Măsură / Mesura

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Secțiunea 1. SECTION 1. Sección 1.

Secțiunea 2. SECTION 2. Sección 2.

La mesura es una cualidad caballeresca medieval que caracteriza a los castellanos desde que se plasma en el Cantar de mio Cid.

Definición

El Diccionario de la Real Academia Española la define en primera acepción como "Moderación, comedimiento" y antiguamente la identifica con la virtud de la "Templanza",1​ una y la suprema de las cuatro Virtudes cardinales. Como tal consiste en el equilibrio que ostenta quien llena todas sus obligaciones sin pasarse de más ni de menos, esto es, en la acción prudente y comedida que hace al personaje servir de ejemplo para los demás constituyéndose en modelo de virtud o héroe, sin reprochar nada a nadie.

Historia

Fue Ramón Menéndez Pidal, famoso editor del Cantar de Mio Cid, quien destacó en 1913 que la mesura, componente fundamental del realismo que impregna toda la poética de la narración, era el rasgo fundamental del carácter de Rodrigo Díaz de Vivar:

Se acierta a poetizar hondamente en el héroe el decoro absoluto, la mesura constante, el respeto a aquellas instituciones sociales y políticas que pudieran coartar la energía heroica [...] El héroe aparece revestido de elevación moral y de imponente mesura: la lucha de dos pueblos y dos religiones se consuma con la mayor energía y tolerancia.2

En efecto, el Cid es víctima de la persecución injusta del rey y, al mismo tiempo, es leal y generoso con su perseguidor. Jamás le guerrea: "Con Alfons mi señor non querría lidiar". También Enrique Moreno Báez insiste en encontrar esta virtud, de origen cristiano, personificada en Rodrigo Díaz de Vivar y asociada estrechamente a la dignidad, el honor y la honra en el primero de los textos literarios de Castilla, el Cantar de Mio Cid.3​ y Enric Mallorquí lo explica así:

Destaca en el Cid una cualidad por encima de todas. Se trata de la mesura, que afecta al Cid en todos sus aspectos (familiar, lidiador, buen señor feudal, etc.). La mesura, el comedimiento, el modesto dominio de sí, era, según la literatura cortés de la Edad Media, cualidad primordial para el caballero palaciego y enamorado, pero no lo era para el protagonista de los cantares de gesta, en los que la desmesura viene a ser la consagración del heroísmo. La epopeya ofrece abundantes ejemplos de violencia, atropello y guerra como enaltecimiento del vasallo rebelde, Fernán González, Girard de Roussillon, etc., pero en el Cantar, dejando a un lado las formas corrientes del género literario a que pertenece concibió a su héroe siempre fiel al rey que le destierra, como ya hemos advertido. Roland, en cambio, héroe mítico, deja desbordar la desmesura de su orgulloso pundonor, negándose a pedir auxilio a Carlomagno y sacrificando la vida de veinte mil franceses; el Cid, héroe humano, aparece siempre como dueño de sus más pungentes pasiones: "Fabló mio Cid, bien e tan mesurado (v. 7)" la cólera no estalla jamás en su pecho.4

La mesura refleja en el Cid no solo una opción ética, sino una cosmovisión determinada que responde a la tolerancia entre pueblos muy distintos que conviven o «espíritu de frontera», el que animaba a los colonos cristianos que poblaban las zonas de los reinos cristianos que limitaban con Al Ándalus.  (3151)

"Este espíritu se plasmó en los fueros llamados «de extremadura» a cuyos preceptos se ajusta el poema, tanto en la querella final como en el reparto del botín, a lo largo de las victorias cidianas. El norte de estos ideales de frontera lo constituye la capacidad de mejorar la situación social mediante los propios méritos, del mismo modo que el Cantar concluye con la apoteosis de la honra del Campeador, que, comenzando desde el enorme abatimiento inicial, logra ver al final compensados todos sus esfuerzos y desvelos".5

Ya en la Crónica Najerense, el joven Rodrigo opone su mesura a las fanfarronadas del rey Sancho; esto perdura en el Cantar del rey don Sancho en el siglo siguiente y en el Cantar de las mocedades de Rodrigo primitivo el personaje se conduce con mesura y prudencia, y sólo en la refundición del siglo xiv y en algunos romances inspirados en ella surgirá la figura (más acorde con los gustos de esa época turbulenta) de un Rodrigo arrogante y rebelde, prototipo del vasallo díscolo de otros cantares de gesta sobre todo franceses. En el Cantar de mio Cid el personaje principal se enfrenta a la arrogancia del rey de los nobles de sangre (Conde don Remont, los Infantes de Carrión, el rey Búcar...). El Cid, como un moderno Job, nunca maldice contra las intrigas de sus enemigos e incluso se venga de una afrenta tan cruel como la realizada indirectamente contra él en la persona de sus hijas jurídicamente, a través de las Cortes de Toledo; no reúne a sus caballeros ni lanza un feroz ataque contra las posesiones de los infantes de Carrión y sus familiares matando a cuantos encontrase a su paso y arrasando sus tierras y palacios, sino que se vale del procedimiento regulado en las leyes para dirimir las ofensas entre hidalgos: el reto o desafío. Incluso cuando se escapa el león, el Cid respeta al animal y lo conduce a su jaula en vez de matarlo: todo ha de estar en su sitio. En vez de maldecir contra sus enemigos, exclama al principio del destierro:

Habló mio Cid bien y tan mesurado

-¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en lo alto!

