LA MENTIRA


F. Javier Blasco, coronel (r)

9 de abril de 2023

 

Palabra femenina que proviene del latín, empleada para denunciar la realidad y podredumbre de cualquier afirmación que hace una persona, cuando es consciente de que lo dice o asegura, no es verdad. Tiene muchos sinónimos, que traigo a colación porque con ellos se define mucho mejor el concepto: trápala, embustería, bola, falsedad, embrollo, engaño, farsa, embeleco y trola.

Por desgracia, esta actitud o desviación humana es muy frecuente y se emplea cada vez mucho más en todos los ámbitos de la vida social, política y económica; debido a su repercusión, generalmente suele ser repudiada y castigada en ambientes y personas serias y formales y, hasta está considerada como pecado en muchas de las religiones en vigor.

Es importante en el ámbito judicial, donde mentir ante un tribunal, cuando se es citado en categoría de testigo, es un delito en la mayor parte de los países del mundo e incluso, constituye un hecho muy deleznable y repudiable hacerlo en lo que se conoce como sede parlamentaria; lo que en algunos países puede llevar al traste la carrera política hasta de grandes y asentados próceres.

En España -país dado tradicionalmente a la picaresca el ventajismo, la maniobra corta y el engaño- a pesar de que, aparentemente, sucede lo mismo que en la mayoría de países de nuestro entorno, la mentira, es observada y aplicada por muchos y cuando se descubre y denuncia, suele ser juzgada con mayor o menor saña y empeño, según sea quien caiga en el yerro o la vehemencia y el espurio interés que ponga el denunciante. Tanto es así que, en muchos casos, mentir y hasta hacerlo reiteradamente y a lo grande a muchos peculiares personajes les sale gratis, son impunes o capaces de convertirlas en verdades como puños y, en muchos casos, no suele repercutir negativamente en su futuro o carrera.    

De hecho, hoy contamos con un presidente de gobierno que está doctorado cum laude -en este caso de verdad y con todos los derechos y honores- en el arte, uso y abuso del engaño. Una persona en la que, en él, su legado y entorno casi todo es mentira, una exageración o un producto del marketing dirigido a engañar al sufrido, desorientado o previamente convencido y bien amamantado espectador desde que aquel individuo inició sus pasos.

En su juventud no destacó en casi nada por sí mismo; fue un estudiante y un deportista mediocre que obtuvo su máxima titulación en economía debido a una tesis copiada y además corregida o evaluada por un grupo de amiguetes que le encumbraron a la máxima categoría sin merecerlo en absoluto, con lo que a pesar de aquel escarnio, a duras penas pudo obtener un mediano puesto de trabajo en la universidad dónde nadie recuerda sus escasas lecciones y consejos, porque poco o nada pudieron aprender de él.

Aprovechando su popularidad estudiantil, cierto porte chulesco y alguna dote personal, encandiló a la hija de un empresario dedicado al nunca claro negocio de las saunas de variopinto tipo, con la que se casó y, gracias a dicho matrimonio, pudo costear un piso donde establecerse para los años venideros, así como un utilitario de poca monta.

Durante varios años, y como la mayoría de ineptos que se dedican a la política, se movió en ese mundillo, como casi todos ellos; o sea, de mamporrero, abraza farolas, lleva o paga Fantas y siempre actuando como un auténtico energúmeno de la cla (lugar que, según el Diccionario Akal de Teatro, es “el conjunto de personas que son contratadas para aplaudir y ovacionar desaforadamente determinadas representaciones, a las que por dicho ‘trabajo’, entran de balde”).

Tras su breve e inútil o poco fructífero paso por la política local y regional madrileña, consiguió, de rebote, un asiento en la Cámara de los diputados y allí se afanaba por seguir a pies juntillas todo lo que le mandaban votar; por cierto, algunas de aquellas cosas aprobadas con su voto, hoy están derogadas por él mismo u olvidadas para siempre, como si nunca hubieran existido.  

