ARTÍCULO. LA CRISIS EN UCRANIA, ¿EXCUSA O SOLUCIÓN?

NOTA PRELIMINAR: La toma de datos y el seguimiento de acontecimientos para la confección del presente trabajo se cerraron el 21 de abril de 2014.

El mundo, tras, aparentemente, estar en proceso de ir superando la crisis derivada del programa nuclear iraní, atraviesa por varias situaciones de gravedad e importancia. De entre ellas cabe destacar la continuación y difícil solución a la guerra en Siria, los nuevos brotes de demostraciones de fuerza en la Península de Corea y la amenaza rusa sobre Ucrania que comenzaron con la anexión rusa de la Península de Crimea, lo que pone en peligro la integridad nacional de este país con un posible horizonte de conflicto entre ambos y en el que ya se han visto implicados otros actores internacionales.

Sin menospreciar los dos primeros problemas, que no son menores, y centrándonos en el último tema, conviene repasar un poco la historia reciente de ambos países, su permanencia y actuación en seno de la URSS (1922-1991), economía, demografía y las crecientes diferencias y fricciones entre Ucrania y la Federación Rusa (Rusia). Todo ello nos podría llevar a dar con las claves del origen del conflicto entre ambos y descubrir el interés que tanto Rusia como la UE y la OTAN podrían tener en mantener o no dicho país a su lado.

Ucrania (en ucraniano: Україна; romanización: Ukraína,) es un país soberano ubicado en el oriente europeo, cuya forma de gobierno es la república. Esta se rige por un sistema semi-presidencial con la separación del poder entre el ejecutivo, legislativo y judicial. Su territorio está organizado en Estado unitario compuesto por veinticuatro óblast (regiones o provincias), una república autónoma (Crimea) y dos municipios con estatuto especial (Kiev, la capital, y Sebastopol).Limita con Rusia hacia el este, con Bielorrusia al norte, con Polonia, Eslovaquia y Hungría hacia el oeste, con Rumania y Moldavia al suroeste y con el mar Negro y el mar de Azov al sur. La ciudad de Kiev es la capital y la ciudad más grande del país. Su nombre proviene del término krajina, que en eslavo puede tener dos significados: «territorio fronterizo» o «país». En ucraniano moderno країна (kraína) significa «país».

La simple observación de la posición geográfica de Ucrania con respecto a Rusia ya nos indica que es un país que geoestratégicamente le afecta mucho por constituir la última Buffer Zone (zona de amortiguamiento) entre las fuerzas de la OTAN y las fronteras rusas en su flanco sudoeste. Además, debemos considerar que en concreto, la Península de Crimea ha formado parte de Rusia hasta 1954, alrededor de un 60% de su población es étnicamente rusa y las bases militares rusas existentes en ella, constituye el punto de partida para que Rusia pueda alcanzar el Mar Mediterráneo a través del Mar Negro.

Antes de entrar en materia en detalle, conviene hacer un repaso de la historia de Ucrania, las acciones acaecidas en los últimos meses así como, las capacidades, intenciones e intereses que podrían tener todos los actores que ya juegan un papel en esta tragedia.

Rusia

Rusia es un gran país en extensión y población, pero dado el elevado número de conflictos e invasiones que a lo largo de su historia ha tenido, siempre ha preferido tener tierra de por medio ante sus fronteras para poder batir fuera de ellas cualquier posible amenaza externa, principalmente desde Europa. Además. Ha sido, es y al parecer será, tradición política y casi genética, con independencia del tipo de gobierno, mantener en su entorno países o repúblicas satélites, dependientes y leales como forma de ostentar su poderío y liderazgo en la zona. Por ello, la historia rusa está plagada de hechos y acciones de anexión sobre los territorios periféricos; estas acciones han desencadenado varias guerras, principalmente cuando algunos de sus satélites han mostrado el camino de la escisión o el cambio de bando.

Aunque actualmente hay solo unos 20 millones de rusos fuera de sus fronteras (en 2013 tenía una población censada de 142.929.000 personas), la mayoría de ellos se encuentran asentados en países limítrofes, aunque la proporción étnica de estos en aquellos no sobrepasa el 20% del total de cada país salvo en países pequeños como Estonia que es del 35% y de Letonia que es algo superior al 30%. En concreto, las cifras aproximadas de las comunidades más grandes de rusos fuera de Rusia son: Ucrania (unos 10 millones), Kazajistán (casi 5 millones), los estados bálticos (aprox. 2 millones), Bielorrusia (aprox. 1 millón), Uzbekistán (cerca de 1 millón), Kirguistán (aprox. 600.000), y Moldavia (aprox. 500.000). Estas cifras que, en realidad no son sorprendentes, parecen ser ahora, el foco de atención y preocupación de Putin para velar por su seguridad allá donde moren.

Rusia es un país productor de materias primas y recursos energéticos que debe exportar atravesando sus países limítrofes para así llegar al usuario final. Para mantener el flujo de las exportaciones deben controlar política y económicamente los países por donde pasen estas mercancías y en especial los gaseoductos aunque, a veces, deben ofrecerles determinadas compensaciones para evitar el colapso de la distribución.

Proporciona el 30% del gas que surte a diversos países de la UE y por el suelo ucranio pasa aproximadamente el 85% del gas ruso con destino a Europa lo que crea a su vez una dependencia entre ambos. Este tema es de una gran importancia a la hora de entender o explicar las diferentes posiciones que pueden encontrarse entre los socios europeos a la hora de tomar decisiones conjuntas en la adopción o no de medidas restrictivas y su alcance.

La situación actual de la economía rusa es bastante difícil dado que el propio gobierno ruso ha reconocido que solo en el primer trimestre del año ya se ha producido una erosión de 70.000 millones de dólares, más que en todo el año pasado (63.000 millones). Por otro lado las sanciones propiciadas por EEUU y apoyadas por la UE pueden propiciar aún más la salida de capitales del país y el aumento de la ya importante depreciación del rublo ruso. Los problemas en Rusia influyen en la marcha de las economías emergentes que han dejado de ser la locomotora de la recuperación mundial. Rusia es uno de esos cinco países emergentes - Brasil, Rusia, La India, China y Sudáfrica- que denominamos BRICS y que en años anteriores han proporcionado grandes expectativas a la economía mundial, pero que ciertamente hoy en día, su impulso se ha frenado mucho y se encuentran en cierta situación de dificultad. Situación, que achacan a que los mecanismos ordinarios de la economía mundial no apoyan convenientemente su evolución y desarrollo.

A principios de marzo de 2014 por unanimidad y a instancias de EEUU, Rusia fue apartada “provisionalmente” del G-8 y de hecho no participarán en reunión del grupo que debería celebrarse en la ciudad rusa de Sochi en junio 2014. Por otro lado, el Banco Mundial alertó de que la economía rusa puede caer un 1,8%.

Fuente Reuters- El País.

Rusia basa gran parte de su economía en la exportación de productos energéticos y más concretamente en el gas. En la siguiente figura se pueden apreciar los diferentes porcentajes (de procedencia rusa) del total del gas consumido por los principales miembros de la UE.

Putin siempre consideró que la mayor desgracia del siglo XX fue la desaparición de la URRS, por ello desde su ascenso al poder en el año 2000, pero especialmente desde su regreso a la presidencia en 2012, se ha convertido en el defensor y lanzador del nuevo patriotismo ruso, tratando de recuperar el esplendor perdido. Trata de mejorar e impulsar la moral del pueblo ruso aunándolos frente a EEUU por considerar que este país se entromete en sus asuntos e intereses políticos y económicos en todo el mundo y por entender que son la causa de la situación de penuria que ha atravesado Rusia en los últimos 20 años tras el derrumbamiento de la URSS.

La rotura de los lazos con los tres países Bálticos (Lituania, Letonia Estonia) y su incorporación a la OTAN no ha sido digerida completamente ni por Rusia ni por el alto porcentaje de rusos que habita en los mismos por lo que podría ser origen de futuras apetencias anexionistas; hecho este que en los planes defensivos de la OTAN siempre ha sido estimado como un peligro[1] y por ello los debía proteger dada la poca capacidad y entidad de sus Fuerzas Armadas y su ubicación estratégica.