¡Esto me han urdido mis enemigos malos!

Esto es, el Campeador agradece a Dios las pruebas a las que se ve sometido. Aun todos estos duelos / en gozo se tornarán y se muestra siempre positivo y optimista, mostrándose rebelde a la desgracia. Y así, cuando observa un mal agüero en su viaje hacia el exilio, no se desalienta, sino que exclama “¡Albricias, Álvar Fáñez, pues nos echan de la tierra!” La buena noticia es la misma del destierro, pues abre una nueva etapa de la que el Cid sabrá sacar partido, como después se verá de sobras confirmado.

Todavía a comienzos del siglo xv se consideraba a la mesura una virtud caballeresca castellana: Ruy Páez de Ribera compuso al respecto un Proceso que ovieron la soberbia e la mesura que se encuentra recogido en el Cancionero de Baena.

Referencias

Secțiunea 3. SECTION 3. Sección 3.

La mesura es una cualidad caballeresca medieval que caracteriza a los castellanos desde que se plasma en el Cantar de mio Cid.


Definición

El Diccionario de la Real Academia Española la define en primera acepción como "Moderación, comedimiento" y antiguamente la identifica con la virtud de la "Templanza",1​ una y la suprema de las cuatro Virtudes cardinales. Como tal consiste en el equilibrio que ostenta quien llena todas sus obligaciones sin pasarse de más ni de menos, esto es, en la acción prudente y comedida que hace al personaje servir de ejemplo para los demás constituyéndose en modelo de virtud o héroe, sin reprochar nada a nadie.


Historia

Fue Ramón Menéndez Pidal, famoso editor del Cantar de Mio Cid, quien destacó en 1913 que la mesura, componente fundamental del realismo que impregna toda la poética de la narración, era el rasgo fundamental del carácter de Rodrigo Díaz de Vivar:

Se acierta a poetizar hondamente en el héroe el decoro absoluto, la mesura constante, el respeto a aquellas instituciones sociales y políticas que pudieran coartar la energía heroica [...] El héroe aparece revestido de elevación moral y de imponente mesura: la lucha de dos pueblos y dos religiones se consuma con la mayor energía y tolerancia.2

En efecto, el Cid es víctima de la persecución injusta del rey y, al mismo tiempo, es leal y generoso con su perseguidor. Jamás le guerrea: "Con Alfons mi señor non querría lidiar". También Enrique Moreno Báez insiste en encontrar esta virtud, de origen cristiano, personificada en Rodrigo Díaz de Vivar y asociada estrechamente a la dignidad, el honor y la honra en el primero de los textos literarios de Castilla, el Cantar de Mio Cid.3​ y Enric Mallorquí lo explica así:

Destaca en el Cid una cualidad por encima de todas. Se trata de la mesura, que afecta al Cid en todos sus aspectos (familiar, lidiador, buen señor feudal, etc.). La mesura, el comedimiento, el modesto dominio de sí, era, según la literatura cortés de la Edad Media, cualidad primordial para el caballero palaciego y enamorado, pero no lo era para el protagonista de los cantares de gesta, en los que la desmesura viene a ser la consagración del heroísmo. La epopeya ofrece abundantes ejemplos de violencia, atropello y guerra como enaltecimiento del vasallo rebelde, Fernán González, Girard de Roussillon, etc., pero en el Cantar, dejando a un lado las formas corrientes del género literario a que pertenece concibió a su héroe siempre fiel al rey que le destierra, como ya hemos advertido. Roland, en cambio, héroe mítico, deja desbordar la desmesura de su orgulloso pundonor, negándose a pedir auxilio a Carlomagno y sacrificando la vida de veinte mil franceses; el Cid, héroe humano, aparece siempre como dueño de sus más pungentes pasiones: "Fabló mio Cid, bien e tan mesurado (v. 7)" la cólera no estalla jamás en su pecho.4

La mesura refleja en el Cid no solo una opción ética, sino una cosmovisión determinada que responde a la tolerancia entre pueblos muy distintos que conviven o «espíritu de frontera», el que animaba a los colonos cristianos que poblaban las zonas de los reinos cristianos que limitaban con Al Ándalus.  (3151)

