ESTADO DE LOS TRATADOS Y ACUERDOS INTERNACIONALES SOBRE CONTROL DE ARMAMENTOS A MEDIADOS DE 2015

16 de Julio de 2015

F. Javier Blasco Robledo

Coronel en la Reserva.

Negociación en Lausana (Suiza) sobre el acuerdo nuclear. / B. Smialowski (AP)

Resumen

La Comunidad Internacional se dio mucha prisa durante los últimos estertores de la Guerra Fría y tras su finalización en la creación, mejora e implementación de numerosos tratados sobre armas de todo tipo y en especial de las nucleares y sus medios de lanzamiento. Tanto EEUU como Rusia han sido protagonistas de varios acuerdos bilaterales que han tratado de sobrevivir hasta nuestros días. Pero, últimamente, todo apunta a que algunos de aquellos y de estos últimos pudieran desaparecer, perder parte de su eficacia o no llegar a cumplir exactamente con los preceptos y limitaciones para los que fueron creados. Punto y aparte merece el recientemente acuerdo alcanzado sobre el programa nuclear iraní del que se desprenden ciertos flecos, que en la euforia inicial debida a su firma, hayan podido pasar desapercibidos de forma voluntaria o no.

Desarrollo

El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

A pesar de constar de tan solo once artículos, es considerado por todo el mundo como el fulcro en el que se apoya el control y el desarrollo de la energía nuclear en lo referente a su aplicación civil y al control con vistas a la total desaparición de su doble uso en aplicaciones militares (armas nucleares). Quedó abierto a la firma el 1 de julio de 1968 y entró en vigor de 1970. Se basa en tres pilares fundamentales: la no proliferación, el progresivo desarme nuclear hasta ser total y el derecho a la energía nuclear con fines pacíficos. Tiene por tanto dos propósitos principales y juntos forman un gran acuerdo. En primer lugar, el tratado busca prevenir la proliferación de armas nucleares a otros países. En segundo lugar, insta a la búsqueda de negociaciones de buena fe para poner fin a la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y lograr el desarme nuclear de las cinco potencias nucleares reconocidas (Rusia, China, EEUU, Francia y el Reino Unido). El objetivo final del gran acuerdo, en otras palabras, es un mundo sin armas nucleares.

El principal problema al que se enfrenta se basa en el hecho ya mencionado de que aunque el desarme nuclear total conste como uno de sus importantes objetivos (artículo VI), no fija límites para llegar a este punto; lo que provoca recelos entre aquellos países miembros que no las poseen al ver que, con el paso del tiempo, los que si las tienen de forma “oficial y autorizada” no tienden a eliminarlas, sino que siguen investigando para su mejora o modernización incrementando con ello sus capacidades al respecto.

Otra debilidad importante del Tratado se desprende del hecho de que cualquier miembro lo puede abandonar cuando así lo estime oportuno y que su retirada no les hace merecedores de ninguna penalización internacional. Para dicha retirada basta con una simple notificación y explicación de motivos a los Estados parte y al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas (CSNU) con una antelación de tres meses.

A diferencia de otros acuerdos multilaterales bajo el paraguas del sistema de la ONU u otros acuerdos bilaterales o colectivos de seguridad, el TNP no cuanta con un Secretariado permanente que vele por su aplicación y resuelva discrepancias o denuncias.

Para solventar este problema y tal y como marca el artículo VIII, párrafo 3, se establecen una serie de Conferencias de Revisión que tienen la misión de evaluar las operaciones del Tratado, “con vistas a garantizar que los objetivos del preámbulo y las disposiciones del mismo se llevan a cabo”. La primera conferencia de este tipo se celebró en 1975, y desde entonces se han venido realizando cada cinco años.

Estas conferencias constituyen la oportunidad para evaluar la puesta en práctica del TNP y establecer el futuro rumbo para las acciones derivadas del mismo. Su función fundamental es la de servir de barómetro de la salud del régimen general de no proliferación; por lo tanto, su celebración y apoyo se puede considerar como crucial aunque no hay que deducir que el éxito o fracaso de las mismas puedan ser considerados como el máximo indicador del estado del propio régimen.

En realidad, el denominado régimen va mucho más allá del TNP. Es una “red de tratados, organizaciones[1], inspecciones y acuerdos unilaterales, bilaterales y multilaterales que se entrelazan con el fin de detener la proliferación de las armas nucleares”. El propio Tratado y otros referentes a la limitación y reducción progresiva o total de los correspondientes ensayos y de las capacidades de las dos superpotencias en esta materia (EEUU y Rusia) han sufrido diferentes periodos de auge, decadencia e incluso de no ratificación o de alguna retirada del mismo de forma unilateral (Corea del Norte).

