¿JUEGO DE SUMA CERO O ESCALADA EN EL CONFLICTO?



F. Javier Blasco, coronel (r)

14 de abril de 2024

 

En el estudio de la teoría de los juegos de amplia aplicación o espectro aparecen los conocidos como juegos de suma cero; que son aquellos en los que las ganancias de uno o varios jugadores se equilibran con las pérdidas de otro u otros.

Es muy conocido, usado y desarrollado en microeconomía y tiene su máxima aplicación en los juegos de azar, las loterías, las estrategias comerciales como la bolsa y también, y cada vez más extendido, en las relaciones comerciales de todo tipo, así como en las de política internacional.

Se usa siempre que en ellas no se busque la destrucción total del adversario más allá del punto o línea roja que cada uno marca como punto final o de inflexión; punto, que se pretende no sobrepasar de ningún modo para así evitar una represalia igual o peor en el caso de que las cosas salieran mal.  

Concepto, que parece ser el empleado por Irán cada vez que, incluso contra su voluntad, se ve envuelto en un conflicto internacional que implique una dura respuesta política y militar por su parte. Respuesta, que responde a aplacar los efectos de su orgullo nacional, a una forma de diluir las tensiones internas y también para dejar bien claro, que cualquier acción o incursión militar sobre su territorio o personas de elevado prestigio o interés nacional, siempre tendrá una respuesta adecuada, equilibrada y, por el momento, con todas las garantías posibles de seguridad, dado que avisa con tiempo y casi marca en las redes sus respuestas militares para evitar con ello las bajas masivas en el contrario -aunque previamente las pregone y amenace- una escalada desproporcionada del conflicto o la destrucción total de ambos.

La madrugada pasada, el mundo entero -tras unos días de máxima expectación y no menos especulación- ha sido testigo de la muchas veces anunciada reacción armada iraní contra el territorio israelí como consecuencia del ataque  de estos -el pasado día 1 de abril- a una sede iraní junto a su Embajada en Bagdad (Siria) en el que, entre las trece bajas ocasionadas, murió uno de los principales generales de la Guardia Revolucionaria Iraní, Mohamed Reza Zahed; considerado actualmente como el alto comandante y responsable de la Fuerza Quds en Siria y el Líbano. Fuerza que, desde hace años, constituye el brazo de operaciones en el exterior de la mencionada Guardia Revolucionaria. 

Represalia llevada a cabo porque según las declaraciones de la inteligencia israelí, el edificio bombardeado no era un consulado ni una embajada, sino un edificio anexo, de carácter militar camuflado y ocupado por de las fuerzas Quds en Damasco, con apariencia de edificio civil, pero en realidad era el lugar donde planeaban importantes operaciones contra Israel, llevadas a cabo por fuerzas afines a Irán desde Siria y el Líbano.

Pues bien, tal y como finalmente ha resultado, a pesar de ser una respuesta masiva iraní (unos 350 misiles, cohetes y drones), gracias a los constantes avisos suyos, a que no todos los artificios funcionaron adecuadamente y a los apoyos norteamericanos, franceses, jordanos y británicos, principalmente, los efectos logrados sobre el territorio y la población israelí son prácticamente nulos o de muy escasa entidad.  

Una incursión por vía aérea, con muchos prolegómenos y avisos y amenazas desmedidas que recuerda mucho, en el fondo y en la forma, a los sufridos sobre dos bases norteamericanas en territorio iraquí en 2020 en los que 17 misiles golpearon la base área de Ain Al Asad y otros 5 lo hicieron en el cuartel general de la coalición internacional en Erbil, en represalia del ataque estadounidense con un dron que, días antes, segó la vida del general iraní Qasem Soleimani, también de la Guardia Revolucionaria.

En definitiva, mientras Irán no posea un considerable armamento nuclear y siempre que los potenciales contrincantes sean muy importantes, cuenten con grandes apoyos y tengan armamento nuclear de importancia, todo apunta a que Irán no se atreverá ni a un ataque masivo o prolongado por su cuenta y ni siquiera a la toma de represalias continuadas sin previo aviso, aunque su país o miembros relevantes de sus fuerzas armadas sufran atentados e incluso, pierdan la vida.

Siempre buscará la forma para tratar de lavar su prestigio tanto nacional como internacionalmente y de contentar a su población con escaramuzas de este tipo, amenazas o salidas de orbita de máxima entidad, elevando el tono de las mismas, dificultando momentáneamente las relaciones internaciones y la cooperación con aquellos que le interese en cada momento y midiendo sus reacciones para que, sin lugar a dudas, acabe en un juego de resultado cero.

Los iraníes, sus dirigentes y la cúpula militar, son conscientes de sus limitaciones derivadas del aislamiento internacional en el que viven actualmente, lo que provocaría una reacción desmedida y también de las consecuencias para una muy frágil economía que depende de las exportaciones en un país en el que su juventud está muy descontenta, mayoritariamente metida en la droga y acostumbrada a la subvención para sobrevivir malamente.

