33. LA ASCENSIÓN DE CRISTO

Capitulo 33 LA ASCENSIÓN DE CRISTO

LAS GRANDE DOCTRINAS DE LA BIBLIA

por R. C. Sproul

Traductora: Marcela Robaína

33 LA ASCENSIÓN DE CRISTO

La iglesia moderna suele pasar por alto la importancia de la ascensión. Tenemos celebraciones especiales y feriados (días santos) para recordar el nacimiento (la Navidad), la muerte (el Viernes Santo) y la resurrección (Domingo de Resurrección) de Cristo. La mayoría de las iglesias, sin embargo, apenas si hacen alguna mención a la ascensión. Sin embargo, la ascensión es un acontecimiento de profunda importancia en la redención. Señala el momento cumbre de la exaltación de Cristo antes de su segunda venida. Fue en la ascensión cuando Cristo entró en su gloria.

Jesús describió su partida de esta tierra como siendo mejor para nosotros que su presencia permanente. La primera vez que Jesús les anunció su pronta partida a sus discípulos, estos se entristecieron. Sin embargo, más adelante pudieron reconocer la importancia de este gran acontecimiento. Lucas nos registra la ascensión:

y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Acts 1:9-11).

Observamos que Jesús partió en una nube. Esta es probablemente una referencia a la Shekinah, la nube de la gloria de Dios. La Shekinah supera en resplandor a cualquier otra nube. Es la manifestación visible de la gloria esplendorosa de Dios. Por lo tanto, la manera de la partida de Jesús no fue para nada ordinaria. Fue un momento de asombroso esplendor.

Ascender significa "subir" o "elevarse". Sin embargo, la expresión ascensión es utilizada con respecto a Cristo con un significado más profundo, más rico y más específico. La ascensión de Jesús fue un acontecimiento singular. Tiene un carácter distinto al hecho de que Enoc haya sido llevado directamente al cielo o a la partida de Elías en un carro de fuego.

La ascensión de Jesús se refiere al hecho de la ida de Jesús a un lugar especial con un propósito especial. Va al Padre, a la diestra del Padre. Asciende a la sede de la autoridad cósmica. Jesús se dirige al cielo para su coronación, su confirmación como el Rey de Reyes.

Jesús también ascendió para entrar al Lugar Santísimo celestial, para continuar su obra como nuestro Sumo Sacerdote. En el cielo Jesús reina como el Rey e intercede por nosotros como nuestro Sumo Sacerdote. Desde esa posición de autoridad elevada, Él derramó su Espíritu sobre la iglesia. Juan Calvino señaló:

Y así, aunque habiendo subido al cielo, haya sido quitada de nuestra vida su presencia corporal, no ha dejado de estar con los fieles su auxilio y su potencia, ni ha dejado de manifestar la virtud en su presencia.

Cuando Jesús ascendió al cielo para su coronación como el Rey de Reyes, se sentó a la diestra de Dios. La diestra de Dios es la sede de la autoridad. Desde esta posición Jesús gobierna, administra su reino, y preside como el juez del cielo y de la tierra.

A la diestra del Padre, Jesús ocupa la posición como Cabeza de su cuerpo, la iglesia. Pero en esta posición, la autoridad, y la jurisdicción y administración de su gobierno se extienden más allá de la esfera de su iglesia y alcanzan a todo el mundo. Aunque es posible distinguir a la iglesia y el estado dentro del dominio de Jesús, estas nunca están separadas o divorciadas. Su autoridad se extiende a ambas. Todos los gobernantes de este mundo deberán rendirle cuentas a Él y serán juzgados por Él en su función como el Rey de Reyes y el Señor de Señores.

Todas las personas en el cielo y la tierra han sido llamadas por Dios para reverenciar la majestad de Jesús, para ser gobernadas por su mano, para rendirle el homenaje debido, y para someterse a su poder. Todas las personas finalmente deberán pararse delante de Jesús cuando se siente en el juicio final.

Jesús tiene la autoridad para derramar su Espíritu Santo sobre la iglesia. Pero Jesús derramó su Espíritu recién después que se hubo sentado a la diestra de Dios. El Espíritu ejerce su ministerio en subordinación al Padre y al Hijo, que juntos lo enviaron para aplicar la obra de Cristo para salvación a los creyentes.

Mientras está sentado a la diestra de Dios, Jesús ejerce su papel como el Rey de Reyes y, asimismo, cumple su papel como juez cósmico. Es el juez sobre todas las naciones y sobre todos los pueblos. Aunque Jesús es nuestro juez, el Padre también lo ha nombrado nuestro abogado. Es nuestro defensor. En el juicio final nuestro defensor de oficio será el mismo juez que presida. Podemos atisbar la intercesión de Jesús por sus santos en el martirio de Esteban:

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios (Acts 7:55-56).

Resumen

1. La ascensión no recibe mucha atención en la iglesia moderna.

2. La ascensión representa un punto crítico en la exaltación de Cristo en la historia de la redención.

3. Cristo partió en una nube de gloria.

4. Cristo ascendió a un lugar específico para un propósito específico: su coronación como el Rey de Reyes.

5. En su ascensión, Cristo entró a desempeñar su papel como nuestro Sumo Sacerdote celestial y se sentó a la diestra de Dios, la sede de autoridad cósmica.

6. Desde esa posición a la diestra de Dios, Jesús autorizó el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés.

7. En su posición de autoridad, Jesús es el Juez sobre todo.

8. Jesús también es el abogado o defensor de su pueblo.

Pasajes bíblicos para la reflexión

Lk 24:50-53

Rom. 8:34

Rom. 14:9-10

Eph. 4:7-8

Heb. 9:23-28