Capitulo 05 - HEREDANDO EL MUNDO

V. Herencia/Continuidad

CAPITULO 5

HEREDANDO EL MUNDO

El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del pecador está guardada para el justo (Proverbios 13:22).

­El quinto y último principio de todo pacto bíblico es el principio de la legitimidad-herencia. También podemos llamarle el principio de la continuidad. En el campo de la economía política, el principio de la herencia rige la transferencia de la riqueza de los padres a los hijos. Pero el modelo bíblico de esta transferencia familiar es la transferencia de la propiedad de Dios a su pueblo.

A Adán y Eva se les entregó el huerto del Edén para que lo sojuzgaran y guardaran (Génesis 2). Ellos habían de usar esta experiencia como un período de adiestramiento; desde el huerto, ellos habían de salir a sojuzgar al mundo entero. Nótese que: la posesión no era automática. Se les había entregado el mundo entero como un legado lícito de Dios, pero

­ellos no podían apoderarse de él gratuitamente. Tenían que ganárselo, así como los hijos deben demostrar su habilidad de administrar el dinero antes de tomar posesión de la herencia familiar.

El Hijo Primogénito

Adán fue el primer hijo terrenal de Dios, hecho en la imagen de su Padre (Génesis 1:26-27). El Nuevo Testamento registra la genealogía de Jesús, y termina con Adán, "el hijo de Dios" (Lucas 3:38). Las palabras "hijo de" fueron insertadas por los traductores de la edición Reina-Valera, no obstante este es realmente el significado del griego. Cuando seguimos el linaje de Jesús, el griego dice: "José, quien era [el hijo] de Eli, quien era [el hijo] de Matat. . . ," remontándose hasta Adán. El uso de la palabra "de" supone la paternidad. Adán fue el hijo de Dios.

Adán perdió su condición de hijo por rebelarse contra su Padre. Pasó a ser un hijo desheredado. De ahí en adelante, la única manera de ser hijo de Dios es por adopción. Dios elige gente para entrar a su familia de pacto, restaurándolos por su gracia (Efesios 2:8-9). Por eso el evangelio de Juan anuncia en el primer capítulo, hablando de Jesucristo: "Mas a

todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios: (Juan 1:12).

­Cuando Adán se puso moralmente bajo el gobierno de Satanás, Adán dio de esta manera a

Satanás una oportunidad de robar su herencia original. Adán quedó legalmente muerto ante los ojos de ­Dios. Había entregado su herencia. Inmediatamente Satanás se apoderó del mundo como un intruso, es decir, hasta el regreso del heredero lícito para reclamar su herencia robada.

Por gracia, Dios adoptó a los hebreos como su pueblo, y les dio la tierra de Canaán como su herencia. En este pedacito de tierra del Medio Oriente, Dios estableció su cuartel temporal para la reconquista de la tierra.

­Jesús es el Heredero Legal

­Jesucristo es el segundo hijo terrenal, pero el primer Hijo eterno de Dios, quien estuvo con Dios Padre desde el principio (Juan 1:1-5). Pablo le llamó el "postrer Adán," en contraste al primer Adán (la a los Corintios 15:45). Es El quien heredó legítimamente lo que hubiese sido el legado de Adán. Por su obediencia perfecta a la ley de Dios, probó ser el heredero legítimo del Padre.

Jesús anunció esto en su parábola del terrateniente que se ausenta de su tierra. Ello presupone la propiedad original del mundo por Dios. "Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos" (Mateo 21:33-34). Sin duda, Dios posee al campo porque El lo creo. El aun lo abasteció con activos fijos.

"Mas los labradores, tomando a los siervos, a ­uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, mas que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera" (Mateo 21:35-36). Los labradores eran ladrones. Querían los frutos del campo. Se dividían la tierra y sus frutos "en nombre del Pueblo." ¡Nunca mas los aprovecharía el dueño lejano!

"Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron"

(Mateo 21:37-39). Los labradores imitaron a Dios, quien había echado a Adán fuera del huerto. Luego los judíos cumplieron su parábola cuando le arrastraron del huerto de Getsemané a su "tribunal popular," le enjuiciaron, y lo hicieron ajusticiar por las autoridades romanas.

¿Cuál fue la lección de la parábola? Que los judíos habían asesinado a los profetas, y lo asesinarían, también. El juicio vendría pronto después. "Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él" (Mateo 21:43). En resumen, ellos habían perdido su herenda. Ellos habían imitado a Adán, se habían rebelado, y serían dispersos. Ellos habían robado la propiedad de su dueño legítimo, y Dios prometió quitarles lo que hubiese sido de ellos.

La consecuencia cambiaría el mundo: El pueblo de Cristo ka heredado al reino. Este reino es el mundo entero.

Jesús y el Año del Jubileo

­Jesús comenzó su ministerio público cuando entró a la sinagoga de Nazaret, y se levantó para leer al pergamino del Libro de Isaías que le habían entre gado. Leyó de la sección que hoy designamos como Isaías 61. Jesús leyó estas palabras: "El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor" (Lucas 4:18-19). Luego de volvió el pergamino al sacerdote y se sentó. Anunciándoles; "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros" (4:21).

¿A qué se había referido el pasaje? El año del jubileo. ¿Qué era el año del jubileo? Legal e históricamente, era un aspecto de la conquista militar de la tierra de Canaán. Simbólicamente, era un aspecto de la liberación del pueblo de Dios.

Antes que los hebreos hubiesen capturado a Canaán, Dios estableció un sistema de recompensa para los participantes de esta invasión militar. Estableció lo que los políticos llaman "sinecuras." Las familias que participaron en la guerra heredarían trozos específicos de tierra, tribu por tribu. La división futura fue bosquejada por Moisés antes que llegasen a la tierra prometida (Números 34-36). La única tribu que no heredaría tierra permanente fue la tribu sacerdotal, los levitas. Ellos sólo podian tener tierra en las ciudades (Números 35:2-7). El jubileo les afectaba ­de manera diferente (Levítico 25:32-34).

Como un incentivo para pelear, aseguró a cada familia su propiedad permanente. No se les permitía que privasen a sus herederos biológicos de la herencia. Cada cincuenta años, cada pedazo de tierra se tenía que devolver a los herederos consanguíneos legítimos de la familia original. Esto se debía llevar a cabo en el famoso año del jubileo, lo que se describe en Levítico 25. (No hay evidencia histórica o bíblica que se haya celebrado el año del jubileo.)

El año del jubileo seguía al séptimo año sabático consecutivo: el quincuagésimo año. Cada séptimo (sabático) año, se revocaba todas las deudas de los deudores hebreos, todos los esclavos hebreos eran libertados, y la tierra descansaba — no se sembraba ni segaba (Levítico 25:1-7). Los siete ciclos sabáticos apuntaban hacia el año en que venía la libertad total, cuando se devolvía la tierra de la familia al heredero legítimo de manos de quien la había arrendado temporariamente. Se daba esperanzas a las familias que habían perdido su tierra.

En breve, el año del jubileo fue el año en que se restauraba la herencia perdida de la familia. Simbolizaba el año de la plena libertad. Simbolizaba la restauración de todas las cosas.

­Los cristianos como Herederos

­Dios transfirió el título de la tierra de Canaan a Abraham cuando le prometió que sus herederos la heredarían (Génesis 15:7). Ellos no la poseyeron por cuatro generaciones, como Dios había predicho (15:16). La posesión de la herencia no fue automática.

La tierra conquistada de Canaán había de servir a los hebreos como el huerto hubo de servir a Adán: como un campo de adiestramiento. Debían de usarla como una base de operaciones en un programa mundial de conquista — conquista por medio de la ética. El ministerio de Joñas fue el gran ejemplo del Antiguo Testamento. Pero los hebreos fracasaron en la tarea de evangelización mundial. Satanás permaneció como el heredero-usurpador del mundo.

