LAS "IRRESOLUCIONES" DEL CSNU

F. Javier Blasco, Coronel en la Reserva

11 septiembre de 2016

Hoy, en recuerdo de los hechos y al cumplirse 15 años del terrible atentado yihadista en Nueva York, que causó tantos miles de muertos y la conmoción mundial y, al conocerse la muerte de la enfermera Greta Zimmer Friedman que junto al marinero George Mendonsa protagonizó el "beso de la Paz" al final de la II Guerra mundial, el 14 de agosto de 1945 en Nueva York -sin conocerse ni decirse los nombres- me decido a escribir este trabajo para repasar donde nos encontramos en los aspectos de integración y compromiso con la seguridad; que organismos trabajan en ese aspecto y como afectan sus esfuerzos y resultados en la marcha de la paz y la seguridad mundial.

De todos ellos, hoy quisiera centrar mi atención en la Organización de las Naciones Unidas (ONU); organismo que nació oficialmente el 24 de octubre de 1945[1], después de que la mayoría de los 51 Estados Miembros signatarios ratificaran el documento fundacional. En la actualidad, 193 Estados son miembros de la ONU; todos ellos están representados en su principal órgano deliberante, la Asamblea General.

Hay que resaltar que los principales órganos directivos de la ONU son la ya mencionada Asamblea General, el Consejo de Seguridad (CSNU), el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría General de la ONU.

De todos ellos, el CSNU tiene la responsabilidad específica y primordial de mantener la paz y la seguridad mundial. Se compone de 15 miembros, de los que cinco tienen un carácter permanente (China, Rusia, Francia, Reino Unido y EEUU) y los otros diez lo son por rotación entre el resto de los Estados de la ONU. Cada miembro del Consejo tiene un voto, aunque, el de los permanentes es el único que puede tener y ejercer el carácter de veto a las decisiones del resto.

De acuerdo con la Carta, todos los Estados Miembros de la ONU convienen en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo; resaltando que, según el mismo documento, las decisiones que se adopten por dicho organismo son las únicas que deben ser adoptadas y son de obligado cumplimiento por todos ellos.

Para llevar a cabo su función el CSNU, aparte de instar a las partes en conflicto a que este termine a la mayor brevedad posible, puede imponer embargos, sanciones económicas, o incluso, autorizar el uso de la fuerza para hacer cumplir los mandatos. Acciones que, generalmente, plasma en Recomendaciones a las partes o a la propia Asamblea General o mediante Resoluciones que mantienen el mencionado carácter de obligatoriedad en su cumplimento, no solo por las partes sino por el resto de Estados Miembros.

Dichas Resoluciones pueden ser dadas por agotadas cuando se extingue el conflicto, se cumple lo exigido en las mismas o cuando son sustituidas por otras subsiguientes, que amplían, mejoran o cambian completa o en gran parte el sentido de las anteriores sobre dicho tema o conflicto.

Otras veces, el CSNU, tras sus reuniones ordinarias o de carácter de urgencia, no inscribe sus decisiones en documentos de compromiso obligatorio y simplemente emite declaraciones o aplaza sus acciones punitivas a posteriores desarrollos y análisis según la importancia y de la evolución de los acontecimientos estudiados inicialmente.

Sobre el papel todo parece que está bien estudiado y debe funcionar a la perfección; solo el hecho de que algunos de los miembros tengan la posibilidad de veto, nos hace pensar, como así ha ocurrido muchas veces, que dicha potestad puede poner en peligro la imparcialidad de las decisiones del Consejo e incluso, que no se adopten medidas restrictivas aunque fueran más que necesarias por poder afectar a países “protegidos o amigos” de dichos miembros permanentes o, simplemente, porque estos entiendan que afecten a sus intereses geoestratégicos.

Desde la fundación del organismo y hasta el 30 de agosto del presente año, el CSNU lleva aprobadas 2305 Resoluciones, número que no es poco, aunque por desgracia, queda algo bajo en comparación con la multitud de conflictos e incumplimientos de lo ordenado en anteriores resoluciones .

Como ya se ha mencionado anteriormente, cuando pueden apreciarse conflictos de intereses entre algunos de los miembros permanentes del Consejo, las famosas Resoluciones condenatorias no se producen y se transforman en más o menos simples declaraciones. Como ejemplos de ello, podemos encontrar muchos en casos recientes e importantes como la guerra de Siria, el programa nuclear de Irán, la lucha contra el terrorismo yihadista o las derivas esperpénticas de los coléricos integrantes de la dinastía Kim en Corea del Norte.

Por no irnos muy lejos en la historia, baste con citar que el pasado día 6 de septiembre el CSNU celebró una consulta de emergencia a puerta cerrada sobre el lanzamiento de tres mísiles balísticos de mediano alcance realizado por Corea del Norte cuando se reunían los líderes del G-20, en la localidad de Hangzhou, China.

Como se recordará dichos proyectiles cayeron en el Mar de Japón, a unos 300 kilómetros de la costa de dicho archipiélago. La reunión fue convocada a instancias de EEUU, Japón y Corea del Sur y se esperaba de ella algo más que la edulcorada y nada intrusiva declaración de prensa final que se produjo: “El Consejo deplora todas las actividades de mísiles balísticos de Corea del Norte, y toma nota de que estas contribuyen al desarrollo de sistema de lanzamientos de armas nucleares e incrementan las tensiones”.

