Lengua Castellana
Semana 10 del 2 al 5 de noviembre
LENGUAJE ENTRE TEXTOS
Saberes
● Información explícita e implícita en los textos
Momento I
Lee atentamente y luego responde as preguntas en tu cuaderno
Heidi (Fragmento capítulo V, “Visitas inesperadas”) de Johanna Spyri
La niña iba a cumplir pronto nueve años. Su abuelo le había enseñado toda clase de cosas útiles: sabía cuidar las cabras tan bien como cualquiera, y Blanquita y Diana la seguían por todas partes como perritos, balando de alegría cuando oían su voz. (…)
Una hermosa mañana de marzo (…), al franquear de nuevo el umbral de la puerta, la niña se halló de pronto frente a un anciano señor que iba vestido de negro y que la miraba con mucha seriedad.
Aquel señor era nada menos que el viejo sacerdote de Dörffi, que conocía al abuelo de Heidi desde hacía muchísimo tiempo. El sacerdote entró resuelto en la cabaña, fue en directo hacia el viejo abuelo y le dijo cordialmente:
–Buenos días, amigo.
El abuelo, muy sorprendido, levantó la cabeza, que tenía inclinada sobre su labor, y se puso en pie diciendo:
–Buenos días, señor cura. Haga el favor de tomar asiento, si es que no desdeña un taburete de madera –añadió ofreciéndoselo al visitante.
–He venido para hablarle –continuó el visitante–. Me parece que debe adivinar lo que me trae aquí. Espero que lleguemos a entendernos fácilmente si quiere decirme cuáles son sus intenciones respecto a...
El sacerdote enmudeció y miró de soslayo a Heidi.
–Heidi, vete un ratito a ver las cabras –dijo el abuelo–. Llévales un poco de sal si quieres, y quédate allí hasta que yo vaya.
Heidi desapareció rápidamente.
–Esa niña hubiera debido ir al colegio hace un año –continuó el cura–. El maestro se lo ha advertido a usted repetidas veces, pero jamás se ha dignado contestar.
¿Cuáles son sus intenciones acerca de esa niña, querido amigo?
–Tengo la intención de no enviarla a la escuela.
Ante una afirmación tan categórica, el sacerdote contempló asombrado al viejo. Este permanecía con los brazos cruzados y aspecto desafiante.
–¿Qué piensa, pues, hacer con la niña? –preguntó por fin el sacerdote.
–Nada. Heidi crece y se desarrolla en compañía de las cabras y de las aves, se encuentra muy bien entre ellas. Nada malo puede aprender en esa compañía.
–Pero, señor, la niña no es una cabra ni un ave; es un ser humano. En esa sociedad, no aprenderá nada en absoluto. El próximo invierno tendrá que enviarla usted a la escuela todos los días.
¿Acaso cree que no hay medios para hacerle entrar en razón?
–exclamó el siervo de Dios, que comenzaba a perder la paciencia.
–¿Ah, sí? –exclamó el viejo y en su voz se notó también cierta agitación–. ¿De modo que usted,
señor, cree que debo permitir que una niña tan delicada como mi nieta recorra durante el invierno un camino de dos horas todos los días sin preocuparme del tiempo crudo que pueda hacer, y que por la noche esté obligada a la misma caminata, montaña arriba a despecho del viento, de la nieve y del hielo, cuando nosotros los hombres hechos y derechos, apenas nos atrevemos a hacerlo?
Estoy dispuesto a acudir a los tribunales y entonces veremos si pueden obligarme a que haga lo que no quiero hacer.
–Tiene usted muchísima razón, amigo –repuso el cura en tono conciliador–. Es evidente que no puede usted enviar a la niña a la escuela viviendo aquí arriba. Veo que la quiere usted mucho; haga, pues, por amor a ella lo que hace tiempo hubiera debido hacer; baje al pueblo y viva otra vez entre sus semejantes.
Después de leer, responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:
1. ¿Cuál es el tema que genera conflicto entre el abuelo y el cura?
2. ¿Cuál es el argumento del abuelo para defender su postura?
3. ¿Cuál es el argumento del cura para defender su postura?
4. ¿Qué opinas sobre la actitud del abuelo? ¿Por qué?
5. Escribe 3 razones por las que tú crees que Heidi debería ir a la escuela.
6. ¿Crees que al abuelo le gusta vivir en el pueblo o en la montaña? ¿Por qué?
