LA DESCOMPOSICIÓN



F. Javier Blasco, coronel (r)

18 de diciembre de 2023

 

Todos los cuerpos o entidades, con vida física o sin ella como los animales, los vegetales o los organismos colectivos de la índole que fueran, cuando por cualquier causa  pierden la vida o desparece la esencia de su existencia, comienzan un sucio e imparable proceso de descomposición y transformación en otro tipo de sustancias putrefactas de residuos fétidos hasta llegar a su degradación total y suelen quedar reducidos a polvo o en nada.

Pues bien, es precisamente en este proceso y en sus fases ultimas, en el que se encuentra España. Un país antiguo, pero con una joven democracia, aún en fase de asentamiento y desarrollo, con un gran futuro por delante, pero que ha tenido la mala suerte de caer en perversas y malvadas manos, en dos ocasiones, y en otra en, y no sé si es peor que las anteriores, en las de indolentes, vagos o timoratos, que faltos del arrojo y del valor necesario, no adoptaron las medidas precisas para que esa sucia deriva en la que ahora estamos inmersos, no hubiera tenido cabida jamás.

Un sucio, nunca bien explicado y a la par extraño atentado terrorista en Madrid en un frio mes de marzo a pocos días antes de celebrarse unas elecciones generales -cuyo ganador estaba más que cantado- unido a una pésima gestión gubernamental y a una serie de malévolos intereses propagandísticos y políticos por parte de los socialistas y de sus secuaces bien colocados y mantenidos en lugares estratégicos en los medios, la policía y la justicia -por desidia de los gobernantes, de turno- hizo que en cuestión de horas -tal y como viene ocurriendo con demasiada frecuencia en España- cambiaran las tornas y todo se volviera patas arriba, dándole el poder a un abducido visionario, que se hacía llamar ZP.

Un hombre sin formación de peso alguna, plagiador y heredero de las llamadas políticas “progresistas”, venidas de allende los mares de manos de los “gobernantes” de países otrora buenos amigos y hasta hermanos, que ya se encontraban en pleno proceso de descomposición interna y/o eran fructíferos herederos y aplicadores de las políticas comunistas más reaccionarias y abyectas que la humanidad jamás haya podido y tenido que soportar.

Alguien, que basaba sus ideas en romper con todo lo que nos mantenía unidos y en busca nuevas vías por donde discurrir ya que para ellos, el mundo político en el que vivíamos, por muy tierno e incipiente que fuera, era  ya parte del pasado, algo que había que superar, desterrar y hasta olvidar.

Un urdidor de cuentos chinos que basaba su política en la mentira permanente y pertinaz, que no admitía la situación real y que se pavoneaba por el mundo predicando unas bondades y felicidades de una Arcadia que no existía salvo en su imaginación y que iba derecha a la banca rota y a la intervención europea como más de un país de nuestro entorno que también jugaban con parecidos principios y que, ante la amenaza de tal palo, pronto tuvieron que cambiar.

ZP, hombre joven, bien parecido y mejor trajeado, era y sigue siendo, como una especie de peste que lo infecta todo, que se introduce en los cuerpos y mentes para ir propagando sus males y teorías allá donde toca o aparece, aunque sea a distancia.

De ese su malvado ejemplo y “virtudes", muchos ineptos y “don nadies” que le seguían a pies juntillas, tomaron nota de algo y de alguien al que emular; ya que el interfecto, saliendo de la nada, fácilmente hizo su carrera, engañó a todos con sus teorías y medio verdades pavimentando así un tortuoso pero certero camino, que en muy pocos años debería llegar a su meta final.

Cuando todo parecía perdido y en el mismo momento que se acababa la pólvora para alimentar los grandes e incesantes fastos y fuegos de artificio con los que nos solía regalar, parece que, a la gente con algo de seriedad o cordura mental, les volvió esta y con ello, España cambió radicalmente para volver a pedir que fuera el aburrido Barrabás el liberado de sus penas y males ya que, realmente él no había jugado un papel determinante en la debacle de los populares años atrás.

Así, elegimos y aclamamos -como si de un domingo de ramos se tratara- a un tal Mariano quien, a pesar de ser inteligente, con mucha y positiva experiencia y bien formado intelectualmente, se dejó obsesionar por recuperar la maltrecha economía y poco más.

Tal fue su obsesión por arreglar la economía, que dejó aparcadas -para más tarde o sine die- las reformas y derogaciones necesarias para corregir las incipientes y muy peligrosas felonías y los pasos andados por ZP hacia la descomposición de España y su degradación total.

Actitudes las de Mariano, que no gustaron ni a tiros ni a troyanos y además, él mismo, por su mala cabeza, exceso de confianza o falta de arrojo se dejó arrastrar por una deleznable, aunque legal, moción de censura a manos de un tal Pedro Sánchez, secretario general del PSOE; otro apuesto joven desfaenado y poco ducho en labores de Estado ni en mucho más, que acababa de superar una defenestración en un partido socialista en situación de putrefacta descomposición, en el que los puñales, las zancadillas, los odios y rencores eran más que evidentes y llenaban de pestilencia por sus cuatro costados.

