UNA RETIRADA A TIEMPO ES UNA VICTORIA

F. Javier Blasco, Coronel en la Reserva

16 de marzo de 2016

Mucho se habló y escribió cuando, de repente el pasado mes de septiembre, Putin anunció su decisión de intervenir militarmente en el conflicto sirio ante las Naciones Unidas. Ahora, igualmente y también de forma inesperada decide apartarse de dicho conflicto y ha ordenado el repliegue progresivo de sus fuerzas a territorio ruso aunque deja el suficiente apoyo logístico en Siria para volver a despegar, si fuera preciso.

La notica esta vez no ha causado el mismo revuelo que la anterior, la prensa le dedica unos pocos titulares; tan pocos que muchos ni siquiera se han enterado de esta noticia e incluso, hasta en clave interna las razones dadas en Rusia son vagas y de muy bajo caldo en comparación con el bombo y platillo con el que se comunicó la predisposición y la necesidad de intervenir en Siria. Nadie piensa que el conflicto está terminado para comenzar con determinados repliegues significativos. La tibieza de los acuerdos y la constante ruptura del alto el fuego así lo indican y, sin embargo, los rusos se van de Siria. ¿Cuáles pueden ser las razones de ello?

Desfile militar de bienvenida de las primeras tripulaciones rusas de regreso a casa

En primer lugar, siempre he mantenido que las capacidades bélicas rusas, salvo en material nuclear, no son comparables con las de EEUU o las de la OTAN; además, hoy en día su economía está bajo mínimos, por lo que un conflicto largo y costoso como este es una tarea de difícil mantenimiento tanto en tiempo como en el espacio.

Pero puede que hayan otra tipo de razones semi ocultas que les lleven también a ello como pueda ser que podría entenderse que el recuerdo de Afganistán para las fuerzas armadas rusas les haya llevado a pensar que no deben caer, de nuevo, en un conflicto largo en el que la victoria no está asegurada y se vean obligados a abandonarlo cuando su derrota e incapacidad para solventarlo llegue a ser aún más patente.

Entre estas razones también podría encontrarse que sus relaciones internas y reales con Al Assad no vayan por el camino que esperaban y quieran mostrarle claramente que sus apoyos no son inquebrantables, que verdaderamente es él el que está a su albur y, por ello debe ser más dócil de lo que lo ha sido hasta el momento.

Igualmente, no debemos olvidar que las relaciones con Turquía se han deteriorado mucho desde el pasado incidente que ocasionó el derribo de un cazabombardero ruso al atravesar levemente el espacio aéreo turco. Las amenazas respectivas han sido varias desde dicho momento y ello ha traído el deterioro de sus potenciales relaciones comerciales para el establecimiento de varios ductos sobre terreno o bajo las aguas territoriales turcas para asegurar su enlace con Europa y soslayar los eternos problemas que le acarrea hacerlo a través de Ucrania.

No es menos importante tener presente que Putin sabe perfectamente que la presión que ejerce el flujo de refugiados hacia Europa nos puede colapsar, como de hecho está ocurriendo. Los europeos estamos ante un impasse tremendo en el que las relaciones entre los miembros de la UE pueden estallar y dar al traste con los avances que con mucho esfuerzo e importantes cesiones logramos otorgarnos en los últimos años. Su intervención totalmente parcial en Siria en apoyo del régimen ha provocado el éxodo de varios cientos de miles de desplazados internos quienes se han convertido en refugiados que dirigen sus pasos hacia Europa. Por ello, podríamos afirmar que, uno de sus principales objetivos está logrado.

Finalmente, podemos asegurar que con estas actuaciones se ha ganado bastante prestigio interno y externo. Rusia ha ocupado un espacio vacío en las negociones y ha logrado sentar a Al Assad en las mismas, a pesar de la fuerte oposición internacional que había para ello. Putin puede pensar que por su papel negociador en este conflicto y por el propio apoyo a la causa internacional contra el autodenominado Estado Islámico se ha hecho merecedor de una rebaja en las exigencias europeas y una disminución de las presiones económicas y políticas que les atosigan en un momento.

Si analizamos los anteriores puntos con la suficiente capacidad crítica, vemos que no es mal momento para relegarse, aunque el conflicto no esté cerrado ni por asomo. Sale de la escena a tiempo para no verse involucrado más de lo que puede realizar o costearse y además, ahora aún está a tiempo de obtener buenos beneficios.

Puede que al ser consciente de sus limitaciones en mantener dos frentes abiertos al mismo tiempo (Siria y Ucrania), haya preferido replegar parte de sus efectivos para emplearlos donde más le convenga en un momento determinado.

Gran parte del PIB ruso proviene de la venta de sus hidrocarburos, la dilación en el tiempo de los precios a la baja y la apertura de la puerta de Irán al mercado libre de sanciones internacionales han provocado que su economía se resienta aún mucho más y debe alejarse de gastos importantes que no le acarrean muchos o inminentes beneficios.

