ESCAPISMO, MITOMANÍAS Y OTRAS CUALIDADES POCO HONROSAS


 

 

F. Javier Blasco, coronel (r)

5 de diciembre de 2025

 

El término escapismo, aunque se emplea con más frecuencia en el mundo del autismo, también tiene su pleno vigor y aplicación en otras situaciones de la vida y fundamentalmente en determinados personajes que, no siendo autistas aparentemente, en determinados casos, pueden mostrar ciertos rasgos comunes con dicha enfermedad. Y, concretamente, viene a suponer la tendencia a huir o alejarse sin previo aviso de situaciones que resulten complicadas, impulsada a su vez por dificultades de comunicación, un desequilibrado procesamiento sensorial o como el modo de evitar una situación desagradable.

Por otro lado, la mitomanía o mentira patológica, es un trastorno psicológico bastante más común de lo que se cree, que implica mentir compulsivamente, crear historias falsas, exagerar logros o distorsionar la realidad para obtener atención, apuntarse falsos o inexistentes tantos, evitar castigos o represalias o suplir inseguridades, incluso cuando no hay una razón clara para mentir, pudiendo llegar el propio individuo a creerse las propias invenciones y causar serios problemas relacionales colectivos y personales.

Cualidades estas inherentes y cada vez más desarrolladas en nuestro ínclito presidente del gobierno, quién las ha llegado a dominar tanto y de tal modo y manera, que hoy en día es incapaz de ejercer una actividad normal fuera de tales cánones o vicios de conducta.

Para completar el cóctel de deplorables cualidades a esto debemos añadir la cada vez mayor costumbre de mirar para otro lado, aunque el tema o el problema sea importante, le incumba o dé de lleno en su persona o en su entorno familiar o laboral muy cercano; las situaciones derivadas apego o necesidad de rodearse de pelotas y contempladores y su incapacidad para hacerlo con personas limpias y sanas de mente, que no le mientan o no se aprovechen de él y su ‘poder’ con o sin su plena conciencia y la poco ortodoxa tendencia a exagerar la paja en el ojo ajeno cuando en el propio mantiene una viga de enormes proporciones.

Estos vicios de conducta que suelen ir en aumento cuando no se auto impone remedio o nadie de su entorno le hace ver la realidad patente de su comportamiento, son muy típicos y consuetudinarios en los ególatras, sátrapas, déspotas y autócratas de todo pelaje y calaña.

Sus reacciones en los momentos graves, de ridículo patente o de peligro, alcanzan muchos decibelios sin importarles el lugar o el momento en que se producen, tal y como ocurrió en el famoso rifirrafe con SM el Rey durante la Dana, hace un año, tras su deshonrosa retirada de Paiporta ante una situación de protesta e indignación ciudadana tras haber perdido más de doscientos conciudadanos y él tenia mucha, si no la principal responsabilidad de que aquello se podría haber evitado, si se hubieran efectuado la necesarias y ya presupuestadas obras de canalización de los peligrosos acuíferos de la zona.  

Su tendencia a adoptar decisiones poco adecuadas para España y sus tradicionales políticas monotemáticas o regionales o a dar la nota y llevar la contraria al resto de los asistentes en la mayor parte de los encuentros multinacionales a los que acude, aunque él no tenga nada de enjundia que aportar, le están acarreando una situación de desprestigio nacional de importancia y a una total ruina de la poca reputación personal que le quedaba. No hay que irse muy lejanos en el tiempo para encontrar múltiples ejemplos de lo dicho, como los acuerdos de la OTAN para el gasto en armamento, la pasada reunión del clima (COP) contrariando a los principales productores de CO2, el enarbolar la bandera en favor de Palestina contra Israel y todas las acciones derivadas de aquello y por último dos hechos, ocurridos en un mismo día, ayer, y que, aunque no tienen conexión si tienen importancia o cierta transcendencia; la reunión bilateral con Marruecos, llevada a cabo con absoluto secretismo como es su modo habitual con el vecino norteafricano y la empecinada decisión de no asistir al festival de Eurovisión, que, a tenor de sus resultados tradicionalmente logrados, nunca ha sido un evento de relevancia o importancia real, siempre ha sido algo que ha movido el interés de los españoles.

Veremos si esta postura, contraria a participar en eventos en los que lo haga Israel, no será el origen y el efecto de que España, con él a la cabeza, quede descolgada de cualquier evento mundial como el futbol a las olimpiadas. Cosa que, por otro lado, ya empieza a suceder porque en el último año y, debido a sus empecinamientos y cabezonadas, España se ha visto cada vez más descolgada (no ha recibido invitación) de muchos foros de decisión importantes como son la mayoría de los referentes a Gaza o Ucrania y casi todos los capitaneados por EEUU.

Las cualidades personales de Sánchez le están llevando a acercar sus posturas y apoyos a determinados países de Centro y Sudamérica, cuyas políticas no son las más ortodoxas y muchas de ellas totalmente contrarias a lo que en occidente entendemos como una democracia plena.

Pero demás, las mitomanías -mencionadas al principio de este trabajo de análisis- le arrastran, y cada vez con más y mayor fuerza, a saltarse a la torera los cánones o preceptos democráticos por los que debe regirse un país integrado en la UE. Cómo no tiene mayorías suficientes y aseguradas en todo momento para aprobar las necesarias leyes, abusa descaradamente del Real Decreto para ‘gobernar’; tiene tomadas literalmente la mayor parte de las instituciones nacionales  a las que maneja a su antojo, y lo que es más grave, no ha sido capaz de aprobar en toda esta última legislatura -ya mediada- unos presupuestos nacionales de carácter anual, que además de ser preceptivos por la propia Constitución, son absolutamente necesarios para repartir las riquezas en función de los ingresos y las necesidades y tiene paralizadas leyes absolutamente necesarias por su urgencia y carácter social.

Pero lo que para mí, un hombre de armas, que ha dedicado mas de cuarenta años a la defensa real y del buen nombre de España dentro y fuera de ella, lo que me parece más abominable o deleznable es su ligereza, despreocupación y mala fe con la que día tras día negocia con los mayores y más execrables enemigos internos de ella para garantizarse la permanencia en un sillón en la Moncloa que le permita figurar y creerse que manda algo, cuando la dura y triste realidad es que él es solo un pelele capaz de ponerse en genuflexión ante ellos las veces que haga falta y que los que realmente mandan, son aquellos miserables con los que él pacta.