Cuando Jesús anunció el comienzo de su ministerio público proclamando el cumplimiento del año del jubileo, anunciaba la transferencia del título: del Adán difunto al Hijo encarnado de Dios. ¿Qué estaba comprendido en ese título de propiedad? El mundo entero. Jesús estaba reclamando su herencia como el hijo legítimo de Dios. Satanás el intruso fue puesto sobre aviso: el heredero ha llegado.

Jesús fue y cumplió las condiciones de Isaías 61: consoló a los quebrantados de corazón, sanó a los enfermos, y libertó los cautivos espirituales. Luego El murió en la cruz.

Las leyes de la herencia del Antiguo Testamento designaban a los hermanos de los difuntos como los herederos legítimos, si no dejaban esposas e hijos (Números 27:9). ¿Quiénes son los herederos legítimos de Jesús? Sus seguidores éticos. "Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos" (Mateo 12:49). Los que obedecen las leyes morales de Jesús son sus herederos.

Esto significa que los cristianos han heredado le­­galmente al mundo. Por eso Jesús mandó a sus seguidores que fueran e hicieran discípulos (disciplinar y gobernar) las naciones (Mateo 28:18). Ellos han de reclamar su herencia en su nombre. Hoy día el precio para que los cristianos cobren su herencia legítima es el trabajo duro, la fidelidad moral a Dios y al hombre, y la acumulación de los ahorros de su familia. Han de ganar su herencia de la misma manera que Adán debía ganarla: administrando sabiamente su herencia — ejerciendo dominio. Ellos deben probar ser hijos fieles.

El año del jubileo fue cumplido por Cristo, como El anunció. El ciclo de devolver la tierra cada 50 años queda abolido para siempre, tal como se abolió la matanza de animales en el Templo. Jesús cumplió las condiciones del año del jubileo. Se les quitó la herencia de Palestina a los judíos. No hay mas necesidad para el año del jubileo como medio de recuperar la tierra, porque no hay mas herencia basada en la conquista militar original de Canaán. Tenemos un mejor jubileo en la actualidad: el dominio del mundo. Tenemos el título de propiedad de todo el mundo; ahora necesitamos cumplir las condiciones de la tarea asignada de dominio a fin de probarnos hijos fieles.

Filialidad Responsable

El sistema de la herencia en el Antiguo Testamento se basaba en un principio fundamental: el heredero legítimo es el heredero responsable. Normalmente, el hijo primogénito heredaba una doble porción (Deuteronomio 21:17). Es decir, se dividía ­­la herencia según su valor entre los hijos, con una unidad agregada. Si un hombre tenía seis hijos, la

herencia se dividiría en siete partes, y el primogénito heredaba dos partes.

¿Por qué una doble porción? Porque el hijo mayor tendría la mayor responsabilidad por el sostén de sus padres. ¿Por qué no se daba las hijas una herencia? Ellas sí recibieron la herencia, si no habían hijos que sobrevivían (Números 27:1-11). Si habían hijos, ellas no heredaban. ¿Por qué? Porque ellas recibían un dote de dinero y bienes cuando se casaban. Sus esposos tenían el cargo de mantener a otros padres. Presumiblemente, si un yerno acordara contribuir al sostén de los padres de su esposa, podía convertirse en heredero legítimo.

Considérese lo que esto significaba para el hijo mayor. Se requería que él cuidase a sus padres en su vejez. Por lo tanto, se le daba el derecho a una porción doble. Los padres comprendían que no podían vivir para siempre. Ellos comprendían que estaban bajo la maldición de Dios a causa del pecado de Adán. Por lo tanto, ellos tenían que hacer preparativos con respecto a la acumulación de sus ahorros, y asegurarse que en su vejez sus hijos tendrían suficiente capital para sostenerlos. Los hijos, por el otro lado, comprendían este deber, y ellos esperaban heredar lo que quedaba después de la muerte de sus padres.

Responsabilidad Mutua

­Este sistema de herencia exigió una responsabili­dad mutua. El hijo mayor sabía que él tendría mas obligaciones para con sus padres, y también sabía que heredaría una porción doble. Los otros hijos aceptaban la realidad de que no heredarían tanto como el hijo mayor, pero por otro lado, ellos no tenían un cargo igual en cuanto al sostenimiento de los padres. En resumen, al que mucho se le haya confiado, mas se le pedirá (Lucas 12:48).

Los padres tenían que contemplar el futuro a fin de acumular una base de capital para sus hijos. Los hijos tenían que cuidadosamente mantener esa base de capital, para que no tuviesen que recurrir a sus propios recursos a fin de apoyar a sus padres en su vejez. Ambas generaciones se daban cuenta que tenían deberes mutuos los unos con los otros. La relación padre-hijo o la relación de hijo a padre no era solamente una relación emocional; estaba también basada en el pacto, era legal y económica.

Tanto para el padre como el hijo, el capital de la familia exigía una serie de obligaciones a largo plazo de futuro. Los padres sabían que una de sus metas en la tierra era dejar a sus hijos una herencia que honrara a Dios, pero puesto que ellos sabían que sus hijos se encargarían de ellos en su vejez, también tenían que dejar un conocimiento de las leyes de Dios y una comprensión de la propiedad de Dios. Los Proverbios enseñaban que es el deber de los padres instruir al niño en su camino, para que en sus años adultos, el hijo no abandone sus obligaciones (Proverbios 22:6).

Dios advirtió a los padres que enseñasen a sus ­hijos la ley de Dios: "Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" (Deuteronomio 6:6-7). Los padres fieles reconocieron que tenían una obligación tanto a sí mismos como a la comunidad en general de instruir sus hijos en la Palabra de Dios.

­La fidelidad a la ley de Dios fue la base de la herencia de Israel. Era el acuerdo que los padres debían a los hijos una herencia digna de Dios, y que los hijos debían a los padres una vejez segura. De esta manera, no habría una gran brecha entre las generaciones, porque la base del servido mutuo era la Palabra de Dios. Cada grupo podía esperar pagos del otro. Al mismo tiempo, cada grupo entendía sus obligaciones hacia el otro. Era una demostración del principio bíblico que el éxito viene por medio del servido (Marcos 9:35), y que el capital resulta de la fidelidad de rendimiento a largo plazo (Mateo 25:14-30).

­Impuesto a la Herencia

­Una de las circunstancias mas desastrosas del siglo veinte es la aceptación casi universal de la rectitud moral y la necesidad política de cobrar impuestos altísimos a las herencias de los ricos. Esta perspectiva es principalmente el resultado de la envidia: el odio a los que están económicamente mejor, y el deseo de derribarlos, aunque dañe al que los echa abajo.

Los votantes saben que hay muy poca gente rica. Ellos saben que cuando dan sus votos a los políticos ­que a la vez dictan leyes en que el Estado usurpa las herencias legítimas en forma de impuestos, no habrá suficiente riqueza confiscada para beneficiar a los votantes. Sencillamente no hay suficiente ricos en el mundo. Aunque se transfiriese todas las herencias de los ricos al gobierno civil, la cantidad de dinero sería tan poco en comparación con los impuestos que se recoge de la clase media, que no se sentiría la diferencia. La Comisión Grace calculó que si se cobrase como impuestos todos los ingresos personales mas allá de $75,000 dólares por año en los E.E.U.U., estos ingresos adicionales haría funcionar al gobierno federal por sólo diez días. (Y al año siguiente, los ricos esconderían sus ingresos o dejarían de trabajar y tomar riesgos para ganarlos.)

Si así es, ¿quién recibe realmente la herencia del rico? Dos grupos. Primero, en el sector privado de E.E.U.U. del siglo veinte, han sido los burócratas desconocidos que manejan las fundaciones multimillonarias que los ricos establecen a fin de eludir a los recaudadores de impuestos. Segundo, en el gobierno civil, ha sido los también desconocidos burócratas protegidos por su empleo público que manejan programas estatales multibillonarios. El socialismo siempre beneficia a los burócratas estatales y los políticos que votan por los programas de gasto.