Aliado o luchando contra Medvedev (para quedarse de líder único de Rusia) pretende llevar a cabo un revisionismo histórico de Rusia y mediante una estrategia de pasos sucesivos empezar por lo que él denomina la “Reunificación de Crimea” para llegar como objetivo final a la creación de la “Nueva Rusia”.

No es del todo descabellado pensar que en su “idílico proyecto”, este nuevo concepto de Unión podría, en fases progresivas, llegar a acoger junto a la Federación Rusa actual a los tres países bálticos (Lituania, Estonia y Letonia), la Península de Crimea (ya anexionada), Ucrania, Bielorrusia (país muy próximo ideológicamente a Rusia), Moldavia, Georgia (aspirante a la OTAN), Armenia y Azerbaiyán. Para en un segundo salto, absorber o controlar Polonia, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria. Este segundo salto, sin duda, sería mucha más difícil de alcanzar por la baja influencia rusa sobre los países en cuestión, las políticas pro- occidentales de estos y por su pertenencia a alianzas políticas, económicas y militares europeas o la OTAN. A fecha de hoy, no están claras sus intenciones con respecto a Turquía, pero sigue muy de cerca su evolución, comportamientos y comparte intereses entre los que destaca el paso submarino de sus gaseoductos bajo sus aguas territoriales.

En definitiva, una vez cumplimentado su plan, el nuevo e ideal mapa político podría quedar como el que se expone a continuación:

Fuente: Stratfor, 25 marzo, 2014. Geopolitical Weekly

En el campo internacional, Putin como afrenta a los americanos y para lograr réditos políticos y de prestigio popular interno, está jugando fuerte y todo apunta a que pretende mantenerse en el poder, como mínimo, hasta el 2020. Con tales objetivos lidera acciones de gran impacto y que afectan directamente a EEUU. Acciones tales como: erigirse como el máximo responsable y conseguidor del desmantelamiento de las armas Químicas en Siria y de su, hasta hace poco impensable, adhesión al Tratado de dichas armas y a la Organización para las mismas (OPAQ); ha mantenido un importante pulso con la política americana al conceder asilo político al analista de la CIA Edward Snowden, lo que puso en ridículo y peligro la política de seguridad americana; lanza repetidas amenazas de abandonar totalmente o denunciar parcialmente algunos tratados bilaterales de Armas de Destrucción Masiva como el INF[2] y el START III[3] y anda buscando las vueltas para recuperar su influencia sobre Irán para desbaratar el “acierto” americano de establecer las bases para un acuerdo comprensible, duradero y eficaz sobre su programa nuclear.

Ucrania

La edad de oro del Rus de Kiev (origen de Ucrania cuyo territorio abarcaba gran parte de los dominios actuales de Ucrania, Bielorrusia y el oeste de Rusia.) comenzó con el reinado de Vladímir I de Kiev (980–1015), quien convirtió a sus habitantes (rus) al cristianismo ortodoxo. Ucrania llegó a ser el país más grande y poderoso de Europa hasta que comenzaron las invasiones de las tribus nómadas túrquicas en lao Siglos XI y XII y de los mongoles en el Siglo XII que destruyeron el país y su riqueza cultural. En los siglos que siguieron a la invasión mongol, gran parte de Ucrania fue controlada por Lituania (desde el siglo XIV) y por Polonia desde la conocida como la Unión de Lublin (1569).

Después de la Gran Guerra del Norte (1700-1721), Ucrania fue dividida entre varios de los poderes regionales. Desde principios del siglo XVI hasta el final del siglo XVII, las bandas de tártaros de Crimea hicieron incursiones casi anuales a las tierras agrícolas eslavas buscando cautivos para vender como esclavos, aunque estas cesaron tras la anexión rusa del Kanato de Crimea en 1783, cuando la región fue poblada por los emigrantes de otras partes de Ucrania. La élite ucraniana y los cosacos nunca recibieron las libertades y la autonomía que esperaban de Rusia. Sin embargo, dentro del imperio, varios ucranianos llegaron a las magistraturas más altas del estado y de la Iglesia ortodoxa rusa. En un periodo posterior, el régimen zarista llevó a Ucrania la política de "rusificación", que intentó suprimir el uso del idioma ucraniano en forma impresa y pública, en todos los medios de comunicación, discursos y trámites legales.

Poco antes de iniciarse la Primera Guerra Mundial, el territorio ucranio era dominado por Austria y por Rusia. Por tal motivo, Ucrania peleó al lado de las Potencias Centrales y de la Triple Entente al mismo tiempo. De esta forma, 3,5 millones de ucranianos lucharon con el ejército ruso imperial, mientras que 250.000 ucranianos lucharon para el ejército austrohúngaro.

Con la Revolución rusa de 1917 y el colapso de los imperios de Rusia y Austria después de la Primera Guerra Mundial, reapareció el Movimiento Nacional Ucraniano para la Independencia. Tras la formación de diversas republicas por escisión de varios territorios y luchas con Polonia, en 1920 ambos países firmaron una alianza anti-soviética (Acuerdo de Varsovia). Un año más tarde y en función del acuerdo a la Paz de Riga, firmado entre los soviéticos y Polonia, la conocida como Ucrania occidental se incorporó oficialmente a Polonia que reconocía a su vez a la República Socialista Soviética de Ucrania. La revolución que llevó al poder al partido socialista devastó Ucrania, dejando más de 1,5 millones de muertos y cientos de miles sin hogar, además de que la Ucrania soviética tuvo que enfrentarse a la hambruna (Holodomor) de 1921. Se convirtió en el primer miembro fundador de la URSS en diciembre de 1922. Viendo a la sociedad ucrania exhausta, el gobierno soviético decidió ser muy flexible con el país durante la década de 1920.

A finales de dicha década, Ucrania se vio envuelta en la industrialización soviética y en la década siguiente la producción industrial de la república se cuadruplicó. Sin embargo, la industrialización tuvo un costo alto para los campesinos, que eran demográficamente la columna vertebral de la nación ucraniana. Los tiempos de industrialización y Holodomor también coincidieron con el asalto soviético a líderes de la política y cultura nacional, a menudo acusados de "desviaciones nacionalistas".

Durante la segunda Guerra Mundial, tras la invasión de Polonia en septiembre de 1939, las tropas alemanas y soviéticas se dividieron el territorio polaco. Por lo tanto, Hálych y Volinia con su población ucraniana volvieron a unirse con el resto de Ucrania. La unificación del país, alcanzada por primera vez en su historia, fue un acontecimiento decisivo en la historia de la nación. La invasión nazi tras la declaración de guerra a Rusia duró casi cuatro años y aunque la mayoría de los ucranianos lucharon junto a los soviéticos, la Organización de Nacionalistas Ucranianos creó una organización anti-soviética en Hálych, el Ejército Insurgente Ucraniano (1942) que combatió a las fuerzas nazis ocupantes y continuaron luchando contra la Unión Soviética incluso años después de la guerra. El territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania fue ampliado hacia el oeste poco antes y después de la Segunda Guerra Mundial y nuevamente, como se detalla más adelante, en 1954 con la transferencia por Rusia de La Península de Crimea.

Gracias a los apoyos de Rusia, en 1950, la república ya había superado plenamente los niveles de industria y producción que tenía antes de la guerra. Durante el plan quinquenal de 1946-1950, casi el 20% del presupuesto de la Unión Soviética fue invertido en Ucrania. Como resultado, la fuerza de trabajo ucrania aumentó un 33,2% de 1940 a 1955, mientras que la producción industrial creció 2,2 veces en ese mismo período. La Ucrania soviética pronto se convirtió en líder europeo en la producción industrial y en un importante centro de la industria armamentística y de investigación de alta tecnología.

El 16 de julio de 1990, el parlamento ucranio firmó la Declaración de Soberanía Estatal de Ucrania que estableció los principios de la libre determinación de la nación ucrania, su democracia, la independencia política y económica y la prioridad de la ley de Ucrania sobre la ley soviética en el territorio ucranio. El 24 de agosto de 1991, el parlamento ucranio aprobó la Declaración de Independencia del país, que establece que Ucrania es un estado independiente y democrático. Tras lograr su independencia, en diciembre de 1991, Ucrania se convirtió en uno de los países fundadores de la Comunidad de Estados independientes (CEI).