"Este espíritu se plasmó en los fueros llamados «de extremadura» a cuyos preceptos se ajusta el poema, tanto en la querella final como en el reparto del botín, a lo largo de las victorias cidianas. El norte de estos ideales de frontera lo constituye la capacidad de mejorar la situación social mediante los propios méritos, del mismo modo que el Cantar concluye con la apoteosis de la honra del Campeador, que, comenzando desde el enorme abatimiento inicial, logra ver al final compensados todos sus esfuerzos y desvelos".5

Ya en la Crónica Najerense, el joven Rodrigo opone su mesura a las fanfarronadas del rey Sancho; esto perdura en el Cantar del rey don Sancho en el siglo siguiente y en el Cantar de las mocedades de Rodrigo primitivo el personaje se conduce con mesura y prudencia, y sólo en la refundición del siglo xiv y en algunos romances inspirados en ella surgirá la figura (más acorde con los gustos de esa época turbulenta) de un Rodrigo arrogante y rebelde, prototipo del vasallo díscolo de otros cantares de gesta sobre todo franceses. En el Cantar de mio Cid el personaje principal se enfrenta a la arrogancia del rey de los nobles de sangre (Conde don Remont, los Infantes de Carrión, el rey Búcar...). El Cid, como un moderno Job, nunca maldice contra las intrigas de sus enemigos e incluso se venga de una afrenta tan cruel como la realizada indirectamente contra él en la persona de sus hijas jurídicamente, a través de las Cortes de Toledo; no reúne a sus caballeros ni lanza un feroz ataque contra las posesiones de los infantes de Carrión y sus familiares matando a cuantos encontrase a su paso y arrasando sus tierras y palacios, sino que se vale del procedimiento regulado en las leyes para dirimir las ofensas entre hidalgos: el reto o desafío. Incluso cuando se escapa el león, el Cid respeta al animal y lo conduce a su jaula en vez de matarlo: todo ha de estar en su sitio. En vez de maldecir contra sus enemigos, exclama al principio del destierro:

Habló mio Cid bien y tan mesurado

-¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en lo alto!

¡Esto me han urdido mis enemigos malos!

Esto es, el Campeador agradece a Dios las pruebas a las que se ve sometido. Aun todos estos duelos / en gozo se tornarán y se muestra siempre positivo y optimista, mostrándose rebelde a la desgracia. Y así, cuando observa un mal agüero en su viaje hacia el exilio, no se desalienta, sino que exclama “¡Albricias, Álvar Fáñez, pues nos echan de la tierra!” La buena noticia es la misma del destierro, pues abre una nueva etapa de la que el Cid sabrá sacar partido, como después se verá de sobras confirmado.

Todavía a comienzos del siglo xv se consideraba a la mesura una virtud caballeresca castellana: Ruy Páez de Ribera compuso al respecto un Proceso que ovieron la soberbia e la mesura que se encuentra recogido en el Cancionero de Baena.


Referencias

La mesura es una cualidad caballeresca medieval que caracteriza a los castellanos desde que se plasma en el Cantar de mio Cid.


Definición

El Diccionario de la Real Academia Española la define en primera acepción como "Moderación, comedimiento" y antiguamente la identifica con la virtud de la "Templanza",1​ una y la suprema de las cuatro Virtudes cardinales. Como tal consiste en el equilibrio que ostenta quien llena todas sus obligaciones sin pasarse de más ni de menos, esto es, en la acción prudente y comedida que hace al personaje servir de ejemplo para los demás constituyéndose en modelo de virtud o héroe, sin reprochar nada a nadie.


Historia

Fue Ramón Menéndez Pidal, famoso editor del Cantar de Mio Cid, quien destacó en 1913 que la mesura, componente fundamental del realismo que impregna toda la poética de la narración, era el rasgo fundamental del carácter de Rodrigo Díaz de Vivar:

Se acierta a poetizar hondamente en el héroe el decoro absoluto, la mesura constante, el respeto a aquellas instituciones sociales y políticas que pudieran coartar la energía heroica [...] El héroe aparece revestido de elevación moral y de imponente mesura: la lucha de dos pueblos y dos religiones se consuma con la mayor energía y tolerancia.2

En efecto, el Cid es víctima de la persecución injusta del rey y, al mismo tiempo, es leal y generoso con su perseguidor. Jamás le guerrea: "Con Alfons mi señor non querría lidiar". También Enrique Moreno Báez insiste en encontrar esta virtud, de origen cristiano, personificada en Rodrigo Díaz de Vivar y asociada estrechamente a la dignidad, el honor y la honra en el primero de los textos literarios de Castilla, el Cantar de Mio Cid.3​ y Enric Mallorquí lo explica así:

