EVANGELIO 24OCT

¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?

PARA TODOS:

VER O

SEGUIR CIEGOS.



SEGUIMOS APRENDIENDO

A MIRAR CON SENTIDO.



El ciego somos nosotros. ¿No os pasa a veces que no ves nada, que no entiendes tu vida, por qué eres así, por qué te pasó tal cosa, por qué hay que morir,...?

Vivir sin ver, sin entender nada es muy triste. Muchos niños, jóvenes o adultos se sienten solos e incomprendidos, al borde del camino... no ven el futuro nada claro...

El ciego Bartimeo había escuchado hablar de Jesús, había escuchado que Jesús curaba la ceguera y no quiso dejarle pasar... ¡GRITÓ para ser curado!

A veces el mundo nos manda callar con una propuesta materialista: para qué gritas si tienes móvil, televisión, todo lo que quieres comprar o que te compren... ¿tienes amor, valores, ganas de crear un mundo mejor o prefieres seguir cegado por tantas "cosas" que no te dejan ser feliz, de verdad?

La propuesta de Jesús nos parece poco importante ¿para qué armar tanto follón? ¿para qué decir que eres creyente o que vas a misa? La sociedad nos manda callar entre la multitud, en medio de tantas propuestas,...

En medio de la vida, si tenemos ganas de ayudar y amar a los demás, de crear ese mundo mejor, si queremos salir de esa ceguera recibiremos una llamada. Y, dentro de nuestro corazón, Jesús nos dirá: ¿qué quieres que haga por ti? Hay que estar atento,... nos va la vista en ello, nos va la vida en ello...

JESÚS VUELVE A TI PORQUE AÚN QUEDA TANTO AMOR.

OJALÁ SEPAMOS VER Y SEGUIRLE...

Jesús nos enseña a MIRAR CON EL CORAZÓN...


Dibu: Patxi Velasco FANO y @javi_comino


Basado en un texto de: Antonio Moreno


Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52). DOMINGO, 24 DE OCTUBRE.

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»

Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»

El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»

Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.