¿ES LA “VICTORIA SOSTENIBLE”, LA SOLUCIÓN?

F. Javier Blasco Robledo, Coronel en la Reserva

10 de diciembre de 2015

Resumen.

Hace menos de un mes que el mundo se conmovió de nuevo con un segundo atentado yihadista en París. Los planes y previsiones francesas para combatir definitivamente a los terroristas yihadistas aprovechando esta eventualidad se pusieron en marcha con precisión casi Británica. Todo apunta a que los resultados no han sido los previstos, porque a la vista de los logros finales no hacía falta tanto aspaviento e invocación a la responsabilidad colectiva. En política internacional las cosas no siempre suceden como se esperan.

Votación en el Parlamento Alemán para participar en las operaciones contra el IS

Antecedentes.

El pasado 13 de noviembre París se veía inmerso en una serie encadenada de atentados que llenaron la atención de todo el mundo, no hubo cadena de televisión, periódico, semanario o red social que no aparcara sus asuntos del día o aquellos que se venían arrastrando un tiempo, para dedicarse full time a la noticia. En definitiva, se puede afirmar que de nuevo la capacidad de movilizar de los medios franceses funcionó a la perfección e informativamente el mundo se paró durante muchas horas y la evolución de dichos acontecimientos siguió la misma línea durante bastantes días.

La humanidad se volvía a sobrecoger con las noticias desde París provenientes por la actuación de varios grupos armados del autoproclamado Estado Islámico (IS, por sus siglas en Ingles). Sus cachorros habían vuelto a golpear la ciudad, esta vez, la segunda en el mismo año, los ataques habían sido coordinados y solo la casualidad, el temor de última hora de alguno de los terroristas o la eficacia de las medidas de seguridad para la entrada en el estadio de fútbol, donde se realizaba un encuentro internacional entre Francia y Alemania, lograron que la masacre no fuera mayor; posiblemente, sin ser conscientes de ello en ningún momento.

El temor rápidamente sobrepasó algunas fronteras y pudimos ver a la Capital de Europa, Bruselas sometida al nivel máximo de alerta durante varios días y sumida en un caos sin precedentes, atenazada por el miedo, sin actividad importante alguna, ni siquiera, las sedes de las Organizaciones que nos representan a los europeos ni las que, oficialmente deben velar por nuestra seguridad y garantizarla, fueron capaces de abrir sus puertas o trabajar con normalidad durante, tres días, al menos. La policía belga dando palos de ciego, sin encontrar prueba o arma alguna en una ciudad donde como muchos saben, es más fácil encontrar un arma en el mercado negro que un buen chocolate, que ya es decir. Una vergüenza colectiva que será difícil de borrar de nuestras memorias, al menos de las de aquellos que habíamos creído y confiado en ello y sobre todo en ellos.

Me imagino que ante las imágenes y declaraciones de pánico político, social, individual y colectivo, los terroristas yihadistas estarían exultantes al haber conseguido un éxito tan rápido y amplio con la perdida de muy pocos de sus efectivos. Su principal objetivo estaba cumplido, si no fueran musulmanes radicales, seguramente, y al estilo de otros grupos terroristas, habrían descorchado las mejores botellas de champagne francés para celebrarlo.

Esta situación de desconcierto, terror inusitado y desconfianza en todo y todos ha recorrido nuestras mentes y medulas durante varios días y nos impulsó a cambiar de pensamiento y girar las miradas hacia nuestros políticos lanzándoles todo tipo de exigencias, ruegos y peticiones. Esperando, más bien, deseando que nos protegieran cuanto antes y ansiando que de una vez por todas, se tomaran decisiones de calado que dieran frutos inmediatos. En aquellos momentos, se puede asegurar que la mayoría deseaba no solo que evitaran sucesos similares en Europa sino que de forma unánime y decisiva los europeos fuéramos capaces de dedicarnos a atacar el problema, enmarcar este cáncer en su origen y extirparlo para siempre aún a costa de lo que fuera preciso para ello.

Francia, el resultado de sus esfuerzos y contactos.