Destaca en el Cid una cualidad por encima de todas. Se trata de la mesura, que afecta al Cid en todos sus aspectos (familiar, lidiador, buen señor feudal, etc.). La mesura, el comedimiento, el modesto dominio de sí, era, según la literatura cortés de la Edad Media, cualidad primordial para el caballero palaciego y enamorado, pero no lo era para el protagonista de los cantares de gesta, en los que la desmesura viene a ser la consagración del heroísmo. La epopeya ofrece abundantes ejemplos de violencia, atropello y guerra como enaltecimiento del vasallo rebelde, Fernán González, Girard de Roussillon, etc., pero en el Cantar, dejando a un lado las formas corrientes del género literario a que pertenece concibió a su héroe siempre fiel al rey que le destierra, como ya hemos advertido. Roland, en cambio, héroe mítico, deja desbordar la desmesura de su orgulloso pundonor, negándose a pedir auxilio a Carlomagno y sacrificando la vida de veinte mil franceses; el Cid, héroe humano, aparece siempre como dueño de sus más pungentes pasiones: "Fabló mio Cid, bien e tan mesurado (v. 7)" la cólera no estalla jamás en su pecho.4

La mesura refleja en el Cid no solo una opción ética, sino una cosmovisión determinada que responde a la tolerancia entre pueblos muy distintos que conviven o «espíritu de frontera», el que animaba a los colonos cristianos que poblaban las zonas de los reinos cristianos que limitaban con Al Ándalus.  (3151)

"Este espíritu se plasmó en los fueros llamados «de extremadura» a cuyos preceptos se ajusta el poema, tanto en la querella final como en el reparto del botín, a lo largo de las victorias cidianas. El norte de estos ideales de frontera lo constituye la capacidad de mejorar la situación social mediante los propios méritos, del mismo modo que el Cantar concluye con la apoteosis de la honra del Campeador, que, comenzando desde el enorme abatimiento inicial, logra ver al final compensados todos sus esfuerzos y desvelos".5

Ya en la Crónica Najerense, el joven Rodrigo opone su mesura a las fanfarronadas del rey Sancho; esto perdura en el Cantar del rey don Sancho en el siglo siguiente y en el Cantar de las mocedades de Rodrigo primitivo el personaje se conduce con mesura y prudencia, y sólo en la refundición del siglo xiv y en algunos romances inspirados en ella surgirá la figura (más acorde con los gustos de esa época turbulenta) de un Rodrigo arrogante y rebelde, prototipo del vasallo díscolo de otros cantares de gesta sobre todo franceses. En el Cantar de mio Cid el personaje principal se enfrenta a la arrogancia del rey de los nobles de sangre (Conde don Remont, los Infantes de Carrión, el rey Búcar...). El Cid, como un moderno Job, nunca maldice contra las intrigas de sus enemigos e incluso se venga de una afrenta tan cruel como la realizada indirectamente contra él en la persona de sus hijas jurídicamente, a través de las Cortes de Toledo; no reúne a sus caballeros ni lanza un feroz ataque contra las posesiones de los infantes de Carrión y sus familiares matando a cuantos encontrase a su paso y arrasando sus tierras y palacios, sino que se vale del procedimiento regulado en las leyes para dirimir las ofensas entre hidalgos: el reto o desafío. Incluso cuando se escapa el león, el Cid respeta al animal y lo conduce a su jaula en vez de matarlo: todo ha de estar en su sitio. En vez de maldecir contra sus enemigos, exclama al principio del destierro:

Habló mio Cid bien y tan mesurado

-¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en lo alto!

¡Esto me han urdido mis enemigos malos!

Esto es, el Campeador agradece a Dios las pruebas a las que se ve sometido. Aun todos estos duelos / en gozo se tornarán y se muestra siempre positivo y optimista, mostrándose rebelde a la desgracia. Y así, cuando observa un mal agüero en su viaje hacia el exilio, no se desalienta, sino que exclama “¡Albricias, Álvar Fáñez, pues nos echan de la tierra!” La buena noticia es la misma del destierro, pues abre una nueva etapa de la que el Cid sabrá sacar partido, como después se verá de sobras confirmado.

Todavía a comienzos del siglo xv se consideraba a la mesura una virtud caballeresca castellana: Ruy Páez de Ribera compuso al respecto un Proceso que ovieron la soberbia e la mesura que se encuentra recogido en el Cancionero de Baena.


Referencias

Secțiunea 4. SECTION 4. Sección 4.

Secțiunea 5. SECTION 5. Sección 5.

La mesura es una cualidad caballeresca medieval que caracteriza a los castellanos desde que se plasma en el Cantar de mio Cid.

Moderația este o calitate cavalerească medievală care i-a caracterizat pe castilieni de când a fost exprimată în Cantar de mio Cid.

Măsura este o calitate cavalerească medievală care ii caracterizeaza pe castilieni de când a fost exprimată în Poemul Cid-ului meu.