Ha probado parte de su nuevo armamento en varias ocasiones con mucho más éxito de lo que esperaba; además, se ha granjeado otra vez la amistad con Irán al aparecer en escena en apoyo de su común amigo del alma en Siria. Apoyos que han sido pagados con creces con la compra de armamento sofisticado a la industria rusa y otro tipo de convenios para el establecimiento o mejora de centrales nucleares en suelo iraní.

Al haber favorecido la firma de los acuerdos nucleare iraníes están plenamente convencidos de que la Comunidad Internacional será mucho menos vigilante en sus relaciones con este país y aunque quedan ciertas restricciones en determinado tipo de armas y actuaciones comerciales, serán capaces de soslayarlas fácilmente.

Putin esperaba una mayor implicación de la UE o de la OTAN en el conflicto lo que podría acortar la duración del mismo, cosa que no se ha producido por lo que las posibilidades de una aplastante y rápida victoria militar están cada vez más lejanas o, simplemente, han desaparecido. Por otro lado, se ha y ha acostumbrado a él mismo y a los rusos a que las actuaciones militares llevadas a cabo bajo toda su egida hayan sido rotundas y claras victorias militares. Es fácil pensar que al menor atisbo de encontrase ante una derrota o extrema dilación del conflicto, por muy lejana que esta pueda ocurrir, le aterra por el efecto negativo que ello puede producir entre sus conciudadanos al ver que ya no son tan eficaces o que puedan llegar a revivir sus derrotas de Afganistán .

Sus actuaciones bélicas en apoyo de Al Assad han provocado sin duda algunos cientos de miles más de refugiados hacia Europa lo que ha aumentado las presiones de los refugiados sobre los miembros de la UE, justo en el momento en que ahora nos encontremos. Un callejón de muy difícil salida, no solo en estos momentos, sino incluso, en un horizonte cercano. Ahora es tiempo de levantar la mano y procurar esconderla para evitar que se les llegue a acusar de ser ellos los verdaderos culpables del aumento de nuestros problemas en dicho tema.

La segunda derivada de los refugiados en Europa ha sido el claro incremento de los movimientos y partidos populistas de ambos extremos tanto en favor como en contra de la acogida de aquellos. La aparición e incremento de los movimientos xenófobos y populistas de dudosa financiación pueden haber sido favorecida directa o indirectamente por Rusia, porque esta nueva situación de inestabilidad política a la que se enfrentan muchos de los países europeos y la propia Unión en su conjunto les es muy favorable a la hora de negociar o para evitar que una UE fuerte les haga frente a sus aspiraciones o intenciones de expansión. A Rusia le interesa que estemos en tensión, que no seamos pétreos ni que estemos férreamente unidos para poder oponeros a sus pretensiones.

Sus relaciones con Turquía deben mejorar antes de que este país pueda integrase en la UE como pretende. Necesita tener un trato preferente con él y trazar sus ductos con tiempo suficiente para no tener que acogerse o sufrir normativas o regulaciones europeas que le dificulten o encarezcan su ejecución.

La defensa a ultranza de Al Assad solo puede acarrearles conflictos en el futuro con aquellos con los que quiere seguir negociando en la arena internacional, por lo que puede que hayan comprendido que no es un buen camino o simplemente, que entiendan que el protagonismo y afán de supervivencia del mismo sean tan grandes que les sea imposible seguir apoyándole como hasta ahora lo han hecho. Otra posible causa de su postura puede encontrarse en que Al Assad se muestre cada vez más lejano de los planes rusos y Putin considere necesario darle un toque de atención con la simple amenaza de dejarle sin apoyos.

En cualquier caso, dejar una puerta abierta al retorno si fuera preciso y no poner fecha tope para el repliegue, siempre es positivo para mantener las espadas en alto y no cerrar del todo las aspiraciones propias, las esperanzas del apoyado y no dejar el espacio y la vía libre para aquellos que se sentían incomodos con su presencia.

Putin ha demostrado que maneja los tiempos y la sorpresa a su capricho y que su Estado Mayor está capacitado para actuar rápidamente, pilló desprevenida a la Comunidad Internacional cuando entró y de nuevo ha vuelto a hacerlo en su no programada retirada. Nadie ha sospechado ni imaginado ninguna de las dos actuaciones, lo que no es nada bueno para la OTAN porque demuestra una vez más la incapacidad de detección de sus sistemas de inteligencia.

Hay un refrán español, del que no se conoce su origen exacto, como viene siendo habitual, que dice “Más vale una retirada a tiempo que una batalla perdida”. Sin embargo, hay una frase que ha pasado a posteridad y es mucho más conocida que dicho refrán; me refiero a una cita de Napoleón Bonaparte pronunciada durante su campaña en Rusia: “Una retirada a tiempo es una victoria”. Ambas frases vienen a significar lo mismo aunque me inclino a pensar que la de Napoleón tiene un sentido más amplio; razón por la que la he elegido para titular este trabajo.