EVANGELIO 10OCT

...TENDRÁS UN TESORO...¡VEN Y SÍGUEME!

INFANTIL Y PRIMARIA:

Marcos 10, 17-30

En el evangelio del domingo nos encontramos con un joven rico, tan modélico y cumplidor, al que le gusta más acumular mandamientos, méritos, prácticas religiosas y dinero. Era muy rico, luego había sumado grandes cantidades de dinero.

Él quiere seguir a Jesús y quiere saber cómo conseguir “puntos” para ir al cielo. Jesús cambia sus planes y le dice que su riqueza no sirve para hacer un mundo mejor... solo debe quedarse con la bondad de su corazón... y el joven rico se va triste porque no quiere dejar todo lo que tiene...

Jesús solo quiere la bondad de tu corazón... ¿te sobran muchas cosas?

Dibu: Patxi Velasco Fano

Texto: Fernando Cordero ss.cc.

ESO Y BACHILLERATO:

Marcos 10, 17-30

En el evangelio dominical nos encontramos con el joven rico, tan modélico y cumplidor, al que le gusta más acumular mandamientos, méritos, prácticas religiosas y dinero. Era muy rico, luego había sumado grandes cantidades de dinero.

Él quiere seguir a Jesús y quiere saber cómo conseguir “puntos” para ir al cielo. Jesús cambia sus planes y le dice que su riqueza no sirve para hacer un mundo mejor... solo debe quedarse con la bondad de su corazón... y el joven rico se va triste porque no quiere dejar todo lo que tiene...

Revisar las claves de nuestra vida puede ser algo fundamental para situarnos adecuadamente para el seguimiento. Seguir a Jesús no ata, nos da alas para amar. Jesús solo necesita el fino hilo de nuestra pobreza para tejer el Reino de Dios. Así que ¡soltemos el camello!

Jesús solo quiere la bondad de tu corazón... ¿te sobran muchas cosas?

Dibu: @javicomino / @jmolaizola

Texto: Fernando Cordero ss.cc.

Evangelio DOMINGO, 10 OCTUBRE.

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Pedro se puso a decirle:

«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna».