....Y SUS CONSECUENCIAS

F. Javier Blasco, coronel (r)

24 de febrero de 2022

Hace un mes y tres días, en este mismo foro escribí y publiqué un trabajo de análisis sobre la situación en Ucrania, al que con toda la intención titulé “El Reto”. Ya entonces, anunciaba que, por mucho tambor bélico que sonara artificialmente, anunciando una gran guerra internacional, no íbamos a entrar en la III Guerra Mundial.

También añadía, que este era un conflicto simulado, creado y manejado por Putin para completar el inacabado desaguisado que Rusia montó en 2014; cuyo principal objetivo era enmascarar la adhesión de la Península de Crimea, y que además, ahora, podría constituir el preámbulo de algo más aparente; algo así, como un segundo turno de adhesiones cuasi incruentas, consistente en consolidar las poco disimuladas intervenciones e influencias político sociales en la región del Donbass; regiones, constantemente manejadas por Rusia hasta y desde tal fecha.

Es bien sabido que las dos provincias que componen dicha región y algunas otras más de la manoseada Ucrania, son de naturaleza o ascendencia mayoritariamente prorrusas en consanguinidad, lengua, sentimiento, historia y grado de afectividad.

Putin ha estado jugando al gato y al ratón durante este algo tiempo de más de un mes. Ha prometido y dicho de todo; como que no iba a haber guerra, que no tenía intenciones de nada y que solo estaba de “maniobras militares” con su amigo del alma, el presidente bielorruso.

Ha llegado incluso a reírse en las barbas de Biden, de la OTAN, la ONU y la UE anunciando fingidas retiradas cruzando puentes iluminados de color rosa; cuando, lo que ocurría de verdad, era que estaba concentrando y preparando sus mejores efectivos -durante años alejados de los combates de verdad- para la invasión -que inicialmente, pretende sea incruenta o de baja intensidad- de una región que desde siempre, considera suya y que le molesta sea ocupada o se convierta, en su día, en algo dominado o donde puedan desplegar fuerzas de la Alianza, justo en la misma frontera de su tierra.

Cómo, a pesar de sus muchas demostraciones de fuerza y amenazas económicas y energéticas, en el mundo nadie le hacía caso a sus pretensiones y trataban de menospreciarlo, se sacó un as de la manga; declarar unilateralmente dichas regiones, por unanimidad en la DUMA, como independientes a las que, por supuesto, Rusia estaba dispuesta a ayudar.

Una ayuda encaminada a que los ucranianos les dejaran de molestar, replegasen sus fuerzas y sin discusión alguna, aceptaran el sentimiento prorruso de su población, demostrado a lo largo de la historia y más recientemente, tras dicha jugada magistral.

Jugada, que una vez más, la mal llamada Comunidad Internacional (CI), dejó que se plasmara en una triste realidad, porque nadie movió un dedo para evitar que aquello se consolidase.

Ahora, como siguiente paso, Putin acude, de forma potente y urgente, en ayuda de sus amigos para deshacerles, de una vez por todas, el nudo gordiano que, según él y sus medios de inteligencia, atasca y asfixia a unos ciudadanos que no quieren más que su propia “libertad” junto o muy cercanos a Rusia.

Para entender sus claras pretensiones y deseos, basta analizar con algo de pensamiento crítico sus propias palabras, enunciadas hace unas pocas horas al respecto; «de conformidad con el Artículo 51 de la Carta de la ONU, con la aprobación del Consejo de la Federación -que es la Cámara Alta rusa-, he decidido llevar a cabo una intervención militar especial». «Lucharemos por la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania. Nuestros planes no incluyen la ocupación de Ucrania. No obligamos a nada a nadie».

En otras palabras, quiere dar a entender, que tal y como anunciaba en mi anterior trabajo, él es un hombre de Paz, que lucha contra la opresión de los pueblos y tilda al régimen ucraniano de deleznable nazi; y que, además, para justificar sus actos, se ampara en la Carta de la ONU por lo que nadie pueda reprocharle nada.

Sabe que las capacidades militares de Ucrania, son ínfimas con respecto a la propias; la ONU no va a mover un dedo porque para ello mantiene su derecho de veto en el CSNU; la OTAN ya ha declarado que Ucrania no es territorio suyo y, por lo tanto, no puede intervenir; la UE es totalmente incapaz de actuar militarmente y lo que es más importante, EEUU no está dispuesta a poner una bota en dicho territorio.

