EVANGELIO 18S






No podéis servir a Dios y al dinero

INFANTIL Y PRIMARIA:

Lc 16,1-13

La parábola del administrador infiel es, desgraciadamente, muy actual. ¡robos, economías ocultas, engaños…! ¿A qué nos suena? A que mucha gente se obsesiona con el dinero...

Si alguien es digno de confianza en cosas pequeñas también lo será en cosas grandes. Y si alguien no es honrado en asuntos pequeños tampoco lo será de los grandes. Tened cuidado con el dinero. Roba el corazón a muchos y les hace ruines y caprichosos.

Y a nosotros, ¿Cuánto nos importa el dinero? Ojalá que seamos más entusiastas de Dios y de su gente, los pobres...

¿Dónde poner el corazón? El dinero no da la felicidad. No sirvamos al dinero. Quedémonos con Dios que es nuestro mayor bien, nuestro tesoro. Él nunca nos fallará y es el lugar más seguro para albergar el propio corazón.

Oración:

Señor, ayuda a nuestros hermanos más necesitados, a aquellos que piden una bolsa de comida para subsistir. Haz que se nos mueva el corazón a compartir, cada vez más, al ritmo de tu Corazón.

Dibu: Patxi Velasco FANO

Texto: Fernando Cordero ss.cc.


ESO Y BACHILLERATO:

Lc 16,1-13

La parábola del administrador infiel es, desgraciadamente, muy actual. ¡Desfalcos, prevaricación, malversación de fondos, economías ocultas, engaños…! ¿A qué nos suena? A que mucha gente se obsesiona con el dinero...

Y nosotros, ¿los que no estamos perseguidos por jueces o por el amo? ¿Realmente somos tan astutos, listos, apasionados para vivir el Evangelio como el administrador infiel lo es del dinero? Ojalá que seamos más entusiastas de Dios y de su gente, los pobres, que los administradores monetarios.

Hoy nos vamos a encontrar con un mensaje que tal vez sacuda nuestras conciencias. Las lecturas denuncian que el amor al dinero y a las riquezas conduce a cometer graves injusticias. El dinero nunca ha de ser el valor principal ni el bien absoluto. Más aún, Dios y el dinero son radicalmente incompatibles, no los podemos colocar a la misma altura.

El dinero “ata” una barbaridad. Y el buen Dios quiere que vivamos liberados, que no nos dejemos atrapar por algo que no da la felicidad cuando se convierte en un absoluto. ¡Cuánta gente ha malogrado su vida por construir castillos de dinero en el aire! La ambición no logra la felicidad. No sirvamos al dinero. Quedémonos con Dios que es nuestro mayor bien, nuestro tesoro. Él nunca nos fallará y es el lugar más seguro para albergar el propio corazón.

Así, de verdad, ”serviremos a Dios como él quiere y serviremos a los hermanos con nuestros, pequeños o grandes, recursos”.

Oración:

Señor, ayuda a nuestros hermanos más necesitados, a aquellos que piden una bolsa de comida para subsistir. Haz que se nos mueva el corazón a compartir, cada vez más, al ritmo de tu Corazón.

Dibu: @EL_JARTISTA

Texto: Fernando Cordero ss.cc y Fr. Manuel Gutiérrez Bandera op .


Evangelio del DOMINGO, 18 DE SEPTIEMBRE.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pus mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:

“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:

“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él contestó:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dijo:

“Aquí está tu recibo, escribe ochenta”.

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es de fiar en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

PALABRA DEL SEÑOR