Inició unilateralmente un periodo de transición hacia una economía de mercado, durante el cual Ucrania fue afectada por una depresión económica que empezó en 1988, antes de su independencia de la URSS, y que se prolongó hasta 1999. En 1991, el gobierno liberalizó la mayoría de los precios para combatir la escasez generalizada de productos y logró superar el problema. Al mismo tiempo, el gobierno continuó con el subsidio de empresas paraestatales y de la agricultura por medio de la emisión masiva de moneda. Las políticas monetarias de principios de la década de 1990 llevaron al país de la inflación a niveles de hiperinflación; de esta forma Ucrania obtuvo el récord mundial de inflación en un año natural. Los precios se estabilizaron sólo después de la introducción de la nueva moneda, la grivna (UAH), en 1996.

Tras una larga recesión en la que llegó a perder el 60% de su PIB, la economía ucrania experimentó entre 2000 y 2007 un crecimiento sostenido con un incremento promedio del PIB del 7,5% anual. Sin embargo de nuevo, a partir de la crisis financiera global de 2008, padeció una segunda depresión en la que el PIB se contrajo −15% en 2009. En noviembre de 2008, el FMI aprobó un préstamo de 16.500 millones de dólares para el país. Aún a mediados de la década de 2010, Ucrania no se ha recuperado de la depresión económica de 2009, como tampoco del colapso soviético a pesar de que produce casi todo tipo de vehículos de transporte y naves espaciales.

Aquí un mapa con los salarios medios por regiones.

Ucrania posee ricos recursos naturales. Alrededor de la mitad de su territorio, especialmente las regiones centrales y meridionales, se basan en el excepcionalmente fértil chernozem negro, un tipo de suelo que es ideal para la agricultura. Los bosques cubren 17 por ciento del territorio de Ucrania. El Donets Basin en el sureste está especialmente bien dotado con grandes depósitos de carbón[4], mientras que el área central del este de Kryvyy Rih es rica en mineral de hierro. Ucrania tiene los depósitos más grandes del mundo de manganeso[5], localizado en Ucrania central del sur en Nikopol. Hay también considerables depósitos de crudo y de gas natural en las Colinas Cárpatas, Donets Basin y a lo largo de la Costa Crimea. Es uno de los principales productores de petróleo sintético procedente del lignito. La zona este del país (junto a la capital Kiev) es la más rica e industrializada aunque esta se encuentra dominada por la corrupción y muy poco modernizada y en las que la mayoría de las empresas no han podido resistir la competencia procedente de Europa, principalmente de Alemania.

A pesar de sus riquezas y reservas naturales, por falta de una adecuada industrialización, el país todavía debe importar gran parte de los suministros de energía, especialmente petróleo y gas natural, por lo que en gran medida depende de Rusia como su proveedor de energía. Si bien el 25% del gas natural en Ucrania procede de fuentes internas, cerca del 35% del que consume proviene de Rusia y el 40% restante de Asia Central, a través de rutas de tránsito que también son controladas por Rusia.

El Banco Mundial clasifica a Ucrania como un estado de medianos ingresos. Entre sus principales problemas se incluyen las muy deficientes infraestructuras, los transportes subdesarrollados, la corrupción y la burocracia.

Tras el colapso de la Unión Soviética, Ucrania heredó una fuerza militar de 780.000 efectivos en su territorio, equipado con el arsenal de armas nucleares más grande en el mundo. No obstante, en mayo de 1992, Ucrania firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I), en el que se comprometió a entregarle todas sus armas nucleares a Rusia para su "eliminación" y unirse al Tratado de No Proliferación Nuclear. En 1994, Ucrania ratificó el tratado y para 1996 ya se encontraba libre de armas nucleares. Hasta el día de hoy, Ucrania es reconocida como uno de los líderes mundiales en la tecnología y producción de misiles.

Tras la independencia, Ucrania se declaró un país neutral. El país mantiene oficialmente una limitada alianza militar con Rusia y otros países de la CEI y una asociación con la OTAN desde 1994. En la década de 2000, el gobierno estaba inclinado hacia la OTAN y una cooperación más profunda con la alianza fue establecida por la firma del Plan OTAN-Ucrania de 2002. Más tarde, en 2008, se convino en que la cuestión de adhesión a la OTAN debería ser respondida por un referéndum nacional en algún momento en el futuro.

Actualmente, el ejército ucranio es el segundo más grande en Europa, después del ruso. Su equipamiento y armamento es de procedencia rusa, la fuerza ucrania es un reflejo reducido de las fuerzas rusas. Aunque están equipadas de forma similar, Ucrania no ha contado con suficiente dinero para modernizarlas en el curso de las décadas subsiguientes. Han participado en operaciones limitadas, a pequeña escala, de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La estructura de su fuerza ha sido modernizada hasta cierto punto. Pero está lejos de ser un equipo puntero, al contrario, está muy anticuado y pobremente mantenido. A lo que hay que añadir que su moral y estado de ánimo deja mucho que desear en función de las actuaciones de sus fuerzas actuales cuando fueron mandadas a reprimir los levantamientos en las regiones sublevadas en el Este del país.

Una vez visto la anterior, no hace falta perder mucho tiempo en desarrollar detenidamente el equilibrio de fuerzas convencionales entre Rusia y Ucrania; la observación de la simple figura que a continuación se expone es suficiente para darnos cuenta de ello[6].

El país tiene 46,2 millones de habitantes, 77,8% de los cuales son ucranianos étnicos, con minorías considerables de rusos, bielorrusos y rumanos. La religión dominante en el país es el cristianismo ortodoxo. El ucraniano es el único idioma oficial, aunque el ruso se habla ampliamente en varias zonas del país tal como muestra el siguiente cuadro[7].

Con respecto a la situación política del país, conviene recordar que en 1996 se aprobó una nueva constitución, la cual convirtió a Ucrania en una república semi- presidencialista y estableció un sistema político estable. Sin embargo, el sucesor de Kravchuk, Leonid Kuchma fue criticado por sus opositores por concentrar gran parte del poder en su mano, corrupción, transferencia de propiedad pública a la iniciativa privada, desaliento de libertad de expresión y fraude electoral.

En 2004, el primer Ministro Viktor Yanukóvich fue declarado ganador de las elecciones presidenciales. Los resultados provocaron una protesta pública en apoyo del candidato de la oposición, Víktor Yúshchenko, quien quiso impugnar los resultados y condujo la pacífica Revolución Naranja que llevó a Viktor Yúshchenko y a Yulia Timoshenko al poder, convirtiendo a Viktor Yanukóvich en la oposición. Sin embargo, en 2006 Yanukóvich se convirtió en primer ministro una vez más hasta que las elecciones al Parlamento Ucraniano de 2007 llevaron a Timoshenko de vuelta al cargo de primer ministro.

Los conflictos con Rusia sobre el precio del gas natural detuvieron en momentos todos los suministros de gas a Ucrania en 2006 y 2009, lo que le condujo a problemas políticos internos y a la escasez de gas en otros países europeos. Tras dicho conflictos, el 25 de febrero de 2010 Viktor Yanukóvich vuelve a ser el presidente de Ucrania. Desde finales de 2012 el país ha vivido una crítica situación entre el gobierno y manifestantes que no aceptaron el cambio de modelo político aprobado tras la reelección de Yanukóvich (un modelo más presidencialista) por su rechazo al acuerdo con la Unión Europea y al acercamiento a la OTAN. Todo ello, ha dado origen a los conflictos actuales.

Como consecuencia de todo lo anterior, es fácil entender el resultado de las últimas elecciones presidenciales y las preferencias de sus habitantes. (En naranja oscuro las regiones que votaron mayoritariamente por Yanoukovich, en naranja claro las que votaron por Tymoshenko).

En resumen de lo visto sobre Ucrania, se podría decir que nunca ha sido una nación como tal, sino más bien una parte de Rusia, ha sido, es y será un avispero en ebullición dado que una parte de su población occidental es de procedencia polaca y llegó a formar parte de la URSS cuando Stalin decidió alargar sus frontera hacia Occidente. El este de la nueva Ucrania es ruso de ascendencia, habla y sentimiento lo que nunca le llevó a sentirse identificado con los nacionalismos ucranianos. Para mayor distanciamiento étnico y agravamiento del problema en el 2004 los nacionalistas ucranios, en la llamada revolución Naranja, decidieron no respetar los resultados de las elecciones, cosa que de forma similar se ha vuelto a producir en 2014.