Como buen medrador y para aumentar sus ingresos, previamente consiguió que, dentro del cupo socialista, se le encajara a frote duro en el consejo de administración de la expoliada Caja Madrid donde -a pesar de su formación como ‘economista’- apoyó, sin dudar lo más mínimo, todo lo que le ponían delante. Decisiones, que, en gran parte, llevaron a la ruina a dicha caja y como resultado, la deuda de España para rescatar la mayor parte de las Cajas, que no a los Bancos, fue bastante mayor.

No es preciso que me extienda en el proceso de revolución, expulsión y recuperación, tras una fuerte lucha y posterior purga intestina, por su puesto en el PSOE para hacerse con la Secretaría General de un partido al que ha dado la vuelta como un calcetín, ya nadie reconoce e incluso, hoy no hay reparos en denominarlo el ‘partido Sanchista’. Propio modus operandi de un poco moderado ególatra y dictador, que ha llegado a subyugar -a base de auténticas mentiras y promesas todas ellas incumplidas- a su electorado y a los adocenados medios palmeros que le siguen, apoyan y adoran. Promesas, que por supuesto, cuando las lanzaba ya sabía, que nunca las iba a cumplir.

Llegado a este punto, conviene recordar como logró ganar una moción de censura contra un demasiado confiado, cansado y poco hábil Mariano Rajoy; moción, que Sánchez tenía perdida de antemano, pero que gracias a basarla en grandes y obscenas mentiras propias y de una persona que jamás debió ser juez, por su prevaricadora forma de usar su puesto para inmiscuirse en la aplicación de la justicia y sobre todo, a base de vender su alma y la de España, a los mayores enemigos de esta y a aquellos otros partidos que solo viven de las miserias de los gobiernos en activo o de las promesas de aquellos otros que tienen visos o posibilidad de lograr el gobierno y, que indudablemente dada su debilidad o precariedad, van a precisar de sus votos, tanto  para alcanzar el puesto, como para mantenerse en el poder.

Comenzó prometiendo a diestro y siniestro, no hacer lo que en horas si hizo, lo negó por activa y pasiva como Pedro a Jesús y no se despeinó un pelo, cuando cambió el guion sin ningún tipo de justificación, sólo recurrió a engaños, placebos y dulcificaciones o idealizaciones de execrables hechos para hacer comulgar a sus ya mencionados votantes y seguidores, aunque fuera con enormes y aparentemente intragables, ruedas de molino.

Su capacidad de mentir, engañar, pisotear y deshacerse de los demás, aunque sean sus más íntimos, no tiene límite. No se amedranta ante cualquier medida que deba tomar para salvarse él de la quema, salir airoso de situaciones difíciles o en culpar a los demás de los errores propios o colectivos, aunque sea bajo su mandato o dirección tal y como lo refleja en su famoso libro titulado, “manual de resistencia”; libro, que como es su costumbre, tampoco escribió él, sino una ‘negra’ a la que ha premiado con sucesivos y sustanciosos cargos políticos mientras le hizo falta, a pesar de su transfuguismo y poca valía.

Ha conseguido vencer el dicho de que es imposible engañar a muchos durante mucho tiempo, lo sigue haciendo a propios y extraños tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Su egocentrismo es patente y patético y como buen dictador teme la crítica, aunque sea constructiva. Se esconde en el oscurantismo y el empleo del decretazo con urgencia y nocturnidad para evitar ser puesto en ridículo o dejar patentes sus vulnerabilidades; de hecho, es el presidente que más ha empleado este procedimiento, ya alcanza la nada despreciable cantidad de ciento treinta y siete y aún le quedan nueve meses de mandato en los que, sin ninguna duda, producirá unos cuantos más. 

Ha dedicado ingentes esfuerzos en controlar todas las instituciones que apoyan o constituyen una parte importante del Estado, y por supuesto, aquellas que por su importancia y trascendencia deberían permanecer fuera de alcance y el procaz manoseo del gobierno. En su afán por lograr patentes y rentables objetivos, en un increíble breve espacio de tiempo, ha conseguido controlar, con demostrados seguidores a su persona, veinticinco entidades públicas, desde el Tribunal Constitucional (TC) o el Consejo de Estado y el CIS; hasta empresas como Correos, Indra o Aena.