7. ¿Por qué crees que Heidi vive con su abuelo y no con sus padres? escribe lo que piensas.
Momento II
Lee atentamente
Dialogar para vivir mejor
Recordemos el refrán popular que dice “Hablando se entiende la gente”.
El diálogo es un recurso que facilita la comunicación entre las personas, por lo tanto, permite que en una conversación podamos intercambiar ideas, información, pensamientos, sentimientos y deseos.
Históricamente, el diálogo ha sido el protagonista principal en famosas situaciones como declaraciones de amor, célebres discursos de entendimiento entre los pueblos, declaraciones de paz y resolución de conflictos entre grupos. Además, el diálogo es una actividad central en otras situaciones más simples y cotidianas que se observan en las familias, parejas y otros grupos de personas que interactúan en la vida diaria.
Sin embargo, para que el diálogo sea eficiente debe desarrollarse en el marco de algunos criterios que lo orienten para apoyar la convivencia humana, como por ejemplo: la flexibilidad, apertura y escucha en los planteamientos; el trato amable, educado y respetuoso; la sinceridad y honestidad; que las ideas y palabras sean la expresión de la verdad; que la confrontación sea con las ideas y no con las personas.
Así lograremos un diálogo enriquecedor que nos permita convivir de mejor manera.
expliquen con sus palabras cada uno de los criterios para un buen diálogo y piensen en ejemplos.
1. Escribe tus conclusiones en el cuadro.
2. Lee las siguientes intervenciones de los personajes de “Heidi” y marca con una X si corresponden a actitudes positivas o negativas para un buen diálogo.
3. A tu juicio, ¿Cuál de los dos personajes muestra una actitud más positiva para dialogar? El abuelo ____ el cura _____ ¿Por qué?
4. Imagina y escribe en tu cuaderno cómo termina el diálogo entre el sacerdote y el abuelo de Heidi. ¿Logran llegar a acuerdo? ¿Cómo?
5. Analiza cómo dialogan tus compañeros y compañeras en el aula ¿Qué actitudes negativas observas? Si estás estudiando en casa haz el análisis con los miembros de tu familia.
6. Escribe un listado de actitudes positivas que debiera considerar tu grupo de estudio o familia para lograr un buen diálogo.
Momento III
El poder de las palabras y su impacto en el cerebro
Tanto las expresiones negativas como las positivas generan una reacción en el cuerpo.
Muchos científicos han estudiado el poder de las palabras y su impacto en el cerebro, en la salud y el bienestar. Toda expresión hablada, sea positiva o negativa, produce una descarga emocional desde el cerebro.
Una palabra negativa o insultante activa la amígdala, estructura del cerebro vinculada a las alertas, y genera una sensación de malestar, ansiedad o ira. Y es ahí cuando la persona tiene dos posibilidades: responder de una manera similar (incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón.
Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio derecho del cerebro, que es el de las emociones. Por lo tanto, van a generar placer, sorpresa y alegría.
Responde las siguientes preguntas en tu cuadernos.
1. Según el texto, ¿Cómo impactan las palabras en las emociones de las personas?
2. ¿Qué significa responder a palabras negativas acudiendo a la razón? Discútelo con tus compañeros(as), piensa en algunos ejemplos cotidianos y escríbelos.
3. ¿Qué tipo de emociones es importante generar cuando dialogamos para resolver un conflicto?
4. Relaciona el artículo con el fragmento de Heidi. ¿Qué emociones crees que sentía el abuelo con las palabras del cura?
5. ¿Cuál habría sido una buena estrategia del cura para convencer al abuelo?
6. Si ves a un compañero (a) muy triste porque sacó una mala nota en la escuela, ¿Qué le dirías?
7. ¿Cómo crees que será el impacto de lo que le dices en su cerebro?
8. ¿Cómo te sientes cuando alguien te dice que eres muy inteligente, lindo (@), capaz de hacer algo o te felicita por lo que haces bien?
9. ¿Cómo te sentirías si alguien te dice las siguientes frases?
-Eres muy feo (a).
-Lo haces todo mal.
-Nunca vas a aprender.
10. Escribe 10 frases positivas o estimulantes que nos ayudan a confiar en nosotros mismos y ser más seguros.
¡¡¡Felicitaciones!!!
¡Lo has hecho muy bien!
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