En consecuencia, podemos afirmar que Ucrania es un país que está claramente inundado de corrupción, dividido como mínimo en dos, con tendencias nacionales o pro-rusas definidas en función de las etnias, el lenguaje, la economía y las ideas políticas. Su gran riqueza natural no está debidamente explotada y la industria paralizada y/o obsoleta, por lo que su economía no es nada boyante y que su dependencia energética y económica de Rusia es muy importante.

Rusia y Ucrania han mantenido siempre unas relaciones comerciales, económicas y militares muy importantes, fundamentalmente durante la permanencia de ambos en la URSS. En su territorio se llegaron a instalar importantes bases de misiles con cabezas nucleares y ha sido un productor y almacenador de uranio[8]natural o enriquecido y de armas Químicas y también, aunque en menor grado, de las Biológicas. El hecho de que desde el accidente de la central nuclear de Chernóbil (abril de 1986) y la descomposición de la URSS (1991), Ucrania haya querido desprenderse de estas armas, ha provocado numerosos quebraderos de cabeza a los rusos, porque a pesar de determinadas ayudas económicas y materiales por parte de EEUU, ha sido Rusia la que ha tenido que absorber la mayor responsabilidad y costo en el desmantelamiento de instalaciones y en la repatriación de los materiales. Su armamento y equipo de fabricación rusa le ha provocado una dependencia total en los últimos 60 años.

A pesar de que ambos países se encuentran entre los primeros productores y exportadores mundiales de cereales, principalmente trigo y maíz y de que sus reservas de metales fundamentales es muy importante, la economía ucrania, debido a la dependencia rusa y la importantísima corrupción de sus dirigentes, es un país en banca rota y con una deuda externa (principalmente con Rusia) inasumible en los tiempos que corren.

La Península de Crimea

Una vez realizado el estudio de los factores que afectan a la economía, la política y la unidad de Ucrania deberemos tratar de entender el por qué de interés ruso por la Península de Crimea (primer paso del conflicto actual). Dicho interés no tiene otra explicación más que en el valor estratégico de la Península de Crimea a la que podemos definir como el origen de la mayoría de las guerras entre Oriente y Occidente, crisol de culturas y zona de paso de multitud de pueblos y ejércitos. Ya en el año 700 a.C. los griegos vieron en la península un lugar idóneo para establecer sus bases comerciales y compartieron esta situación con venecianos, genoveses y tártaros principalmente. Desde el siglo XV se establecieron las tribus túrquicas musulmanas, aliadas del Imperio Otomano quienes establecieron su capital en Bakchisaray, muy cerca del actual Sebastopol.

Más tarde, a finales del siglo XVIII (1783) es Rusia bajo el mandato de Catalina la Grande la que ve en la península la llave para acceder al Mediterráneo y para ello, tras diversos combates, establecen una base naval en Sebastopol, pasó por tanto bajo poder ruso y se repobló con multitud de campesinos que convivieron sin grandes problemas con los tártaros, que hasta entonces, constituían la mayoría étnica de la región. Esta ocupación rusa obedecería además por ser considerada como el lugar idóneo para la residencia de verano de la aristocracia rusa y como base de partida para llevar a cabo ciertas aspiraciones expansivas imperialistas (trataron llegar hasta Jerusalén) lo que les llevó al enfrentamiento con el Imperio Otomano.

Entre 1854 y 1856 son los británicos, franceses los que acuden en apoyo del Imperio Otomano y juntos se enfrentan a los rusos en la que se conoce como la Guerra de Crimea que fue escenario de duros y famosos combates como el de la Batalla de Balaclava”, librada el 25 de Octubre de 1854 donde tuvo lugar la famosa y desastrosa “carga de la Brigada Ligera” y el duro y largo asedio a la ciudad de Sebastopol. Finalmente. La guerra de Crimea terminó con la firma del Tratado de París el 25 de Febrero de 1856. Rusia había sido derrotada y frenada en sus aspiraciones imperialistas, sufriendo unas 50.000 bajas aunque los aliados, que por su parte habían ganado, pagaron un altísimo precio, ya que entre Francia y Gran Bretaña sumaban unas 75.000 bajas y Turquía superaba las 80.000 lo que supuso el inicio del fin de Imperio Otomano.

Crimea también fue protagonista en la guerra civil rusa y la Revolución bolchevique de 1917 por albergar el cuartel general del Ejército Blanco y ser el lugar de establecimiento de los leales al Zar, donde resistieron hasta 1921, año en el que instauró la República Autónoma de Crimea, que se integró en la Unión Soviética.

En la Segunda Guerra Mundial volvió a ser ocupada, pero esta vez por Alemania durante casi tres años. Sebastopol volvió a ser asediada y conquistada aunque la mayoría s de su población trató de resistirse a la ocupación alemana y muchos de los tártaros de Crimea se unieron a las filas del Ejército Rojo. Una vez terminada la contienda, Stalin no dudó en calificarlos de traidores y colaboracionistas por lo que un gran número de su población fue deportada a Siberia y otras regiones de Asia Central (principalmente a Uzbekistán) donde la mayoría han permanecido hasta que tras la caída de la URSS algunos regresaron.

Yalta es otra de las ciudades de Crimea que han sido famosas porque en febrero de 1945 fue precisamente allí donde se celebró la Conferencia de su nombre entre los primeros ministros y presidentes de los países aliados para discutir las acciones a tomar ante la inminente caída de Hitler; muchos consideran, que los diferentes puntos de vista y las tensiones allí recogidas, podrían considerarse como el origen de la Guerra Fría.

En 1954 el entonces Secretario del Soviet Supremo Nikita Jrushov, como resultado de las buenas relaciones entre ambos países y de la celebración del 300 aniversario del Tratado de Pereyáslav, cedió el territorio de Crimea a Ucrania a pesar de sus lazos, políticos afectivos y militares con Rusia y de que su población era en gran parte étnicamente rusa.

En 1991, la Península de Crimea se constituyó en República autónoma, aunque permaneció dentro de Ucrania. Y es más tarde en 1997, tras la desintegración de la URSS, es cuando Rusia y Ucrania firmaron un acuerdo por el que Rusia mantenía en Sebastopol una de sus bases navales más importantes y estratégicas (en 2010 el acuerdo fue renovado hasta 2042 por el depuesto Presidente Yanukovich).

En el tema de la distribución étnica de la población en Crimea se pueden encontrar las justificaciones de la postura rusa y la masiva aceptación de la anexión de este territorio. Evolución histórica de la población de Crimea. (Verde = Tártaros, Rosa = Rusos, Amarillo = Ucranios). Los datos corresponden a 2001(último año que se recogieron)[9].

A la simple inspección de esta figura poblacional se puede apreciar, que si bien, es en Crimea donde están ubicados el mayor porcentaje de los rusos en Ucrania, el resultado de la votación secesionista del pasado 16 de marzo nunca podría llegar a alcanzar las cotas que “oficialmente” alcanzó a favor de la anexión a Rusia y el desprecio a mantenerse unidos a Ucrania. En cualquier caso, parece que el programa ruso para la “normalización” de Crimea sigue su curso sin grandes problemas de adaptación, al menos a la vista desde el exterior.

Las capacidades y posición de la OTAN

Con respecto a la OTAN, se podría decir que la Alianza ha sufrido grandes transformaciones desde la caída del muro y el desmembramiento de la URSS. Dichas transformaciones y las sucesivas ampliaciones, algunas sin necesidad o por meros intereses políticos no han aportado beneficios palpables y por el contrario, han originado grandes lacras a la misma; de entre ellas destaca la pérdida de la unidad de propósito que la Guerra Fría dio a Europa occidental y a EEUU. La OTAN comenzó a fragmentarse políticamente y hasta militarmente cuando perdió su enemigo y el apego a la misión que le dio su significado. La Alianza continuó fragmentándose cuando EEUU decidió invadir Irak por segunda vez. La mayoría de los países de la OTAN apoyaban, con ciertos reparos, la invasión, pero Francia y Alemania no. Esto dañó las relaciones de EEUU con Europa, particularmente con los franceses. Pero el mayor daño dentro de Europa fue la división entre aquellos que querían mantener relaciones estrechas con EEUU, y los que mantenían la idea de que Europa tuviera voz propia y distinta a la de los americanos. La OTAN tuvo éxito durante la guerra fría porque el enemigo estaba claro, hubo consenso sobre qué hacer en cada circunstancia en particular y mientras la participación y el grado de compromiso de sus miembros fueron determinantes, claros y concisos.

