CAPITULO 11: La Ascensión

CAPITULO XI: La Ascensión

3.11 No dudamos que el cuerpo mismo que nació de la virgen, 3 fue crucificado, muerto y sepultado, y que se levantó de nuevo, ascendió a los cielos, para el cumplimiento de todas las cosas (1) , donde en nuestro nombre y para nuestro bienestar, él ha recibido todo poder en la tierra y en el cielo (2) , donde está sentado a la diestra del Padre, habiendo recibido su reino, siendo el único abogado y mediador nuestro (3). Esa gloria, honor y primacía él solo poseerá entre todos los hermanos hasta que todos sus enemigos sean sometidos bajo sus pies (4) , como indudablemente creemos que ocurrirá en el Juicio Final. Creemos que el mismo Señor Jesús regresará visiblemente para este Juicio Final del mismo modo que se le vió ascender (5). Y entonces, firmemente creemos que llegará el tiempo de restituir y renovar todas las cosas (6), de modo que aquellos que desde el principio sufrieron violencia, injurias, e injusticia, por causa de la justicia, heredarán la bendita inmortalidad a ellos prometida desde el principio. (7)

Por el contrario, serán lanzados al abismo de total oscuridad, donde el gusano no morirá ni su fuego se extinguirá, a los obstinados, desobedientes, crueles perseguidores, los impuros, los idólatras, y toda suerte de incrédulos (8). El recordatorio de ese día y del juicio a celebrarse en el mismo, no solo es un freno por el cual todos nuestros deseos carnales son reprimidos, sino también es un bienestar tan apreciable que ni las amenazas de los príncipes mundanos, ni el miedo a los peligros presentes o a la muerte temporal puede hacernos renunciar y abandonar esa bendita sociedad que nosotros, los miembros, tenemos con nuestra Cabeza y nuestro Mediador, Cristo Jesús (9): a quien confesamos y reconocemos como el Mesías prometido, la única Cabeza de su Iglesia nuestro justo Legislador, nuestro único Sumo Sacerdote, Abogado y Mediador (10). Detestamos y aborrecemos totalmente a cualquier humano o ángel que se atreva a inmiscuirse en estos honores y oficios, considerándoles blasfemos contra nuestro soberano y Supremo Gobernador, Cristo Jesús.

1. Mark 16:9; Matt. 28:6; Luke 24:51; Acts 1:9.

2. Matt. 28:18.

3. 1 Jn. 2:1; 1 Tim. 2:5.

4. Ps. 110:1; Matt. 22:44; Mark 12:36; Luke 20:42-43.

5. Acts 1:8.

6. Acts 3:19.

7. Matt.25:34. 2 Thess. 1:4-8.

8. Rev. 21:27; Isa. 66:24; Matt. 25:41; Mark 9:44, 46,48; Matt. 22:13.

9. 2 Pet. 3:11; 2 Cor. 5:9-11; Luke 21:27-28; John 14:1, etc.

10. Isa. 7:14; Eph. 1:22; Col. 1:18; Heb. 9:11,15; 10:21; 1 John 2:1; 1 Tim. 2:5.