Los detractores del régimen señalan esta tendencia al politiqueo como indicio de la debilidad del sistema; de entre dichas debilidades, destaca la falta de disposiciones para la aplicación de las reglas, un mecanismo para la resolución de disputas y, el hecho de que las reglas de consenso universal en las que se basa la adopción de resoluciones, permiten incluso, que un Estado acusado de incumplimiento, pueda bloquear una declaración final en su contra.

Con la llegada a la presidencia norteamericana de Barack Obama en noviembre de 2008 y dentro de su política general de pacificación mundial y de resolución de conflictos enquistados o de larga duración se pusieron muchas esperanzas en que el tema nuclear pudiera dar un giro positivo importante y el mencionado régimen tomara un nuevo impulso.

Así con su temprano discurso en Praga el 5 de abril de 2009 se dieron nuevos bríos a las negociaciones entre EEUU y Rusia para reducir sus respectivos arsenales nucleares, se alcanzó el denominado compromiso de Washington por el que pretendía ratificar el Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares (CTBT, en inglés) -que aún sigue sin ratificar por EEUU ni entrar en vigor por falta de algunas de las ratificaciones obligatorias (los Estados -44- con capacidad de producción de energía nuclear)- Actualmente 6 de ellos aunque lo firmaron, aún NO lo han ratificado (EEUU, India, China, Israel, Egipto e Irán) y 2 más ni siquiera lo han firmado (Pakistán y Corea del Norte).

También se llevaron a cabo otras iniciativas que mostraban la disposición de la administración norteamericana para recuperar el liderazgo en el régimen de no proliferación nuclear. Tan solo tras un año transcurrido desde dicho discurso, EEUU presidió una sesión histórica en el CSNU dedicada en exclusiva a cuestiones nucleares, negoció un nuevo Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas (START, en inglés) con Rusia al tiempo que se revisó la política estadounidense sobre armas nucleares, y entre el 12 y el 14 de abril de 2010 se consiguió congregar en Washington a más de 40 jefes de Estado para reanudar los esfuerzos encaminados a prevenir el terrorismo nuclear y mantener bajo control el material fisible vulnerable –acuerdo este, que tampoco ha dado muchos frutos posteriores-.

La propia conferencia de revisión del TNP del mismo año (2010) sobre la que se pusieron muchas expectativas tras el fracaso casi total de la anterior 2005, finalizó con un documento consensuado por el que las ya mencionadas cinco potencias nucleares reconocidas se comprometían a "acelerar" el progreso hacia el desarme, con el objetivo final de eliminar por completo todos sus arsenales (aunque sin fijar objetivos ni plazos). El texto también convocaba una conferencia específica para 2012 encaminada a implementar la resolución adoptada en 1995 por los signatarios del TNP para la creación de una Zona Libre de Armas de Destrucción Masiva (ADM) en Oriente Próximo, tal como habían pedido durante años los países árabes apoyados por el Movimiento de los No Alineados y encabezados por Egipto.

La mencionada conferencia sobre la Zona Libre de ADM en Oriente Medio no se llegó a celebrar por la negativa israelí (con algunos apoyos importantes de entre los que destaca EEUU) de asistir a la misma dadas sus grandes discrepancias con el tema al entender que era completamente perjudicial a sus intereses en materia de defensa nacional[2]. En su lugar, la Asamblea General de la ONU aprobó el 3 de diciembre de 2012 la resolución 67/28 sobre la creación de una Zona Libre de Armas Nucleares (ZLAN) en Oriente Medio. En la resolución, la Asamblea invitaba a los estados de esta región que dieran su apoyo a la creación de esta ZLAN y les exhortaba a que aceptaran someter sus actividades nucleares al OIEA.

Israel envió una carta de respuesta a la declaración de la Asamblea General de la ONU donde manifestaba que su país ha buscado la paz en la región en los últimos años y que intentar declarar Oriente Medio como una ZLAN era extremadamente complejo. Por otra parte, consideraba urgente detener la proliferación de armas de destrucción masiva en la región e indicaba a Irán como la mayor amenaza en la misma por sus esfuerzos en alcanzar dichas armas. Su último y muy taxativo considerando exigía que para poder establecer en Oriente Medio una ZLAN era necesaria y previamente la paz entre los diferentes estados de la región con un compromiso obligatorio y duradero de no agresión.

