LA VISITA A 'LA MECA'


 

F. Javier Blasco, coronel (r)

14 de mayo de 2023

 

Al igual que para los musulmanes es obligatorio visitar, al menos una vez a lo largo de su vida, la ciudad Santa de la Meca para poder sentirse realizados, los presidentes de gobierno de España, necesitan ser recibidos en su Meca particular, que en este caso es la Casa Blanca, lugar de la residencia oficial del presidente de EEUU.

Estos días hemos sido testigos de una forzada y a la par costosa, en cuanto a resultados, de la décimo séptima visita de un presidente español a su ‘homónimo’ norteamericano. Todos nuestros presidentes han pasado por dicha peregrinación con mayor o menor asiduidad y gloria, con resultados variopintos; y podríamos decir que cada uno ha tenido que pagar un importante peaje para ello.

Al igual que los musulmanes están dispuestos a invertir mucho dinero y sufrir sacrificios, incluso la muerte, por realizar tan importante viaje, nuestros presidentes, no dudan en ofrecer caramelos, guiños, apoyos en la sombra e incluso fétidas adulaciones públicas al Tío Sam con tal de que este les reciba con mayor o menor parafernalia y boato, según la personalidad y el bagaje personal del ínclito presidente español.

De todos es conocido el largo y pesaroso peregrinar de Sánchez para aparecer junto a Biden en una fotografía o pequeño reportaje. Sus múltiples esfuerzos para abordarle, aunque fuera por unos segundos y en un pasillo, resultaron patéticos y originaron muchos memes en las redes sociales.

Estaba claro que dicho sistema no funcionaba y que los resultados de tales abordajes en frio eran más negativos que positivos y por ello, habría que poner en juego más elementos, algo así como lo que conocemos como ‘poner toda la carne en el asador’.

Tras el fugaz e inútil paseíllo en Bruselas hace mas de dos años, había que hacer diversos esfuerzos y para ello, siguiendo el estilo y la forma de Sánchez ‘sea como sea y cueste lo que cueste’, apareció la oferta de poner Madrid a disposición de la OTAN para celebrar la prevista y periódica Cumbre durante los días 29 y 30 de junio de 2022. Nuestra excusa oficial era que ese año se cumplía el 40º aniversario de la adhesión de España a la Alianza.

Una reunión que, inicialmente no tenía una agenda fértil ni atractiva y que se salvó por el señuelo que supone Madrid para los extranjeros, menos para celebrar unos Juegos Olímpicos, y principalmente, porque a Putin se le antojó invadir Ucrania y poner patas para arriba la OTAN y la UE.  

A nadie se le escapa que la organización de tales macro eventos, aunque el país anfitrión siempre recibe algunos pagos a cambio por los desembolsos y gastos corrientes de las delegaciones, debe costear otros muchos gastos, por lo que cada vez es más difícil a Bruselas encontrar un país que esté dispuesto a ello y menos a hacerlo con todo lujo de detalles y gratis total.

Es costumbre que, durante las cumbres, el presidente del país anfitrión tome un cierto protagonismo y mantenga encuentros bilaterales o multilaterales con sus homólogos para tratar diversos temas, principalmente sobre la adopción de una política común o de simple mercadeo de material e infraestructuras militares generales o particulares. Así que con dicha iniciativa, Sánchez tuvo su encuentro particular con Biden; pero resultó no ser suficiente o muy superficial y, además, el encuentro se celebraba fuera de la Casa Blanca; por lo que había que ‘sacrificar más corderos’ para saciar el irrefrenable hambre y manía del que vende muy caros los selectivos encuentros bilaterales que ofrece.

Previamente a este evento de singular importancia, sucedió otro mucho más trascendental para España y también para EEUU. Evento, que nunca ha sido explicado adecuadamente y que se presentó como una decisión personal de Sánchez.

Me refiero, claro está, al giro de ciento ochenta grados de la postura de España con respecto al papel de Marruecos en el futuro del Sahara. Decisión, que se hizo pública el 17 de marzo de 2022 y que puso patas arriba la tradicional posición española en el tema, los mandatos de la ONU a nuestro país con respecto a  celebrar un referéndum entre los aborígenes -antiguos españoles de pleno derecho- con respecto a su futuro y dependencia y emborronó las tradicionales y las muy importantes relaciones comerciales y de vecindad con Argelia; poniendo en grave peligro, entre otras inversiones, el suministro de gas -del que en aquellos tiempos era nuestro principal proveedor- en plena crisis de los precios de los carburantes a causa de la guerra en Ucrania.