En resumen, la demanda de altos impuestos sobre la herencia no tiene casi nada que ver con la verdadera cantidad de impuestos recaudada por el gobierno. Lo tiene todo que ver con la envidia: derribar a los exitosos por el puro gusto de la destrucción. El ­impuesto a herencia se basa en la envidia, y los que votan por el son envidiosos.

La popularidad política de los impuestos a la herencia de los ricos ha sido universal a través de la civilización occidental durante los últimos cien años. Su justificación es que los hijos de los ricos no han hecho nada para ganarse el dinero. Los políticos dicen que aunque el padre haya sido productivo en algún negocio, o haya tenido suerte en un negocio, esto no tiene nada que ver con el mérito de los hijos.

­Visión a corto plazo

­El error económico de tal razonamiento es que tiene una perspectiva a muy corto plazo. Una de las motivaciones de los hombres de negocios con visión de futuro es acumular un gran cantidad de capital para distribuir entre sus hijos. La idea es traspasar la habilidad de desarrollar capital a sus hijos, para que ellos también puedan expandir su dominio sobre lo que sus padres les han entregado. El objeto es expandir el dominio de la familia por medio de una base de capital que aumenta constantemente.

Los padres comprenden que si sus hijos o hijas no aprenden la habilidad de la sabia administración, a la larga estos hijos perderán el dinero. Un padre sabio instruye a sus hijos en la administración del dinero, el servicio a la comunidad, la obtención de ganancias en el mercado competitivo, y la edificación de una base de capital. Si los padres no lo hacen, es obvio que la base de capital de la familia no sobre vivirá la segunda generación, o a lo máximo la ter­cera. (La única familia verdaderamente rica en los E.E.U.U. que ha expandido continuamente su capital por mas de 150 años es la familia DuPont.)

Lo importante es esto: el padre tiene un incentivo económico para hacer buenos administradores y buenos hombres de negocio de sus hijos. Si él cree que el Estado intervendrá para confiscarle su dinero, él tendrá mucho menos incentivo para enseñar a sus hijos la habilidad para el negocio. Si acaso enseña algo a sus hijos, será la habilidad para la política.

­Un Heredero Ilegítimo

Lo que el Estado en realidad está diciendo cuando promulga el impuesto a la herencia es básicamente que el Estado es el heredero legítimo de todas las familias. Los políticos están diciendo que los hijos de los ricos no tienen hoy en día el derecho de heredar, ya que no son los principales cuidadores de los padres. ¿Por qué deberían los padres oponerse si el Estado, como su benefactor y futuro sostenedor, hereda la fortuna de la familia?

El Estado socialista moderno promete cuidar de todos, si es necesario, desde la cuna hasta la tumba. Por ejemplo, se está abandonando la idea que insiste en que los padres son los encargados de la instrucción y sostén de sus hijos. Los oficiales gubernamentales afirman que ellos son los encargados de la instrucción y el bienestar de los hijos,

¿Por qué deberían objetar los hijos cuando el Estado hereda? Después de todo, el verdadero padre es el Estado. El Estado los instruyó, los protegió, y ­ahora promete asegurar su empleo para toda la vida. (El empleo para toda la vida es el derecho común en los E.E.U.U. El Acta de Pleno Empleo de 1946, dice que el gobierno tiene la responsabilidad legal de crear condiciones de empleo total, o sea inflación masiva, si es necesario.)

Ya que el Estado reclama la autoridad sobre los hijos, esto tiende a crear una perspectiva de mucho mas corto plazo para los padres. Se dan cuenta que no son ellos los encargados principales de la instrucción y el aprendizaje de sus hijos. Se dan cuenta que han transferido la responsabilidad a otro agente, el Estado. El Estado también comprende esto, y los políticos afirman la nueva doctrina: la herencia pasa al Estado.

El Estado promete que los padres se jubilarán con los pagos asistenciales de la Seguridad Social, u otro capital administrado ([ja, ja!) por el Estado. Los hijos no han hecho ni se espera que hagan nada para merecer la herencia de los padres. Primero el Estado se convierte en padre sustituto para los hijos, y luego llega a ser un hijo sustituto para los padres. El Estado se encarga de sostener tanto los niños como los ancianos, y naturalmente, el Estado demanda su pago, como si fuese un heredero legítimo.