El Presidente francés, F. Hollande pareció entender el mensaje a la primera; es más, ya publiqué[1] que parecía que sus servicios de inteligencia y seguridad tenían debidamente estudiada esta posibilidad y conocían las reacciones y acciones necesarias para atajar los problemas con solvencia y cuanto antes. Todo apuntaba a que todo estaba previsto y bien estudiado, hasta el mínimo detalle.

Faltaba un detonante lo suficientemente grande e impactante para que se pusiera en marcha una engrasada maquinaria política, diplomática, militar, de inteligencia y cooperación internacional para que todos a una nos pusiéramos manos a la obra de forma rápida, coordinada y efectiva.

Así, se podía pensar que el IS había cometido su gran error, acababa de firmar su sentencia de muerte, era cuestión de semanas que iba a dejar de existir, porque Occidente formando una piña pondría todos sus esfuerzos y capacidades para lograr dicho objetivo.

Hollande, desplegó una frenética actividad diplomática nunca jamás vista hasta la fecha. Ni siquiera con ocasión de las grandes guerras mundiales, un país corrió tanto y llamó a tantas puertas decisivas como en los días siguientes a la horrenda masacre parisina. Las sociedades urgían a sus gobiernos a que se subieran al último tren hacia la esperanza que pasaba por delante de nuestras puertas.

Pero veamos un poco más en detalle que es lo que ocurrió y cuales fueron los resultados palpables de aquellos días y reuniones aparte de la expresión generalizada de grandes condolencias, miles de fotos de personas enlutadas con cara de circunstancias tomadas en lugares emblemáticos, grandes y espectaculares funerales de estado, flores, velas, demostraciones de civismo, mucho sufrimiento sincero, rabia contenida y millones de abrazos y palmadas en la espalda.

Durante todo lo anterior se comenzó con la solemne declaración del Presidente, F. Hollande de que el ataque había constituido “un acto de guerra”. Hecho este que le permitía a Francia la invocación, por primera vez en la historia de la Unión, del Articulo 42.7 del Tratado de la Unión Europea que establece: «Si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros tendrán la obligación de prestarle ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas» pero «sin perjuicio específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembro».

Sin embargo, no hizo referencia a la cláusula de solidaridad, marcada en el artículo 222 del Tratado de Funcionamiento de la UE que se refiere concretamente a casos de terrorismo y que en su punto 1 se ciñe exclusivamente a apoyos por parte de la Unión en el territorio del demandante.

El efecto sorpresa de recurrir al 42.7 fue tan grande que no hubo Estado de la Unión que se opusiera a las peticiones francesas aunque esto apuntara a que la UE se podía o debía ver envuelta en una guerra total contra el IS y no circunscribirse a determinados apoyos puntuales a un país miembro en su lucha contra el terrorismo (el mencionado 222).

Hasta el mismo Papa Francisco no dudó en emplear la palabra Guerra, cosa a la que por fortuna no nos tiene acostumbrados. Él consideró que el IS nos había declarado la guerra a los occidentales y rezaba por un entendimiento de religiones como forma de superar esta crisis.

EEUU, fue el primero en ser consultado y también el primero en echar un cubo de agua fría al asunto. Para los norteamericanos, a pesar de sentirlo mucho, no está en su agenda cambiar de estrategia ni la política presidencial en la lucha contra el IS en particular y por la seguridad del resto del mundo en general; máxime por Francia, un país que suele demostrar sus antipatías por ellos y su manifiesta oposición a determinados liderazgos en la OTAN o en la generación de operaciones que derivan en conflictos que ellos no comparten o justifican como la Segunda Guerra del Golfo y la consiguiente invasión de Iraq.

Hollande solo les pudo sacar un cierto apoyo y coordinación en las acciones de inteligencia e intercambio de información para facilitar sus operaciones de ataque aéreo, pero nada en absoluto de cambios en su estrategia en la lucha contra el IS. Estoy convencido y creo, que fue entonces, cuando ya Francia decidió no entrar en fuerza por el terreno.

Los franceses son conscientes de que ellos, casi solos, no son capaces afrontar los costos políticos y sociales de llevar a cabo la necesaria operación terrestre de forma rápida y exitosa a pesar de que en los primeros días se barajaba la posibilidad de que las naciones amigas les relevaran en sus obligaciones en diversos países africanos para recuperar capacidades militares y poder intervenirlas en fuerza contra el IS en Siria. Posibilidad que se sugería pero que, prudentemente, no se mencionó de forma explícita.