No éramos capaces de dilucidar el porqué de tal transcendental decisión y salvo a algunos, pasó desapercibido que Marruecos es uno de los mayores, si no el mejor, aliado de EEUU en África, el principal comprador de armamento y el que más lucha junto a ellos en tratar de sostener la expansión de Estado Islámico y sus franquicias hacia países de la OTAN.

Dar dicho vuelco era ofrecer un gran regalo envuelto en papel de celofán a ambos, a cambio de nada o casi nada. Ahora, se entiende mucho mejor el porqué de aquel repentino e inesperado giro, que estimo no fue cosa de Sánchez -no lo considero tan inteligente-, sino de alguno de esos aprendices de brujo que pululan a su alrededor para interpretar y llevar adelante todos los delirios y deseos del gran líder con tal de que este siga engordando su enfermizo prurito y egoísmo personal.

Todo ello, metido en una coctelera cambiaba la postura de casi desprecio de Biden hacia Sánchez por estar aliado y en manos de terroristas y comunistas y, gracias a grandes esfuerzos diplomáticos, se creó un programa acogiendo la petición de Biden durante la mencionada cumbre de la OTAN de aumentar en un cincuenta por ciento la entidad de la flota de buques del sistema antimisiles norteamericano con base en Rota a lo que se añadió la compra de helicópteros polivalentes para la Armada española por un importe cercano a los mil millones de dólares y como aliño de la salsa con las escusas o contrapartidas españolas de que se iban a discutir las abusivas tasas a diversos productos agrícolas españoles y tratar de recuperar el siempre eterno tema sobre la limpieza parcial de las arenas en la playa de Palomares en Cuevas del Almanzora (Almería), infectadas con elementos radiológicos desde el accidente aéreo de dos aviones norteamericanos que sobrevolaban la zona -el 17 de enero de 1966, en el que un avión cisterna KC-135 y un bombardero estratégico B-52, colisionaron en vuelo en una maniobra de reabastecimiento de combustible lo que provocó la caída de las cuatro bombas termonucleares que transportaba el bombardero-.

A pesar de los grandes esfuerzos, cesiones y verdaderos sacrificios de España, por satisfacer a su incansable presidente; al parecer tras la reunión en Washington, a nada que se observen las acciones tomadas y las consiguientes reacciones, fácilmente podemos comprobar que el encuentro debe estar ya archivado entre aquellos menos o nada trascendentes.

Las razones para ello son llamativas y muy clamorosas: al final del encuentro no se emitió una rueda de prensa conjunta de los dos mandatarios, en los jardines con las respectivas banderas tal como suele ocurrir con los importantes; dicho encuentro fue bastante breve o de puro compromiso; a Sánchez no se le alojó en una residencia al efecto que dispone la Casa Blanca para mandatarios de relevancia ni se le ofreció la muy frecuente cena que se les da a estos.

Una vez conseguida la foto y tras alabarle babeando hasta lo enfermizo, Sánchez se ha vuelto para España, otra vez, con las manos vacías; no ha llegado a ningún acuerdo sobre la limpieza de Palomares; nada se sabe de los aranceles; pero eso sí, vamos a desembolsar una cuantiosa cantidad de dinero por un material americano que nos ata más a ellos; el número de destructores o fragatas norteamericanas en Rota pasará de cuatro a seis en breve, por lo que aumenta su vulnerabilidad al convertirse en un objetivo mucho más rentable y por último otra vez nos vamos a tragar unos refugiados que lo que quieren es llegar a suelo norteamericano -ya lo hicimos aparatosamente con los que vinieron de Afganistán al abandonar el país, como un primer o segundo punto de aproximación  y de agrado a la administración Biden-. A lo que hay que añadir la traición nacional al tema del Sahara, la complicación de nuestras relaciones con Argelia y el peligroso regalo a Marruecos a cambio de nada. Nudos de muy difícil o imposible desenlace o solución.