Aquel hombrecillo, excelente discípulo de ZP, de buena planta y de risa o sonrisa fácil, burlesca y muy traicionera -portador de trajes muy ajustados, de colores poco agraciados y mal confeccionados- que había basado todo su escaso y nada brillante pasado en mentiras, traiciones, favores, amaños y plagios, finalmente, logró convencer a los atolondrados socialistas que quedaban en el PSOE porque no sabían dónde ir a pastar y, al mismo tiempo, embaucar a los enemigos de España para que le acompañasen en su ya mencionada, inicialmente increíble y más que improbable exitosa moción de censura.

Y fue precisamente gracias a ellos, el que saliera airoso de la misma, sobre la base, otra vez, de una gran mentira y una exageración, puesta, sin razón ni venir a cuento, por un comprado juez que se prestó a servir de base y guía para un cuento que fructificó tanto, y se envolvió tan adecuadamente, que aún se sigue arrastrando en nuestros días, a pesar de no ser cierta y haber pasado más de cinco años de aquello.     

El casi desconocido discípulo de ZP se aprestó a recuperar las doctrinas y predicamentos del maestro y, como suele ocurrir entre los malvados, pronto consiguió superarle y, en su macabra deriva -sin óbices ni cortapisas- le ha recuperado a su lado para la política nacional a pesar de que su pasado reciente era y es muy obscuro, enfangado y nada recomendable para alguien que tuvo, aunque no fuera nada creíble, una cierta talla y consideración nacional e internacional debido al cargo que ocupaba.

El brillante alumno ha utilizado todo tipo de argucias y mentiras con tal de mantener su trasero en el sillón de la Moncloa, no duda en mentir, en prometer no hacer algo y hacer lo contrario, aunque sea duro, increíble y arriesgado nada más consigue engañar al embobado o comprado público cuando le vota.

Si algo ve o huele que le beneficia o, simplemente, que aplaca los ánimos de los secuaces que le apoyan con sus sucios y manchados escaños y votos, no duda en cambiar las leyes o hacer otras ad hoc, por la vía de urgencia, sin escuchar a nadie y sin encomendarse más que al diablo o a los malvados y babosos adeptos que le rodean. 

Se siente intocable y por encima de Ley y de la Justicia; ataca; invade y conquista las instituciones para plagarlas de adeptos sin o con escasa formación quienes, sin rechistar y por agradecimiento, cambian su voto previo, si fuera negativo, para  con ello hacerle, al unísono, la ola y las mil reverencias como si de un verdadero y venerado autócrata se tratara.

Acaba ahora el periodo de seis meses de la presidencia rotatoria de la UE. Nunca en la historia de la Unión, alguien ostentando dicho cargo, ha hecho y dicho tantas frivolidades y obscenidades políticas de tamaño calibre. Se ha enemistado con todos y al mismo tiempo, su cuadrilla de fervientes servidores, disfrazados del cargo de ministro, no cesan de poner en boca de los dirigentes y estamentos políticos afirmaciones o sentencias que no son ciertas ni se aproximan a la verdad ni por asomo.

Está hundiendo y quemando las naves de nuestra frágil política y estela diplomática internacional. No consigue resultados tangibles y sus fracasos los presenta como aciertos y alabanzas en y desde el extranjero para que sean recogidos y aumentados como tales por toda una comprada parafernalia mediática que pone y amplifica el eco a todas sus “bondades” cuando, en realidad, son fracasos o estrepitosos ridículos, propios de un imberbe aprendiz de brujo.

España, por mucho que él, sus ministros y los coros de medios que le acompañan digan lo contrario, está en un auténtico periodo y espacio de descomposición porque ya no queda casi nada en pie o que sea respetado como la Ley, la separación de poderes, el poder judicial o la libertad e igualdad entre sus ciudadanos y territorios; desde el propio gobierno se ultraja a la monarquía; la economía se encuentra en la peor situación de su historia por la deuda y el déficit alcanzados; se oculta o disfraza el paro laboral muy a la baja; la educación está por los suelos en su peor posición histórica y ya no se respeta ni enseña e incluso se persigue el uso de la lengua de Cervantes, que tanta gloria y luces ha dado a nuestra historia.

Pero lo malo de todo esto, no es lo referido, que lo es. Lo asombrosamente increíble, es que, tras tantas promesas incumplidas, mentiras, traiciones y falsedades a nuestra historia, a las personas, a las víctimas del terrorismo y tras múltiples e ignominiosos pactos con lo más granado de los peores enemigos de España alcanzados solo por necesidad personal, hoy mismo parte de la prensa no del todo contaminada, presenta una encuesta de intención de voto de una seria empresa demoscópica, en la que claramente aparece que el PSOE de Sánchez, "el sanchismo", volvería a sacar el mismo número de escaños que en las pasadas elecciones generales.

Los españoles no es que sean engañados fácilmente por un activo y pertinaz, falso y mentiroso personaje; es que se dejan engañar a sabiendas de ello; le perdonan todo y les importa un pimiento lo que les ocurra a España y a sus habitantes en un futuro inmediato.

Señoras y señores, con su pan se lo coman. Disfruten de las vacaciones navideñas, gasten sin mesura, que luego ¡Dios dirá!. Aunque mucho me temo, que ese dios, al que tanto invocan, está cansado de escucharlos y advertirles de lo que se nos viene encima, por lo que un día, no muy lejano, se cabreará.