Las hábiles condiciones impuestas por Israel no fueron, como era de esperar, aceptadas por los países de la región quienes mantienen una constante pugna con él y el tema quedó archivado, dejando la mayor expectativa de la conferencia de revisión del TNP de 2010 totalmente fuera de consistencia.

En este ambiente de frustración previa se ha afrontado la Conferencia de Revisión el TNP de 2015 celebrada en Nueva York entre el 27 de abril y el 22 de mayo en la que a pesar de ello, aún se mantenían vivas ciertas esperanzas de ser capaces de tratar dos temas de trascendencia. El primero, referente a dar un impulso grande a la aplicación de la mencionada resolución 67/28 de la Asamblea General de la ONU, sobre la ZLAN en Oriente Medio. Y la otra cuestión, que había suscitado mucho interés, era el que se esperaba que se avanzara en el tema del total desarme nuclear por parte de los países poseedores de dichas armas. Tanta era la expectativa que, incluso durante la preparación de la Conferencia, ya se había elaborado un borrador del Documento Final que incluía la constitución de dicha ZLAN y, aunque de forma poco ambiciosa, el aspecto del desarme nuclear.

Tras un mes de intensos debates, el resultado de la Conferencia no puedo ser más desastroso. No hubo ningún acuerdo y el Documento Final ni siquiera se pudo aprobar por incluir una referencia y compromiso concreto para la celebración de una nueva conferencia, antes del uno de marzo de 2016, para crear definitivamente la ZLAN. EEUU, Reino Unido y Canadá en nombre de Israel (dado que al no ser Estado miembro del TNP, no puede participar en las Conferencias de Revisión) se negaron a que se fijara fecha para la realización de dicha Conferencia. Al final, sólo se aprobó un documento sobre cuestiones de trámite. Por ello, la mayoría de participantes han considerado que la Conferencia ha sido un fracaso absoluto y cierra toda posibilidad a los dos pretendidos y ambiciosos conceptos.

El acuerdo sobre el programa nuclear iraní. The Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA).

Dentro de los compromisos del TNP se encuentra el tema del programa nuclear iraní. Irán desde hace más de doce años se encuentra inmerso en un complicado proceso de negociación sobre el tema en constantes reuniones con el denominado P5+1 (EEUU, Francia, Reino Unido, China y Rusia, más Alemania) y en el que actúan de catalizadores tanto el OIEA como la UE. El proceso, tras reiterados aplazamientos, debería estar finalizado antes del 30 de junio del presente año pero una vez más, la capacidad negociadora y de generar tensión de Irán han logrado retrasarlos hasta el 14 de julio (última fecha límite fijada).

El documento de 156 páginas aún necesita aprobación por todas las partes en litigio y del propio CSNU quien emitirá una nueva resolución antes de finales de julio anulando las actuales seis resoluciones sancionadoras propias sobre Irán ocasionadas por diversos incumplimientos en su programa nuclear. Dicha resolución no entrará en efecto hasta 90 días después de su emisión para dar tiempo a las partes a la correspondiente ratificación del acuerdo según sus respectivos procedimientos nacionales. El documento ha sido firmado en Viena por todas las partes, el Director del OIEA, Yukiya Amano y el encargado iraní para las negociaciones nucleares, Ali Akbar Salehi.

Mediante el acuerdo Irán se compromete por un plazo de entre diez y quince años según los diferentes asuntos a: la reducción de gran parte de sus capacidades (centrifugadoras) de producción de material nuclear pasando de las 19.000 actuales a un máximo de 6.014, siendo todas ellas de primera generación, manteniendo dicho número durante un periodo de 10 años; aunque les será permitida la investigación sobre nuevos y más potentes tipos de centrifugadoras tal y como viene realizando en los últimos años. Cesar la producción de plutonio mediante el sellado del reactor de agua pesada en Arak con la correspondiente evacuación al extranjero de todo el plutonio hasta ahora obtenido. Reducir los actuales stocks de uranio enriquecido (unos 7.500 Kg) a tan solo 300 (96%); para llegar a este punto se procederá a la extradición de dicho material o a su degradación de enriquecimiento hasta el 3,67% de pureza del uranio (lo que corresponde al combustible empleado en las centrales nucleares de energía de agua ligera); este grado de pureza será de aplicación tanto para el ya producido como a producir en los próximo 15 años.

