Apuntes mirmidónicos LXII


27 de enero de 2021


I

Hay quienes se afligen profundamente cuando muere un amigo o alguien conocido, otros se sumen en depresión cuando fallece un familiar. Yo, que me he pasado toda la vida leyendo biografías, estoy acostumbrado a ver la muerte como componente natural de la vida; la fecha de la muerte de alguien es un dato más, absolutamente imprescindible, de su biografía. En la década 2020-2029 veremos muchos muertos más, quizá uno mismo estará muerto en este decenio, así que preparémonos.


II

Valiente manía tienen ciertos presidentes y otras figuras públicas: mencionar al cónyuge por su primer nombre en sus intervenciones cada vez que pueden. En la muerte de Juan Pablo II, George W. Bush dio una breve declaración acompañado de su esposa (quien no profirió palabra), y empezó así: “Laura and I join people across the Earth in mourning the passing of Pope John Paul II...”. Horacio Serpa sublimó a su Rosita como cualquier Don Quijote a su Dulcinea. De Obama y su Michelle, mejor ni hablemos. Pero fue Andrés Pastrana quien llevó esa payasada al límite de la ridiculez y aún más bajo: tenía una compulsión incontrolable, de patología indudablemente morbosa, por exhibirse en los medios de comunicación, especialmente en televisión, haciendo responsables a Nohra, los niños y yo hasta de determinadas decisiones presidenciales… Como si a uno le debiera quedar claro que Laura, María Juliana, Michelle, Luis Antonio, Rosita, Néstor o Nohra están de acuerdo con las decisiones y opiniones de sus maridos o esposas, más aún, como si a uno le importara un pepino cuán saludable está su relación, que eso quieren arteramente proyectar. Seguramente algún genio de las relaciones públicas se inventó esa figurita en Estados Unidos para que el personaje se proyecte como un ser familiar, profundamente humano, emocionalmente estable o incluso sólido, que como todo gran hombre (o mujer) tiene tras de sí a una gran mujer (u hombre), que es psicológicamente cercano a la gente corriente, el gran público, esa gran masa tan fácil de impresionar como de engañar. Y naturalmente, la modita rápidamente se instaló entre la fauna nacional, que ni corta ni perezosa copia en un dos por tres cuanta teoría inventan en Estados Unidos, por más ridícula que sea. Probablemente por esa misma razón, todos los presidentes de EE.UU. se hacen a uno o varios perros y se hacen retratar con ellos y el resto de la familia en tierna estampa hogareña que procuran divulgar profusamente en los medios de comunicación, que dichosos la amplifican haciendo las delicias del gran público. Ya lo dijo George Moore: “Ser sensiblero es tener éxito”.


III

De carambola se dio en 2020 la primera presentación colombiana en la Serie del Caribe: el equipo Vaqueros de Montería reemplazó en calidad de invitado al representante de Cuba, que no asistió a San Juan, Puerto Rico, por problemas de visa, ya que Puerto Rico es estado libre asociado de Estados Unidos. (Por cierto, es estado de EE.UU., pero libre o sea, no es estado de EE.UU.— aunque asociado —¿en qué quedamos? En pocas palabras, Puerto Rico no es ni chicha ni limoná). Y después de décadas de insistir para participar, la actuación de la novena colombiana no pudo ser más desastrosa: perdió los cuatro partidos que disputó. Veremos cómo les va a los Caimanes, campeones de la temporada 2020-21, en la Serie de Mazatlán, México, que empieza el domingo 31 de enero.


IV

Nunca he entendido por qué locutores, presentadores, etcétera, no tienen el cuidado de practicar la pronunciación medianamente decente de nombres, frases y palabras comunes en lenguas extranjeras antes de mencionarlos en sus transmisiones. Hoy los comunicadores no tienen excusa para hacer el ridículo ante miles de oyentes y televidentes, pues múltiples sitios web ofrecen la pronunciación de cualquier palabra por hablantes nativos en todos los idiomas imaginables. Periodistas tan connotados y con tanta audiencia como Jorge Cura insultan diariamente a sus escuchas y televidentes con su pronunciación atroz del inglés, para no mencionar lenguas no tan habituales.


V

Qué tema. Es la nueva manía del idioma español. El tema. Está por doquier, presente especialmente en la lengua hablada, aunque también en la escrita, en cantidades suficientes para marear a alguien. Veamos:


Sigue en estado en delicado, mostró una leve mejoría en el tema renal y creo que son partes esperanzadores y positivos”.

https://elpilon.com.co/jorge-onate-sigue-en-uci-pero-mostrando-una-leve-mejoria/


“Indicó que el tema de la abogada que renunció en Santa Marta a su trabajo y se congregó en Barranquilla en la comunidad cristiana...”

https://zonacero.com/generales/en-la-casa-del-pastor-gabriel-ferrer-todo-es-normal-y-nadie-esta-en-contra-de-su-voluntad



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