Por otro lado, no hay que olvidar que la crisis financiera global de 2008 dividió mucho más a los países de Europa, que a los americanos y los europeos entre sí. Las relaciones entre los gobiernos europeos se volvieron desconfiadas, tensas y llenas de reproches. Muchos países se obstinaron en culpar a Alemania de la causa de todo su mal y fundamentalmente, de haberles impuesto unas medidas casi imposibles de cumplir lo que, a su vez, les impedía su propia y natural recuperación; igualmente, Alemania les culpaba a ellos del origen y el mantenimiento o aumento de la crisis europea. Si tenemos en consideración que en la OTAN se adoptan por consenso, estas tensiones, sin duda, han propiciado diferentes puntos de vista y nuevos distanciamientos entre ellos con claras repercusiones tanto en la OTAN como en la UE. La Alianza transatlántica no puede funcionar cuando un lado está en profundo desacuerdo con sí mismo en muchas cosas y el otro lado no tiene deseos de ser arrastrado a solventar una crisis, casi en solitario, en tierras europeas.

Una alianza que rehúye o no conoce o define claramente su misión actual, los problemas que debe enfrentar, el grado de implicación individual y colectiva y los planes a ejecutar está avocada al fracaso a corto o medio plazo. Si además, las partes ven que algunos miembros tienen intereses particulares en cada conflicto en cuestión, como sucedió a la hora de intervenir en Libia o en Malí, no puede considerarse como una alianza efectiva. Los resultados de sus reuniones de alto nivel, por lo que se refleja al exterior, no reflejan mucho interés por llegar a nada concreto y podría decirse que la concordancia del propósito ha desaparecido y las medidas que se adoptan suelen ser tibias o de escasa efectividad.

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta y no se aprecia una clara solución es la constante reducción de efectivos y capacidades militares de todos sus miembros. Estas reducciones están derivadas del sentimiento de falta de un enemigo y misión clara y han estado agravadas por la crisis económica que todos ellos han sufrido en mayor o menor medida. Crisis, que también han llevado a sus poblaciones a plantearse la justificación o necesidad de importantes gastos en defensa.

Desde la conocida como Cumbre de Praga (noviembre de 2002) la OTAN trató de solventar estas y otras carencias con la creación de las conocidas como NATO Response Forces (NRF), que son fuerzas suministradas de forma rotatoria y combinada por todos los miembros, dispuestas al combate reducido de forma casi inmediata y capaces de llevar a cabo hasta cuatro tipos de misiones: Evacuación de no combatientes, lucha contra el Terrorismo, Operaciones de Embargo y Operaciones de Respuesta Rápida en Apoyo a la Diplomacia si se requiere. Las características, despliegue y entidad máxima de estas fuerzas es de una unidad tipo Brigada reforzada terrestre[10], lo que supone que no son suficientes para una acción de envergadura contra un potencial enemigo asentado en el terreno como es Rusia.

Capacidades políticas y militares de la UE

La UE, es por todos bien sabido, que no es una Unión con suficiente capacidad de reacción rápida frente a problemas económicos y mucho menos con efectivas y resolutivas capacidades militares. En la Cumbre de Helsinki de diciembre de 1999 se crearon las unidades conocidas como los EU Battlegroup (EUBG), que son 18 unidades tipo Batallón de Infantería reforzados con elementos de apoyo al combate procedentes de contribuciones de los Estados Miembros de la Unión. Estos grupos no están activados permanentemente, si no que se activan de dos en dos de manera rotatoria para mantener una cobertura mínima permanente de uno de ellos. Estas fuerzas, en caso de actuar en operaciones reales de importancia, lo harían bajo el control del Consejo de la Unión. La entidad de este tipo de unidades es de unos 1.500 combatientes más los elementos de mando y control y los apoyos precisos. Las misiones en las que están autorizados a intervenir son aquellas que se conocen como misiones Petersberg[11] (humanitarias y de creación o mantenimiento de la Paz). En 2008 sus potenciales misiones se aumentaron a misiones de rescate; prevención de conflictos; misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la gestión de crisis, incluidas las misiones de restablecimiento de la paz; acciones conjuntas en materia de desarme; misiones de asesoramiento y asistencia en materia militar y operaciones de estabilización tras la resolución de conflictos.

Las capacidades militares de la UE muestran la debilidad de la Unión cuando pretende hacer frente a amenazas o conflictos de cierta entidad, no está preparada para ello, ni nunca se pensó que fuera esta su misión. Por ello, las medidas más efectivas que la UE puede adoptar se restringen a los aspectos económicos y diplomáticos, pero tratando siempre de mantener el equilibrio entre los conocidos como intereses generales de la Unión y los que pueden afectar a cada uno de sus miembros, fundamentalmente a los más influyentes de la misma (como ocurre en este caso con Alemania).

En el aspecto político, la UE ha vuelto a mostrar sus debilidades de cohesión y los diferentes puntos de vista de sus miembros sobre la crisis en función de si les afecta directamente o no. Por ello, las medidas adoptadas no han querido podido ir más allá de determinadas sanciones o restricciones a un reducido número de personas, capitales y posibilidades de negocios. La amenaza de cesar negocios en marcha y fundamentalmente de cerrar el grifo del gas ruso, pesa mucho para muchos países para el centro y el este de Europa. Desde luego, no se ha puesto sobre la mesa, hasta el momento de cerrar este trabajo, ningún tipo de acción militar. Esto puede ser debido, además de lo anterior, a la escasa entidad de las fuerzas militares de la UE y a la posible concurrencia de que parte de las mismas actúen con “doble gorro” y estén asignadas a ambas alianzas (OTAN y UE) bajo diferente bandera.

La posición de EEUU

Desde el final de la guerra fría, han venido aumentado la idea de que la guerra convencional entre naciones-estado difícilmente ocurriría. Durante la década de 1990, se orientó la principal preparación y actividad militar a la participación en operaciones que no sean de guerra (other than war) tales como mantenimiento de la paz, ayuda humanitaria y el apoyo puntual en acciones en favor del cambio o caída de regímenes dictatoriales. Después del 11 de septiembre, muchos comenzaron a hablar de guerra asimétrica y guerras de desgaste o de larga duración. Por ello, los EEUU cambiaron de estrategia y orientaron sus actividades a la lucha prolongada contra el terrorismo en una amplia área del mundo islámico. El conflicto entre iguales (peer-to-peer) seguía pareciendo costoso en medios y recursos humanos y dado por obsoleto y por ello había que abandonarlo. Todo apunta a que los EEUU, a pesar de que aún mantienen las Fuerzas Armadas más poderosas del mundo, no tienen intención alguna ni están preparados para un conflicto convencional entre iguales con Rusia. Sus métodos y procedimientos precisan de grandes y largas colas logísticas para alimentar la batalla y mantener el estatus de sus soldados acostumbrados hoy en día a un exceso de comodidades y multitud de exigencias para entablar cualquier tipo de combate prolongado. Solo basta recordar los tiempos invertidos en la preparación y acumulación de tropas y recursos para las últimas operaciones de importancia en las que han intervenido (las dos guerras del golfo) Por ello, la simple preparación de una operación de envergadura en Ucrania llevaría muchos meses para poderse llevar a cabo con totales garantías de éxito. A lo que hay que unir que EEUU, principal fuente y soporte militar de la OTAN han venido disminuyendo progresivamente sus capacidades militares en Europa.