De la entrevista con su amiga de políticas y compañera de liderazgo en Europa, Ángela Merkel solo sacó la promesa de unos apoyos determinados hasta un total de mil doscientos efectivos de fuerzas sin definir su misión salvo la de los que apoyarán a unos (4-6) aviones Tornado de reconocimiento de altura y fotografía aérea de precisión, un avión cisterna de reabastecimiento en vuelo que se instalarán en la base de la OTAN en Incirlink, en Turquía y a una Fragata de acompañamiento para incorporar o sustituir a las naves que Francia dedica a proteger a su portaaeronaves nuclear, Charles De Gaulle desplazado a la zona desde el 18 de noviembre que cuenta con una dotación de 18 cazabombarderos Rafale, ocho aviones de ataque embarcados Dassault Super-Etendard y dos aeronaves de alerta temprana Hawkeye.

Las promesas de Merkel fueron aprobadas por amplia mayoría en el Parlamento de Alemania (Bundestag) ampliándolas hasta el 31 de diciembre de 2016 con un costo estimado de unos 134 millones de dólares. Ahora la decisión tiene que ser aprobada por el Consejo Federal (Bundesrat), que representa los dieciséis estados federados de Alemania. Una vez aprobada, esta misión será la mayor de Alemania en el extranjero.

La otra entrevista estrella, aquella dedicada al nuevo líder emergente en el área en conflicto, Vladimir Putin se la estropeó, un día antes, casi por completo nuestro aliado de la OTAN y aspirante permanente a la UE, R. Erdogán, Presidente de Turquía. No se sabe si solo a él se le ocurrió la idea de -en una situación más que difícil de explicar por la rapidez de los hechos y lo estrecho del área aparentemente violada- ordenar el derribo de un caza bombardero ruso cuando este estaba realizando una operación de limpieza en una zona donde actuaban unos actores de difícil justificación anti IS y de cierta afinidad a Turquía y a sus cada vez menos ocultas pretensiones con respecto a la intervención turca en el conflicto sirio e iraní; país este último donde ya también tiene abierto un frente diplomático por cierto y obscuro despliegue de fuerzas terrestres en el Kurdistán iraquí.

Algunas versiones no oficiales, ni comprobadas fehacientemente, apuntaban a que algún aliado era consciente de esta posibilidad a pesar de que la OTAN, a través de sus medios y sistema de mando y control para la defensa de su espacio aéreo lo observaron todo con absoluta precisión, nunca dio la orden de proceder a dicho derribo. Por lo que, oficialmente, el acto ha quedado como una respuesta nacional al ser violado su espacio aéreo. Cosa, que aunque no se publique, de las declaraciones a la calma y semi escusas oficiales se desprende que el hecho no fue bien recibido o criticado por la mayoría de los Embajadores Representantes Permanentes de los países de la Alianza en la reunión de dicho Consejo que ocurrió a las pocas horas.

Después de lo anteriormente mencionado, solo coordinación y apoyo en inteligencia, era lo único políticamente correcto y viable a poner sobre el tapete de la mesa de negociación en Moscú. Francia no puede ir claramente contra corriente de los intereses norteamericanos o de la defensa de la OTAN y de sus componentes frente a los rusos y menos en aquellos momentos tan críticos para las relaciones entre bloques considerados antagónicos y siempre en un determinado tipo de liza.

La posibilidad de llevar a cabo, si es que alguna vez estuvo en la mente de Hollande, determinadas y limitadas actividades coordinadas en Siria para la ejecución de acciones u operaciones combinadas y conjuntas con fuerzas terrestres, navales y aéreas en las que pudieran participar los rusos, se había ido al traste. Solo les quedaba repartirse objetivos aéreos, coordinar e intensificar los bombardeos selectivos y ver la forma de encajar, aunque sea cediendo mucho, el papel a desarrollar por Bachar Al Assad una vez finalice el conflicto reconociéndole un determinado protagonismo. Aunque este solo sea momentáneo y de forma inicial.