En lo referente al centro subterráneo de enriquecimiento de uranio situado en las proximidades de la ciudad santa de Qom, cuya existencia fue reconocida por Irán tras una denuncia del Presidente Obama en 2009, solo será usado durante 15 años para investigaciones de carácter civil, dos tercios de las centrifugadoras que actualmente están instaladas en el mismo deberán ser desmanteladas, no permitiéndose en ningún caso que en dicho centro se enriquezca uranio ni la entrada de ningún tipo de material fisible.

También, se permitirá la entrada de inspectores del OIEA a todos los lugares declarados por el propio país[3] donde se lleve a cabo cualquier fase o elemento de producción de material nuclear; aunque el OIEA podrá solicitar su entrada a otros lugares no declarados siguiendo determinadas reglas particulares.

Esto último, ha sido el mayor escollo y el punto clave en las negociaciones, dado que Irán siempre se ha negado a facilitar el acceso de los inspectores del OIEA a lugares no declarados (principalmente militares) aunque estos fueran sospechosos de ser empleadas con fines de doble uso. Finalmente, para salvar este problema, parece que se ha adoptado una fórmula intermedia con la creación de un comité de discrepancias en el que participaran los miembros del OIEA que deberá dirimir por mayoría el derecho y/o justificación o no a realizar dichas inspecciones internacionales o, en su caso, la capacidad de Irán a negarse a las mismas, limitando la toma de su decisión a 24 días.

En concreto, desde hace más de cuatro años, tanto el OIEA como el grupo negociador vienen insistiendo en la necesidad de acceder a las instalaciones militares en Parchín donde, con alto grado de probabilidad, se sospecha que se han llevado a cabo determinados experimentos sobre diversos tipos de cabezas nucleares. Irán siempre se ha opuesto a dichas inspecciones por considerarlo como un asunto que afecta a su propia seguridad nacional.

Otro compromiso contraído por Irán consiste en la aclaración antes de finales del presente año de todos aquellos asuntos sobre investigaciones y empleo de lugares secretos que, a pesar de las constantes insistencias del OIEA, no han sido clarificados a lo largo de los últimos años.

Con estas medidas restrictivas y verificables los interlocutores estiman que Irán se vería obligado a emplear al menos un año en lograr un arma nuclear, si decidiese hacerlo.

Si finalmente el acuerdo pasa todos filtros nacionales e internacionales las graves sanciones y embargos políticos y económicos que Irán sufre por parte de la ONU, la UE y EEUU principalmente, se levantarán aunque, se mantiene la firme intención de que si se confirma que Irán no cumple con lo establecido, se retornará a su aplicación directa en un plazo máximo de 65 días. No desaparece la opción de una acción militar, como último recurso, en el caso de incumplimiento grave de los acuerdos por parte de Irán.

Por otro lado, a pesar de las insistencias iraníes y la presión rusa, no se le han levantado las sanciones referentes a las limitaciones sobre la trasferencia de tecnologías de misiles balísticos que permanecerán en vigor durante un periodo de ocho años así como el embargo de la ONU sobre la importación de armas que se mantendrá durante cinco años.

La llegada a este acuerdo no ha sido muy bien vista en la zona principalmente por parte de Israel y Arabia Saudí dado que ambos países consideran a Irán como su enemigo. Israel es el primero que ha puesto grandes objeciones por las muchas veces declarada y obsesiva intención que Irán mantiene de lograr la destrucción total de Israel. Sobre todo, cuando no se ha logrado ningún paso ni compromiso en disipar dichas intenciones. Igualmente, sospechan que el levantamiento de sanciones a Irán aumentará sus conocidas posibilidades y capacidades de apoyo a Hezbollah y a Hamás, facciones estas que mantienen una constante lucha y acoso a Israel desde el Líbano y la Franja de Gaza respectivamente.

Por su parte, Arabia Saudí no ve con buenos ojos este acuerdo por el permanente conflicto de carácter religioso entre ambos países al pretender la expansión y hegemonía de sus correspondientes visiones religiosas el chiismo (Irán) y la vertiente sunita (Arabia Saudí) y sus enfrentamientos directos o indirectos por dichos motivos en diversas partes de Oriente Medio, la Península Arábiga y en parte del Continente africano. Arabia Saudí teme quedar bajo el domino iraní en el caso de que este país consiga el arma nuclear, por lo que cualquier movimiento en favor de esta opción les vuelca aún más a su, hasta ahora reprimida aunque sabida, opción de conseguir su propio armamento nuclear mediante la adquisición a terceros países como bien podría ser Pakistán[4]. Otro motivo de temor por los saudíes es el hecho de que el levantamiento de las sanciones económicas a Irán les permitirá la venta de 1,5 millones más de barriles de petróleo diarios en un mercado que les era vetado en los últimos años, lo que sin duda, repercutirá en el precio del crudo y en su, hasta ahora, posición privilegiada en este tema.