Si repasamos la historia, vemos que los americanos, hasta la fecha, nunca han combatido solos y para participar en un conflicto suelen apoyarse en fuerzas de otros países para la creación de una fuerte, efectiva (capaz de combatir por sí mismos) y geográficamente bien posicionada estructura de coalición. El estado actual de ánimo, predisposición, capacidades reales de la OTAN así como las grandes distancias geográficas de muchos de sus componentes con respecto al lugar en conflicto (Ucrania) no cumplen con los requisitos antes mencionados para que los EEUU estimen que la posible coalición resultante les sea conveniente.

Aunque son una gran parte del continente americano, tienen mentalidad de isla al estar flanqueados por el Atlántico y el Pacífico y no esperar problemas por el norte y el sur. No han sufrido más que un ataque en fuerza en su territorio, y este, les vino por mar. Los océanos protegen a los EEUU de todo excepto del terrorismo interno y de los misiles nucleares intercontinentales. Mantienen vivos estos hechos y además de combatir el terrorismo en sus mismas bases y montarse sucesivos anillos de defensa antimisiles, consideran el domino del mar y la libertada de acción en este medio como un elemento imprescindible para su seguridad.

Así se entiende que su participación en Europa en las dos guerras mundiales no fuera desde el primer momento de las mismas, en ambos casos pensaron dejar que el problema se resolviera entre y por los europeos, aunque nunca dudaron en proporcionar apoyos en material y municiones -de los que obtuvieron grandes beneficios económicos-. Se vieron obligados a participar en fuerza cuando la flota alemana puso en peligro los movimientos de sus barcos de apoyo (IGM) y/o cuando Alemania se coaligó con Japón tras ser atacados por mar en Pearl Harbour (IIGM).

Dado que actualmente, una guerra nuclear está prácticamente descartada por los efectos que ella tendría para todos, de lo expuesto en los puntos anteriores, se desprende que sería muy difícil una participación activa de los EEUU en una guerra convencional en Europa en solitario o con una coalición deficiente. Además de lo anterior, hay que tener en consideración que actualmente los EEUU tienen mucho más interés en mantener o incrementar sus capacidades en Asia-Pacífico que en Europa y lo uno, dificulta la ejecución de lo otro.

Origen y desarrollo del actual conflicto Rusia - Ucrania

Por lo descrito anteriormente se desprende que Ucrania y Rusia han mantenido habitualmente más relaciones de odio que de amor durante siglos incluso en las invasiones que ambos han sufrido, porque estas fueron origen de fricciones dado que aunque se unieran frente a un “enemigo común” los apoyos mutuos nunca han sido al 100% y han originado numerosas revanchas y matanzas posteriores.

Las miradas rusas hacia Ucrania o han estado dirigidas al empleo de sus territorios para aislarse de posibles invasiones europeas por ese flanco o como base de partida para su expansionismo hacia el Mediterráneo. Amén de poder explotar sus recursos naturales y capacidades industriales en beneficio propio.

Tras la caída de la URRS y debido a la debilidad en que quedó, Rusia se vio obligada a permitir, muy a regañadientes, el alejamiento de su esfera de control de muchos de los países de la Europa del Norte, Central y del Este, pero siempre mostró un interés especial en tratar que algunos de ellos permanecieran files a su causa y como medida de hegemonía y/o protección; principalmente, los países Bálticos, Bielorrusia, Moldavia, Georgia y Ucrania. Por diversos motivos, la pérdida de estos o su pase al “enemigo” ha sido considerada como innegociable.

En el aspecto político reciente podemos decir que en Ucrania existía un gobierno más o menos estable, democráticamente elegido, presidido legalmente por Yanoukovich, quién por razones personales, elevado grado de corrupción, determinadas presiones rusas o por anisas de poder decide acercarse de nuevo más a Rusia y aparcar los programados acercamientos y/o anexiones a la UE y la OTAN. Estos pasos habían sido acordados previamente por una mayoría importante del pueblo ucranio pero quedaron pendientes de llevarse a cabo efectivamente. Dichos acuerdos, habían creado fuertes expectativas en la población puramente ucrania y su “aparcamiento temporal” provocó la desilusión de un pueblo cansado de ser manejado y llevado a la ruina por Rusia a través de la minoría rusa o pro- rusa.

El hastío por la corrupción y la falta de avances en la economía e infraestructuras en un país con bastantes riquezas naturales, manejado convenientemente por determinados hilos y apoyos externos en la sombra, fue suficiente para provocar las manifestaciones de descontento de los nacionalistas ucranios desde finales de noviembre de 2013. Manifestaciones, que fueron en aumento, hasta llegar a los levantamientos cívicos de finales de enero. Estos movimientos cívicos lograron, tras incumplir lo pactado con el gobierno legal el 21 de febrero[12], que Yanoukovich abandonara el país el 23 de febrero y se refugiara en Rusia aunque, se negó a dimitir. Seguidamente, el Parlamento destituye al presidente Yanukóvich y fija elecciones el 25 de mayo. Los manifestantes tomaron los edificios gubernamentales y obligan públicamente a un “arrepentimiento masivo” de los hasta entonces en el poder. Se produjo la liberación de Timoshenko y se nombró un gobierno provisional.

Sin solución de continuidad, la UE, EEUU y la OTAN que, inicial y oficialmente apoyaban este movimiento con cierta tibieza, reconocieron al nuevo estatus y gobierno y se apresuraron en ofrecer determinado tipo de ayudas económicas al país y de cursar cierto tipo de invitaciones para cooperar en aspectos militares en el futuro. La respuesta rusa no se dejó esperar y el acto de toma del poder en Ucrania se consideró como un ilegal golpe de Estado, algo a lo que Rusia no estaba dispuesta a tolerar.

Para combatir estas acciones Rusia ha empleado una estrategia que se conoce como Aproximación Indirecta que se emplea cuando el objetivo es importante aunque es estrecho el margen de libertad de acción y poca la economía de medios. El éxito se consigue con acciones sucesivas de corto alcance, amenazas directas y presiones indirectas (las conquistas alemanas al principio de la II GM).

Así pues Putin, tras declarar ilegal el derrocamiento del anterior y legalmente establecido poder en Ucrania a finales de febrero de 2014, el 2 de marzo obtuvo el permiso de la Duma para usar la fuerza militar en territorio extranjero en el caso de que exista una amenaza para los ciudadanos rusos. Con ello, justificó su intervención en el país y en particular en la Península de Crimea[13] de mayoría rusa y no dudó en emplear fuerzas militares rusas (aunque sin distintivos o referencias nacionales)[14], alimentó económica y políticamente a los ciudadanos (civiles y militares) que se sublevaron y alegó todo tipo de ataques a los derechos humanos, políticos, xenófobos, religiosos y patrióticos por parte de las nuevas autoridades ucranias hacia la población rusa en la península. La justificación de su intervención en la defensa de los intereses de los habitantes rusos de la zona nos recuerda muy similarmente, aunque con matices, a la intervención de Hitler en Checoslovaquia en defensa de los sudetes alemanes. La península se tomó sin resistencia alguna, las unidades militares abandonaron sus bases o se pasaron al bando pro ruso, y se abordaron y tomaron todos los buques de guerra existentes en la zona[15].

Las reacciones internacionales a esta acción “encubierta” rusa fueron instantáneas, pero debido a que no estaban preparados ante una rápida reacción rusa o por las debilidades que ya hemos expuesto, dichas reacciones se limitaron a la condena del hecho y a la toma de unas pocas medidas económicas y sanciones contra un reducido número de personas. Las iniciales medidas militares “conocidas” se limitaron a incrementaron los vuelos de inteligencia sobre la zona y los americanos mandaron a aguas cercanas a una de las tres fragatas (la Donald Cook) que tienen asignadas los americanos para el escudo antimisiles de la OTAN (dotadas con sistemas AEGIS). Fragata, que repetidamente fue hostigada por un avión de caza ruso pero no pasó a mas y no hubo reacción alguna.

La tibia y casi nula reacción internacional ante la anexión “incruenta” de Crimea alimentó en Putin la posibilidad de dar el siguiente paso y volver a la carga de forma similar en la parte Este de Ucrania aprovechando la existencia de rusos en la misma aunque, como ya se ha visto antes, no en tanta proporción como en Crimea. Así explotaron “movimientos espontáneos” en ciudades como: Sloviansk, Druzhkivka, Yenakievo, Horlivka, Kramatorsk, Artemivsk, Járkov, Makiivka, Donetsk, Khartsyzsk, Mariupol, Zaporiyia y Lugansk. Las tácticas, técnicas y procedimientos empleados en estas ciudades han sido los mismos. Aparición de agentes y militares rusos de elite (sin identificación ni insignias militares) armados, movimientos políticos proclamando la independencia y su predisposición de adherirse a Rusia, toma de edificios públicos, levantamiento de barricadas y hostigamiento a las fuerzas del orden.

