EVANGELIO 16OCT

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?

INFANTIL Y PRIMARIA:

Lc 18, 1-8

El Evangelio de este domingo es una invitación a ser “pesados” con la oración. Si nos da por algo, no nos olvidamos de aquello que nos gusta, pero me temo que, con la oración, no pasa igual. Aficionados al fútbol, al cine, a series de TV con cierto éxito, a… Pero, ¿somos profundamente “aficionados” a la oración? El dibujo es profundamente inspirados: Si día y noche oro, oro y oro… tendré un tesORO.

En el Evangelio aparece el ejemplo de un viuda insistente que termina por conseguir aquello que pide. Hay que rezar siempre, sin desánimo, en todo momento.

Un ejercicio práctico. Miremos las horas del reloj. Puedes preguntarte: ¿y yo cuándo rezo?, ¿cómo rezo? Y no nos olvidemos de orar por los que más sufren y pasan dificultades.

Dibu: Patxi Velasco FANO

Texto: Fernando Cordero ss.cc.


ESO Y BACHILLERATO:

Lc 18, 1-8

El Evangelio de este domingo es una invitación a ser “pesados” con la oración. Si nos da por algo, no nos olvidamos de aquello que nos gusta, pero me temo que, con la oración, no pasa igual. Aficionados al fútbol, al cine, a series de TV con cierto éxito, a… Pero, ¿somos profundamente “aficionados” a la oración?

En el Evangelio aparece el ejemplo de un viuda insistente que termina por conseguir aquello que pide. Hay que rezar siempre, sin desánimo, en todo momento.

Un ejercicio práctico. Miremos las horas del reloj. Puedes preguntarte: ¿y yo cuándo rezo?, ¿cómo rezo? Y no nos olvidemos de orar por los que más sufren y pasan dificultades.

Dibu: @javi_comino

Texto: Fernando Cordero ss.cc.


Evangelio del DOMINGO, 16 DE OCTUBRE.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

“Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió:

«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».