El 20 de noviembre el Consejo de Seguridad de la ONU, con inusitada celeridad, convino en la aprobación por unanimidad de una Resolución en la que sin invocar al Capítulo VII, que autoriza el uso de la fuerza, aprobó el empleo de "todas las medidas necesarias" para combatir al Estado Islámico y Al Qaeda en Siria e Irak, así como eliminar los refugios de los extremistas en ambos países. El borrador de esta resolución fue presentado por Francia aunque, por la oposición de EEUU, no se aprobó otra propuesta rusa que instaba a la coordinación de las acciones con las autoridades de los países en cuyo territorio se realizan las operaciones militares, tratando con ello de salvar oficialmente a B. Al Assad.

La entrevista con el Primer Ministro Británico, David Cameron se resolvió con la especial flema y estilo inglés, un gran y largo debate parlamentario en el que se llegó incluso a dar libertad de voto a todos los votantes, quizá para ganar votos cada partido importante, o para dar apariencia de auténtica preocupación y unidad nacional. De resultados muy vistosos, rápidos en el tiempo tras la mencionada aprobación parlamentaria y aprovechando la presencia de aviones de la RAF en Chipre entraron en acción el pasado 3 de diciembre; pero con la misma dudosa eficacia que todas las intervenciones aéreas anteriores realizadas por cualquiera de los que operan en Siria y/o en Iraq.

Algunos aseguran que los aviones británicos llevaron sus bombas a destruir parte de la operatividad de alguna de las refinerías empleadas por IS. Debemos esperar a ver la eficacia de estos y sus resultados palpables en el sistema mayoritario de financiación de los yihadistas.

También se entrevistó con el Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, quien poco le podía ofrecer por diversos motivos como: las recientes rencillas entre ambos países en su frontera común en razón de la gestión y el paso de refugiados e inmigrantes hacia el continente provenientes de los miles arribados a las costas italianas, las restricciones económicas que sufre el país debido a la crisis y la poca predisposición que tienen los italianos a meterse en operaciones militares en las que casi siempre han logrado malas consecuencias desde hace más de un siglo sobre todo, en el norte de África.

Holanda tampoco ha definido si aportará medios militares a esta operación a pesar del firme convencimiento del país de que se debe luchar hasta destruir al IS.

En clave nacional, se habló y mucho de lo que podía aportar España a esta campaña. Las opiniones públicas de todos los países incluso la española, como no podía ser menos, comenzaron a dividirse. Algunos próceres o entendidos de la política internacional incluso se atrevieron a ejercer de expertos estrategas militares y en múltiples entrevistas daban auténticas clases de estrategia y táctica militar propias de los mejores centros de enseñanza militar superior sobre: cómo se debía actuar, donde ejercer el esfuerzo principal y con qué medios debían hacerlo.

La prudencia y/o la cercanía del proceso electoral del 20 de diciembre, alguna presión política interna y la no precipitación característica de los últimos tiempos del gobierno actual llevaron a España a no jugar ningún papel nuevo en este conflicto, ni a adquirir más compromisos que los que ya tenía en marcha. Ha servido para ponerlos en valor y poder comprobar y mostrar que nuestra aportación a la lucha contra el terrorismo en Oriente Medio y en el continente Africano, aunque en pequeñas misiones, era mucho mayor que la de algunos países oficialmente más potentes en aspectos de valoración de las respectivas capacidades militares y económicas.

Francia, era consciente de que España estaba inmersa en un proceso electoral, nadie quería forzar una decisión de trascendencia e importancia, los escasos resultados de las reuniones previas con países más potentes y el ser conscientes de que nuestras capacidades militares han ido disminuyendo con las sucesivas restricciones presupuestarias sobre todo durante los muchos años de crisis, apagaron poco a poco las velas de alguna expectativa. Creo sinceramente, que nunca se llegó a producir una petición formal, salvo la intensificación y mejora, si cabe, de nuestros excelentes y apreciados intercambios de información y apoyos mutuos en aspectos cruciales como la policía e inteligencia varia.