Cada uno de dichos logros tiene asignado un papel importante en su labor de engaño y convencimiento de la masa aborregada de españoles que viven pensando en las dadivas, las subvenciones o paguitas, los favores y las desproporcionadas subidas de salarios y pensiones. Entre ellas, destacar que el propio TC -máximo organismo para la defensa de la Constitución y los valores democráticos en España- su presidente y principal mozo de espadas de Sánchez, Conde-Pumpido ha cumplido con el previamente urdido plan para controlar el Tribunal, y en tan solo tres meses ya van seis leyes ideológicas aprobadas para darle marchamo de verdad sin paliativos. Tribunal que desde su creación se ha caracterizado por su lentitud y reposo para tomar decisiones dado el calado e importancia de las mismas.

Como resumen final y a modo de recordatorio, me gustaría recalcar que Sánchez ha mentido a todos sin dejarse nada ni a nadie en el tintero: las víctimas del terrorismo; las familias en sus creencias, usos y costumbres; ha destrozado la enseñanza; engaña constantemente a los trabajadores y a las empresas con las sucesivas subidas de impuestos. Mantuvo a España bajo arresto domiciliario durante los meses de la Pandemia, sin poder hacerlo como lo hizo, olvidándose además de decenas de miles de fallecidos durante la misma.

Ha cambiado la política internacional y el papel de España en el mundo que nos rodea o en nuestra área de influencia con mentiras y añagazas rompiendo lazos, usos y costumbres y hasta poniendo en peligro nuestra economía.

Vende humo constantemente en España y Europa; es capaz de todo para cubrir su afán de protagonismo aunque sea a codazos, para llegar el primero -generalmente con las manos vacías- a conflictos, países o personalidades de relevancia como Ucrania, China o EEUU; miente constantemente a la UE y a la OTAN con sus planes de inversión y equilibrio en el gasto, dejando la patata caliente para quien le suceda; se arroga éxitos de los demás y un protagonismo que no le corresponde en la mayoría  de los ámbitos nacionales e internacionales que pueden ser o no de su incumbencia.

A pesar de declararse ecologista y verde, abusa del empleo de los vetustos medios de transporte del Estado para su uso personal o de partido con burdos engaños y oculta por sistema los costos y realidades; está llevando la deuda, el déficit y el IPC de España a cotas nunca vistas y jamás es culpa suya que esto ocurra.

Engaña al mundo homo y transexual, así como a las víctimas de abuso sexual; libera a los presos de ETA o les hace su vida más fácil porque así consigue apoyos por los herederos de aquellos; ha anulado el delito de sedición y dulcificado la malversación para salvar a amiguetes y sobre todo, por contentar a los independentistas catalanes en busca de sus apoyos mientras al resto, nos aburre con fabulas y cuentos de normalización; mira para otro lado y no persigue jamás los ataques y ultrajes a las FCSE, al Rey, la lengua española y a la unidad de España o su bandera por mucho que sus ‘compañeros de viaje’ se afanen en escupir sobre alguno o todos ellos.

Tiene al Ejército abandonado en su futuro, capacidades y situación económica y laboral, aunque los usa en todos los fuegos reales o no que él debe apagar; promete ayudas en catástrofes que nunca llegan a convertirse en algo material; inaugura tramos de alta velocidad en la España semi vaciada, cuando son mentira o muy lejos de la realidad y, no contento con todo ello y otras muchas cosas más, nos torpedea con videos que pretenden ser caseros, pero que son grabados para su uso y disfrute personal basados en escenarios y hechos falsos que no tiene nada de verdad.    

Un hombre que se pavonea por el mundo, vestido con trajes de colores o prendas de abrigo no siempre muy apropiados o algo inusuales, creyéndose alguien importante; cuando realmente tiene que deambular, como alma en pena para tragar potentes sapos, desdecirse de lo dicho por el mismo e ir apagando fricciones creadas por su imprudencia, como acaba de suceder con su reciente visita a Italia.

Estoy totalmente convencido, que su figura, procedencia política, actitud y legado serán estudiados con verdadero interés por su ineptitud y negativa trascendencia en las facultades de medicina y psicología, amén que en las de ciencias políticas, economía y otras varias especialidades. No tiene desperdicio.