Para hacer frente a esta nueva situación, el gobierno y parlamento provisional decretaron la ilegalidad de los alzamientos y los consideraron como actos de terrorismo por lo que, tras lanzar varios ultimátum, pusieron en marcha acciones militares para tratar de acabar con dichos levantamientos por la fuerza. Las primeras acciones militares (amagos) resultaron un fracaso con el traspaso (deserción) de los medios y fuerzas a favor de los levantados; esto fue debido fundamentalmente a la baja moral y preparación de sus tropas, los constantes titubeos del gobierno y a cierto grado de acercamiento y simpatía de estas fuerzas hacia los sublevados.

La creciente avalancha de levantamientos en otras zonas de Ucrania distintas a Crimea, hizo crecer la alarma internacional, y de nuevo se anunciaron sanciones económicas, políticas y posibles reacciones militares de mayor calado que las adoptadas durante la crisis de Crimea.

Las decisiones militares que se adoptando en los últimos días como reforzar los espacios de los países Bálticos, Polonia u otros territorios del Centro y el Este de Europa dan muestra de su falta de determinación. A mediados de abril se ha conocido que la OTAN para contrarrestar la “nueva política” de Putin por la que se arroga el derecho de intervenir en cualquier país donde existan rusos y en función del Artículo V del Tratado, pretende desplegar un contingente de entre 3.000 y 7.000 soldados en las repúblicas Bálticas y Polonia (una NRF reforzada). Por su parte EEUU anunció el despliegue de fuerzas estadounidenses en Polonia (fundamentalmente aéreas) para aumentar o suplir las capacidades polacas en determinados sectores de importancia. Aunque pudieran ser efectivas, son meramente preventivas, de momento no suponen un incremento de las fuerzas americanas ya existentes en Europa y simplemente pretenden contrarrestar, a modo de advertencia o disuasión, las medidas rusas de desplegar fuerzas cercando a Ucrania (estimadas ya en unos 40.000 efectivos). Pero, la verdad es que no parecen ser lo suficientemente grandes y potentes como para iniciar, contrarrestar o resistir una acción bélica de gran escala.

Dentro de las medidas político-diplomáticas cabe resaltar la reunión en Ginebra del pasado 17 de abril en la que se reunieran a cuatro bandas (EEUU, Rusia, Ucrania y la UE) para tratar de alcanzar algún tipo de acuerdo. Aunque realmente las conversaciones y acuerdos no se realizaron con todos los asistentes sentados en torno a la misma mesa, se alcanzaron determinados puntos iniciales como: proceder al desarme de los grupos separatistas (aprovechando la influencia y control sobre los mismos parte de Rusia), el cese de las denominadas acciones militares antiterroristas, la admisión de una misión de observadores de la OSCE; la celebración de elecciones generales, introducir determinados cambios en la Constitución para dar un nuevo estatus de autonomía a determinadas regiones y la amnistía de todos aquellos que hayan participado en las revueltas recientes, siempre que no tuvieran delitos de sangre.

Estos tibios acuerdos no fueron aceptados por parte de los sublevados en la mayoría de las ciudades en lucha y solo se admitió a una tregua entre las partes debido a la llegada de la Pascua Ortodoxa, tregua que el domingo de Resurrección se vio truncada por la muerte de, al menos, tres de los sublevados en Sloviansk.

Quién diseñara la inicial y simplista estrategia aplicada por los nacionalistas ucranios para expulsar a su presidente electo y romper amarras con Rusia infravaloró o pasó por alto muchos elementos básicos hasta el punto de considerar que todo el mundo lo aceptaría y nadie pondría objeciones, que Rusia contemplaría los cambios neutralmente y que accedería a perder sus bases militares en Crimea, a pesar de lo que ello suponía, sin rechistar. No se detuvo en tomar en consideración las pistas que Putin venía dejando sobre su idea de volver a establecer una nueva URSS, más limitada en extensión, pero lo suficientemente amplia y controlada para no sentirse incomodo con la proximidad de fuerzas de la OTAN a las mismas puertas de Rusia en un flanco tan vulnerable e importante. Si contempló algún tipo de reacción no sopesó el verdadero y oculto respaldo económico y militar que apoyaba al movimiento “libertador” pro ruso en Ucrania. Tampoco tuvo en consideración el peso específico de la población de origen ruso en partes fundamentales del país como Crimea y en la mayor parte de las regiones del centro y el Oeste. Ni por supuesto, el verdadero valor de las fuerzas armadas ucranias en lo referente a su moral, grado de corrupción, adhesión o simpatía hacia al anterior régimen y/o a Rusia, las capacidades reales de su grado de instrucción y el estado del material y equipo.

CONCLUSIONES

Debido a sus problemas políticos, económicos, industriales y la corrupción generalizada que existe en el país, Ucrania en su totalidad, no es una manzana apetecible y fácilmente engullible para nadie. Su extensión, diversidad étnica y gran población su absorción y posterior mantenimiento podría suponer una carga insostenible cualquiera de los bandos (Rusia o Europa). Es muy difícil que mientras no corrija el gran problema de corrupción, Occidente se preste a financiar su salida de la crisis.

A la vista de los hechos consumados tras la adhesión de Crimea, es de prever que no habrá ninguna guerra convencional y en fuerza entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania. Estados Unidos no tiene intereses allí que la justifiquen y ninguno de ellos está en posición o cuenta con la capacidad militar de enfrentarse en una guerra convencional. Los estadounidenses no están desplegados en Europa para la guerra, y los rusos no están dispuestos ni capacitados para luchar contra los Estados Unidos. No se ven atisbos, ni se dan las circunstancias para que se pudiera llegar a cualquier tipo de enfrentamiento nuclear. Aunque si podría aparecer en el horizonte una nueva versión de Guerra Fría.

Los acontecimientos en Ucrania han dejado entrever algunas realidades. En primer lugar, el poder de los países cambia con el tiempo y hoy en día, los rusos han aumentado sustancialmente sus capacidades militares desde la década de 1990. En segundo lugar, los intereses divergentes entre los dos países, que parecía haber desaparecido en dicha década han vuelto a resurgir. En tercer lugar, este episodio obligará a reconsiderar la estrategia militar y las capacidades de cada lado. Ucrania plantea un problema estratégico para Estados Unidos porque si estos hubieran elegido defender a Ucrania de un ataque ruso, habría sido imposible desplegar la fuerza necesaria antes de que los rusos la tomaran. Una ofensiva contra los rusos en Ucrania habría sido imposible por las necesidades de tiempo requerido para la ingente acumulación de medios que ello supondría.

Aunque en su día se descartó, casi de forma definitiva, la posibilidad de un conflicto peer-to-peer, puede que en futuras crisis similares, si no se enfrían adecuadamente política, económica y diplomáticamente, se podría llegar a un tipo de guerra convencional rápida. Por ello, la OTAN y los EEUU se van a ver obligados a cambiar de nuevo sus conceptos estratégicos y también, dramáticamente, los métodos y procedimientos para alimentar las guerras convencionales. Es esencial reducir mucho el tiempo de preparación de la fuerza, y el de llegada y entrada en el teatro de operaciones; así como, el tamaño de la fuerza. Esta deberá contar con mayor letalidad, agilidad, movilidad y capacidad de supervivencia.

No parece cierto que Rusia sea su principal amenaza para EEUU. Hoy en día, muchos apuntan a que China, a medio plazo, se puede convertir en el primer enemigo de EEUU y de sus fuertes, efectivos y eficaces aliados en el área (Corea del Sur y Japón). La presión militar china se está haciendo notar en el Océano Pacífico donde el Gobierno de Pekín tiene cada vez menor reparo en incrementar y mejorar sus capacidades nuclear, de misiles y navales y en elevar sus reclamaciones territoriales[16]. Esto hace que la atención americana hacia Europa, aunque puede ser determinante, no sea tan abierta, clara, total y completa como la fue durante la guerra fría.