Internamente en EEUU, los republicanos en mayoría en ambas Cámaras, quienes han venido manteniendo su oposición a este acuerdo, ya han presentado su firme rechazo al mismo lo que ha provocado una reacción presidencial de ejercer el veto a cualquier resolución contraria de la Cámara, salvo que la misma obtenga la amplísima mayoría exigida por las leyes norteamericanas (dos tercios de la misma).

Por el lado iraní, las propias declaraciones del ministro de exteriores iraní, Zarif dejan claro que el acuerdo alcanzado tiene determinadas fugas y supone un conjunto de cesiones por ambas partes al decir que “el acuerdo no ha sido perfecto para ninguna de las partes” y añadir que “ha sido lo que nosotros podíamos admitir, siendo un gran logro para todos nosotros”.

Rusia, en boca de su ministro de exteriores, Lavrov se ha congratulado por el acuerdo logrado y ha aprovechado la oportunidad para volver a poner en tela de juicio la razón de ser del denominado Sistema de Misiles Antimisil de la OTAN, pidiendo la anulación del mismo y encuentra determinados resquicios para el suministro a Irán de los misiles antiaéreos S-300 (comprometidos desde hace años) por ser un material netamente defensivo por lo que, en su opinión, no se incumplen los anteriormente mencionados embargos.

La UE en su conjunto y determinados países de la misma, en particular, ven con muy buenos ojos el acuerdo en base a dos principios: acabar con un tema enquistado y que supone una baza positiva a su incipiente y bastante maltrecha política internacional y, en segundo lugar, por apreciar un buen abanico de negocios bilaterales con Irán y la perspectiva de lograr crudo en mayores cantidades y, posiblemente, a menor precio.

The Arms Trade Treaty (ATT). Tratado sobre el Comercio de Armas.

Paralelamente a estas negociaciones, el pasado día 17 de mayo, Rusia ha anunciado su firme resolución de no firmar el ATT, un tratado de la ONU sobre el Comercio de Armas que incluye el establecimiento de determinados controles al comercio de todo tipo de armamento; el Tratado entró en vigor el pasado diciembre de 2014. Actualmente 130 países ya lo han firmado y 67 de ellos lo han ratificado, aunque China tampoco lo ha firmado (el segundo país exportador de armamento a nivel mundial).

El Tratado obliga a los países a establecer los controles nacionales precisos sobre exportación de todas las armas para impedir que estas pudieran eludir un embargo internacional y llegar a países que tienen vetado dicho tipo de importación; puedan ser utilizadas para cometer actos de genocidio, crímenes de guerra o tener como destino final grupos terroristas u organizaciones dedicadas al crimen organizado.

La necesidad de dicho Tratado se basa en el hecho de que tan solo el mercado de armas pequeñas está evaluado en 4.147,5 millones de dólares en 2014 y se espera que muestre un espectacular crecimiento, alcanzando 5.299,61 millones en el 2020 (un 4,17% más).

The Intermediate-Range Nuclear Forces (INF).

Tratado entre EEUU y la URSS para la eliminación de sus misiles de corto e intermedio alcance que fue firmado por el Presidente Reagan y el Secretario General soviético Gorbachev el 08 de diciembre de 1987 y entró en vigor el 01 de junio de 1988.

El Tratado INF tiene una duración ilimitada y prohíbe la posesión, producción y pruebas de vuelo de sistemas de dichos misiles. Requirió la eliminación completa de todos unos 800 misiles estadounidenses y otros 1.800 ex soviéticos cuyos alcances oscilaban entre 500 y 5.500 kilómetros, sus lanzadores, equipos asociados y las respectivas estructuras de apoyo. Todos estos artículos fueron dados por eliminados el 28 de mayo de 1991.

