La mafia del fútbol

5 de agosto de 2015

Pasada ya la tormenta, definitivamente terrible la actuación de la Selección Colombia en la pasada Copa América. A la vergüenza de haber anotado un solo gol hay que añadirle el horror de perder con Venezuela, el equipo del fútbol más feo que puede haber, así ya no se lleven las goleadas de antaño; en realidad nunca aprendieron el oficio.

Qué esquiva ha sido la Copa América para Colombia. Desde aquella fulgurante actuación de la edición 1987, en realidad no ha habido una buena participación en ese importante torneo, ni siquiera cuando se ganó el de 2001, una copa como de mentirita.

Pero más allá del resultado, lo interesante es que la mano negra sigue dirigiendo los hilos del fútbol: a pocos días de haber iniciado el torneo, vi en Fox Sports o en ESPN a un periodista argentino decir que todo estaba listo para que la final fuese Chile-Argentina…

Por eso, ya cuando uno ve fútbol no se sabe si eso está arreglado o qué. Hace años le perdí interés a ese deporte, del cual alguna vez fui ferviente seguidor. Hoy solo les presto algo de atención a los Mundiales y a la Selección Colombia; antes seguía con especial interés también la Copa Libertadores de América y los torneos suramericanos juveniles. Bien idos están ya aquellos tiempos de la Selección de Maturana, y del América y Nacional en la Copa Libertadores, aunque con la plata del narcotráfico, hay que decirlo.

Ahora bien, el destape, unas semanas antes, del escándalo de la FIFA no hizo sino darme la razón cuando con motivo del robo a mano armada de que fue víctima la Selección Colombia en su partido definitivo contra Brasil en el Mundial 2014, expresé que la FIFA era una mafia, véalo aquí: Esa mafia llamada FIFA.

Aunque otorgar las sedes de los Mundiales a países poco futboleros pero con el poder económico para organizarlos está mal, en realidad es lo menos malo, termina siendo algo inocuo. Lo realmente condenable son los arreglos debajo de la mesa.

Sin embargo, tampoco se puede ocultar que a veces se montan espectáculos deplorables a costillas de la mala fama del fútbol, por ejemplo, no estoy de acuerdo con el escándalo que estalló en torno al partido entre México y Panamá: ambos fueron penaltis. La reacción de los panameños fue exagerada, antideportiva y antiprofesional.

La selección panameña viene en ascenso desde hace varios años, y la dirección de un técnico triplemente mundialista les augura su primera presencia en un Mundial. Pero deben aprender a manejar los partidos, especialmente al final, pues siempre empiezan ganando y terminan empatando o perdiendo en los últimos minutos, por ejemplo, el desastre de la eliminatoria pasada en el partido definitivo contra EE.UU. y todos los juegos de esta última Copa de Oro. Eso le ocurría frecuentemente a la Selección Colombia cuando estaba empezando a figurar en el plano internacional, tanto, que hizo carrera la frase “siempre nos queda faltando el centavo para el peso”. Afortunadamente, la selección colombiana ya superó esa tara, como esperamos que lo haga pronto la panameña.