Las ayudas materiales, el escaso o casi inútil armamento e instrucción militar a Ucrania, son fútiles, costosos y no tienen una consecuencia o aplicación a corto plazo; por lo que no le inquietan en absoluto.

Con respecto a las sanciones comerciales o económicas que puedan sufrir él, los suyos o la misma Rusia, tampoco le afectan lo más mínimo. Es un hombre inmensamente rico, sus cercanos también lo son y el pueblo ruso es pastueño y totalmente aborregado al que muy fácilmente se le convence con venderles la grandeza y el prestigio de Rusia, aunque sepan que, con ambas cosas, no se come ni se va a ningún lugar.

Los rusos están acostumbrados a sufrir y son incondicionales fieles a su líder; aquel que usa las grandes mesas de madera para, ostentosamente, alejarse de los plebeyos.

Mesas, que, en lugar de empequeñecerle, le hacen más grande y le ayudan a aparentar ser un semi dios a los ojos de los rusos y del mundo que le contempla, al que, sin remilgos ni distingos, humilla con tales gestos.

Europa y el mundo en general, deberán sopesar dichas medidas económicas; no sea que se nos caliente demasiado la boca y salgamos nosotros mucho más perjudicados que los rusos. Ellos, son un pueblo, que como digo, está acostumbrado a sufrir; cosa, que los occidentales hemos olvidado hace varias décadas y que cada día, nos cuesta mucho más, salir de nuestra esfera de control y zona de confort.

Putin, de momento, está entrando en fuerza en la zona del Donbass, "como fuerzas de Paz" y por si acaso o para jugar con mayor ventaja, lanza ataques selectivos sobre puntos neurálgicos de las fuerzas armadas ucranianas fuera de aquella.

Todo apunta a que no tiene intención de entablar una guerra como tal, a no ser que los ucranianos, azuzados o envalentonados por la CI, “le fuercen” a ello y, si llegara el caso, tiene a mano las capacidades necesarias para salir victorioso.

Ahora, aparte de ver como se calibran las sanciones y restricciones de forma que no nos afecten demasiado a los que estamos al otro lado del conflicto, queda por ver, si el nuevo Zar, esta vez, será sincero de verdad y parará sus fuerzas en el límite de las regiones en cuestión y batirá a distancia objetivos estratégicos fuera de ella, o seguirá su avance hasta las mismas puertas de Kiev, para tener una posición mucho más fuerte a la hora de la negociación final.

En definitiva, la CI y todas sus organizaciones, estamentos y ciertos países en concreto han o hemos hecho un ridículo espantoso; Putin ha jugado ruinmente con todos nosotros; se ha auto investido como hombre de paz y tal como ya anunciaba hace un mes, para lograr sus objetivos de la forma menos cruenta posible, ha empleado métodos de guerra sucia, híbrida y fundamentalmente, ha hecho un amplio uso de la propaganda y la guerra cibernética. Gracias a todo ello, con poco esfuerzo, ha conseguido lo anunciado y ya veremos si no va más allá.

Mientras tanto, el mundo se ha quedado mudo; los tan cacareados despliegues de fuerzas aliadas o norteamericanas en exclusiva en zonas fronterizas con Ucrania o Rusia no le asustan a Putin en absoluto, porque sabe que la OTAN y EEUU tienen las manos atadas ya que sus poblaciones no son como la rusa.

Al mismo tiempo, y no menos importante, ha conseguido que China se acerque más a ellos porque todo aquello que no vendan a Occidente, será comprado por los chinos debido a que sus inagotables necesidades de cualquier tipo y cantidad de materias primas, son capaces de absorber todo el sobrante que se produzca en el mundo.

Deberemos ser muy cautos en las medidas económicas a adoptar. Mucho me temo, que, por mucho ruido y aparatosidad que empleemos en los momentos iniciales, otra vez nos la volveremos a envainar, y como ya anunciaba, el mayor perjudicado en todo esto, será Ucrania con su pueblo, nuevamente humillado y viendo que las engañosas ayudas externas son pura filfa y no valen para nada.

Creo que, a la vista del gran cambio geoestratégico operado en el mundo y de lo que se prevé que puede en breve llegar, la CI debería sentarse, sin mucha dilación, a estudiar un cambio radical en la cuestión de los arbitrajes internacionales a nivel mundial.

No se puede, ni se debe mantener una estructura, en dicho aspecto, obsoleta y desde mediados del siglo pasado, cuando los equilibrios, las herramientas a emplear, las amenazas y las potencias emergentes son totalmente diferentes. De lo contrario, el mundo va de cabeza hacia su propia auto destrucción o a una oligarquía sin salvación.