Aséptica y nula declaración a pesar del sentimiento que mostró la Embajadora, representante de EEUU en el Consejo “Este lanzamiento, demuestra una vez más el flagrante desprecio por Corea del Norte de sus obligaciones internacionales y su voluntad de provocar y amenazar la comunidad internacional con impunidad”.

Igualmente, unos días más tarde, el 10 de septiembre, tras el quinto ensayo nuclear del mismo país y segundo en este año, el CSNU se volvió a reunir con carácter de urgencia para, finalmente, solo aplicar una nueva declaración light: el CSNU condena “contundentemente” el nuevo ensayo nuclear de Corea del Norte y anuncia que va a estudiar nuevas sanciones contra Pyongyang en respuesta a sus últimas "provocaciones".

Menos mal que este hecho, al parecer, era grave y había sido calificado de “provocación” por el Presidente Obama; “grave amenaza” por Japón; “clara violación” por Corea del Sur; China mostró su “firme oposición al mismo” y la OTAN lo enfatizó como “una violación de las anteriores resoluciones de la ONU”.

Tristemente, a pesar de todo ello, una declaración de aliño y una intención de seguir estudiando otro tipo de restricciones y prohibiciones sobre el país y, a otro asunto; que el tiempo lo cura todo. Declaración que, un día más tarde, ni siquiera ha sido publicada en su página oficial del Centro de noticias y la he tenido que recoger de la prensa.

Las presiones de los poderosos de uno u otro signo, hacen que este costoso órgano, pero, el más importante para la para velar por la Paz y la Seguridad en el mundo, se haya convertido en casi irrelevante. Hace años que muchos países no toman en serio las resoluciones que son adoptadas contra ellos o sus “clientes”. Que se ha ido perdiendo la fuerza moral de las resoluciones y el compromiso que todos los Estados Miembros de la ONU aceptan al acceder a la misma y la culpa de todo ello, no está en estos mismos, sino en el triste papel que la ONU en su conjunto y el CSNU han ido adoptando; en el manejo político que sufren por sus Capitales las personas que lo integran y en que su decimonónico sistema de funcionamiento y composición han quedado obsoletos y fuera de toda realidad o exigencia actual.

Tiranos, represores y pérfidos dirigentes de países importantes consideran que la ONU y su Consejo, no tiene ni razón de ser, ni valor alguno; que sus Resoluciones o amenazas no son de su incumbencia y que las personas a la cabeza de tales organismos no merecen el respeto que se debe por haber mostrado muchas veces su incompetencia, su timidez a la hora de tomar decisiones y por haber caído en demasiadas ocasiones en rumores o casos comprobados de corrupción política.

La ONU encontró su tumba en la guerra de los Balcanes donde se mostró ineficaz, cara y poco resolutiva por sí misma para conflictos de importancia y, lo que es peor, fue testigo de terribles asesinatos masivos sin mover un dedo en defensa de los inocentes indefensos. De aquellos polvos vienen estos lodos y de vez en cuando descubrimos que los llamados cascos azules, ahora en su mayoría integrados por militares de países de dudosa formación militar, social y democrática, se encuentran inmersos en casos de violación, raptos y crimen organizado o, son incapaces de tomar medidas resolutivas en conflictos cada vez más cambiantes y complejos.

No quisiera que este trabajo sirviera para que el lector se haga una idea contraria al significado y valía que debería tener la ONU y los mandatos del Consejo; al contario, como viejo casco azul, lo que quiero es tratar de volver a recuperar sus valores y que los indudables sacrificios y cientos de muertes de sus integrantes, pasadas, presentes y futuras, sirvan para lo que se crearon, llevar la PAZ y la SEGURIDAD al mundo en una lucha constante contra el opresor, la injusticia, el terror, la guerra o el violador de derechos humanos.

Hemos llegado a un punto en el que es preciso implantar muchos cambios en las políticas sociales, de seguridad, defensa y en las económicas de la mayoría de los países y en el papel, estructura y cometidos de la casi totalidad de Organismos Internacionales como la OTAN y la UE. Por lo tanto, pienso que, aprovechando el inminente cambio de Secretario General, no estaría de más, darle un giro profundo y total a la misma ONU, sus fundamentos, organización y composición de los órganos directivos si no queremos que todos ellos solo sirvan de cobijo a paniaguados e inútiles que vivan del cuento a sabiendas que su papel no es resolutivo en absoluto y completamente ignorado.

Gastamos importantes sumas de dinero anualmente en este organismo, le dotamos de muchos y muy buenos funcionarios, diplomáticos, unidades y asesores militares. No hagamos que todos esos esfuerzos y sabia buena se vayan por el sumidero y no sirvan para nada por la inoperancia de sus directivos o la maldad de los principales actores.

Para empezar, el primer cambio que sugiero, es terminar con el exclusivo derecho de veto de “algunos” de los componentes del Consejo. El segundo, que los países y los medios hagan mucho más eco de estas "irresoluciones" y exijan rigor, operatividad y eficiencia a los gobiernos y los que nos dirigen en temas de seguridad internacional. Hoy, por desgracia, ya nadie habla de lo que acabo de relatar a pesar de la importancia de estas graves y recientes provocaciones.

[1] El nombre de «Naciones Unidas», acuñado por el Presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, se utilizó por primera vez el 1° de enero de 1942, en plena segunda guerra mundial, cuando los representantes de 26 naciones aprobaron el documento fundacional conocido como la «Declaración de las Naciones Unidas o la Carta de la ONU».

http://www.un.org/es/about-un/