Nuestras famosas y prolijas tertulias televisivas, capaces de freír una corbata o planchar un huevo, sin despeinarse un pelo, montaron sus espectáculos de muy relativa categoría, aparecieron nuevos expertos que conocían y hablaban de todo, que nos ilustraron sobre estrategia militar como jamás había ocurrido. Menos mal, que gracias a la cercanía e interés del próximo proceso electoral y su excesiva campaña televisiva de encuentros, entrevistas y debates hemos cambiado de tema.

“Las clases” se han cerrado sin haber llegado a un consenso operacional, aunque, bien es cierto, que a medida que las ínfulas de grandeza se iban desinflando tras conocerse las aportaciones reales a la causa común, los mencionados e imprescindibles “expertos” han ido cambiando sus estrategias. Comenzaron determinando con todo tipo de detalle que fuerzas terrestres eran necesarias para el combate efectivo de IS, para terminar abjurando de aquella idea y llegar a la misma conclusión que Barack Obama viene preconizando desde el principio y que acaba de ratificar tras los pasados atentados yihadistas en suelo norteamericano, lo que él denomina una “SUSTAINABLE VICTORY” that involves airstrikes and supports local forces battling the Islamic State rather than sending a new generation of American soldiers into a ground offensive[2].

Nuevos y viejos problemas.

En el ambiente internacional, la cosa también se ha ido desinflando y la Cumbre sobre el Cambio Climático igualmente conocida como COP 21 ha servido de bálsamo para que las atenciones giren hacia la polución y el aumento de las temperaturas medias en el globo, los muchos miles de millones de dólares que hacen falta para paliarlo y los compromisos de los países que más contaminan y aumentan la polución en el mundo.

Con todo esto, podemos decir que el problema de la feroz lucha contra el IS está casi enterrado. El mundo sigue girando y la vida se desarrolla a una velocidad sorprendente, los eventos surgen y corren tanto, que debemos tener una gran retentiva no solo para recordarlos sino para ser conscientes de cómo han evolucionado, aunque en realidad, estemos hablando de graves cosas que han ocurrido hace menos de un mes.

Ahora, volvemos a hablar de los refugiados, atrás quedan las sospechas de que posiblemente alguno de los terroristas de París entrara en Europa aprovechando la avalancha incontrolada de refugiados y empleando documentaciones falsas. De nuevo, nos vuelve a sorprender como ha subido el número de los que tenemos ya presentes en el continente, la mayoría en Alemania (aproximadamente un millón de personas) donde ya se aparecen graves dificultades para su control y muchas más para su alojamiento.

Hay noticias que no por sorprendentes, hacen que nos preocupemos mucho, al menos, la tinta no corre a raudales con ellas. Me refiero al escaso número de los refugiados que la UE ha podido recolocar, no llega al 10% de los 160.000 previstos. Por otro lado, están las prebendas que Turquía nos ha sacado sin cortarse lo más mínimo para cerrar, a su voluntad, el grifo del paso de refugiados hacia el continente a través de Grecia. Dos de ellas[3] se han aprobado rápidamente y con un cierto alivio por parte de todos.

Espero que nos entre la cordura ante su tercera petición y se dedique más tiempo al estudio de las graves repercusiones que su entrada en la UE puede tener para nuestra economía, pero sobre todo, para el futuro político de la propia Unión ante la posibilidad de dejar la mayoría de los votos en manos de un partido musulmán.

Tampoco ha sido objeto de una gran preocupación la debilidad en la que hemos dejado el futuro y credibilidad del Espacio Schengen. Nos encontramos ante la posibilidad de que pueda desaparecer en un futuro próximo. La falta de colaboración efectiva entre los miembros de la Unión para el control de los emigrantes o refugiados y para mejorar las escasas capacidades de muchos de los países fronterizos externos de la Unión, han dado lugar a una carrera desenfrenada de “vergonzosos y espinosos muros” entre países dentro del continente y ciertas reticencias entre estados miembros. Se ha aplazado a marzo la definición final del problema, cosa que debe ser bien preparada por nuestros políticos, si no queremos que se tome una decisión precipitada que nos lleve al punto de volver a montar las fronteras que en su día derribamos y perdamos todos los privilegios de libre circulación de personas que tan gratamente disfrutamos todos.

