EVANGELIO 9OCT





























Levántate, vete; tu fe te ha salvado

INFANTIL Y PRIMARIA:

Lc 17,11-19

¡FÍJATE EN LA VIÑETA!

Uno de diez. Solo uno volvió a dar gracias a Jesús por curarle...

Dar gracias de corazón es tan importante. Decir gracias es tan importante. ¡Cuánto cambiaría el mundo si miráramos con corazón agradecido! ¿No habría menos conflictos, resentimientos, sequedades, distancias?

El que vive con gratitud, desbordado por todo lo recibido, es un ser en el que canta la alegría y no va por la vida quejándose...

Queda limpio y vuelve agradecido a Jesús... seguro que vas por la vida de otra manera...

¿POR QUÉ DAS GRACIAS HOY?

Dibu: @agustindlatorre

Texto: Fernando Cordero ss.cc.

ESO Y BACHILLERATO:

Lc 17,11-19

¡FÍJATE EN LA VIÑETA!

Uno de diez. Solo uno volvió a dar gracias a Jesús por curarle... ¿Así es la proporción de la gratitud? Probablemente, sí. Jesús cura a los enfermos de lepra sin esperar nada a cambio. El cambio quizá radicara en que además de la piel restaurada, el corazón pronunciara un gracias sincero. Pero no. Solo uno, el peor visto por su procedencia, fue el que a grandes gritos le agradeció la sanación.

Dar gracias de corazón es tan importante. Un gracias como un grito. Un gracias rugiente. Nada ritualista, ni aprendido, ni domesticado.

Decir gracias es tan importante. ¡Cuánto cambiaría el mundo si miráramos con corazón agradecido! ¿No habría menos conflictos, resentimientos, sequedades, distancias?

El que vive con gratitud, desbordado por todo lo recibido, es un ser en el que canta la alegría y no va por la vida quejándose...

Queda limpio y vuelve agradecido a Jesús,... seguro que vas por la vida de otra manera...

¿POR QUÉ DAS GRACIAS HOY?

Dibu: @agustindlatorre

Texto: Fernando Cordero ss.cc.

Evangelio del DOMINGO, 9 DE OCTUBRE.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Este era un samaritano.

Jesús, tomó la palabra y dijo:

«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».