No hay manera de escapar del principio bíblico: que la doble porción de la herencia pertenece al hijo quien se encargará del cuidado de los padres. El Estado de bienes tar moderno no sólo demanda la doble porción, sino en algunos casos el triple, cuádruple, o mas. ­Lo que estamos viendo es una sustitución ilegítima

­del Estado en el papel tanto de padre como de heredero. El Estado ha llegado a ser el pretendiente ilegítimo. El resultado es la expansión dramática del poder del Estado sobre las vidas de los individuos, y un aumento dramático de la intervención estatal en las vidas de las familias.

Para los que aceptan la teología moderna del Estado como Salvador, no hay escape de este tipo de intervención. Es inevitable, dado la premisa inicial: es decir, que el Estado en vez de la familia está obligado económicamente a mantener los servicios de bienestar básicos para los miembros de la familia. Quien toma una responsabilidad que honra a Dios, tendrá necesariamente la autoridad. Donde hay pagos., habrá inevitablemente requisitos. Donde hay responsabilidad ilegítima, habrá poder ilegítimo.

No recibimos algo a cambio de nada, ya pidamos al Estado que nos apoye en nuestra educación, a nuestros hijos en su instrucción,, o a nosotros en la vejez. A la medida que nos valemos del Estado como un padre sustituto, automáticamente aceptamos al Estado como hijo sustituto. El Estado capturará la herencia de los impíos, los que no obedecen la ley de Dios respecto a la responsabilidad familiar. ¿Por qué los impíos? Porque cuando los obedientes no cumplen su deber,, se convierten en desobedientes,, y el Estado tarde o temprano usurpará su herencia.

La Respuesta Bíblica al Estado de Bienestar

El Estado moderno promete proveer por sus ciudadanos desde la cuna hasta la tumba. Educa a ­los hijos, cuida a los ancianos, y constantemente aumenta el poder de los oficiales gubernamentales al contraer nuevas obligaciones. Grava nuestra labor, nuestras ganancias, y la herencia de nuestros hijos.

Ha llegado a ser un padre sustituto para los niños, e hijo sustitutivo para los padres ancianos. Se ha apoderado de las obligaciones económicas que cada generación debe asumir. Por lo tanto, insiste que es el heredero legal.

En realidad, el "Estado Salvador” moderno es un pretendiente ilegítimo. Es un ejemplo mas de los intentos de Satanás para mantener el control de la herencia que le quitó a Adán. Aún mantiene el control al atraer a los hombres al pecado. En este caso, el pecado es de la irresponsabilidad familiar. Es también el pecado de adorar al Estado.

¿Cómo deben los cristianos tratar de recapturar el poder y la autoridad que el Estado nos ha quitado? El punto de partida tiene que ser que los padres y los miembros de la familia reafirmen su responsabilidad como fuente institucional designada por Dios de su propio bienestar. La familia es la agencia principal de la asistencia social en cada civilización. Es posible que los oficiales gubernamentales nieguen esto, y que intenten atribuirse la autoridad sobre el bienestar de la familia, pero no hay modo que el Estado pueda forzar

la transferencia completa de esa responsabilidad. Puede, sin embargo, entrar en bancarrota en su intento. Es posible que fuerze también a los ciudadanos a la ruina. El Estado siempre quita la riqueza de la familia en su intento ilícito de convertirse en heredero ­legítimo.

"La caridad comienza en casa." Esto es una frase famosa en la vida norteamericana. Es una frase verídica. Es ahí precisamente donde la caridad debe comenzar. Esto no significa que se limita la caridad sólo al hogar. Por el contrario, la caridad solo comienza en el hogar; no ha de terminar allí (2a a los Corintios 8). ­Los hijos deben aprender los principios de la caridad, y la caridad ha de fluir de un hogar a otros hogares. La familia es la agencia principal de asistencia, y en una comunidad donde hay familias fuertes, habrá menos necesidad política de otras formas in morales de asistencia administrada por el Estado.