Dentro de la cesta de las cosas positivas conviene resaltar los importantes acuerdos a los que se ha llegado en la UE en materia de seguridad, intercambio de información sobre datos de los viajeros internos y externos de la Unión, previsiones para un mayor endurecimiento de las condiciones de venta y destino final de materiales de doble uso, controles bancarios sobre las transacciones, las limitaciones a las tarjetas prepago y las monedas virtuales.

Medidas muchas de ellas que estaban siendo discutidas durante años y a las que no se llegaba a un consenso en su aplicación por el exceso de celo en mantener la privacidad de las personas y sus datos; han sido precisos los recientes actos de terrorismo para “legislar en caliente” y dar el paso necesario para librar las mencionadas reticencias al respecto.

En Francia los socialistas en el poder sabían que sus posibilidades electorales eran muy pocas antes de los atentados de París. La aparatosidad de los actos de ensalzamiento de la unidad nacional frente al terrorismo y la unión de todos los franceses junto a sus mandatarios ante el ataque a la nación hacían augurar un determinado cambio en las previsiones, sobre todo si las híper-actuaciones de su Presiente daban buenos frutos.

Pero, por desgracia para ellos no ha sido así, se han recogido muy pocos de dicho frutos en la cesta y por ello, más bien al contrario, los ataques terroristas del mes pasado han catapultado aún más de lo que estaba revisto al ultraderechista Frente Nacional de Le Pen al 29,5% en las primarias de las elecciones regionales celebradas el pasado 6 de diciembre, seguido de los republicanos de Nicolás Sarkozy con el 27%; los socialistas se han caído al 23%, pese a todos los esfuerzos del presidente François Hollande por liderar al mundo en combatir al yihadismo. Hay que esperar a que se celebre la segunda vuelta pero, desde luego las previsiones indican que la izquierda francesa saldrá bastante mal parada.

Puede que los ciudadanos se dejen impresionar, a veces, por las causas y efectos de atentados terroristas; pero, por el contrario, hay ocasiones en que su madurez es superior al impacto mediático y al desarrollo de los eventos.

Conclusiones

Una vez más, nos volvimos a engañar a nosotros mismos o simplemente, dejamos que fueran nuestros deseos los que nos llevaran a poner unas esperanzas en algo que no ha ocurrido, y que a la vista del desarrollo de los acontecimientos posteriores, no va a ocurrir. En poco tiempo todo se ha disipado; hemos vuelto a perder una ocasión importante de actuar con energía con nuestros medios y capacidades. Es nuestro sino, las dudas y precauciones sociales nos coartan ahora mucho más que antes, preferimos confiar en que sean otros los que nos resuelvan los problemas. Será muy difícil salir de esta enfermiza deriva.

Tras un mes de debates, reuniones, resoluciones de los órganos internacionales y encuentros al más alto nivel, el soufflé se ha venido abajo. Las expectativas han quedado en nada, salvo en dos aspectos, se han intensificado e incrementado los ataques aéreos sobre el IS en Siria y tomado ciertas decisiones políticas para adoptar mayores y mejores medidas de control de las personas y de los capitales que viajen dentro y fuera de la Unión.

No hemos sido capaces de conjuntar todos los esfuerzos internacionales en la lucha contra el IS, continuamos con dos Coaliciones totalmente distintas que apoyan a facciones que en algunos casos están encontradas y donde nos reprochamos a diario determinadas violaciones de espacios y la validez de los objetivos batidos.

Hemos estado a punto de crear un conflicto mayor entre la OTAN y Rusia en un momento en el que no nos lo podemos ni sabemos permitir y cuando hay muchos frentes abiertos con dicho país cuyo Presidente busca un importante protagonismo que palíe u oculte determinados problemas internos.

Los países árabes no se han implicado más en la solución de este conflicto, sino todo lo contrario; según los datos escasamente publicados, cada vez participan menos en las incursiones aéreas; se dedican con mayor profusión a otras áreas o conflictos mucho más directos para ellos y es muy difícil encontrar entre los musulmanes sunnitas aspirantes de combatientes a ser entrenados por los occidentales o que realmente sientan la necesidad de enrolarse en este conflicto muy peligroso tanto para ellos como para sus familiares .