Israel -que esta tarde reúne a los máximos responsables de su seguridad- a pesar de haber anunciado precipitadamente una represalia aunque sine die y sin cuantificar, también debe tener muy presente y no olvidarse -por sí mismo, o a través del sabio consejo de sus primos y valedores (EEUU, FRA, Jordania y UK)- de que una escalada en su respuesta a esta tibia reacción iraní, traería grandes y graves consecuencias económicas por la directa y desproporcionada subida de los precios del petróleo como reacción al conflicto acarreado; lo que entre otros factores conexos supondría un incalculable aumento de la inestabilidad en la economía y en las relaciones comerciales de todo tipo en el mundo entero y, en especial, en su entorno cercano; de que en el caso de tener que dedicarse a una guerra con mayúsculas contra Irán, supondría que ninguno de sus dos principales objetivos perseguidos con ahínco desde enero, la destrucción o derrota total de Hamás y la recuperación de todos los rehenes en manos de aquellos, deberían ser aparcados a otro momento más propicio con las consecuencias políticas que esto supone para el ya bastante maltrecho Netanyahu; ser consciente de que los citados primos y valedores no están en disposición favorable para crear y participar en un conflicto de mucha gravedad e intensidad; al igual que China empieza a hacer sus presiones particulares por la cercanía de sus intereses a la zona, que Putin, -el perejil de todas las salsas contemporáneas- está ya relamiéndose porque él ya está desplegado en la zona (principalmente en Siria) y cualquier conflicto de calado por la zona le daría pie a intervenir con todas sus consecuencias aunque no se lo pida nadie, y de que la situación política y económica de Israel por sí misma, no atraviesa momentos de mayor brillantez y tranquilidad, que digamos.

Tal y como vengo anunciando en muchos de mis últimos trabajos, el mundo está huérfano de próceres con peso específico y capacidad suficiente para marcar y mantener el rumbo necesario; la ONU es casi inexistente y totalmente ineficaz en manos del CSNU que, como siempre, pero ahora con mayor profusión, usa aquel jardín como una parcela particular donde jugar a la comba con seleccionados vecinos y para reírse del mundo entero; que EEUU está en proceso electoral entre dos longevos, caducos y nada ortodoxos personajes que son poco o nada fiables, ya que han demostrado ser capaces de decir y predicar una cosa y la contraria en el mismo día; que Europa ha perdido el Norte desde que El Reino Unido voluntariamente se sumió en el juego de perder su silla, Francia se dedica al aborto y a vender su armamento, Alemania e Italia a salvar algún mueble de sus maltrechas economías y España a vender puerta  a puerta crecepelos, palabras bonitas o recetas más que caducas, con un presidente que solo y exclusivamente, busca la permanencia en el “poder” al precio que sea, mientras todos en el Viejo Continente estamos a punto de cambiar muchas sillas tras las inminentes elecciones europeas, donde mucho me temo que se volverá a mantener y defender una política exterior y de defensa en manos de un señor que, por su edad y razonamientos, debería estar hace años llevando a sus nietos al colegio o de viaje familiar en un crucero.

Igualmente, la creciente OTAN, actualmente y tras mucho ruido y pocas nueces, solo es superior a la anterior en el número de sus aliados -aunque todos ellos de poca o nula entidad militar- y en el número de kilómetros de frontera común con Rusia lo que aumenta su vulnerabilidad. Sus capacidades reales son prácticamente las mismas que antaño (seguimos pregonando y pidiendo a casi todos desde 2014, unos gastos de defensa del 2 por ciento del PIB) y ahora empezamos a dudar sobre la conveniencia de restablecer el servicio militar obligatorio; medidas estas de poco calado porque, en definitiva y tal como se ha mencionado, los riesgos, las responsabilidades y las obligaciones aumentan al ser mayor el número de aliados que la forman, muchos son muy débiles militarmente y además, son muy susceptibles de ser atacados por su ubicación geográfica.

A todo esto, y no menos importante, hay que añadir que Putin, ese por el que nadie daba un duro estas navidades y ya le consideraban amortizado; en breve, ha demostrado no ser verdad tal afirmación y ha conseguido no solo eternizarse en su mandato, sino mejorar su capacidad militar al consumir pocos de sus arsenales más modernos, ha recuperado fácilmente parte del territorio perdido en la guerra, al mismo tiempo que testaba y mejoraba la potencia del armamento empleado en Ucrania o donde fuera menester, mientras que hemos conocido que las reservas europeas y norteamericanas, que venían alimentado la batalla en el bando contrario, empiezan a resistirse a ser entregadas tan alegremente gratis total, o se están acabando de verdad y no hay ya de donde sacar más.

Algún día se sabrá qué papel ha jugado realmente Turquía en este quilombo al ser un país amigo de ambos contrincantes y amante del doble juego, me imagino que su labor mediadora habrá sido de cierta relevancia, por lo que aumentará su intervención y peso en la arena internacional, al menos regionalmente. 

En definitiva, no está el horno para bollos, no se puede esperar nada de nadie, salvo buenos consejos y creo que sería más que conveniente que se den ambos países por pagados, sus ciudadanos contentos y que recen todos juntos a la “Virgencita” para que nos quedemos dónde y tal cual estamos, porque sería fatal una escalada de un conflicto de consecuencias nefastas incalculables y en el que totalmente doy por seguro, que habría más de un perdedor.