Definición

El Diccionario de la Real Academia Española la define en primera acepción como "Moderación, comedimiento" y antiguamente la identifica con la virtud de la "Templanza",1​ una y la suprema de las cuatro Virtudes cardinales. Como tal consiste en el equilibrio que ostenta quien llena todas sus obligaciones sin pasarse de más ni de menos, esto es, en la acción prudente y comedida que hace al personaje servir de ejemplo para los demás constituyéndose en modelo de virtud o héroe, sin reprochar nada a nadie.

Definiție

Dicționarul Academiei Regale Spaniole îl definește în primul sens drept „Moderație, reținere” și o identifica anterior cu virtutea „Cumparanței”, una și suprema dintre cele patru Virtuți cardinale. Ca atare, ea constă în echilibrul pe care îl afișează cineva care își îndeplinește toate obligațiile fără a trece peste sau sub, adică în acțiunea prudentă și măsurată care face ca personajul să servească drept exemplu pentru ceilalți, devenind un model de virtute sau erou, fără reproș nimănui.

Definiție

Dicționarul Academiei Regale Spaniole o definește într-o prima acceptie drept „Moderație, reținere” și inca din vechime o identifica cu virtutea numita „Cumpatare”, una și suprema dintre cele patru Virtuți cardinale. Ca atare, ea constă în echilibrul pe care îl afișează cineva care își îndeplinește toate obligațiile fără a trece nici peste, nici sub, adică în acțiunea prudentă și măsurată care face ca respectivul personaj să servească drept exemplu pentru ceilalți, constituindu-se intr-un model de virtute sau intr-un erou, fără reproșuri aduse nimănui.

Historia

Fue Ramón Menéndez Pidal, famoso editor del Cantar de Mio Cid, quien destacó en 1913 que la mesura, componente fundamental del realismo que impregna toda la poética de la narración, era el rasgo fundamental del carácter de Rodrigo Díaz de Vivar:

Se acierta a poetizar hondamente en el héroe el decoro absoluto, la mesura constante, el respeto a aquellas instituciones sociales y políticas que pudieran coartar la energía heroica [...] El héroe aparece revestido de elevación moral y de imponente mesura: la lucha de dos pueblos y dos religiones se consuma con la mayor energía y tolerancia.2

Istorie

Ramón Menéndez Pidal, celebrul editor al Cantar de Mio Cid, a subliniat în 1913 că moderația, o componentă fundamentală a realismului care pătrunde în toată poetica narațiunii, era trăsătura fundamentală a caracterului lui Rodrigo Díaz de Vivar:


Se poate poetiza profund în erou decorul absolut, măsura constantă, respectul pentru acele instituții sociale și politice care ar putea îngrădi energia eroică [...] Eroul apare îmbrăcat cu înălțare morală și măsură impunătoare: lupta de două popoare și două religii sunt consumate cu cea mai mare energie și toleranță


Istorie

Ramón Menéndez Pidal, celebrul editor al Cantar de Mio Cid, a subliniat în 1913 că moderația, o componentă fundamentală a realismului care pătrunde în toată poetica narațiunii, era trăsătura fundamentală a caracterului lui Rodrigo Díaz de Vivar:


Se poate poetiza profund în erou decorul absolut, măsura constantă, respectul pentru acele instituții sociale și politice care ar putea îngrădi energia eroică [...] Eroul apare îmbrăcat cu înălțare morală și măsură impunătoare: lupta de două popoare și două religii sunt consumate cu cea mai mare energie și toleranță

En efecto, el Cid es víctima de la persecución injusta del rey y, al mismo tiempo, es leal y generoso con su perseguidor. Jamás le guerrea: "Con Alfons mi señor non querría lidiar". También Enrique Moreno Báez insiste en encontrar esta virtud, de origen cristiano, personificada en Rodrigo Díaz de Vivar y asociada estrechamente a la dignidad, el honor y la honra en el primero de los textos literarios de Castilla, el Cantar de Mio Cid.3​ y Enric Mallorquí lo explica así:

Destaca en el Cid una cualidad por encima de todas. Se trata de la mesura, que afecta al Cid en todos sus aspectos (familiar, lidiador, buen señor feudal, etc.). La mesura, el comedimiento, el modesto dominio de sí, era, según la literatura cortés de la Edad Media, cualidad primordial para el caballero palaciego y enamorado, pero no lo era para el protagonista de los cantares de gesta, en los que la desmesura viene a ser la consagración del heroísmo.

