cumplir esta función perfectamente.

Hay un error muy sutil en este escenario. Tiene que ver con el significado del término trascendente. En filosofía y en teología la idea de trascendencia significa que Dios está "sobre y más allá" del universo en el sentido de que Dios es un ser de orden superior a los otros seres. Solemos referimos a Dios como el Ser supremo.

¿Qué es lo que convierte al Ser supremo en algo distinto de los seres humanos? Notemos que ambos conceptos tienen algo en común, la palabra ser. Cuando decimos que Dios es el Ser supremo, estamos diciendo que es un tipo de ser distinto a los seres ordinarios. ¿En que consiste precisamente esta diferencia? Lo llamamos supremo porque no tiene principio. Él es supremo porque todos los demás seres le deben su existencia a Él, mientras que Él no le debe su existencia a nadie. Él es el Creador eterno. Todo lo demás es la obra de su creación.

Cuando Carl Sagan y otros dicen que dentro del universo, y no por encima o más allá del universo, hay algo que no ha sido creado, simplemente están haciendo uso de sofismas para hablar sobre la morada del Creador. Están diciendo que lo que no fue creado vive aquí (dentro del universo), y no "allá afuera" (por encima o trascendiendo el universo). Pero esto todavía requiere la existencia de un Ser supremo. La parte misteriosa, a partir de la cual provienen todas las cosas creadas, todavía estará más allá y por encima de cualquier otra cosa de la creación en términos de ser. En otras palabras, todavía se requiere la existencia de un Ser trascendente.

Cuanto más indagamos sobre este "Creador dentro-del-universo", más se asemeja a Dios. No ha sido creado. Crea todo lo demás. Tiene el poder intrínseco de ser.

Lo que resulta tan claro como el agua es que si algo ahora existe, entonces debe haber un Ser supremo que lo hizo existir. La primera afirmación de la Biblia es "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Este texto es fundacional para todo el pensamiento cristiano. No se trata solamente de una afirmación religiosa sino que es un concepto racionalmente necesario.

Resumen

l. Todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio.

2. De la nada no puede surgir algo. La nada, nada puede hacer.

3. Si no había nada, entonces ahora habría nada.

4. Ahora existe algo; por lo tanto, debe existir algo que no tuvo un principio.

5. Las cosas no se pueden crear a sí mismas porque esto implicaría que fueran antes de ser.

6. Si alguna "parte" del universo no ha sido creada, entonces esta "parte" es superior o trascendente a las partes que han tenido un principio.

7. Un ser que no ha sido creado es supremo (es un ser de un orden superior a los seres creados), independientemente de dónde esté su morada.

8. La trascendencia se refiere a un nivel de existencia, no a la geografía.

Pasajes bíblicos para la reflexión

Gen. 1

Ps. 33:1-9

Ps. 104:24-26

Jer. 10:1-16

Heb. 11:3