Putin tiene una clara idea de la Nueva Rusia (URSS en pequeño) y será difícil hacerle desistir, le va en ello su prestigio y supervivencia personal. Su popularidad interna y entre los pro-rusos ucranios ha aumentado mucho en los últimos meses. Hasta sus presentaciones en público se han cargado de un boato similar al existente en la época de los zares.

El gobierno provisional ucranio ha cometido varios errores en su corto espacio de tiempo al mando, de entre los que conviene resaltar los siguientes: no ha sopesado el valor real de los apoyos externos con los que contaba, ha confiado en exceso en la capacidad y lealtad de sus Fuerzas Armadas, obligó a la humillación pública de las fuerzas de orden público anteriores y ha apartado totalmente la representación de los pro-rusos en el nuevo parlamento y del gobierno provisional.

Acertar en el análisis de una crisis en el momento de estar en ebullición contrae bastantes dificultades, pero a la vista de los hechos hasta la fecha, se podría decir que descartada una confrontación militar de escala por Ucrania se mantendrán las tensiones entre los bandos en conflicto, más o monos controladas por sus correspondientes apoyos exteriores. Las elecciones forzadas y queridas por todos dejaran claro que su parte nacionalista será la que permanezca como tal y el resto de sus territorios tras un proceso de independentismo formen una o varias repúblicas que queden de inmediato o a corto plazo íntimamente ligadas a la Nueva Rusia. En definitiva, ya mencionamos que Ucrania nunca había sido un verdadero país y este proceso de crisis facilitará su balcanización en trozos tal y como ocurrió en Yugoslavia.

La OTAN que de momento se ha visto obligada a reforzar su flanco noroeste, deberá sufrir una nueva e importante transformación en sus políticas y estrategias si es que quiere sobrevivir; si no lo hace y queda reducida casi a la nada, habrá dado una victoria a Putin quien lo tomará como un éxito personal y constituirá la revancha por todo lo sufrido por su culpa tanto en la URSS como en Rusia.

Además de que se debe tener una clara idea sobre la realidad de las capacidades militares y de su oportunidad de empleo, muy posiblemente sea la economía y la diplomacia, las que, como vengo exponiendo en otros trabajos, (http://professionalpersonal.es/sobre-el-cambio-de-la-politica-internacional-sobre-iran-y-su- programa-nuclear/) tomen las riendas de la situación y lleven a la Comunidad Internacional a adoptar y aceptar la solución al problema y proteger así sus intereses y el confort de sus ciudadanos.

De ser así, la Ucrania que quede como tal, muy posiblemente se sienta traicionada por Occidente y ante la imposibilidad de enfrentarse militarmente y a solas con Rusia, deberá adoptar drásticas soluciones políticas para desterrar los problemas inherentes que le han arrastrado a esta situación. Dichas soluciones se basan fundamentalmente en fomentar y conseguir la lealtad nacional, erradicar la corrupción y en la lucha por la superveniencia mediante la verdadera y eficaz puesta en marcha y explotación de sus importantes recursos e industria nacional. Solo si en realidad se pone a trabajar en solucionar estos problemas, es muy posible, que cuente con la comprensión política y el apoyo económico de Occidente.

En definitiva, y contestando al título de este trabajo, la crisis de Ucrania ha sido un EXCUSA, fomentada por fuerzas externas, para que mediante acciones de bajo perfil bélico, Rusia encuentre la SOLUCIÓN a sus problemas internos y externos, recupere la iniciativa, aumente su prestigio, trate de conseguir la suficiente Buffer Zone que necesita, inicie la creación de su Nueva Rusia y para asegurarse definitivamente la salida al Mediterráneo. Y es a su vez una SOLUCIÓN para que la OTAN y la UE justifiquen la definición de sus nuevas políticas exteriores y las estrategias para el siglo XXI. Solo queda incidir en la búsqueda de la verdad sobre el punto de origen y la dirección de dichas fuerzas externas a las que otorgué la causa y la ejecución de esta crisis. En cualquier caso, no hay que pasar por alto, que Putin ha logrado ya su primer objetivo, anexionarse la Península de Crimea a bajo coste y ya nadie habla de ello.

NOTA FINAL DEL AUTOR: Para la ejecución de este trabajo, aparte de las notas al pié/fin de página han sido precisas consultas y toma de datos de múltiples fuentes y publicaciones oficiales y no oficiales (rusas, ucranianas, Wikipedia, el Mundo, el País, ABC, BBC, EFE, AP, etc.) que por su diversidad no figuran como tales.

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F. Javier Blasco

Coronel en la Reserva

[1] La vigilancia del espacio aéreo de los tres países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia) por parte de las fuerzas de la OTAN comenzó en 2004 con su ingreso en la Alianza. En 2010, la OTAN amplió la misión de patrullas aéreas hasta 2014. Pero todas ellas solicitaron mantenerla como permanente o al menos extender su duración hasta 2018. En febrero de 2012 se decidió prolongar dicha misión hasta 2018. Francia anunció 17 de abril 2014 que enviará cuatro cazas para la misión después de que se decidiera su reforzamiento ante la tensión generada por el conflicto entre Rusia y Ucrania.

[2] Intermediate-Range Nuclear Forces (INF) por el que se eliminaron los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales, cuyo alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros (denominados euromisiles).

[3] Strategic Arms Reduction Treaty III o “Nuevo START” por el que las partes se comprometieron a reducir su arsenal atómico en dos tercios, lo que suponía limitar a 1.550 ojivas el arsenal de cada una de las partes y a 800 lanzaderas de misiles intercontinentales balísticos no desplegados (ICBM), lanzaderas submarinas para misiles balísticos (SLBM) y bombarderos pesados equipados con armamento nuclear.

[4] El metano procedente de estos yacimientos y debidamente industrializado podría abastecer energéticamente al país durante varios siglos.

[5] El Manganeso es un mineral muy preciado por su utilización en la fabricación del acero y por sus aplicaciones en la fabricación de baterías secas.

[6] http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/03/140303_poder_militar_rusia_ucrania_msd.shtml

[7] http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140415_ucrania_rusia_crisis_situacion_ciudades_jp.shtml

[8] Una de las más importantes minas de uranio en el mundo se encuentra en la región de Krovograd.

[9] Fuente Wikipedia

[10] Para ver la situación actual de estas fuerzas visitar http://natolibguides.info/nrf

[11] http://europa.eu/legislation_summaries/glossary/petersberg_tasks_es.htm

[12] El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, declaró “estar de acuerdo con realizar elecciones anticipadas en Ucrania en 2014 y que se creara un gobierno de unidad nacional en los próximos diez días". http://spanish.ruvr.ru/news/2014_02_21/Yanuk-vich-acepta-llamar-a-elecciones-anticipadas-1589/

[13] El 18 de marzo de 2014 el presidente ruso, Vladimir Putin, se dirigió a los diputados en el Kremlin declarando que es indiscutible que Crimea sea parte fundamental de Rusia ", calificando el resultado de las elecciones en la Península de Crimea, en las que el 96% votó a favor de unirse a Rusia, de cifra "muy convincente". El presidente aseguró que esto siempre ha sido así y "el tiempo no ha podido combatirlo" y que el derecho internacional no prohíbe la autodeterminación recordando a Occidente el caso de Kosovo, "en cuyo momento se reconoció la separación como legítima y alegaron que no hacía falta que el otro país esté de acuerdo"

[14] Aunque inicialmente negó que fueran rusas dichas tropas, el pasado 17 de abril lo reconoció oficialmente en rueda de prensa.

[15] El 19 de abril, Rusia devolvió a Kiev 6 de las unidades navales capturadas que permanecían en el puerto de Sebastopol y en el lago Donuzlav. Entre ellos figuran la corbeta Vinnistsa y el buque de desembarco Kirivograd.

[16] Corea del Sur anunció el 8 de diciembre de 2013 la ampliación de su zona de defensa de identificación aérea (ADIZ) en respuesta a la reciente creación por parte de China de otro perímetro similar que se solapa con espacio controlado desde hace años por el Gobierno de Seúl.