Într-adevăr, Cidul este o victimă a persecuției nedreapte a regelui și, în același timp, este loial și generos față de persecutorul său. Nu se războiește niciodată cu el: „Stăpânul meu nu ar vrea să aibă de-a face cu Alfons”. Enrique Moreno Báez insistă și pe găsirea acestei virtuți, de origine creștină, personificată în Rodrigo Díaz de Vivar și strâns asociată cu demnitatea, onoarea și onoarea în primul dintre textele literare din Castilia, Cantar de Mio Cid.​ și explică Enric Mallorquí. cam asa:

O calitate iese în evidență în El Cid mai presus de toate. Este vorba de moderație, care îl afectează pe Cid sub toate aspectele sale (familiar, luptător, bun feudal etc.). Moderația, reținerea, modesta stăpânire de sine, a fost, conform literaturii curtenitoare a Evului Mediu, o calitate primordială pentru domnul palat și iubitor, dar nu a fost pentru protagonistul poemelor epice, în care excesul devine consacrarea. de eroism.

Într-adevăr, Cidul este o victimă a persecuției nedreapte a regelui și, în același timp, este loial și generos față de persecutorul său. Nu se războiește niciodată cu el: „Stăpânul meu nu ar vrea să aibă de-a face cu Alfons”. Enrique Moreno Báez insistă și pe găsirea acestei virtuți, de origine creștină, personificată în Rodrigo Díaz de Vivar și strâns asociată cu demnitatea, onoarea și onoarea în primul dintre textele literare din Castilia, Cantar de Mio Cid.​ și explică Enric Mallorquí. cam asa:

O calitate iese în evidență în El Cid mai presus de toate. Este vorba de moderație, care îl afectează pe Cid sub toate aspectele sale (familiar, luptător, bun feudal etc.). Moderația, reținerea, modesta stăpânire de sine, a fost, conform literaturii curtenitoare a Evului Mediu, o calitate primordială pentru domnul palat și iubitor, dar nu a fost pentru protagonistul poemelor epice, în care excesul devine consacrarea. de eroism.

La epopeya ofrece abundantes ejemplos de violencia, atropello y guerra como enaltecimiento del vasallo rebelde, Fernán González, Girard de Roussillon, etc., pero en el Cantar, dejando a un lado las formas corrientes del género literario a que pertenece concibió a su héroe siempre fiel al rey que le destierra, como ya hemos advertido. Roland, en cambio, héroe mítico, deja desbordar la desmesura de su orgulloso pundonor, negándose a pedir auxilio a Carlomagno y sacrificando la vida de veinte mil franceses; el Cid, héroe humano, aparece siempre como dueño de sus más pungentes pasiones: "Fabló mio Cid, bien e tan mesurado (v. 7)" la cólera no estalla jamás en su pecho.4

La mesura refleja en el Cid no solo una opción ética, sino una cosmovisión determinada que responde a la tolerancia entre pueblos muy distintos que conviven o «espíritu de frontera», el que animaba a los colonos cristianos que poblaban las zonas de los reinos cristianos que limitaban con Al Ándalus.  (3151)

Epopeea oferă exemple abundente de violență, abuz și război ca exaltare a vasalului rebel, Fernán González, Girard de Roussillon etc., dar în Cântec, lăsând deoparte formele actuale ale genului literar căruia îi aparține, ea întotdeauna și-a conceput eroul credincios regelui care îl exilează, așa cum am avertizat deja. Roland, în schimb, un erou mitic, lasă să reverse excesul de onoare mândră, refuzând să-i ceară ajutor lui Carol cel Mare și sacrificând viața a douăzeci de mii de francezi; Cidul, erou uman, apare întotdeauna ca stăpânul pasiunilor sale cele mai înțepătoare: „Cidul meu a vorbit, bine și atât de măsurat (v. 7)” furia nu-i explodează niciodată în piept.​


Moderația reflectă în Cid nu doar o opțiune etică, ci o viziune hotărâtă asupra lumii care răspunde toleranței dintre popoare foarte diferite care coexistă sau „spirit de graniță”, care i-a animat pe coloniștii creștini care au populat zonele regatelor creștine cu care se învecinau cu Al Andalus.

Epopeea oferă exemple abundente de violență, abuz și război ca exaltare a vasalului rebel, Fernán González, Girard de Roussillon etc., dar în Cântec, lăsând deoparte formele actuale ale genului literar căruia îi aparține, ea întotdeauna și-a conceput eroul credincios regelui care îl exilează, așa cum am avertizat deja. Roland, în schimb, un erou mitic, lasă să reverse excesul de onoare mândră, refuzând să-i ceară ajutor lui Carol cel Mare și sacrificând viața a douăzeci de mii de francezi; Cidul, erou uman, apare întotdeauna ca stăpânul pasiunilor sale cele mai înțepătoare: „Cidul meu a vorbit, bine și atât de măsurat (v. 7)” furia nu-i explodează niciodată în piept.​


Moderația reflectă în Cid nu doar o opțiune etică, ci o viziune hotărâtă asupra lumii care răspunde toleranței dintre popoare foarte diferite care coexistă sau „spirit de graniță”, care i-a animat pe coloniștii creștini care au populat zonele regatelor creștine cu care se învecinau cu Al Andalus.