La única manera de lograr el poder descentralizado — capturando el poder del Estado socialista moderno — es asegurar que la familia vuelva a ser la agencia principal dé bienestar. El Estado de bienestar es ilegítimo. La "familia de bienestar" es la base bíblica de la mayor parte de la beneficencia social. Es el deber de cada cabeza de familia asistir a los miembros de la familia que sufren necesidad.

­Podemos ver la dirección de las sociedades socialistas del siglo veinte. El Estado tiene la intención de apoderarse de la riqueza de los justos. El Estado esta actuando como el agente político de los envidiosos, los ineptos, y los extraviados. El Estado ejerce su poder sobre las vidas de los individuos porque ejerce la autoridad de ayuda que antes se reservaba para las familias. Hasta que las familias recuperen el control sobre su riqueza, y ahorran el capital necesario ­para que los hijos y nietos obedientes lo hereden, el Estado socialista continuará extrayendo y desperdiciando la riqueza de la población. El Estado continuará intentando convertirse en el único heredero legítimo.

La solución bíblica a la pobreza y al Estado de beneficencia es el establecimiento de programas de asistencia voluntario como los que se describe en el libro de la Serie de Esquemas Bíblicos, In the Shadow of Plenty (En la Sombra de la Plenitud) de George Grant. Cualquier otra solución conduce a la tiranía. Conduce a la creación de una perversa familia sustituía — una que destruye el capital de sus miembros "adoptivos."

Conclusión

­Adán perdió su herencia legítima cuando se rebeló contra Dios. Satanás reclamó esa herencia como un intruso ilegítimo. Conquistó al mundo en un solo día por la rebeldía de Adán. ­

El ministerio de Jesús restauró la herencia a su pueblo. Anunció un ministerio mundial de conquista, basada en la prédica del evangelio de la paz. Los cristianos deben continuar el mismo programa de dominio mundial que Dios asignó originalmente a Adán, y luego a Noé (Génesis 9:1-7).

­Tiene que haber continuidad a largo plazo. Debe permitirse que el capital crezca con el tiempo. La base de esta continuidad de crecimiento económico a través de la historia es la herencia. Se transfiere el capital a través de las generaciones. El Estado asis­tendal moderno es un intento satánico de robar el capital del hombre moderno, así como Satanás robó la herencia de Adán. Es el último esfuerzo de Satanás para privar a los cristianos de su herencia legítima. En la medida que ellos aceptan esa teoría maligna del Estado como un agente de beneficencia y por lo tanto heredero legítimo, el programa de Dios del dominio mundial se atrasa.

Se debe obedecer los principios bíblicos de la herencia si los cristianos van a ejercer su responsabilidad de dominio. Ellos tienen que reconocer que:

­1. Dios es el dueño absoluto de todas las cosas.

2. El legó esta herencia a Adán.

3. La rebeldía de Adán condujo a su desheredad.

4. Jesús, como el Hijo verdadero de Dios, heredó el reino de Dios — el mundo entero.

5. Su muerte pasó su herencia a sus hermanos éticos.

6. La adopción es parte de la gracia salvadora de Dios.

7. Los hijos adoptivos heredan al reino de Dios.

8. Los cristianos deben recobrar este título legítimo al mundo.

9. La base para cobrar esa herencia es la labor, la frugalidad, y el de dejar una herencia.

10. El Estado de beneficencia es demoníaco.

11. Los impuestos sobre la herencia son de moníacos.

12. La familia es la agencia principal de la asistencia.

13. La caridad comienza en el hogar, y se difunde ­hacia afuera.

14. Donde hay conducta responsable, le sigue la autoridad.

15. Cristo cumplió por completo el año del jubileo.

16. La tenencia permanente de la tierra ya no se gobierna por las provisiones del año del jubileo.

17. Se debe desheredar a los hijos inmorales antes que mueran sus padres.

18. El hijo mas capacitado y moralmente fiel debería heredar una porción doble.