Exige la realización de un informe anual sobre su cumplimiento por las partes y ya en el de 2014, EEUU denunció que Rusia había violado, sin especificaciones concretas, sus obligaciones al respecto. En junio del presente año, de nuevo EEUU acusa a Rusia de determinadas violaciones que se concretan en que Moscú ha venido trabajando en el desarrollo de misiles de crucero del tipo tierra-tierra. Al no especificar qué tipo de misiles, se supone que las alegaciones norteamericanas se refieren al sistema Iskander sobre el que Rusia lleva trabajando varios años y con el que periódicamente amenaza con desplegarlos cerca de las fronteras comunes con la OTAN. Otros sugieren que el problema se debe a nuevo misil balístico RS-26 Rubezh que probablemente constituya un misil de alcance de intermedio aunque se presente oficialmente por Rusia como un misil Intercontinental (ICBM) que no están sujetos a este tratado.

Por su parte Rusia, y a pesar de las múltiples declaraciones tanto de la OTAN como de EEUU para presentar el famoso Sistema de Misiles Antimisil como defensivo contra potenciales ataques con misiles desde Corea del Norte y/o Irán, no deja de denunciar que dicho sistema tiene en realidad un carácter ofensivo al estar dotado con misiles de alcance intermedio con posibilidades de actuar sobre territorio ruso y con capacidades de vigilancia y alerta temprana de cualquier acción o reacción rusa contra cualquier tipo de potencial amenaza sobre ellos.

Así las cosas, puede que estas reiteradas denuncias respectivas pudieran producir algún día una rotura de relaciones al respecto y el cese o abandono unilateral del INF que ha supuesto un tema muy importante para la seguridad inmediata de los países OTAN.

El Tratado FACE.

El Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) es uno de los dos pilares fundamentales de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Mediante el mismo se fijaron desde 1989 hasta 1992 los límites precisos en categorías clave del equipamiento militar convencional en Europa (desde el Océano Atlántico hasta los Urales), y ordenó la destrucción o la inutilización completa del armamento excedente.

Fue firmado en París en noviembre de 1990 y su importancia se basa en el hecho de haber marcado los límites individuales en las principales armas convencionales — tales como: tanques, vehículos de transporte de tropas, piezas de Artillería y helicópteros de ataque — que se pudieran poseer en Europa tanto la OTAN como los países integrantes del Pacto de Varsovia durante la existencia del mismo y tras su disolución. El FACE también impuso una serie de informes y notificación de los requisitos relativos a varios ejercicios militares de importancia y a ciertas actividades derivadas de los mismos.

Durante muchos años el tratado FACE ha dado buenos resultados y su implementación resultó muy efectiva hasta el 14 de julio del 2007, fecha en la que Rusia comunicó a los países miembros de la OTAN su intención de abandonar el cumplimiento de sus obligaciones dentro del Tratado, siendo efectiva 150 días después. Más recientemente, el 10 de marzo de 2015, en un período ordinario de sesiones del Grupo Consultivo Mixto del FACE, la delegación rusa declaró que Moscú suspendía incluso su participación en las reuniones del grupo. Con dicha declaración, Rusia completó su retirada de facto del Tratado para el control de armas convencionales más global y efectivo de la historia y, al mismo tiempo, se encuentra con la capacidad de incrementar dicho tipo de medios sin limitación alguna en aquellos territorios en los que según el FACE no lo podía hacer durante su permanencia en el mismo.

La situación en Europa, Rusia y EEUU.

En medio de todos los temas y dificultades narradas hasta el momento nos encontramos con que la situación en Europa como consecuencia de la crisis en Ucrania y los escarceos rusos en el Báltico y en el Ártico sigue embarrada o en situación de creciente tensión y movimientos de tropas[fb1] y material tanto por parte de Rusia como de la OTAN-EEUU en los terrenos fronterizos.

Los norteamericanos y los rusos siguen pensando en modernizar y mejorar sus capacidades de armamento de todo tipo con especial atención a las capacidades nucleares y de la denominada triada (aviones estratégicos, submarinos nucleares y misiles intercontinentales) anunciándose la predisposición a invertir cantidades ingente de dinero en estos conceptos. En concreto, EEUU anunció en mayo un plan de modernización de entre 10 y 15 años con un gasto de unos 100.000 millones de dólares.