"Este espíritu se plasmó en los fueros llamados «de extremadura» a cuyos preceptos se ajusta el poema, tanto en la querella final como en el reparto del botín, a lo largo de las victorias cidianas. El norte de estos ideales de frontera lo constituye la capacidad de mejorar la situación social mediante los propios méritos, del mismo modo que el Cantar concluye con la apoteosis de la honra del Campeador, que, comenzando desde el enorme abatimiento inicial, logra ver al final compensados todos sus esfuerzos y desvelos".5

Ya en la Crónica Najerense, el joven Rodrigo opone su mesura a las fanfarronadas del rey Sancho; esto perdura en el Cantar del rey don Sancho en el siglo siguiente y en el Cantar de las mocedades de Rodrigo primitivo el personaje se conduce con mesura y prudencia, y sólo en la refundición del siglo xiv y en algunos romances inspirados en ella surgirá la figura (más acorde con los gustos de esa época turbulenta) de un Rodrigo arrogante y rebelde, prototipo del vasallo díscolo de otros cantares de gesta sobre todo franceses. 

„Acest spirit a fost întruchipat în fueros numite „extremedura” ale căror precepte se conformează poemul, atât în ​​cearta finală, cât și în împărțirea pradă, de-a lungul victoriilor cidiene. Nordul acestor idealuri de frontieră este constituit capacitatea de a îmbunătăți situație socială prin meritele proprii, în același mod în care Cântecul se încheie cu apoteoza onoarei Campionului, care, pornind de la enorma deprimare inițială, reușește să-și vadă în final toate eforturile și grijile compensate.”

Deja în Cronica Najerense, tânărul Rodrigo opune moderația sa lăudării regelui Sancho; Acest lucru persistă în Cântecul Regelui Don Sancho din secolul următor și în Cântecul Tineretului de Rodrigo Primitive personajul se comportă cu moderație și prudență și abia în secolul al XIV-lea reformat și în unele romanțe inspirate de acesta va apărea figura. (mai în concordanță cu gusturile acelei vremuri tulburi) al unui Rodrigo arogant și rebel, prototip al vasalului răzvrătit al altor poezii epice, în special ale celor franceze. 

„Acest spirit a fost întruchipat în fueros numite „extremedura” ale căror precepte se conformează poemul, atât în ​​cearta finală, cât și în împărțirea pradă, de-a lungul victoriilor cidiene. Nordul acestor idealuri de frontieră este constituit capacitatea de a îmbunătăți situație socială prin meritele proprii, în același mod în care Cântecul se încheie cu apoteoza onoarei Campionului, care, pornind de la enorma deprimare inițială, reușește să-și vadă în final toate eforturile și grijile compensate.”

Deja în Cronica Najerense, tânărul Rodrigo opune moderația sa lăudării regelui Sancho; Acest lucru persistă în Cântecul Regelui Don Sancho din secolul următor și în Cântecul Tineretului de Rodrigo Primitive personajul se comportă cu moderație și prudență și abia în secolul al XIV-lea reformat și în unele romanțe inspirate de acesta va apărea figura. (mai în concordanță cu gusturile acelei vremuri tulburi) al unui Rodrigo arogant și rebel, prototip al vasalului răzvrătit al altor poezii epice, în special ale celor franceze. 

En el Cantar de mio Cid el personaje principal se enfrenta a la arrogancia del rey de los nobles de sangre (Conde don Remont, los Infantes de Carrión, el rey Búcar...). El Cid, como un moderno Job, nunca maldice contra las intrigas de sus enemigos e incluso se venga de una afrenta tan cruel como la realizada indirectamente contra él en la persona de sus hijas jurídicamente, a través de las Cortes de Toledo; no reúne a sus caballeros ni lanza un feroz ataque contra las posesiones de los infantes de Carrión y sus familiares matando a cuantos encontrase a su paso y arrasando sus tierras y palacios, sino que se vale del procedimiento regulado en las leyes para dirimir las ofensas entre hidalgos: el reto o desafío. Incluso cuando se escapa el león, el Cid respeta al animal y lo conduce a su jaula en vez de matarlo: todo ha de estar en su sitio.

În Cantar de mio Cid personajul principal se confruntă cu aroganța regelui nobililor de sânge (contele Don Remont, infantii de Carrión, regele Búcar...). El Cid, ca un Iov modern, nu blestemă niciodată împotriva intrigilor dușmanilor săi și chiar se răzbune pentru un afront la fel de crud precum cel efectuat indirect împotriva lui în persoana fiicelor sale în mod legal, prin Cortes of Toledo; El nu își adună cavalerii și nu lansează un atac feroce împotriva posesiunilor infanteristilor din Carrión și ale rudelor lor, ucigând pe toți în calea lor și distrugându-le pământurile și palatele, ci folosește procedura reglementată de legi pentru a soluționa infracțiunile între hidalgo: provocarea sau provocarea. Chiar și atunci când leul scapă, Cidul respectă animalul și îl duce în cușcă în loc să-l omoare: totul trebuie să fie la locul lui.