El mundo religioso musulmán no combate con la palabra y la plática el radicalismo ni se ha realizado manifestaciones masivas de musulmanes contra los yihadistas y sus teorías. Todo apunta a que no se quieren enfrentar abiertamente a ellos, a pesar de que muchas de las victimas del IS, la mayoría, son musulmanes.

El problema de los refugiados que este conflicto genera, no se ha resuelto, salvo algún parche adoptado, un mayor gasto a futuro y es de esperar nuevos flujos masivos nada más se superen los rigores del invierno. Nuestras fronteras no están seguras, las relaciones políticas al respecto nunca han sido más tensas y puede que se vuelvan a endurecer, incluso mucho más que antes del establecimiento de la norma Schengen.

Hemos dado varias señales claras al IS que dicen muy poco en nuestro benéfico y por el contrario son muy positivas para ellos: a pesar de las resoluciones y decisiones internacionales estamos totalmente desunidos en la lucha contra el IS; definitivamente, a pesar del gran desequilibrio de fuerzas a nuestro favor y por motivos muy difíciles de definir o justificar, no entraremos en fuerza por el terreno en los dominios del IS para erradicarlos definitivamente y, por último, hay que decir que hemos dejado bien patente nuestra incapacidad para manejar situaciones de crisis políticas y de seguridad en Europa ante cualquier atentado provocado por ellos.

Gran parte de la resolución de este conflicto se basa en la eficacia de acotar y reducir, si no exterminar sus fuentes de financiación para evitar que se alimente la batalla; aunque, no se debe olvidar, que cuentan con medios y material suficiente para mantener un combate en los mismos términos actuales durante bastante tiempo. Material, que en su mayoría procede de la captura de importante donaciones occidentales a Iraq o de los ingentes arsenales sirios o libios que nos apresuramos todos a llenar haciendo negocios con los que ahora hemos o queremos derrocar.

La impermeabilización de las fronteras con todos sus países vecinos son elementos indispensables para acortar los tiempos de alcanzar la situación final deseada, al cortarle las vías de suministros y la llegada de refuerzas del extranjero. Turquía y Libia juegan un papel muy importante en este aspecto.

Francia además de haber sufrido un segundo atentado en su capital, que podía haber sido de mayores dimensiones y de haber desplegado ingentes esfuerzos diplomáticos y tener estudiado aparentemente un gran plan, no ha conseguido los objetivos previstos según se puede colegir de los resultados reales de sus movimientos y requerimientos a organismos internacionales.

Puede que, según determinados y recientes indicios, tanto los rusos como EEUU empiecen a entender que sobre el terreno la sola participación de las fuerzas locales o de proximidad en la lucha contra el IS no sea suficiente y que se precisan de importantes contingentes de fuerzas especiales (de muy largo y complejo adiestramiento), Artillería y precisos misiles de corto y medio alcance y otros medios más de apoyo como helicópteros de transporte y ataque, material de guerra electrónica y un buen sistema de inteligencia sobre el terreno. Para llegar a esto, me temo que aún habrá que vencer muchos temores y reticencias políticas; mientras tanto...

Todo apunta a que, una vez más, se ha perdido la oportunidad de acabar cuanto antes con un problema cuya prolongación en el tiempo puede favorecer su extensión en el espacio y la multiplicación de las personas implicadas. Si no logramos alcanzar lo que se menciona en el párrafo anterior, solo nos queda confiar en la eficacia, que no eficiencia, de lo que se ha definido como “VICTORIA SOSTENIBLE” sin tener en consideración cuanto tiempo, medios y esfuerzo deberemos invertir en ello.

[1] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/-esta-europa-herida-de-muerte

[2] Traducción del autor: “VICTORIA SOSTENIBLE" que consiste en ataques aéreos en apoyo a las fuerzas locales en su lucha contra el estado islámico en lugar de enviar una nueva generación de soldados estadounidenses en una ofensiva de la tierra.

http://www.nytimes.com/2015/12/08/world/middleeast/us-strategy-seeks-to-avoid-isis-prophecy.html?_r=0

[3] La entrega de 3.000 millones de euros para atender los gastos extraordinarios ocasionados por los refugiados en su territorio y la supresión de visados a los ciudadano turcos a partir de 2016 para viajar a la UE.