El Presidente Putin declaró el pasado 16 de junio que su arsenal de misiles intercontinentales será ampliado en 40 nuevas y modernas unidades a lo largo de 2015. Actualmente Rusia cuenta con un arsenal de 515 misiles intercontinentales desplegados lo que unido a sus capacidades de submarinos nucleares y bombarderos estratégicos les posibilita hasta un total de 1.582 cabezas nucleares. En lo referente al armamento convencional Rusia está mostrando sus mejoras en diversos medios como el recientemente mostrado carro de combate T-14 y toda la serie de vehículos basados en la misma plataforma, a lo que hay que añadir las nuevas piezas de artillería autopropulsada con un alcance de 80 km y el avión de combate PAK 50. Entre 2008 y 2013 ha incrementado su gasto en defensa en un 30%, siendo la tendencia prevista al alza o mantenerla en el peor de los casos a pesar de la crítica situación económica que atraviesa. Mientras que en el periodo 2008 – 2012 el presupuesto de defensa de los países europeos integrantes de la OTAN disminuyó un 13,5%, y la tendencia continua siendo a la baja lo que ha llevado a EEUU a programar determinados movimientos de personal (750 tropas) y material (250 carros de combate y material de Artillería pesada) en apoyo a determinados países del Norte y Centro de Europa ante la velada amenaza rusa derivada de la crisis en Ucrania.

Los ejercicios y maniobras militares de gran volumen se suceden por ambas partes y han supuesto un incremento de más del 70% con respecto a movimientos similares en los años anteriores.

Ambas potencias han editado en este año una nueva versión de sus respetivas Estrategias de Defensa Nacional en las que de nuevo y con toda claridad se refieren los unos a los otros como amenazas a las que se debe tener en consideración.

Cada vez es más patente la división interna, más o menos acentuada según el momento o el asunto específico, que sobrevuela tanto en la UE como en la OTAN.Dicha falta de unión supone una muestra la debilidad de aquellos que podrían hacer que Rusia dudase de llevar a cabo según qué tipo de acciones. Rusia es perfectamente conocedora de dichas divisiones y diferencias así como de las mencionadas vulnerabilidades en lo referente a sus gastos en defensa, y sabe perfectamente de la dificultad de lograr en el seno de ambas instituciones no ya unanimidad, sino la más elemental unidad de acción. Y como ejemplo más cercano y aplicable al caso sabemos la gran dificultad de lograr acuerdos sobre las sanciones económicas o medidas militares a aplicar a Rusia por su acción en Ucrania y las tensiones generadas en el seno de la UE con la irresuelta crisis suscitada por Grecia y su problema económico con los subsiguientes escarceos realizados por este país con Rusia abusando de su especial situación geoestratégica.

Conclusiones

A pesar de las grandes intenciones del Presidente Obama por extender o lograr la paz en los mayores conflictos abiertos y calientes en el mundo y en dar un impulso definitivo a importantes acuerdos de desarme, la mayoría de los Tratados y Acuerdos en vigor sobre control y/o limitaciones de armamentos han sufrido en lo que va de año graves reveses o abandonos unilaterales.

Todas las perspectivas de avanzar en nuevos acuerdos de calado sobre el arma nuclear han quedado, como mucho, en buenas intenciones y son muy pocas las perspectivas de avanzar a corto y medio plazo, siéndolo más probable que no vean la luz en ningún momento.

La perspectiva en materia del arma nuclear apunta a que la mayoría de sus poseedores oficialmente reconocidos, no tienen intención de disminuir sus arsenales, todo lo contrario, de los cinco, al menos Rusia, China y EEUU tienen planes para aumentar y modernizar considerablemente las capacidades de sus arsenales nucleares y de los necesarios medios de lanzamiento.

Con respecto al acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, hay que tener en consideración que el periodo de vigencia de los diversos temas no supera los 15 años en el mejor de los casos, otras restricciones/prohibiciones caducarán en 5-8 años. Se podría afirmar que Irán ha venido dilatando las conversaciones para: darse tiempo a adquirir el Know how necesario para el futuro y poder seguir con las investigaciones y/o desarrollos; exasperar a sus interlocutores lo suficiente para ablandarlos a la hora de aceptar la resolución final; poner en pie de guerra a aliados de años de EEUU en su zona de influencia y poner en valor a la hora de la decisión final sus apoyos en la lucha contra el Estado Islámico[5], lo que le ha ahorrado muchos disgustos personales y nacionales a Obama en particular y a la comunidad internacional en general.

El cierre en semifalso de este conflicto y el correspondiente enfado de Israel y Arabia Saudí por haber otorgado carta blanca a Irán en un relativo corto espacio de tiempo para poder aumentar sin restricciones sus capacidades nucleares, solo sirve para trasladar un poco en el tiempo un tema de mucha importancia, que puede ser origen de un conflicto mayor en Oriente Medio. Conflicto, que según el devenir de los acontecimiento puede llegar incluso a ser de tipo nuclear.