În Cantar de mio Cid personajul principal se confruntă cu aroganța regelui nobililor de sânge (contele Don Remont, infantii de Carrión, regele Búcar...). El Cid, ca un Iov modern, nu blestemă niciodată împotriva intrigilor dușmanilor săi și chiar se răzbune pentru un afront la fel de crud precum cel efectuat indirect împotriva lui în persoana fiicelor sale în mod legal, prin Cortes of Toledo; El nu își adună cavalerii și nu lansează un atac feroce împotriva posesiunilor infanteristilor din Carrión și ale rudelor lor, ucigând pe toți în calea lor și distrugându-le pământurile și palatele, ci folosește procedura reglementată de legi pentru a soluționa infracțiunile între hidalgo: provocarea sau provocarea. Chiar și atunci când leul scapă, Cidul respectă animalul și îl duce în cușcă în loc să-l omoare: totul trebuie să fie la locul lui.

En vez de maldecir contra sus enemigos, exclama al principio del destierro:

Habló mio Cid bien y tan mesurado

-¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en lo alto!

¡Esto me han urdido mis enemigos malos!

Esto es, el Campeador agradece a Dios las pruebas a las que se ve sometido. Aun todos estos duelos / en gozo se tornarán y se muestra siempre positivo y optimista, mostrándose rebelde a la desgracia. Y así, cuando observa un mal agüero en su viaje hacia el exilio, no se desalienta, sino que exclama “¡Albricias, Álvar Fáñez, pues nos echan de la tierra!” La buena noticia es la misma del destierro, pues abre una nueva etapa de la que el Cid sabrá sacar partido, como después se verá de sobras confirmado.

În loc să blesteme împotriva dușmanilor săi, el exclamă la începutul exilului:

Cid-ul meu vorbea bine și atât de măsurat

- Îți mulțumesc, Doamne, Părinte care ești sus!

Dușmanii mei răi au complotat asta pentru mine!

Adică Campionul îi mulțumește lui Dumnezeu pentru încercările la care este supus. Chiar și toate aceste dueluri se vor transforma în bucurie și el este mereu pozitiv și optimist, dând dovadă de rebeliune împotriva nenorocirii. Și astfel, când observă un semn rău în călătoria lui spre exil, nu se descurajează, ci mai degrabă exclamă „Noroc, Álvar Fáñez, ne alungă din pământ!” Vestea bună este aceeași cu exilul, întrucât deschide o nouă etapă de care El Cid va ști să profite, așa cum se va mai mult decât confirmat ulterior.

În loc să blesteme împotriva dușmanilor săi, el exclamă la începutul exilului:

Cid-ul meu vorbea bine și atât de măsurat

- Îți mulțumesc, Doamne, Părinte care ești sus!

Dușmanii mei răi au complotat asta pentru mine!

Adică Campionul îi mulțumește lui Dumnezeu pentru încercările la care este supus. Chiar și toate aceste dueluri se vor transforma în bucurie și el este mereu pozitiv și optimist, dând dovadă de rebeliune împotriva nenorocirii. Și astfel, când observă un semn rău în călătoria lui spre exil, nu se descurajează, ci mai degrabă exclamă „Noroc, Álvar Fáñez, ne alungă din pământ!” Vestea bună este aceeași cu exilul, întrucât deschide o nouă etapă de care El Cid va ști să profite, așa cum se va mai mult decât confirmat ulterior.

Todavía a comienzos del siglo xv se consideraba a la mesura una virtud caballeresca castellana: Ruy Páez de Ribera compuso al respecto un Proceso que ovieron la soberbia e la mesura que se encuentra recogido en el Cancionero de Baena.

Chiar și la începutul secolului al XV-lea, moderația era considerată o virtute cavalerească castiliană: Ruy Páez de Ribera a alcătuit un Proces în acest sens care ignora aroganța și moderația care este inclusă în Cântecele Baena.

Chiar și la începutul secolului al XV-lea, moderația era considerată o virtute cavalerească castiliană: Ruy Páez de Ribera a alcătuit un Proces în acest sens care ignora aroganța și moderația care este inclusă în Cântecele Baena.

Referencias

Referințe

Referințe

Secțiunea 6. SECTION 6. Sección 6.

măsură, măsuri (substantiv feminin) - DEX online

măsură - definiție și paradigmă | dexonline 


figurat. Limită, punct extrem până la care se poate concepe, admite sau până la care este posibil ceva.

sinonime: cumpătare limită moderație rezervă sobrietate înfrânare


etimologie:


Secțiunea 7. SECTION 7. Sección 7.

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