Buscando ciertos paralelismos, entre el potencial conflicto con Irán y la crisis económica griega, parece que la comunidad internacional prefiere cerrar los ojos ante soluciones en las que nadie cree sinceramente con tal de desplazar en el tiempo la verdadera solución de los problemas. Baste con meditar sobre las palabras del Presidente Obama, tan solo dos días después de haber alcanzado el acuerdo: “Era este acuerdo o la Guerra”.

El futuro del Sistema Antimisiles de la OTAN está cada vez menos claro al ser más y más indefendible su necesidad y ello supondrá abandonar los “verdaderos” principios que llevaron a su implementación. Principios, que Rusia trata reiteradamente de poner en claro sobre la mesa de cualquier tipo de negociación.

La mayoría de los países que hasta hace pocos días estaban incluso dispuestos a llegar al empleo de la fuerza contra Irán, ahora se felicitan y frotan las manos ante la gran posibilidad de negocio que se originará tras la normalización de las relaciones políticas y económicas.

Cada vez es más evidente que EEUU necesita soltar lastre y poder así reducir sus grandes y costosas fuerzas armadas (como acaba de anunciar) y/o poder dedicar mayores esfuerzos y atención a otras áreas geoestratégicas de mayor interés para su economía y área de influencia como puede ser la región de Asia- Pacifico. Pero, las prisas en cerrar conflictos (Afganistán e Iraq) pueden traer a corto o medio plazo problemas mayores como los ya demostrados tras el abandono prematuro y la mala política establecida en Iraq tras la derrota de Saddam Hussein y, al mismo tiempo, son un claro indicador de cierta debilidad que puede ser aprovechada por su máximo oponente, Putin.

La solución adoptada ha venido a afianzar un poco más la teoría que vengo defendiendo desde hace tiempo, por la que entiendo que “la mayoría de los conflictos importantes del siglo XXI pueden encontrar su solución mediante el empleo de la diplomacia y, fundamentalmente, por las necesidades económicas, es el fin de los sentimientos”.

[1] De entre todos los organismos destaca el denominado Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que vela por el cumplimiento del mismo. Su sede está en Viena; tiene un carácter técnico y su finalidad consiste en facilitar la cooperación entre países para el desarrollo y la seguridad de la energía nuclear con fines pacíficos y evitar que el doble uso de la energía nuclear se pueda derivar a aplicaciones militares.

Los Estados miembros o parte del OIEA firman con él una serie de Salvaguardias Voluntarias que permiten las inspecciones de sus instalaciones declaradas previamente y también mediante un Protocolo Adicional se obligan a la declaración de las actividades realizadas en aquellos centros que sean declarados por inspección o denuncia de terceros como “sospechosos” y a permitir su inspección sin previo aviso. Cuenta con una serie de inspectores técnicos y produce informes al CSNU quien generalmente los adopta y hace suyos o sirven de base para sus Resoluciones condenatorias sobre el tema de la proliferación nuclear. Puede, por sí mismo, editar Resoluciones, Recomendaciones y Sanciones contra los miembros que no cumplan sus compromisos. Cuenta con 151 Estados miembros. Fuente. https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/la-guerra-fria-sigue-o-estamos-ante-su-segunda-edicion

[2] Tal y como se ha mencionado al principio, Israel, es un país que sin haber aceptado públicamente la posesión de armas nucleares las posee y estas son uno de los pilares fundamentales para la disuasión y última defensa ante la multitud de amenazas que le rodean. Por lo tanto, interpreta que de aceptar la Zona Libre de ADM en Oriente Medio supondría una gran desventaja para ellos.

[3] Irán, de momento, no ha firmado el Protocolo Adicional del OIEA

[4] Muchos de los informes de inteligencia mundiales dan por hecho que Arabia Saudí ha patrocinado en gran parte el programa nuclear y de misiles de Pakistán y se sospecha, que como contrapartida, exista un compromiso secreto entre ambos países para que este último les proporcione materiales nucleares completos (misiles con cabezas nucleares) en caso de verse amenazada su seguridad nacional.

[5] EEUU e Irán han venido cooperando de forma cada vez más abierta en la lucha contra el Estado Islámico, una cooperación que se ha llevado a cabo por la necesidad de cubrir los respectivos intereses (evitar los efectivos norteamericanos en el terreno y permitir el mayor control de Iraq por parte de los iraníes, así como favorecer la defensa de Siria en apoyo de Al Asad). Ninguno ha dudado en ello, a espaldas incluso de sus respectivas naciones.

[fb1]